Serial Cleaner se apoya en una premisa original, dotada de un sentido del humor negro pero inteligente. Descubre más en nuestra review.
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Uno de los papeles más recordados de Harvey Keitel fue el de Sr. Lobo. Si no te suena es que no has visto Pulp Fiction, así que ya estás tardando. En esta obra maestra del cine noventero, el bueno de Harvey interpretó al mencionado personaje, el cual se presentaba diciendo «soluciono problemas«. Su peculiar y bien remunerado trabajo era el de deshacerse de los cuerpos tras un asesinato, tiroteos o cualquier otra contienda que acabase sembrando el suelo de cadáveres. Pero no solo hacía desaparecer a las víctimas mortales, sino que además limpiaba hasta la última gota de sangre o pista del asesinato de la escena del crimen, dejándola como si allí nunca se hubiese roto un plato. Fue a partir de la genial interpretación de este actor, cuando cobró presencia en la ficción el papel de este tipo de personajes, los cuales nunca, o casi nunca, habían sido retratados ni en el cine ni en la televisión ni en la literatura.
Pero eso es cosa del pasado. Ahora tenemos limpiadores hasta en los videojuegos. Si no nos creéis solo tenéis que probar Serial Cleaner, en el que encarnaremos el papel de Bob Leaner (sí, Leaner, no nos hemos comido la C), un americanito medio que sobrevive como puede en los Estados Unidos de la década de los 70. Comparte techo con su madre, que piensa que su adorable hijo es comercial, y ni idea tiene de lo que hace cuando sale por la puerta. Tampoco sabe que sus dos clientes son un mafioso y un hombre anónimo que le encarga limpiar las escenas del crimen de un asesino en serie conocido por la prensa como Echo Killer. Al principio lo haremos por dinero, pero por culpa de las deudas de juego, pasaremos a hacer los encargos por pura necesidad. Lo que jamás podría imaginar Bob era que lo que en un principio parecía un trabajo con el que ganar dinero fácil, acabaría convirtiéndose en algo personal.
Apartado Técnico
Los setenta suelen ser representados con colores pastel y con filtros arenosos, que enturbian la imagen de lo que entonces era una sociedad convulsa, en una era de modernidad y liberación en la que todo podía suceder; presidentes derrotados por escándalos, guerras inútiles que se eternizaban demasiado, corrupción en casi todos los estamentos públicos y crimen, mucho crimen. En Serial Cleaner veremos montones de referencias a aquella época. La decoración de la casa y los escenarios del crimen que tendremos que limpiar serán buena muestra de ello, y siempre con unos modelados sobrios y muy planos.
Los personajes los veremos siempre distantes, desde una perspectiva semicential, con la que se consigue disimular el aspecto de muñeco de papel recortable que tienen. Por suerte gozan de unas animaciones por encima de su acabado, pero el código del juego acaba mostrando un conjunto tan esquemático, que deja un tufillo desfasado y anacrónico. Este mismo juego, tal cual, habría generado furor a finales de los ochenta o primeros de los noventa, con lo que deja la sensación de que llega tarde, salvo para los nostálgicos o los adictos a los juegos actuales con estética retro.
Cierto es que con un apartado técnico tan sencillo, Serial Cleaner no se podía permitir un rendimiento con errores técnicos y parece que los programadores también eran conscientes, ya que el suave scroll así lo confirma. Los escenarios son bastante compactos y pueden visualizarse por completo con el gatillo izquierdo, que hace un zoom inverso en cuestión de segundos y sin tirones. Sin embargo, sí que chirría, y mucho, uno de los aspectos, el que precisamente es más importante de todos. Nos referimos a la inteligencia artificial, la cual es la pieza clave que podría haber conseguido que el juego pudiese despuntar un poco.
Y es que los enemigos son estúpidos hasta decir basta. Se supone que son sanguinarios criminales o miembros del cuerpo de Policía, pero en realidad parecen críos jugando al escondite (y encima se les da fatal). Es bastante absurdo que te persiga un Policía, pisándote los talones hasta el punto de que podrías sentir su aliento en la nuca, y que al esconderte en una caja de cartón o en una maceta el agente haga como que no te ha visto y deje de buscarte para volver a su rutina. Que esa es otra, los personajes recorren siempre la misma ruta por el escenario y siguen una y otra vez los mismos y calcados patrones. Esto les resta vida y los convierte en meros bots carentes de personalidad. Por no hablar de su distancia de visión, la cuál es un simple cono que les alcanza a ver dos o tres metros más allá de su nariz, lo cual es ridículo, ya que si el protagonista tiene visión periférica y puede ver a cinco o seis metros de distancia, no se entiende que los enemigos sean todos miopes.
