Atomic Heart es un shooter fuera de lo común. Tiene todas las papeletas para convertirse en tu próximo juego favorito. Una mezcla soviética, que si bien no vive su mejor momento, se aprecia muy original.
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Esto va a ser un poco hacerme yo mismo los spoilers, pero creo que Atomic Heart merece comenzar la review con dos afirmaciones muy claras: El juego es todo lo prometido y mucho más. Y sí, podéis llamarle tranquilamente “El Bioshock Ruso”. Son muchos los trailers que habíamos visto sobre Atomic Heart, pero siempre desde la perspectiva de ser una especie de indie AA, que ciertamente tenía una pinta genial, pero sinceramente, no terminábamos de creernos esas excepcionales animaciones, arte sin parangón y enormes promesas que le venían demasiado grandes a Mundfish, un estudio cuyo primer título es precisamente este.
Conviene también dejar claro, antes de seguir, y para quién le importe, claro está, que Mundfish es un estudio con sede actual en Chipre y que aunque anteriormente estaba afincado en Moscú, con unas raíces evidentemente soviéticas, actualmente está desligado total y absolutamente de todo lo relacionado con la situación actual de la guerra de Ucrania, hasta tal punto de que el propio Mick Gordon, compositor de su banda sonora, ha donado todo el dinero ganado por su trabajo en Atomic Heart en ayudas humanitarias para Ucrania. Dicho esto, podemos pasar a lo realmente interesante, que es el juego, porque aunque en principio podría parecer una apología y adoración de una era soviética utópica tras la Segunda Guerra Mundial, también deja entrever una realidad de este tipo de sociedades controladoras, en las que en los primeros compases ya podemos ver que no es oro todo lo que reluce.
Y es que debemos de volver a ese concepto que estableció Bioshock en su día con la ciudad de Rapture. Una utopía imposible en la que las mentes más privilegiadas quisieron hacer la sociedad perfecta y que finalmente se vino entera abajo. Algo parecido pasa con la instalación 3826, la enorme zona donde las mayores innovaciones tecnológicas de la Unión Soviética tenían lugar. En este caso, nos pondremos en las botas del agente P-3 (si, como el gamertag de Phil Spencer), un soldado especialista que trabaja a las órdenes del Doctor Dimitry Sechenov, el máximo responsable de esta nueva era utópica en la que las máquinas conviven entre nosotros gracias a la invención del polímero, una sustancia que ha permitido avances inimaginables. El más importante de ellos está a punto de ocurrir, la activación del llamado Kollectiv 2.0, que obligará a que todos los ciudadanos sin excepción se inyecten un polímero modificado para poder manejar a los robots con la mente, comunicarse entre ellos, y en definitiva, crear la red colectiva perfecta.
Pero precisamente en el origen de estas innovaciones, en el complejo 3826, es donde se desata una catástrofe de proporciones inimaginables. De repente, casi todos los robots empiezan a atacar a los humanos y estará en nuestras manos intentar solucionarlo antes de que todo salga a la luz. Sin embargo, el complejo 3826 no es un simple conjunto de edificios, es casi una región entera con toda clase de equipamientos, casas y laboratorios creada específicamente para este fin.
Atomic Heart es toda una sorpresa que irrumpe entre el poblado género de los shooters con una propuesta que aúna todas las innovaciones de los últimos años con mucha maestría, resultando en una aventura sorprendente, genial y adictiva, que casi podríamos considerar como un AAA, y de los mejores. Vamos a ver que más esconde bajo su excelente estética.
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Apartado técnico
Atomic Heart es de esos raros juegos que llegan pulidos técnicamente a su lanzamiento. Tras polémicas como la de The Callisto Protocol, estamos todos en alerta con el tema optimización y bugs. No podemos hablar de momento sobre la versión de PC o la de Xbox One, que evidentemente tendrá sus limitaciones, pero si de la Xbox Series X, que combina todas las técnicas gráficas que el estudio ha podido tener a mano para mostrarnos un resultado excelente en pantalla y… a 60 fps en todo momento, porque no tiene opciones de configuración gráfica alguna.
