La demo de Outlast 2 nos ha dejado con la miel en los labios. Promete sustos a tutiplén con un acabado técnico que, a falta de algunos retoques, van a dar mucho de qué hablar.
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Tras anunciarse un retraso en el lanzamiento de la secuela de Outlast, el juego que ha provocado más infartos por minuto a nivel global, Red Barrels compensa la espera con el lanzamiento de la demo de Outlast 2, disponible por tiempo limitado. Todo sea con tal de que el juego vea la luz con un acabado que le haga justicia y que le ayude a mantener el listón tan alto como ya lo dejase su predecesor. Por si alguien no lo jugó aún, el primer Outlast nos embutía en el pellejo de un atrevido reportero que se colaba en un famoso psiquiátrico, con la única compañía de una cámara de vídeo, para grabar un reportaje que le proporcionase la exclusiva del esclarecimiento de los oscuros hechos que se habían producido entre aquellas vetustas paredes.
Una vez dentro, el psiquiátrico se convertía en una auténtica trampa mortal, nunca mejor dicho, porque estábamos completamente indefensos. La cámara era el único elemento que podíamos utilizar para abrirnos paso por los pasillos y estancias, gracias a la visión nocturna con la que desgarrábamos la oscuridad que nos acompañaba a cada paso que dábamos. Y nada más… No podías defenderte de los enemigos con tus puños y no disponías de ningún inventario de armas que equipar. Si uno de los enfermos te encontraba y te acorralaba, ya podías darte por muerto. Esconderse en armarios o debajo de las camas era otra de las opciones, no obstante los enemigos eran demasiado constantes y en más de una ocasión lograban encontrarte.
La sensación de inseguridad, de peligro y de vulnerabilidad era aplastante y eso fue lo encumbró como uno de los juegos de terror más intensos de la actual generación. Más de uno y más de una acabó dando algún que otro grito ante lo que sucedía en pantalla a lo largo de su aterrador gameplay. Luego llego el DlC titulado The Whistleblower, en el que volvíamos a recorrer la misma ubicación pero esta vez desde otro punto de inicio y desde otro punto de vista. Ofrecía más de lo mismo, manteniendo las claves del original, solo que aquí ya contábamos con la ventaja de conocer el entorno y no resultó tan sorprendente.
Ahora, la misión de Red Barrels es la de traernos una secuela que esté a la altura de la primera entrega e incluso que la supere, tanto técnica como jugablemente. Y aunque no podemos disfrutar todavía del juego completo, al menos tenemos esta demo para hacernos una idea de lo que vamos a poder a encontrar en el código del esperado Outlast 2. Antes de entrar a desglosar la demo, creemos que al ser un juego de terror, lo ideal es comenzar hablando de las sensaciones que nos ha transmitido. Y por mucho que me duela reconocerlo, y perdón por la expresión, me he hecho caca encima.
La demo dura poco más de quince minutos y, desde el primero hasta el último segundo que dura, la tónica general es estar agarrotado de miedo todo el tiempo porque te vas a sentir acorralado y observado a cada paso. Lo de observado es tal cual, y si no nos crees solo tienes que echar un vistazo a la vegetación que rodea la aldea a la que llegarás después de dejar atrás el acantilado. Fue ese uno de los primeros momentos que nos replanteó la opción de retomar el juego al día siguiente, cuando hubiese más gente por casa y a plena luz del día.
El mencionado acantilado es el punto de partida. Caemos rodando por él y no tendremos más opción que caminar hacia delante. Por suerte hay luna llena, con lo que no estaremos totalmente a oscuras y podremos avanzar sin tener que prender la cámara, con el consecuente ahorro de batería que ello conlleva. Se dibujará en el horizonte un molino y una cabaña, y el trayecto hasta llegar a ese punto, a pesar de ser bastante corto, ya comienza a dar yuyu por culpa de los ruidos de pasos y de vegetación removida que oiremos a nuestro alrededor. El mal rollo comienza, amiguit@s. Y mal que os pese, recomendamos jugar con auriculares para que esa sensación envolvente de agobio y asedio sibilino se agudice. La diferencia de jugarlo con o sin cascos es brutal, os lo aseguramos.
