Analizamos Vampire: The Masquerade – Swansong, una aventura sedienta de sangre con varios aspectos centrados sobre la esencia del ser y el poder.
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Bajo el manto de la noche, a buen resguardo de la luz del sol, pero amparándose en la noctámbula luna, se desplazan misteriosas criaturas. La gente ignora los verdaderos peligros de caminar por las oscuras calles, y aunque en apariencia pueden asemejarse a los seres humanos, su naturaleza es otra bien distinta. En base a eso nacen y mueren los vampiros en cada ocaso, seres imaginarios que poseen largos colmillos y que se alimentan de sangre, y que forman parte del imaginario colectivo antes del siglo XVII.
El lado oscuro, sombrío y carismático que siempre han manifestado estas criaturas, que se alimentan de la esencia vital de otros seres vivos, ha logrado atraer a millones de personas tanto a través de novelas, películas y, por qué hoy en día, videojuegos. De hecho, cuando uno piensa en esto último, el primer nombre que se nos viene a la cabeza es el de Castlevania. Si bien, si decidimos cruzar océanos de tiempo, podemos encontrar otras propuestas que también nos llevan a meternos en la piel de cazavampiros o bien en la piel del mismísimo Drácula.
Por otra parte, en el lado más alejado del chupasangre clásico con capa, ristra de ajos y tinieblas, tenemos a los vampiros de Crepúsculo, una revisión de la figura clásica, una puesta al día heterodoxa del género, pero adaptado a los tiempos del público adolescente. Afortunadamente, Vampire: The Masquerade – Swansong tira por otros derroteros en pos de ofrecernos un RPG narrativo en el que adoptamos el papel de estas seductoras criaturas en un sofisticado mundo donde el límite entre lo real y lo sobrenatural nunca está del todo claro.
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Apartado técnico
No son pocos los videojuegos que requieren de grandes presupuestos, y las superproducciones exigen cantidades astronómicas de dinero. Solo en lo referente al tiempo de desarrollo y el personal estamos hablando de equipos de cientos y miles de personas que trabajan repartidas a nivel mundial. A lo que hay que sumar la tecnología, los equipos, las licencias y, por supuesto, el marketing.
Sin embargo, existe un área gris con juegos que no llegan a ser grandes producciones, pero que tampoco llegan al escenario independiente. Hay bastantes ejemplos como Hellblade, pero también existen proyectos como Vampire: The Masquerade – Swansong, un videojuego con mucha personalidad artística (y con subtítulos en castellano), capaz de distinguirse de otros juegos similares, pero que no esconde sus carencias, empezando por unos personajes que caen en el valle inquietante, y terminando por una carga tardía en objetos y texturas.
Jugabilidad
Los juegos de rol son un tipo de juego en el que uno o más jugadores toman un determinado rol, papel o personalidad. Este juego es de naturaleza interpretativa-narrativa en el que los roles son interpretados por los jugadores asumiendo la identidad de personajes imaginarios dentro de una trama en la cual sus decisiones desarrollarán la historia y dirección del juego.
El progreso y desarrollo del juego es espontáneo, en el que se presenta una situación hipotética, la cual deberá ser abordada por los jugadores después de analizar diferentes perspectivas para elegir que acción tomar. Esto quiere decir que nuestros objetivos como jugadores no es solo buscar nuevas emociones, sino también sentirnos identificados con el personaje, supeditado por la forma en la que juguemos, con el fin de ayudarnos en la inmersión y la experiencia.
A través de un motor con múltiples activos de juego pre-fabricados, como los diferentes tipos de dados necesarios para jugar, Vampire: The Masquerade – Swansong ofrece una experiencia totalmente rolera con muchísima libertad de decisión a la hora de encarar todas y cada una de las situaciones o misiones que se nos van planteando, conociendo nuevos personajes, teniendo un buen puñado de opciones diferentes para conversar con ellos y también de enfocar cómo o cuándo realizar ciertas tareas.
De alguna manera, nos hace sentir como cuando estábamos alrededor de una mesa con nuestros familiares o amigos, soplando ese dado para realizar una tirada decisiva de la que dependía buena parte del devenir de los diferentes personajes que componen la aventura que protagoniza estas líneas. Unos personajes que pueden convertirse en auténticos expertos en manipular a los demás, entrando en su subconsciente si son lo suficientemente vulnerables y distorsionando la percepción de la realidad de las personas. Ahora bien, esta es una habilidad aprendida que requiere práctica para lograrla.
Duración
Una de las herramientas más extendidas para aumentar la vida útil de un videojuego es brindar al jugador la capacidad de tomar decisiones y desentrañar sus consecuencias. Otorgar al jugador un papel activo en la narrativa de un título le aleja de la posición de espectador y ayuda a implicarse en los temas que se están tratando. De este modo, llegado el momento en el que toque ser testigo de las consecuencias de nuestros actos, podemos plantearnos si tomar ese camino ha merecido la pena.
El mayor atractivo de Vampire: The Masquerade – Swansong es el peso de nuestras decisiones, dado que aumenta la rejugabilidad debido a las diferentes opciones que tenemos en nuestro haber. Tanto es así que es imposible conseguir todo lo que queremos en una primera partida, la cual puede llevarnos en torno a las 15-20 horas.
Conclusión
Para muchos es sabido que en estos últimos años los monstruos han vuelto con fuerza, sobre todo zombis y vampiros. La ficción arrasa cuando la gente necesita evasión, cuando sobrevienen las crisis, las metáforas apocalípticas pueblan libros y pantallas. Pero esto de los monstruos ya viene de muy antaño, cuando los señores en sus feudos dominaban con mano de hierro, e incluso antes, en las cavernas oscuras de piedra…
Y juegos como este Vampire: The Masquerade – Swansong exprimen hasta la última gota del devenir bajo el sol naciente de las criaturas sedientas de sangre, así como de la inclusión de otros mitos de la fantasía occidental. En este caso, por medio de una aventura notable y con un conglomerado de varios aspectos dialécticos, centrados sobre la esencia del ser y el poder.
Agradecemos a NACON el material proporcionado para poder realizar este análisis.