Hay una compañía que no termina de tener el reconocimiento de las "grandes", pero Respawn esta generación se ha ganado a pulso un sitio en ese podio.
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Lo que empezó como una pesadilla, se ha convertido en todo un sueño. Allá por 2010, Vince Zampella y Jason West, CEO y presidente de Infinity Ward, fueron despedidos de su propia compañía por Activision, dueña absoluta del estudio dedicado a la saga Call of Duty. Precisamente estos fueron los mayores responsables de una saga que realmente cambió toda una industria y por supuesto, una marca que sigue estando año tras año entre los juegos más vendidos en todos los países. Una época realmente negra para dos de los nombre más importantes del panorama del desarrollo videojueguil.
Kojima y Konami -caso similar más reciente- ha tenido finalmente buen resultado, pero es que Zampella y West, solo un mes después de salir de Activision, fundaron Respawn Entertainment, la compañía que conocemos hoy día. Pronto buscaron aliado en Electronic Arts y gracias a su ayuda y a la de Microsoft, consiguieron lanzar Titanfall en junio de 2013, un título absolutamente espectacular que ponía en la mesa nuevas ideas de un talento innato que parecía haberse liberado de sus ataduras. De hecho, rápidamente se le denominó “Un Call of Duty con mechas”, pero era mucho más que eso. Tanto, que prácticamente todos los FPS de los siguientes años tomaron una clara inspiración en Titanfall, ampliando la movilidad de los hasta ahora rígidos shooters.
Sin embargo, una falta de campaña real no llegó a cuajar en todos los usuarios, pero es algo que solucionaron – y de que manera- en Titanfall 2, que a pesar de haber tenido un comprometido lanzamiento en el que el mismísimo Battlefield 1 le hizo sombra, un compañero de editora, logró unas críticas geniales, y ya en todas las plataformas una vida mucho más larga que la primera entrega. Mientras todo el mundo esperaba el anuncio de Respawn del esperado Titanfall 3, Electronic Arts finalmente se decidió a asegurar este enorme talento comprando el estudio por unos impresionantes 151 millones de dólares a finales de 2017.
Respawn cambia algo en Electronic Arts
Pero Respawn no estaba ni mucho menos bajo el yugo de una mega-editora que no le dió libertad o le obligó a tomar decisiones con proyectos que no le correspondían. EA salía de una mala racha en la que el cierre de Visceral y la mala gestión de los micropagos en varios de sus títulos le hicieron mella, pero a principios de año venía la sorpresa que nadie esperaba: Apex Legends. Y no sólo sorprendió por la calidad de un battle royale inesperado, si no por todo lo bien que salió una jugada que nunca antes habían intentado. Un free-to-play, que rivalizaba con un Fortnite en cifras de record que era un spin-off de Titanfall. Los resultados del buen trabajo fueron inmediatos. En sólo un par de semanas, más de 25 millones de jugadores lo habían probado. Una auténtica locura.
Apex Legends, a pesar de todo, ha conseguido mantener un buen nivel y continúa siendo uno de los F2P líderes actuales, que para muchos, es el mejor de los 3 principales que compiten. Pero el remate viene hace sólo unos días con Star Wars Jedi: Fallen Order. Ya sabíamos que Respawn estaba haciendo una aventura de acción en tercera persona, como se le suele decir en inglés “story driven”, pero los resultados de los últimos años con respecto a la saga – y con respecto a los juegos de acción en general -, no daban muchas esperanzas a los usuarios. Craso error. El juego está siendo un éxito tanto en crítica como en público y una frase empieza a sonar como el eco: “Respawn no falla”.
Una media espectacular
Y es que no han dado motivos para lo contrario. No hace falta hacer encuestas, es tan fácil como recurrir a un sitio tan habitual estos días como metacritic. Los resultados, en Xbox One, por ejemplo, no dejan lugar a dudas sobre la calidad de sus títulos y del estudio:
- Titanfall – 86 – Leer análisis
- Titanfall 2 – 87 – Leer análisis
- Apex Legends – 88 – Leer análisis
- Star Wars Jedi: Fallen Order – 81 – Leer análisis
Hay muchas voces que claman que una de las ventajas de Respawn es que no se ha visto obligada a cambiar de motor gráfico y aunque es cierto que con Titanfall-Apex ha seguido usando una útil versión del motor Source, en Fallen Order se ha movido al Unreal Engine 4, bordeando el Frostbite, común a todos los estudios de EA. Algo que unido a la total ausencia de microtransacciones en su último título (igual que en Need For Speed: Heat), podría ser un cambio de negocio de los canadienses que volvería a respetar las condiciones de cada juego, sin meter más rentabilidad a base de hacer pasar por caja al usuario.
El resultado hoy en día y más aún después de Fallen Order, Respawn se ha convertido en uno de los mejores estudios de esta generación, un auténtico titán que convierte en éxito todo lo que toca, además, con ese toque old-school que parece satisfacer a los jugadores de siempre sin olvidarse de seguir innovando. No sabemos si será Titanfall 3, será una nueva IP o será un encargo de EA, pero lo que si estamos seguros es que al menos, de momento, Respawn es sinónimo de calidad. Y no es poco.