Pixel Piracy es un simulador de piratas en dos dimensiones que va directo al grano, porque para ser pirata no hacen falta demasiados argumentos ni una dramática historia que marque las motivaciones del personaje. Solo hay que tener ganas de navegar y asaltar barcos para hacerte con el mayor botín...
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¡Ay, las modas! Esas caprichosas tendencias que zarandean el mercado y a los consumidores hacia productos concretos, géneros determinados, estéticas, colores, tecnología, aspectos y un largo etcétera. Pues bien, Pixel Piracy unifica en su código muchas tendencias que se dejan ver en diversas vertientes del ocio actual. El género de piratas, por ejemplo, lo revivió hace unos años la película Piratas del Caribe. Por otro lado, esa estética de 8 bits que luce bebe directamente de juegos como Terraria o Minecraft. También están bastante en boga las mecánicas de creación y gestión de recursos, como siempre han sido comerciales los títulos de rol y simuladores.
Mezclamos todo esto, lo aderezamos con unas gotas de ron de la polvorienta barrica de la bodega de a bordo y, como resultado obtenemos Pixel Piracy, un juego que lleva a sus espaldas un reconocido éxito en los convulsos mares de Steam, de donde ha levado anclas para embarcarse al asalto del bazar de Xbox Live. Como simulador 2 D de piratas, puede ser una buena propuesta para hacer más amena la espera del ansiado Sea of Thieves. Y fijaos hasta que punto los directivos del proyecto se tomaron en serio esto de los piratas, que cuando se lanzó el juego en 2013 para PC, Alexander Poysky, el productor, pirateó el juego, lo que le acabó dando una repercusión publicitaria importante en la prensa especializada, que seguro que acabó repercutiendo, en cierta medida, en su éxito de ventas.
¡Acercaos a la tabla, grumetes! Xbox One tiene un nuevo polizón que va a ser juzgado y nuestra misión es evaluarlo para decidir si se une a la tripulación o le hacemos saltar por la borda. ¡Arrrr!
Apartado Técnico
¡Pixels, pixels every where! Con esta simple expresión se podría resumir su apartado visual. Como homenaje a la era de los 8 bits, se puede decir a bombo y platillo que lo han clavado. Para ser un juego descargable derrocha una simpatía notable. El estudio desarrollador consigue crear un simpático entorno caribeño repleto de islas, de piratas pendencieros, de indígenas y de la fauna y flora típica de estos lares con solo un puñado de píxeles. Cabe destacar que la brillante paleta de colores, que se ha utilizado para ilustrar todos los escenarios y elementos del juego, le confieren una viveza que refuerza aún más ese acabado desenfadado que le sienta tan bien.
Sin embargo, cierto es que esto de utilizar consolas de última generación para mover juegos que bien podrían pasar por novedades de hace veinticinco años, comienza a resultar un tanto sospechoso y preocupante. En el lado negativo de la balanza está el perfilado de los personajes, que parece distinto o difuminado respecto al resto de elementos, así como el ángulo de visión, demasiado alejado, provoca que no se distingan bien a los personajes y los diferentes objetos. Algunos de los efectos, como los reflejos del agua, están muy bien conseguidos.
En el apartado sonoro las melodías y los efectos van de la mano con la estética retro del juego, con lo que se ha conseguido un producto sólido de principio a fin, dentro de la propia simpleza que alberga en su código. Y menos mal que esto es así, ya que con la poca carga gráfica y sonora que tiene, si el juego no respondiese correctamente o se produjesen defectos técnicos a nivel de rendimiento sería de juzgado de guardia.
Por último, de nuevo tenemos que redundar en el tema de la localización, y en este caso de manera positiva, ya que el juego está traducido íntegramente al español, lo que facilita enormemente la gestión de recursos desde los menús de edición de personajes, del inventario y de mantenimiento y edición de nuestra embarcación. Las chillonas vocecillas de los personajes están en inglés, pero no es algo que interfiera en el disfrute del juego. Lo que sí hay que valorar es que de no haber venido con los textos localizados a nuestro idioma, habría requerido un gran esfuerzo para los usuarios que desgraciadamente no somos bilingues, sobre todo si tenemos en cuenta que se trata de un juego con muchas posibilidades de gestión en los menús y que tiene una curva de aprendizaje poco amigable.
