Analizamos Planet Rix-13, la prometedora aventura de supervivencia espacial con aspecto gráfico Pixel art y un desarrollo inspirado en la época 8 bits.
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Juegos independientes, para algunos un soplo de aire fresco a la industria, para otros una burbuja sobredimensionada en la que abundan títulos de calidad cuestionable. En cierto modo Xbox Live Arcade, el programa de juegos digitales estrenado en Xbox 360, se convirtió en uno de los mayores catalizadores a la hora de dar a conocer prometedores proyectos hace ya más de una década. En nuestra memoria (y algunos todavía presentes gracias a la retrocompatibilidad) aún recordamos grandes joyas conviviendo con juegos ‘triple A’ de mastodóntico presupuesto. El genial diseño de niveles de Fez, la conmovedora narrativa “silenciosa” de Limbo o esa diversión cooperativa de Castle Crashers que parecía enviar al jugador directo a un salón recreativo de los años 90.
Desde entonces una verdadera cascada de títulos llegan mensualmente gracias al programa Id@Xbox, una avalancha en la que los gráficos pixelados y novedosas propuestas que no cabrían dentro de las títulos más ¨comerciales¨, tientan al jugador. Planet Rix-13, del estudio ruso 9 eyes game studio, ofrece un apetecible coctel inicial: gráficos pixel-art, ambientación espacial y una aventura que presume de poner al jugador en un planeta inhóspito, retándole a encontrar la forma de salir de él. No han sido pocos los juegos que han usado una trama basada en la supervivencia espacial con cierto éxito, como el sorprendente Lifeless Planet desarrollado por Stage2studios o la masiva propuesta de No Man´s sky, así que veamos que novedades propone Planet Rix-13.
Un accidente en un planeta desconocido y un “salvado por los pelos” explicado en una escueta caja de texto color chillón es el principio de la aventura. Debes arreglártelas para seguir vivo y de paso, averiguar la razón de que los laboratorios y demás instalaciones se encuentran deshabitados. Nuestros primeros pasos son lógicos: curar nuestras heridas, tratar de restablecer la energía y acceder al servidor. Prometedor, pero la sensación de lucha por la supervivencia y búsqueda de pistas pronto pasa a convertirse en un tedioso deambular por los escenarios. Todo el juego sigue un idéntico patrón de desarrollo: el escenario A necesita un ítem para continuar, debes ir a B que a su vez te manda a la localización C hasta encontrar el objeto buscado. Una vez que avanzas en la trama, necesitaras algo de B que, casualmente, se encuentra esperando en el paraje D.
La prometida lucha por la supervivencia se convierte en un insulso viaje por escenarios vacíos, estancias planas y lugares sin apenas interactividad. Encontrar claves que esperan escritas en un oportuno papel del laboratorio vecino, viajes automáticos entre los parajes y una narrativa tan torpe como raquítica, acaba por arruinar la experiencia a los pocos minutos. Al menos y quién sabe si a modo de disculpa por parte de los desarrolladores, la breve duración del programa está regada por un continuo goteo de logros. Es posible sacarse los 1000G en un par de horas, compensando al menos lo tedioso del desarrollo e invitando a continuar a los que gusten de aumentar sus marcadores a pasos agigantados.
Apartado técnico
Pixel art con colores apagados muestran un aspecto que, si no fuese por el tamaño de los sprites y algún solitario efecto de transparencia, bien podría pasar por el un programa de un ordenador de 8 bits de los años ochenta. Todo esto podría entenderse con cierto encanto ¨añejo¨, pero cuanto más nos adentramos en el programa, más nos topamos con una indiscutible sensación de dejadez que obliga al jugador a pasar por alto demasiados inconvenientes y realizar demasiadas concesiones.
