SIMULACRA es una experiencia que nos propone hacernos a los controles de un dispositivo móvil ajeno con el fin de encontrar a su dueña legítima, la cual se encuentra en grave peligro.
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Como en la vida, todos estamos conectados y nuestros corazones ofrecen, a través del tiempo y la distancia, la fortaleza necesaria con el fin de superar cada momento y situación presentados. Mas mi propósito con este escrito no es el de realizar el enésimo ensayo centrado en la serie Kingdom Hearts. En cambio, sí que me gustaría llevar a cabo una representación de nuestras vidas y como estas hacen muchos esfuerzos por estar reflejadas a partir de unas pantallas que pueden caber en las palmas de nuestras manos.
Porque, ¿cuánto tiempo pasamos al día mirando nuestro móvil? ¿Acaso no estamos hiperconectados con las personas a las que queremos, aunque estas estén lejos de nuestro lado? De hecho, casi parece que dediquemos tiempo a las afueras que a lo que tenemos a nuestro alrededor. A la larga, los dispositivos móviles se han convertido en nuestros compañeros de armas, en nuestro entretenimiento, en una fuente inagotable de información, en nuestro mundo… SIMULACRA representa ese mundo donde habitamos gran parte del día.
Un mundo que, en el caso que nos ocupa, no tarda en convertirse en el centro de una investigación. En este caso, una desaparición que conlleva la desaparición de una persona.
Apartado técnico
A día de hoy, los dispositivos móviles son la tecnología de comunicación con más usuarios alrededor del globo. Tienen como máxima ofrecer una experiencia de uso agradable a la vista. Esta debe ser amigable e intuitivo para el usuario. Mostrar un resultado con la mínima cantidad de interacciones posibles gracias al desarrollo de una interfaz que abogue por la simplicidad. SIMULACRA se ampara en las últimas tendencias del mercado para ofrecernos una apariencia no muy distinta a la que podría ostentar nuestro propio dispositivo. Incluso las aplicaciones que tiene en su haber, un reflejo social de nuestros hábitos, cumplen con esta máxima. El resto del envoltorio es un conglomerado de grabaciones e imágenes que se valen de la participación de personas de carne y hueso en pos de reforzar una suerte de realidad.
Sin embargo, esta familiaridad da un giro de tuerca cuando nos hacemos a los cascos con el propósito de sumergirnos en la propuesta que nos ofrece el juego. De hecho, antes siquiera de comenzar la partida ya nos instan a enchufemos los auriculares a nuestros mandos para así ofrecer un mayor grado de inmersión. Títulos como Hellblade: Senua’s Sacrifice se cobijan en esta singularidad y SIMULACRA también se regodea por incomodarnos cuando quiere dar golpes de efecto argumentalmente hablando. No son pocas las experiencias que vivimos a lo largo del juego que logran resultar desagradables, y todo ello gracias a una gran variedad de sonidos, muchos de ellos metálicos, que consiguen salirse de la norma.
Jugabilidad
Nunca terminas de conocer a las personas y cuando crees que lo haces, la situación da un giro por completo. Ahora bien, ¿qué pasaría si de un momento a otro nos convirtiéramos en el nuevo dueño de un móvil que parece haber sido extraviado? ¿Nos desentenderíamos completamente o bien abogaríamos por ahondar en el contenido del mismo? ¿Seríamos capaces de hacernos pasar por otra persona, con sus amistades pertinentes, y jugar a un juego que haría temblar los mismísimos cimientos de sus relaciones? Por suerte, aquí no vamos a jugar a ser Dios, aunque muchas de estas cuestiones puedan estar presentes a lo largo de una aventura que busca emular el concepto de lo social.
SIMULACRA nos pone en la siguiente situación: un vídeo que parece indicar que la dueña legítima del móvil se encuentra en grave peligro. Como adalides de la justicia, nos empaparemos de todos los datos que contenga nuestro instrumento del día a día para así poder rescatarla de su cautiverio. Esto supone conocer la vida de una persona. Una vida construida a base de fotos, vídeos, conversaciones que nos darán pistas sobre cómo ha sido el día a día de Anna hasta su desaparición pertinente, parte capital de este misterio, además de redes sociales que nos recordarán inevitablemente a Twitter o Tinder.
Todas las piezas están ahí. Piezas que, aunque dispersas a lo largo del menú, también representan la parte mecánica del juego, pues nuestro cometido es colaborar con la gente del entorno de Anna, aunque puedan no resultar de nuestro agrado. Todo ello mediante un ecosistema que emula a la perfección el funcionamiento de un dispositivo móvil. Y puede que así lo sea si decidimos apostar por la versión para móviles, o en menor instancia por la de PC, pero no en el caso que nos ocupa. La simplicidad es la clave para sentir que somos viajeros móviles. Unas pocas pulsaciones con nuestras yemas y no tardaremos en formar parte de este mundo: el mundo del móvil. Un móvil dentro de un móvil.
En cambio, si nos ponemos a los mandos, ese espejismo se rompe. Sí, nuestro afán por quitar el velo que oculta la verdad resolviendo rompecabezas tras rompecabezas sigue estando presente, pero no tanto la ambientación que intenta infundirnos Kaigan Games con su retoño.
Duración
La rejugabilidad, esa cualidad que tiene un título de volver a ser completado, es la baza ganadora de SIMULACRA. Una baza que incluso nos obliga a completarlo varias veces, ya que las acciones que vamos tomando nos hacen ser responsables de todo lo que sucede a posteriori. Acciones que varían en función de las relaciones humanas. Relaciones que, a su vez, degeneran o mejoran a partir de las respuestas que damos a nuestros más allegados. Así que, dependiendo de cómo interpretemos nuestro rol como nuevo propietario del dispositivo móvil y si resultamos lo suficientemente convincentes, el desenlace podrá ser distinto.
Porque esta apuesta por el terror, con conocimiento de causa y de todos los rompecabezas a resolver, puede ser completado en menos de una hora. En cambio, si abrazamos la rejugabilidad que nos brinda el susodicho, esta unidad de hora sube muchos enteros.
Conclusión
A pesar de que el concepto de estar constantemente conectados está presente en la versión para consola, creo que la experiencia de Kaigan Games por medio de nuestro dispositivo móvil, base original a lo largo de su desarrollo, ganaría muchos más enteros, ya que ahí reside la auténtica inmediatez; la auténtica inmersión. Sea como fuere, SIMULACRA es un buen ejercicio sobre como experimentar con todas las posibilidades que nos brindan estos dispositivos de comunicación.
Un ejercicio que, a golpe de mecánicas y pura narrativa, nos invita a conocer a la propietaria del móvil extraviado para así fomentar sus relaciones para con nuestros intereses.
*Gracias a Wales Interactive por habernos proporcionado el material necesario para el análisis.