Rock Band 4 es la cuarta entrega de la saga de videojuegos musicales Rock Band, desarrollada por Harmonix y distribuida por Mad Catz.
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Las grandes leyendas del rock se forjan a través de años de trabajo, de entrega al público y sobre todo de pasión por la música. Y a ninguno de los grandes mitos de la escena musical le han hecho daño los paréntesis. Al contrario, a veces éstos son necesarios para evitar caer en fórmulas repetitivas o, peor aún, acabar en las garras de la música comercial. El arte no se puede forzar ni surge de forma constante como si fuera el producto de una cadena de montaje, por lo que las pausas de los grandes artistas no suelen ser campos yermos, sino un tiempo fructífero que sirve para renovarse y, al mismo tiempo, hacer crecer la expectación de los fans.
Y esto es lo que ha pasado con Rock Band 4, que ha vuelto a nuestras consolas tras una pausa de cinco años por saturación del mercado y que nos ha servido para ver cuánto echábamos de menos la guitarra y las baquetas…
Harmonix y Mad Catz han unido sus fuerzas para recuperar en nuestra Xbox One los grandes momentos de rock que ya vivimos con sus anteriores entregas. En Rock Band 4 tenemos algunas interesantes novedades y mejoras, empezando por los instrumentos y pasando por algunos detalles del juego, aunque manteniendo a la vez la esencia que les hizo crecer y que sirvió de alimento a nuestras almas rockeras.
Antes de nada, hablemos de los instrumentos, el pilar de cualquier músico y/o aficionado a Rock Band. Como ya comentamos antes del lanzamiento del juego, tenemos la oportunidad de utilizar nuestros instrumentos de la 360 a través de un pequeño adaptador que ronda los 20 euros, una gran opción para los que no puedan comprar el pack entero o no quieran deshacerse todavía de sus viejos y queridos instrumentos. En el fondo merecen ser tratados con cariño mientras les quede un soplo de vida, aunque sólo sea por los buenos recuerdos que tenemos con ellos, así que, gracias a esta posibilidad, tienen otra oportunidad para que les saquemos el polvo y los hagamos brillar de nuevo en el salón de casa.
Los que se estrenen con Rock Band 4 o prefieran renovarse, tienen la opción de comprar el pack con la guitarra o el completo con guitarra, batería y micrófono, re-diseñados por parte de Mad Catz. La guitarra (que, como antaño, también puede servir como bajo), vuelve a inspirarse en la Fender Stratocaster e incluye 10 botones de traste: 5 en la parte superior del mástil y 5 en la parte inferior. Rock Band 4 ha decidido mantener los colores de las teclas, que al estar coloreadas sólo en el costado, le dan un aspecto a la guitarra de lo más elegante y realista. También se mantiene la clásica barra de rasgueo, la whammy bar para activar ecos o vibraciones y los botones de cualquier pad de Xbox One.
La sensación en las manos es muy parecida a la de las guitarras anteriores, aunque las teclas son más sensibles y responden mejor durante el juego.La batería, sin platillos superiores y con pedal, también es bastante similar a su predecesora, aunque el pedal ha mejorado gracias a su recubrimiento metálico. Ambos instrumentos son inalámbricos y funcionan con dos pilas AA cada uno. El micrófono, por su parte, va conectado con cable y es prácticamente idéntico al de Rock Band 3, aunque con unas líneas algo más finas que la versión anterior. Se pueden conectar hasta tres a la vez para cantar en harmonía, siendo seis el número máximo de jugadores simultáneos (batería, guitarra, bajo y tres voces). ¡Una auténtica fiesta, vaya!
Apartado Técnico
En este sentido no hay grandes sorpresas. Los gráficos no están mal y se percibe cierto salto técnico respecto a la anterior generación, sobre todo en cuanto a la iluminación. Sin embargo, hay que decir que tanto el modelado de los personajes como sus movimientos no parecen haber vivido una gran mejoría, y quizá en este sentido esperábamos algo más para nuestra Xbox One. Los diseños de los escenarios están bien y son variados, desde locales pequeños con aforos limitadísimos a grandes escenarios para miles de personas.