Escenarios que se repiten hasta la saciedad, movimientos robóticos y reutilización masiva de elementos son pequeños detalles que en pleno 2019 suena de otra época, aunque se podrían pasar por alto si el juego ofreciese algún otro apartado brillante como compensación. Detalles como ver al personaje que sigue realizando la animación de avanzar cuando ya está pegado a una pared, muestran una falta de cuidado por el producto alarmante y que nada tienen que ver con la estética retro. Quizá la parte más llamativa y que más ejemplifica este aspecto, la observamos cuando se precisa una animación diferente a la de caminar, como podría ser retirar unos obstáculos del camino. En este caso, en vez de haber un movimiento específico para esta acción, por parco que fuese, el juego hace un fundido en negro para reaparecer con el obstáculo ya despejado.
Apenas podemos decir nada del apartado sonoro, ya que no escuchamos música alguna durante el juego y los efectos de sonido se reducen a unos cuantos ¨bips¨ al interactuar con algún elemento del escenario, los pasos de nuestro personaje y poco más. Podríamos llegar a entender que el silencio refuerza la sensación de soledad e incluso que la ausencia de sonido contribuye a reforzar al look retro del título, pero esta cuestión acaba siendo indefendible viendo la dejadez en cada apartado del programa. Por lo demás, los escasos efectos de sonido suenan con poca calidad y se sienten como una oportunidad perdida a la hora de dar un toque siniestro y opresivo, cualidades que hubiese ayudado a redondear la ambientación del título.
Puede parecer un juicio excesivamente duro y obviamente tenemos en cuenta que es un juego de bajísimo presupuesto, pero no deja de ser menos cierto que existen juegos similares hechos por aficionado que muestran un mayor respeto por el jugador y atención en el detalle que Planet Rix-13.
Jugabilidad
Recorrer escenarios planos con un diseño absolutamente lineal, interactuar con objetos pulsando un botón y resolver retos que son obvios hasta para alguien que haya tenido un nulo contacto con los videojuegos, es el núcleo de la experiencia. Nuestro deambular se limita a acceder a los ordenadores de los complejos abandonados, descubrir nuevas zonas y recoger ítems que puedan desbloquear opciones que antes permanecían bloqueadas. Sin apenas dificultad, no más que recordar en que parte del escenario estaba aquella habitación que precisaba de una batería de energía o ir adónde se pueda usar la llave de color azul.
No hay ninguna clase de acción (entiéndase este término por disparos o enfrentamiento), algo que no debería ser un problema si la exploración o los retos supliesen esta parte. Apenas hay posibilidades de gestionar el inventario como tampoco cumplen los escasos puzles que presenta el juego, reutilizando desafíos ya vistos en decenas y decenas de títulos a lo largo de los años.
Duración
Planet Rix-13 se puede terminar en un par de horas en su primera partida y en poco más de quince minutos en una segunda. Tan corta duración no debería ser un factor negativo per se, si la experiencia fuese llevadera y tuviese un final que dejase un sabor agradable en la boca del jugador. Por desgracia no encontramos ni una cosa ni la otra, ya que todo lo que nos propone la aventura es insulso y carente de cualquier dificultad.
Conclusión
Tanto como homenaje al género como juego en sí mismo, Planet Rix-13 es un fracaso se mire por donde se mire. No hay narrativa, no hay apenas puzles, ni desafío, ni mimo por el aspecto artístico y lo peor de todo: no hay nada que merezca ser recordado una vez se termina. Puede que los cazalogros agradezcan un juego fácil en el que puedan sacar 1000 G para su marcador en una tarde, pero esa no debería ser la finalidad de un videojuego.
Somos conscientes de que, a la hora de analizar un videojuego, no se puede valorar un juego de 4,95 euros que una gran producción de 69, al igual que no se puede poner en la misma balanza a un vehículo utilitario que a un superdeportivo. Pero la realidad es que, incluso con esa perspectiva, Planet Rix-13 siempre queda por debajo del mínimo admisible. Es una pena, porque durante sus primeros minutos promete algo más, algo que, al menos, se podría haber calificado como videojuego.
*Gracias a Sometimes You por habernos proporcionado el material para la review.
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Apartado técnico25/100
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Jugabilidad30/100
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Duración20/100
Lo bueno
- 1000 puntos de logro fáciles.
- Los primeros minutos son prometedores.
Lo malo
- Raquítico y desaprovechado en cualquier apartado.
- Muy corto.
- La versión probada está sin traducir.