Y decimos que Atomic Heart usa todas las técnicas a mano para mantener los 60 fps y la mejor calidad gráfica posible porque parece ajustar su configuración dependiendo del nivel en el que estemos. Confieso que no soy de Digital Foundry pero os garantizo que hay zonas en las que el Ray Tracing estaba activado claramente y otras en las que no, aunque bien podría ser unos reflejos “pre-baked”, muy bien simulados para hacernos creer que realmente está funcionando así. Porque en Atomic Heart tendremos muchas superficies reflectantes que ciertamente embellecen muchísimo el resultado, pero en su mayoría solo contarán con SSR (Screen Space Reflections), una técnica típica del Unreal Engine al que ya en 2023, se le empiezan a ver las costuras.
Con la iluminación pasa algo muy parecido. En general, Atomic Heart no es un juego para nada oscuro. Pero en esta línea de cambios, tendremos algunas estancias cerradas excelentemente iluminadas y los segmentos de mundo abierto con una clara falta de una iluminación de calidad, clareando toda la imagen demasiado. También hemos visto como algunos enemigos se mueven a una tasa de fps menor cuando están a media distancia, dando un extraño efecto de framepacing sobre las mismas y demasiado visible. Sin embargo, en términos generales, no podemos hablar mal en absoluto del apartado gráfico de Atomic Heart.
Sobre todo, porque cuenta con una estética y un apartado artístico fuera de lo normal. Es de esos juegos que maravillan a la vista, que nos dejarán con la boca abierta queriendo hacer una captura de pantalla detrás de otra (una pena que no tenga modo foto), con texturas de alta resolución para todo, una distancia de dibujado genial y la sensación de estar ante un paso más solo posible en la nueva generación. Pero lo mejor de todo, es que por mucho que os enseñe capturas, en movimiento, es mucho mejor.
Que decir del apartado sonoro, del que como hemos dicho arriba, se encarga Mick Gordon -creador de la BSO de DOOM-, y que con sus sintetizadores rusos no podía haber encontrado un mejor juego para mostrar un nuevo despliegue de talento que encaja perfectamente con la acción. Pero eso no es todo, pues merece la pena destacar el cariño con el que han metido la música en el propio argumento, pues a través de los altavoces de la instalación 3826 escucharemos lo que llaman “la música del futuro”, que curiosamente suena como muchas de las melodías de los 80-90 que ya conocemos y por tanto nos sonarán. Para ellos, es una IA la que está fabricando la música, así que se establece una sinergia en la que escucharemos prácticamente de todo, otorgando una variedad musical inusitada que para más satisfacción nuestra, encaja perfectamente en la distopía de Atomic Heart.
Desde Mundfish recomiendan poner el juego en su idioma original, el ruso y ver los subtítulos para disfrutarlo en todo el esplendor que fue diseñado, pero os confieso que no he sido capaz tras escuchar el excelente doblaje al castellano del que goza el título. Hay un trabajo espectacular detrás de este, porque además de calidad, es que el juego cuenta con una cantidad enorme de conversaciones, lore, grabaciones, que reflejan un mastodóntico trabajo. Mención especial merece el protagonista, que es un tipo mal hablado, atrevido, pasota y que da mucho más juego del que pudiera parecer a simple vista, siendo sin duda uno de los puntos a favor de Atomic Heart junto a su guante polimérico que habla, Char-les.
Jugabilidad
Atomic Heart es en esencia, una aventura narrativa para un solo jugador. No hay fisuras en eso. Nada de inventos multijugador, cooperativo, etc… ni le hace falta tampoco. Hay que tener claro que este tipo de juegos están en alza y la demanda hoy en día es alta. Pero es complicado de definir dentro de este concepto. Porque es un shooter intenso. Pero también hay puzzles. También tiene exploración, crafteo, e incluso habrá algunas partes donde se puede conducir un coche. De hecho, también tiene partes de mundo abierto. Entonces, ¿cómo lo debemos juzgar? Pues ciertamente, como queramos, porque lo mejor que tiene es que no te obliga a nada. Ni tienes que explorar todo, ni tienes que lidiar con un enorme listado de cosas que hacer, ni un mundo abierto lleno de iconos.