El público, como siempre, nos aplaude, corea o abuchea según sea nuestra actuación, nos muestra su pasión con los clásicos cuernos rockeros y, para que no olvidemos que el siglo XXI ya está bien entrado, iluminan la sala con sus móviles, tan presentes en los conciertos de Rock Band 4 como en la vida real. Por detalles como éste perdonamos que el salto técnico no haya sido impresionante… En el modo carrera se echan de menos imágenes que vayan ilustrando la historia, aunque el toque de humor de los textos suple esta ausencia. En resumen, el apartado técnico no es lo que más destaca del juego, pero algunos de sus detalles de contenido y lo divertido de la experiencia le quitan bastante importancia a este punto…
Jugabilidad
La jugabilidad de Rock Band 4 se podría resumir en dos palabras: auténtica diversión. La esencia, como decía, no ha cambiado mucho, pero los jugadores veteranos notarán algunas diferencias que mejoran todavía más las sesiones de rock en casa. La mecánica de juego es la habitual: una serie de colores que debemos pulsar siguiendo el ritmo de la canción (esta es la clave, el ritmo). Cuando el alma de los grandes rockeros venga a ayudarnos y nos impida fallar, iremos llenando el medidor que nos llevará a nuestro éxtasis particular.
Demostrando un buen dominio del instrumento, también podremos rescatar a los compañeros caídos a los que no se les dé tan bien rasguear la guitarra o mover las baquetas… Hasta aquí, todo es similar, incluida la posibilidad de cambiar la dificultad cuantas veces queramos y que se unan o abandonen jugadores en cada partida. Siempre habrá un hueco en el escenario para el amigo que siempre llega tarde…
Y hueco habrá también para brillar como nunca gracias a los novedosos solos de guitarra. En determinados momentos de la canción, los clásicos colores desaparecerán y ante nosotros se abrirá todo un horizonte de libertad que nos hará sentir como el Jimi Hendrix o el Van Halen del barrio. En este momento no corremos el riesgo de cometer errores, se trata simplemente de aferrarnos al mástil cerrar los ojos y dejarnos llevar por la pasión… Batería y voz también tienen sus momentos de improvisación, siendo esta la gran novedad de Rock Band 4 y uno de sus mejores aciertos. La puntuación pasa a un segundo plano para que podamos vivir de verdad la intensidad de la música. Todo un detallito para los amantes del rock.
En cuanto a los modos de juego, está la posibilidad de hacer una partida rápida, pequeñas sesiones de 5 o 6 canciones donde cada jugador puede votar una canción (dejando el resultado final al azar) o, como siempre, la joya de la corona: el modo Carrera. En este modo, tendremos que formar nuestra propia banda desde el principio, dándole un nombre y personalizando a sus miembros.
Las opciones, ropa, instrumentos y accesorios se van desbloqueando a medida que avanza el juego, pero se echa de menos un poco más de variedad. Los rostros, las complexiones y los peinados son algo escasos al principio, y faltaría también una sección de tatuajes y accesorios más cañeros. Pero bueno, siempre es un aliciente ir consiguiendo nuevos trapitos para ir acicalando a nuestros músicos, aunque sea poco a poco…
Una vez que nos adentramos en la historia, tendremos que ir tomando decisiones que afectarán ligeramente a la evolución de nuestra banda. ¿Queremos ser auténticos, tocar lo que nos apetezca y viajar en una furgoneta destartalada? ¿O preferimos tener un manáger, ganar dinero a espuertas y que los demás decidan por nosotros nuestro repertorio? La última palabra la tenemos nosotros, y según lo que decidamos, tocaremos libremente en locales pequeños rodeados de colegas y buen ambiente, o bien en grandes escenarios, ante masas de gente y un setlist encorsetado.