En lo tocante al audio, el juego disfruta de unas composiciones musicales muy cuidadas y muy bien ambientadas en el contexto de la primera mitad de la década de los setenta, con unos ritmos que mezclan lo que se oía en la radio de la época, con otros que recuerdan a las bandas sonoras de la blaxplotation y de las películas de Charles Bronson. Una lástima que los efectos de sonido no sean nada del otro mundo. Tampoco escucharemos voces, pero bien es cierto que el estudio ha llevado a cabo una excepcional localización, traduciendo todos los textos a nuestro idioma.
Jugabilidad
No hay mucho que contar en este punto, ya que el juego es muy simple en su ejecución y en sus mecánicas, además de que no se introducen elementos nuevos con la suficiente frecuencia como para que su evolución jugable sea adictiva. Incluso en los preludios de cada capítulo del modo historia, 20 en total, siempre harás lo mismo y del mismo modo. Leemos el periódico, escuchamos la radio, vemos la tele y hablamos con mamá. Luego suena el teléfono, nos dan un nuevo encargo, cogemos el coche y nos plantamos en la escena del crimen a limpiar. Una vez en vereda, todo consiste en subir los cuerpos al portamaletas del coche, limpiar un determinado porcentaje de sangre y robar las pistas diseminadas por el entorno para escapar quemando rueda en cuanto lo tengamos todo. Sin olvidar que mientras correteamos por aquí y por allá para dejar la escena limpia como una patena, tendremos que esquivar a los mafiosos, policías y guardias de seguridad que anegan la zona.
También podremos interactuar con algunos objetos, como cajas grandes que se pueden desplazar para bloquear o abrir accesos, y atajos que parecen ser conductos de desagüe o ventilación que te transportan de una zona a otra del mapa de manera instantánea. En cuanto a acciones de nuestro protagonista solo podremos escondernos, huir y usar una aspiradora para limpiar la sangre del suelo, lo cual nos ha llamado bastante la atención, ya que las aspiradoras actuales no son capaces de aspirar líquidos con tanta eficiencia y mucho menos sangre seca. Quizás es que las aspiradoras de la época eran mucho más eficientes…
El caso es que la falta de componentes jugables en forma de habilidades del personaje o un sistema de mejoras, la ausencia de objetivos diferenciados por nivel y la mermada inteligencia artificial de los enemigos, el título acaba contagiando un sopor extremo, que puede provocar que abortes el modo historia en torno a la misión 10, que es precisamente cuando el nivel de dificultad se torna hosco de un modo abrupto y hasta límites enfermizos en algunas secciones en las que se exige precisión milimétrica para poder superar determinados niveles. Ojo, no estamos diciendo que le penalicemos por ser difícil, sino que la curva de dificultad no está todo lo bien calibrada que debería.
Duración
Diseminados por los escenarios de cada capítulo se esconden decenas de carretes, los cuales aconsejamos encontrar porque desbloquean unos encargos especiales basados en películas. Nuestro favorito es el inspirado en Alien, el Octavo Pasajero, en el que debemos limpiar la Nostromo de sangre y recoger las pruebas de vida alienígena y los cadáveres de los personajes que perecieron en la mítica película. En total hay 30 misiones adicionales además de las 20 misiones de la historia.
Del arco argumental hablamos de unas 5 a 8 horas de duración, dependiendo de tu habilidad. A esto habría que sumar otras tantas si decides rejugarlo en caso de haberte dejado los carretes, si quisieses coleccionarlos todos, más otras 10 o 15 horas para completar los encargos extra desbloqueados. El tema está en que, como comentábamos, su ritmo lento y repetitivo solo invitará a completarlo y jugarlo por completo a los fans incondicionales del juego. El resto es probable que no pasen de esas 5 a 8 horas de juego de la campaña.
Conclusión
Serial Cleaner se apoya en una premisa original, dotada de un sentido del humor negro pero inteligente, cuyo apartado técnico y jugable no están a la altura. Ofrece contenido para tener al usuario ocupado durante más de una veintena de horas, solo que se hace un tanto repetitivo y solo los fans acérrimos lo exprimirán al máximo.
*Nota: Agradecemos a iFun4All el código del juego y material para esta review.