Podemos hacer nuestra misión principal, nuestra aventura, sin dejar de tener una experiencia perfecta. Pero el resto es un complemento genial que no deberíamos dejar pasar. Porque en esencia, Atomic Heart sigue siendo un título con un objetivo claro, un desarrollo definido, pero que aporta opciones al jugador para mejorar las armas, sus habilidades o simplemente, por saber más de la historia. Y precisamente en esto último quiero hacer énfasis, porque el propio desarrollador ha insistido en que no hagamos ningún spoiler, y en esta línea debo añadir que incluso las capturas están seleccionadas para no desvelar las muchísimas sorpresas, visuales y argumentales que nos tiene preparadas el juego. Literalmente, nunca dejan de pasar cosas y no tendremos muchos momentos en donde la propia historia nos deje “libres” propiamente dicho. Todo lo que está pasando, pasa por algo y aunque nos desviemos de nuestra tarea principal, P-3 estará siempre buscando respuestas para solucionarlo.
Más de hora y media de cinemáticas nos esperan, además de decenas de conversaciones, tanto grabadas como con otros NPCs que serán muy variadas, con un tono divertido y desenfadado dentro del ámbito que el desastre ocurrido nos permite. Original resultan los diálogos con los muertos, que gracias a un dispositivo polimérico conectado a sus cerebros, estos pueden seguir transmitiendo sus pensamientos incluso tras la muerte, debido a que la muerte cerebral ocurre mucho después. Cosas como estas empiezan a ser cada vez más comunes en el distópico y alternativo mundo de Atomic Heart, lo que nos lleva continuamente a querer estar descubriendo más y más.
Si bien esta alternativa soviética distópica se asemeja a Bioshock, la otra parte es el símil de nuestro guante y los poderes de los famosos “plásmidos”, que ahora también nos permitirán hacer un juego a dos manos, combinando los de éstos con las armas más convencionales. Nuestros enemigos serán en su inmensa mayoría robots descontrolados de todo tipo, por lo que nuestro arsenal siempre estará dirigido a ello, pero teniendo en cuenta ciertas variables, como el daño por electricidad, fuego o hielo con el que serán más vulnerables. Tanto los poderes del guante como de nuestro arsenal, serán crafteables, con un sistema de looteo SUPER COMODO, del que tienen que dar buena nota muchos de los juegos actuales, tanto, que sin duda no nos molestará buscar y buscar siempre más componentes para nuestras armas.
No hay realmente muchos poderes disponibles para el guante, pero la combinación de estos, con las armas y a su vez, la posibilidad de instalar en ellas un sistema de cartuchos que suman daño elemental aportan variedad de sobra al combate. Porque aunque contaremos con un “dash” para esquivar los ataques, no estaremos ni de lejos en un combate estilo DOOM, sino más bien una mezcla de combate tradicional con un énfasis por las armas cuerpo a cuerpo que han aprendido más de títulos como Dying Light y su buen feeling en el manejo. Podemos causar desmembraciones con estas, los robots se destrozarán acorde al daño y la potencia de nuestra pegada se notará mucho, resultando en un combate siempre satisfactorio, frenético, pero manejable. Quizá marea un poco a veces por la cámara, pero en las opciones del juego se puede reducir este balanceo inducido.