Por supuesto, el público también tiene su papel: de vez en cuando nos hará peticiones y nosotros contamos con la libertad de satisfacerles o no… siempre con consecuencias, claro. Si nos interesa ganar seguidores ya sabemos lo que tenemos que hacer…
Siguiendo con los modos de juego, he de decir que he echado en falta algún modo on-line o Versus, aunque jugando solo y en multijugador local se le puede sacar tanto jugo a Rock Band 4, que tampoco es un gran problema la escasez de modos.
Hablemos del repertorio. Rock Band 4 llega con 65 temas en el disco. Una cifra que está bastante bien, pero que es más reducida que la de sus predecesores. Esto no será una desventaja para quienes dispongan de canciones anteriores, ya que podemos descargarlas y tocarlas sin problema. Tampoco hay que olvidarse de las casi 2.000 canciones de las que os hablamos hace poco que, si bien habrá que pagar por separado, podrán darnos alguna que otra satisfacción si entre ellas se encuentra alguno de nuestros temas preferidos.
El tracklist de Rock Band 4 ofrece dosis de rock inter-generacional y temas no muy conocidos de grandes bandas. Aunque de entrada pueda tirar un poco para atrás a los que no conozcan la mayoría de canciones, en realidad es una buena forma de abrir horizontes y escuchar canciones que quizá, de otro modo, no escucharíamos. Claro que también hay canciones-mito que nos alegra profundamente encontrar como Brown Eyed Girl, de Van Morrison, o No One Like You de Scorpions. También tienen su hueco Ozzy Osbourne, System of a Down, Avenged Sevenfold, Judas Priest, Foo Fighters, Dream Theater… Heavy Metal, rock alternativo, rock clásico, pasado y presente. Amantes de la música, os recomiendo que volváis a caer en los brazos de Rock Band 4.
Duración
Como ocurre con cualquier videojuego de tipo “social”, idea para jugar en compañía, Rock Band 4 no se ve limitado por un número concreto de horas en el que se agoten sus posibilidades. Si nos centramos en el modo carrera sí que podemos hacer una previsión de horas, aunque todo dependerá de nuestra habilidad y presteza con los instrumentos… y la de nuestros amigos, si seguimos la historia acompañados.
Teniendo en cuenta que necesitamos un mínimo de estrellas para acceder a cada ciudad, y que ese mínimo normalmente no se consigue de una sola vez, la duración del modo carrera se puede alargar hacia las 15-17 horas. Incluso 20 si entre tema y tema nos dedicamos a reírnos unos de otros por nuestra cuestionable calidad vocal o instrumental, o a alabarnos y brindar con cervezas para celebrar todo lo contrario.
Pero pasado el modo Carrera, siempre nos quedará volver a empezar para seguir los caminos que rechazamos la primera vez (fans, dinero, estilismo…), intentar conseguir más estrellas en todas las canciones y, cómo no, las sesiones cortas o partidas rápidas que podremos completar con las 1.793 canciones del repertorio a las que podremos acceder. Sin lugar a dudas, es un gran juego para incluir a nuestra colección… Siempre habrá un momento idóneo para sacar la guitarra, la batería y el micrófono. Rock Band 4 nunca pasará de moda porque el rock nunca morirá.
Conclusión
Rock Band 4 ha vuelto para hacernos vivir de nuevo grandes momentos en nuestras reuniones y fiestas en casa, con instrumentos más estilizados y algunas novedades interesantes como la posibilidad de hacer solos de guitarra. Los que ya disfrutasteis con las entregas anteriores no os sentiréis defraudados con esta entrega.
Aunque no haya mucha innovación y los gráficos sigan siendo similares, volveréis a disfrutar igual o más que antes. Y los que no hayáis vivido nunca la experiencia de convertiros en una banda de rock en vuestra propia casa, no podéis dejar pasar la oportunidad de adentrarnos en el mundo de la música consolera de la mano de Rock Band 4.
*Gracias a Madcatz y a Harmonix por habernos proporcionado la copia y los periféricos para la review.