Redundando también en sensaciones, estos primeros pasos nos han dejado un regusto un tanto agridulce por culpa de un acusado popping que llegó a generarnos un cactus que apareció espontáneamente justo enfrente de nuestras narices así como algunas piedras y arbustos. Por suerte, la demo se vuelve más estable al acceder al poblado y desde ese punto corre a las mil maravillas y sin ningún traspiés remarcable. Esperemos que estos problemas se hayan corregido en la versión final.
Con Outlast 2, la tónica general es estar cagado de miedo todo el tiempo - ¡Comparte!
Nada más llegar a la villa, los sonidos envolventes de pasos, golpes y movimientos, que en un primer momento se pueden achacar al viento, comienzan a ser persistentes y continuamente estábamos echando un vistazo a nuestras espaldas. Miradas esmeraldas se entreveían entre la maleza al activar la visión nocturna y es en ese momento cuando te das cuenta de que realmente no estás solo y que los habitantes del lugar están tanteándote, con la evidente intención de asaltarte en el momento menos pensado. Y con ese canguelo en el cuerpo entramos en las primeras cabañas que nos encontramos. Allí es donde descubriremos un primer cadáver, de cuya presencia el personaje no parece sobresaltarse y ni tan solo medita en voz alta sobre ello. Entendemos que esta actitud «pasiva» del protagonista tendrá su explicación en los acontecimientos previos a la demo, con lo que tendremos que esperar a la versión completa para poder despejar la cuestión.
Al entrar en interiores oscuros es cuando comenzarás a tirar de visión nocturna con más asiduidad y es cuando te echarás las manos a la cabeza al comprobar cuan rápido se consume la batería de la cámara. Y lo peor es que las pilas tampoco es que abunden demasiado, así que racionad, insensatos. Más tarde, al dejar la aldea atrás, no nos quedará más remedio que adentrarnos en lo que aparenta ser un túnel secreto en el que ya puedes irte preparando para encontrar escenas y elementos escabrosos. No hace falta recordar que no estás en un Disneylandia precisamente…
Después de eso es cuando comienza una de las novedades más notables y que puede que acabe siendo una de las más cuestionadas por los seguidores más acérrimos. Nos referimos al elemento onírico y sobrenatural. En el primeo ya se jugaba con elementos «peculiares» (por llamarlo de algún modo) que giraban en torno al conocido como Proyecto Walrider, pero aquí parece que se va a optar por mezclar el tono de locura y terror palpable con otro más etéreo. El pasado del protagonista parece que tiene algo que ver, ya que nos cruzaremos con una niña por los pasillos de una escuela en la que nos materializamos tras escapar de un conducto de ventilación. Al principio todo parece normal hasta que unas sombras y apariciones comienzan a manifestarse a nuestro alrededor.
Al escapar de esa especie de ensoñación, volveremos a los alrededores de la aldea hasta llegar a un maizal. Los pueblerinos cuentan con linternas, azadas y demás armas labriegas para darnos caza mientras corremos casi sin rumbo por nuestra vida. Este tramo estuvo a punto de provocar un par de arritmias al que esto escribe. Me quedé desorientado en un par de ocasiones y me descubrieron en los escondites que usaba para ocultarme y recuperar el resuello, todo esto mientras el pulso se me desbocaba. Y cómo ya pasaba en el original, nuestro personaje se cansa. Cuando esto sucede tus pasos se ralentizan y los enemigos no van a ser tan misericordes como para darte ni un solo instante de tregua. Incertidumbre, pánico, agonía… Outlast 2 no va a dejar a nadie indiferente.
Si finalmente consigues encontrar la salida de la maldita plantación, llegarás al final de la demo, que curiosamente acaba tal y como comenzó. Volverás a rodar por una ladera y aunque parece que la secuencia de acontecimientos es la misma, en realidad no es un regreso al pasado, no te engañes, no es un bucle. Te sacudirás el polvo como la otra vez, sí. Tornarás a erguirte de nuevo, sí. Volverás a colocarte por segunda vez las gafas, sí. Pero esta vez… Esta vez no estarás solo…
La demo de Outlast 2 nos ha dejado con la miel en los labios. Promete sustos a tutiplén con un acabado técnico que, a falta de algunos retoques, van a dar mucho de qué hablar. Los amantes del género de terror estamos de enhorabuena y tenemos que ir cargando las pilas para soportar la descarga de adrenalina que es ponerse a los mandos de esta locura de juego que por fortuna va camino de convertirse en una gran saga. Todo parece indicar que Red Barrels va a volver a dar en el clavo de nuevo.