Sería imposible dejar de nombrar a NORA, el sistema de almacenamiento y mejoras que nos ayudará con nuestro arsenal y que cuenta con una personalidad ninfómana-violenta que, de nuevo aportará constantemente un punto de humor al asunto. Pero también a las distintas maneras de abordar una situación, pues el juego hará mucho énfasis en determinados momentos a que evites las alarmas para no verte rápidamente sobre pasado por los enemigos, que claramente, será algo que te pasará seguro. Por tanto, tendremos algunos QTE para evitar golpes desde cerca, para ejecutar en sigilo o en los distintos jefes finales, que los habrá, con su deliciosa y gigantesca barra de vida.
Duración
Como mencionamos al principio, Atomic Heart tiene un desarrollo definido, aunque poco lineal, pero sobre todo, un importante segmento de mundo abierto en el que los “Puestos de Pruebas” cobran una especial importancia. En nuestro mapa, podremos verlos señalados perfectamente, y si conseguimos entrar dentro descubriremos una estancia que esconde mejoras para nuestras armas. Pero no es un habitación y ya, sino una trabajada y en ocasiones laberíntica estancia llena de puzzles para avanzar en las que obtendremos en una escala de 3 niveles recompensas por explorarlas. De hecho, Atomic Heart agradece que las explores tanto, que si quieres en concreto una mejora, la propia arma te dirá donde buscarla para desbloquearla, dejándote a ti que decidas si merece la pena pararte o seguir con tu aventura. No obstante, te lo digo yo. Merece mucho la pena.
Porque ya que estamos hablando de la duración, ciertamente la aventura principal dura entre unas 20-25 horas, pero la realidad es bien distinta, pues con poco que te pares a explorar en el mundo abierto, o decidas no coger un coche, superará por mucho las 30 horas, por lo que no sabría aventurarme a dar una duración máxima, pero habría que sumar un puñado de horas definitivamente a esa cifra si queremos verlo todo y al menos, obtener las mejoras para todas las armas.
Conclusión
En definitiva, no podríamos definir Atomic Heart con otra palabra que sorprendente. Sinceramente, me lo he pasado genial descubriendolo todo sobre esta distópica sociedad de la Unión Soviética que parece ser ideal y todopoderosa, pero que es capaz de desmoronarse entera con la acción de una sola mente discordante. Es cierto que idolatra una supuesta perfección de la sociedad comunista, pero también critica todo lo malo de ella, de manera eficaz, simpática y sin meterse en rollos políticos que a nadie le apetecen.
Precisamente una de sus virtudes es que pocas veces podemos asistir a una recreación visualmente tan atractiva y original de esta versión retro futurista del mundo. Artísticamente sorprende desde el primer minuto, con un inicio que nos recuerda al ya mencionado Bioshock e incluso al mítico Half-Life. Y es que el gran logro de Atomic Heart no es ser un juego con novedades disruptoras de lo establecido en el género shooter o de aventuras, sino un inteligente conjunto de todo lo bueno que nos ha dado la industria envuelto en una bella, pero terrorífica estética de pesadilla soviética.
A veces, Atomic Heart da miedo. A veces, solo quiere que nos riamos un rato. A veces, quiere que la historia nos atrape con esa extraña charla pseudocientífica que tanto nos gusta. Y, a veces, simplemente quiere que nos liemos a tiros desenfadadamente. No es perfecto, pero a Mundfish le ha salido casi todo bien. Ójala el contexto que aportan las circunstancias actuales con Rusia fuera otro, porque es posible que el título tenga algo de rechazo precisamente por ello. Pero por mi parte debo decir, que ha sido una aventura apasionante, divertida, bien hecha y que trascenderá a los acontecimientos históricos como un gran videojuego.
*Gracias a Plaion por proporcionarnos el material para la review.
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Apartado técnico90/100
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Jugabilidad90/100
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Duración90/100
Lo bueno
- Una acción frenética y un ritmo perfecto
- Tiene de todo. Sorprende a cada paso con su argumento.
- Artísticamente es algo descomunal. Increíble.
- Es realmente divertido, original y el doblaje del protagonista es sin duda un plus
Lo malo
- Pequeños "peros" gráficos
- Poca variedad de poderes del guante