Analizamos el controvertido y polarizante Fallout 76, la primera y puede que última entrega de la franquicia en incorporar juego online.
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Hasta este Fallout 76 la franquicia iniciada por la antígua Black Isle Studios, hoy repartida entre inXile, Obsidian, y la propia Bethesda, había gozado de un prestigio inquebrantable, con el pequeño tropiezo Fallout: Brotherhood of Steel como única mancha en un recorrido ejemplar. Sin embargo parece que al viejo Fallout le ha salido un hijo díscolo con el que Bethesda ha querido experimentar convirtiéndolo en un juego masivo online, con énfasis en la cooperación, y donde la forma de “rolear” recae más en la voluntad de los usuarios de comportarse como auténticos supervivientes del yermo, que en complejas operaciones basadas en Advanced Dungeons and Dragons.
Una gran parte de la comunidad no ha recibido bien el invento, con la ausencia de NPC y la exigencia del online como principales culpables. No es que no existan otras preocupaciones bien fundamentadas, pero ha sido sobre todo la voluntad de Bethesda de jugar a los alquimistas con una saga mimada por numerosos fans, lo que ha soliviantado a su propia comunidad de fans.
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Sin embargo cuando nos acercamos al juego descubrimos que es, en esencia, un Fallout de Bethesda con todas las de la ley, gran parte de sus virtudes y defectos están heredados de juegos anteriores, con algunas cosas que hace mejor que sus hermanos mayores, y otras cosas que hace ciertamente peor o al menos no mejor. Además del mapa eterno con una inagotable cantidad de lore y secretos por descubrir, Fallout ha heredado un motor bastante vetusto, nacido para la creación de Morrowind hace más de una década, y que le aporta un aspecto un tanto tosco, y esos bajones de FPS y glitches gráficos tan característicos de Bethesda Studios.
Recorrer West Virginia tan solo 25 años después de la caída de las bombas es una experiencia extraña, diferente, y un tanto solitaria, con la que si conectas puede resultar verdaderamente fascinante, y que si no… no hay más que ver las valoraciones de los usuarios en Metacritic.
Apartado Técnico
Es complicado hablar del apartado técnico de un Fallout, cuando tanto estética, como artística, como técnicamente no deja de ser una repetición con algunos avances de una fórmula que llevamos viendo mucho tiempo ya. En el caso de Fallout 76 sí que podemos decir que estamos ante el título más colorista y “vivo” de la franquicia. West Virginia es una zona rural llena de bosques, y donde los paisajes urbanos devastados de juegos anteriores no estarán tan presentes.
Por otra parte este es el primer juego en incorporar el soporte para HDR, y hay que decir que el resultado es bueno sin ser brillante, dándose algunos casos de colores demasiado saturados especialmente en los atardeceres. No solo de bosques vive Appalachia, como se ha venido en llamar el yermo de Fallout 76, y en su extensísimo mapa habrá zonas volcánicas, minas, barrizales, desiertos, y parajes muy cercanos a la jungla. El juego no llega a ser nunca sobresaliente a un nivel estético, pero mentiría si no dijera que en mis partidas ha habido destellos de gran belleza.
Además de paisajes se han renovado aquí los modelados de algunos viejos conocidos como los Necrófagos o las Mutarachas, con unos resultados ligeramente mejores que en los juegos anteriores, y se han introducido algunos nuevos enemigos que no habíamos podido ver antes. Desde el punto de vista técnico, Fallout 76 está tan crudo como podría esperarse de un Fallout en su primera semana. Ralentizaciones, glitches gráficos, texturas que tardan en cargar, todo lo que hayamos podido ver en juegos anteriores está ahí. Por una parte sorprende que muchos señalen ahora defectos absolutamente inherentes a la franquicia, y por otra parte cabe preguntarse hasta cuando va a pretender Bethesda que los fans pasemos por alto cosas admisibles en un primer acercamiento a la franquicia, pero no cuando tiene ya sobrada experiencia en la creación de este mundo. Puede que las airadas reacciones de muchos usuarios hagan que Bethesda se plantee que el progreso de la saga está siendo demasiado lento, y dubitativo. El estudio sin duda puede hacerlo mejor.