Jugabilidad
Retomando la última frase del anterior apartado, tenemos que destacar que los usuarios experimentados en este tipo de juegos no tendrán mayor problema para adaptarse, aunque muchos de ellos pueden verse decepcionados por una experiencia jugable demasiado simple y sin demasiada profundidad, en la que las mecánicas de juego son reiterativas hasta exasperar al fan más acérrimo de este género. En cuanto a los neófitos se agobiarán en la primera hora de juego, ante una curva de aprendizaje irregular y en ocasiones desconcertante por no tener una guía o tutorial más extenso, y coincidirán con los jugones pro en cuanto a que Pixel Piracy necesita mucho más trabajo a nivel de contenido y espectacularidad.
Y es que las batallas son repetitivas, aburridas, clónicas y no son épicas. Vale, que estamos hablando de personajes y elementos pixelados, pero esto no tendría que estar reñido con el entretenimiento y la pirotecnia. Para colmo, los escenarios son calcados. Da igual la isla que visites o el poblado en el que vayas a reclutar o a comprar suministros, ya que todos son prácticamente iguales, como iguales son las misiones, que consisten en abastecerse, alimentar y mantener contenta a la tripulación y seguir asaltando embarcaciones. Cierto es que cambia el clima y que jugaremos en ciclos diurnos y nocturnos, pero poco esto no basta para enmascarar la falta de variedad de los entornos.
El único objetivo es mejorar continuamente nuestro navío, el cual, eso sí, podemos editar como queramos hasta el punto de que puede llegar a parecer cualquier cosa antes que un barco pirata; tendremos que estar pendientes de lo que necesita la tripulación, aunque resulte tedioso; y desde los primeros minutos de juego te das cuenta de que no vas a poder disfrutar de misiones complejas ni vas a tener mayor meta que asaltar barcos una y otra vez. Lo más destacable del conjunto es que resulta comedidamente adictivo el sistema de subida de nivel y de desbloqueo y asignación de nuevas habilidades. A parte de esto, no podemos destacar muchas más virtudes.
En cuanto al sistema de combate, es bastante sencillo y efectivo. En el mapa podremos ver si las zonas a las que podemos acceder son más o menos difíciles dependiendo de nuestro nivel actual, con lo que si no vamos a lo loco y accedemos a ellas teniendo siempre presente esta importante información que arroja la carta náutica, el avance no será complicado y no sufriremos demasiado para derrotar a nuestros enemigos. Además, podemos dividir a nuestra tripulación en grupos para luego darles órdenes en lote, con lo que les podemos pedir ayuda a nuestros camaradas si los combates se complican.
Duración
Pixel Piracy no tiene modo historia como tal. Aparecemos en alta mar en una balsa hecha con cuatro troncos y empezaremos creando y editando al personaje. A partir de ahí tendremos que ir aumentando nuestro botín y reclutando marineros para hacer frente a un numeroso listado de afamados piratas. Acabar con todos, y convertirte en la máxima leyenda allende los siete mares, nos llevará un tiempo aproximado de 25 horas.
Teniendo en cuenta que cada partida es única, por la aleatoriedad de los eventos y entornos, puede que optes por jugarlo una segunda vez, pero, por lo repetitivo que resulta jugablemente, es algo que solo puede apetecer a unos pocos fans empedernidos de este tipo de juegos. Para colmo, la ausencia de multijugador online, que le habría dado la vidilla que le falta, no invita a pasar mucho más tiempo con él.
Conclusión
Todos hemos imaginado de pequeños que ser piratas y correr mil y una aventuras en alta mar tendría que ser una de las experiencias más divertidas y apasionantes del mundo, y Pixel Piracy parece que se ha creado con el fin de demostrar que estos sueños infantiles son diametralmente contrarios a la realidad. Contiene un montón de buenas ideas que no se han resulto demasiado bien, y otras que están esbozadas pero no han llegado a desarrollarse.
Las buenas impresiones que deja su simpático apartado visual no están apoyadas con una solidez en su conjunto, y no se aprovecha ese sentido del humor estético para crear situaciones memorables o épicas. Pixel Piracy es un simulador de piratas en dos dimensiones que va directo al grano, porque para ser pirata no hacen falta demasiados argumentos ni una dramática historia que marque las motivaciones del personaje. Solo hay que tener ganas de navegar y asaltar barcos para hacerte con el mayor botín posible y seguir surcando los mares. Y en esto Pixel Piracy cumple su objetivo holgadamente.
*Gracias a 505 Games por habernos proporcionado el material para la review.