Dull Grey plantea una historia interactiva ambientada en un mundo opresivo donde nuestras decisiones nos marcarán para siempre.
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Para analizar Dull Grey tenemos que establecer, primero, una base tanto para ser justos con la producción como para que ustedes, nuestros lectores, entiendan qué es el título y no se lleven una sorpresa luego de adquirirlo. Esta producción desarrollada por Provodnik Games y distribuida por Sometimes You no es un juego per sé, sino una aventura interactiva en donde deberemos elegir las opciones que queremos para nuestro personaje a través de un texto que se nos presenta en pantalla, algo muy similar a lo que habíamos visto en Cinders el año pasado, pero con una atmosfera más adulta y oscura, no solo por el apartado gráfico.
Nuestro personaje en esta aventura será Kiryusha, un niño que encara una travesía con su madre para encontrar al Navegante quien determina la profesión del¿ las personas de por vida (algo así como la universidad, más o menos) pero con menos opciones: se podrá ser farolero o contador, opciones que se repetirán hasta el hartazgo. El viaje, como se imaginarán, no es sencillo. Atravesaremos tierras congeladas plagadas de desastres medioambientales y géiseres que aparecen de la nada misma causando estragos a la población, de hecho, en esas circunstancias muere el padre de nuestro desdichado personaje.
Como si esto no fuese suficiente, otro de los protagonistas recurrentes de la saga es el Estado de este mundo, una forma de gobierno totalitaria al extremo que lleva el nombre de “Programa de Avance” y que tiene el control de absolutamente todo, incluso de las comunicaciones, en un claro guiño a 1984 de Orwell.
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Apartado técnico
Gráficamente el título le hace honor al nombre que lleva. Cada una de las escenas por las que no lleva esta novela interactiva está diseñada en tonos de grises combinados con un negro que marca, con trazos bien crudos, varios edificios que tienen algún tipo de relevancia en la historia. A medida que nuestro personaje, por medio de la narrativa en pantalla, se acerca a alguna de estas estructuras, un zoom nos pondrá frente a algunas escenas que muestran un poco más de este mundo tan perturbador.
Muchas de estas escenas le aportan un valor agregado a la historia y se nota la visión del artista que trabajo en el aspecto visual de Dull Grey, es una lástima que no hayan incluido más de este tipo de gráficos ya que se los extraña cuando no están y hubiesen extendido más el tiempo del título, otro de los factores que no convencen y del que hablaremos más tarde en este análisis.
Lo que el apartado gráfico logra hacer muy bien es capturar la melancolía del personaje y del mundo en el que se encuentra. En cada rincón se puede sentir la monotonía y la opresión cargada de hostilidad del ambiente en el que se está, ya se por lo atmosférico o lo político.
Más allá de estos puntos, el juego es totalmente impersonal. Nunca veremos claramente el rostro de ninguno de los personajes y quizás lo que más colabore visualmente a tener una idea de cómo lucen los protagonistas sea apenas unas siluetas dispersas y muy poco detalladas.
La música por su parte se encarga de acompasar esta ambientación melancólica con melodías que nunca reproduciríais en una fiesta, a no ser, claro, que queráis que todos los invitados se vayan o luchen entre ellos hasta morir, sin embargo, este tipo de ritmo no desentona con la propuesta del título.
Un aspecto clave para que todo el mundo pueda disfrutar de este título es la localización y aquí he de decir que está muy bien lograda, al menos en español que es cómo lo probé en mi Xbox Series S. Con las pocos factores que esta producción tiene a su alcance para atraer al jugador, la narrativa se tiene que mantener bien alto como también la traducción, y los profesionales que trabajaron en ese apartado no defraudan.
Jugabilidad
El aspecto jugable aquí se basa en la selección de opciones, como si de un libro de “Elige tu propia aventura” se tratase, pero a nivel interactivo. El problema aquí yace en que en la mayoría de las opciones vais a sentir que tu decisión no importa mucho ya que siempre regresaremos a la misma pregunta de qué carrera queremos seguir. Es más, en muchas secuencias ni siquiera será nuestro personaje el que responda sino su madre, que tiene tanto control sobre nuestra vida como el Estado totalitario que rige el lugar.
Otros caminos muchas veces nos llevaran a elegir entre ayudar a los habitantes del lugar o al propio Estado o bien a explorar distintos páramos que no auguran un buen futuro para nuestra integridad física. Algunas rutas te darán una recompensa en forma de logros aunque la razón por la cuál somos recompensados nunca queda clara.
Duración
Sin duda alguna, el punto más bajo del título, de hecho creo que es el juego que más rápido terminé en mi vida como jugador, y llevo al menos 32 años en esto desde que recibí mi primera consola. Esta producción puede bien compararse con una historia de Saki o de algún autor famoso por sus historias cortas.
Terminar la historia a un ritmo perfectamente normal me llevó la sorprendente suma de 17 minutos en total, sí, se puede rejugar varias veces pero ya sabiendo lo que vendrá a nivel general, no solo la historia no tiene el mismo atractivo si no que además puede incluso acortar la trama aún más.
El valor de la rejugabilidad es obtener algunos caminos que antes no estaban disponibles para seleccionar y desbloquear así algunos finales alternativos y los logros que vienen con ellos. De cualquier forma, las opciones que se vayan seleccionando poco importan en la historia ya que el final solo variará en unos pocos párrafos sobre el último tramo, lo cuál para este tipo de producciones es muy decepcionante.
Conclusión
Por su precio, Dull Grey puede ser un buen título para pasar unos minutos leyendo una historia corta, muy corta, con interacción digital. Lamentablemente, la duración hace que muchas de las características que le dan una identidad propia a esta producción se diluyan en una narrativa sólida pero que finalmente parece ignorar la mayor parte de las decisiones que el jugador haya tomado a lo largo de la partida.