Donde Fallout 76 vuelve a ser tan arrebatador como puede llegar a serlo un juego de esta franquicia, es en el aspecto sonoro. No solo por las estupendas selecciones musicales de las radios que podemos sintonizar con el Pipboy, sino por la maravillosa banda sonora de Inon Zur, que lleva vinculado a Fallout desde 2001, y que ha firmado también bandas sonoras de otros imprescindibles como Dragon Age Origins o Dragons Dogma. Inspirado, yo creo, claramente en el Angelo Badalamenti de algunas piezas de Twin Peaks o Straight Story, Zur compone melodías intrigantes a base de violines solistas y guitarras, que acompañarán tus paseos por Appalachia enriqueciéndolos enormemente. Muchos aspectos de Fallout 76 puede ser discutibles, pero su banda sonora es claramente sobresaliente.
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Jugabilidad
A pesar de haberse acusado a Fallout 76 de ser la cuarta parte con un mod multijugador, lo cierto es que en el aspecto jugable presenta las mayores variaciones de la saga desde que cayese en manos de Bethesda. En esta nueva entrega se reformulan muchos aspectos ya conocidos, para dar más énfasis a la exploración, supervivencia, y acción. El viejo y archiconocido VATS se convierte en una suerte de autoapuntado que, si bien en un primer momento puede parecer algo torpe, cuando se llega a dominar tiene bastante miga.
Los alimentos esta vez no serán necesarios solo para recuperar vida, sino que nuestro personaje necesitará comer y beber frecuentemente simplemente para no ser gravemente penalizados en nuestros puntos de acción. Además ya no será la radiación el único peligro de los alimentos en el yermo, sino que podemos contraer numerosas enfermedades y parásitos por comer cosas en mal estado o sin tratar. Hervir o purificar el agua será una necesidad, pero también cocinar las materias primas lo antes posible para que no se echen a perder. Bethesda ha querido enriquecer este aspecto creando numerosas recetas que iremos encontrando repartidas por el mapa, y con las que podremos crear los más variopintos platos con distintos efectos además de la recuperación de salud.
Otro nuevo elemento es el C.A.M.P, un campamento portátil que supone una casualización, hay que reconocer que acertada, de la engorrosa construcción de bases de Fallout 4. Aquí podrás elegir construir una base estática, con sus cuatro paredes, distintas habitaciones, y distintos tipos de defensa, pero también optar por una base de quita y pon con lo más básico. Lo que más se adapte a tu forma de jugar. Cierto es que podría estar mejor implementado, pero cuando nos acostumbramos a contar con nuestro C.A.M.P como seguro de vida para cuando las cosas se ponen feas, termina siendo un recurso agradecido.
Llegamos a su aspecto más peliagudo, que es la implementación del online. Aquí encontramos puntos negativos, como el hecho de que los menús, materializados en nuestro viejo Pipboy, no están hechos para un juego en el que no puedes pausar la acción, y que harán que cambiar de arma o encontrar reconstituyentes alternativos a los más básicos, pueda ser terrible en momentos de urgencia. Bethesda ha incorporado una rueda de acceso rápido, pero hay que decir que se torna insuficiente.
Por otra parte está la interacción de los jugadores, que Bethesda ha pretendido, como ya lo hiciese Rare en su Sea of Thieves, que seamos los propios usuarios los que sustituyamos a los NPC creando nuestras propias tramas, y donde creo que han obtenido resultados más irregulares que el estudio inglés y su juego de piratas. El mundo de Fallout está demasiado lleno, y es demasiado complejo, para que el jugador medio sea capaz de meterse en según que papeles, y salvo en la compraventa de artículos, donde Bethesda parece haber acertado, nuestros encuentros con usuarios desconocidos se saldarán con un hola y adiós. Bien diferente es cuando usamos el juego como un Fallout cooperativo para compartir con nuestros amigos, donde Fallout 76 brilla inesperadamente, dando resultados muy divertidos.
A nivel narrativo también hay bastantes novedades. La primera y más importante es que no hay NPCs al uso, aunque esto no sea exactamente cierto gracias a los robots que iremos encontrando por ahí, y que nos acabarán encomendando misiones, y recompensándonos con un guión muy divertido marca de la casa. Por otra parte, Fallout 76 finge no tener una campaña principal, aunque lo cierto es que perseguir los diarios de la supervisora, se acerca muchísimo a la trama de Fallout 3.
Sin embargo este Fallout redunda en la “narrativa emergente” que ya estaba presente en anteriores entregas, holocintas, terminales, notas con las que nos iremos encontrando de forma casual, e incluso misiones temporales bajo la forma de eventos temporales, que pueden necesitar de la participación de varios jugadores. Fallout 76 aporta muchas cosas nuevas a la ip, no todas son acertadas, pero lo cierto es que sería penoso que Bethesda afrontara las críticas olvidándose de todas las innovaciones introducidas, dada la necesidad de evolución de la franquicia.
Duración
Ningún Fallout es un juego corto, y este 76 no es una excepción, con el añadido de ser un juego online y con el cebo de las mecánicas de supervivencia y crafteo contribuyendo a alargar su vida. Ya lo hemos mencionado antes, pero el mapa de Fallout 76 es verdaderamente enorme, y si bien no resulta tan compacto como en juegos anteriores, no está ni mucho menos vacío. Dentro de su mapeado las pequeñas pistas sobre los primeros pobladores del mundo civilizado tras las bombas se cuentan por cientos, quizá miles. Bethesda no ha ahorrado esfuerzos en expandir el lore, ya de por si extenso de Fallout.
Reunir las holocintas de La Supervisora para reconstruir sus pasos es una tarea que nos llevará innumerables horas, pero por el camino nos toparemos con el recuerdo de los protectores y sus varias sub facciones, averiguaremos como fueron los orígenes de la facción de los bandidos, y también por supuesto de la Hermandad del Acero.
La aventura de Fallout 76 se cocina a fuego lento, con un loop de busqueda de recursos, progreso, avanzar en la misión, que funciona bastante bien, y que hará que se nos pasen las horas de juego sin apenas darnos cuenta. El juego es lo que se llama “un comehoras” pero la cantidad de grindeo necesario para avanzar está en su punto justo. A la espera de que el estudio pueda corregir la escasa importancia de las interacciones entre desconocidos, debemos decir que el juego triunfa con amigos, sobre todo cuando son de niveles dispares, aunque no demasiado alejados, y con formas de jugar diferentes y complementarias.
Estamos ante un juego de duración sobresaliente, si te gusta claro, que podrás estirar durante mucho tiempo, y esto sin saber las expansiones que Bethesda nos pueda tener preparadas, pero que viendo el buen hacer que han tenido con el MMORPG de TESO, puede extender la vida de este título enormemente.
Conclusión
En medio de la furia y el fuego es complicado hacerse una idea de qué son realmente algunos juegos, y medir su calidad. Fuera de Appalachia las quejas se cuentan por miles, y probablemente las críticas de la prensa no vayan a acompañar tampoco al juego, y sin embargo hay un grupo de jugadores, no sabemos cuantos, pasándoselo realmente bien con este juego torpe e imperfecto. Los esfuerzos por convertirse en un juego online de Fallout 76 parecen haber sido trasladados al juego directamente de la brainstorm que en algún momento tuvieron en Bethesda para abordar su creación.
El juego dispara hacia muchos frentes y como es natural yerra el tiro unas cuantas veces, pero también es cierto que en los aspectos más simples y de eficacia más probada, triunfa sin muchos peros. El cooperativo con amigos funciona, los eventos funcionan, y la narrativa más emergente que nunca, también funciona. Todo esto ocurre a pesar del lastre del esqueleto de los Fallout más clásicos, que no ha sido completamente adaptado a los nuevos retos a los que enfrenta al jugador.
Ahora debemos preguntarnos si que el juego siga siendo divertido invalida las críticas que desde muchos frentes, también muchos fans, se le están haciendo, y la respuesta es no. La duda de si un Fallout masivo online era necesaria sobrevuela, y lo cierto es que probablemente Bethesda se habría ahorrado muchas críticas introduciendo simplemente la posibilidad del cooperativo en la siguiente entrega de la saga principal, que no sabemos cuando llegará.
La ceja levantada de muchos al recibir el título ha hecho que queden en evidencia algunos defectos que se habían convertido en característicos de la saga, sin que realmente sea admisible que esto sea así. Bethesda puede y debe hacerlo mejor en lo técnico, y esto ya era así en Fallout 4. ¿Estamos entonces ante el peor Fallout? Bueno, yo no los he jugado todos, pero mi conclusión es que puede que lo sea, y que sin embargo muchos juegos desearían tener los valores del peor de los Fallout.
*Agradecemos a Bethesda habernos facilitado el material para realizar este análisis.