Acudimos a las oficinas de Activision Blizzard para probar durante una hora el nuevo título de From Software: Sekiro Shadow Die Twice.
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Estamos teniendo un comienzo de años muy intenso. Ya hemos vivido los lanzamientos de Resident Evil 2 Remake y Kingdom Hearts III. En el horizonte más cercano, vislumbramos ya Metro: Exodus, Jump Force, Crackdown 3 y Anthem entre otros. Y en marzo tenemos la tercera gran oleada de títulos de comienzo de año: con juegos como Devil May Cry V y Sekiro: Shadows Die Twice.
Frente a la sobre-información de cada uno de esos títulos, de los que hemos tenido diversas noticias, trailers y avances, contrasta la última obra de Miyazaki. De Sekiro la información nos llega a cuentagotas, muy de vez en cuando. Hace unos días pudimos ver un nuevo tráiler centrado en su historia, pero poco más. Sin embargo, hemos acudido a las oficinas de Activision en Madrid para probar durante una hora Sekiro: Shadows Die Twice. Y nuestras sensaciones no podían ser mejores. Sin duda, tal y como os vamos a contar en estas impresiones, estamos ante uno de los títulos de 2019. Es hora de viajar al Japón feudal.
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Un transfondo histórico con toques de fantasía.
En esta ocasión, Miyazaki nos traslada al Japón feudal del siglo XVI. En concreto, nos introduce de lleno en el período Sengoku, que tuvo lugar a finales del 1500. Esta es una época en la que los diferentes estados del país están llegando al final de su enfrentamiento. Sin embargo, aún quedan rencillas y heridas por cerrar.
De este modo, seremos testigos de un mundo que se desmorona, uno que está al borde del abismo. Así, exploraremos diferentes niveles y entornos donde cada detalle está cuidado al máximo y donde vemos el diseño único de From Software. Por supuesto, los secretos no faltarán en el mapeado, pudiendo conseguir objetos únicos o la posibilidad de enfrentarnos a jefes secretos.
En este mundo encarnaremos al «Lobo de un sólo brazo», un experimentado Shinobi que está al servicio de un joven lord. Sin embargo, nos separaremos de él al ser derrotado por un samurai del Clan Ashina, quién buscaba la fortuna de nuestro maestro. Tras esto, emprenderemos un camino de búsqueda y venganza a cualquier precio por todo el territorio del Clan Ashina.
En este camino nos enfrentaremos a enemigos sobrenaturales. En la hora que hemos podido jugar nos hemos enfrentado a un general samurai, a varias tropas rasas (tanto cuerpo a cuerpo como a distancia), a un ogro, a un Monje Corrupto, a una ancianita de aspecto dócil y hemos tenido que esquivar una serpiente gigante. No nos podemos imaginar que clase de enemigos puede deparar el resto del juego, pero amables seguro que no son.
Morir es fácil. Morir dos veces, también.
Los toques de fantasía no sólo se ven en los diferentes enemigos con los que nos vamos a ir topando, si no también en nuestro brazo mecánico del «Lobo de un sólo brazo». Este nos permite usar una serie de artilugios especiales que tendremos que dominar para poder ir avanzando. En la hora que jugamos, teníamos disponibles tres: shuriken, una hacha y la posibilidad de lanzar fuego. Además, el gancho está integrado en este brazo y es un elemento esencial para comprender la nueva obra de Miyazaki.
Principalmente por que este elemento es la clave de la evolución de la fórmula Souls. Sekiro: Shadows Die Twice es un juego mucho más vertical, mucho más ágil y rápido. Y se ve desde el principio, desde los primeros compases en los que mueves al «Lobo de un solo brazo». El gancho nos permite movernos por el escenario de una manera rápida, además de poder alcanzar sitios elevados que nos permiten ver el panorama y pensar la mejor estrategia. Algo fundamental, ya que tendremos la posibilidad de acabar con los enemigos de manera silenciosa.
Así, el sigilo cobra especial importancia. Si somos listos, podremos acabar con los enemigos de un sólo golpe, evitando el conflicto directo. Algo esencial, teniendo en cuenta que somo un shinobi, especialista en el sigilo. Aunque no todo iba a ser tan fácil. Hay algunos enemigos apostados en zonas elevadas, camuflados, que si nos ven dará la alarma y tendremos que hacer frente a todos los enemigos de un área a la vez. Algo que recomendamos encarecidamente que no hagáis.
Olvida lo que has aprendido hasta ahora.
Pasando a hablar del combate con los enemigos (recordar, de uno en uno mejor), lo primero que tenemos que decir es que olvides lo aprendido en cualquier juego Dark Souls. Sekiro es algo nuevo, diferente, que bebe de lo anterior, pero en el que tenemos que olvidar los patrones y los vicios de antaño. Es más, en esta prueba, lo que más muertes nos costó al principio fue encarar los combates a la manera Souls. Algo que a más de uno le costará al principio.
Pero no por ello queremos que penséis que se ha abandonado el estilo. Sekiro Shadows Die Twice sigue siendo un juego endiabladamente difícil, que hará que saquemos lo mejor de nosotros y lo peor. Para ello, Miyazaki ha planteado un sistema basado en el noble arte de la katana y los enfrentamiento de espadas. Por que este nuevo titulo es eso, un juego de choque de espadas, de saber defenderse y contratacar, y no de pegar golpes a diestro y siniestro a un jefe monumental, mientras rodamos por el suelo y rezamos para que no nos golpee.
Así, podremos devolver los ataques normales sincronizando nuestra defensa con el ataque rival. Mientras, los ataque especiales (que reconoceremos por que aparecerá un kanji sobre nuestra cabeza) también se puede repeler si, de nuevo, realizamos el timing perfecto, bien saltando para los barridos, bien esquivando para los ataques frontales.
Sabemos que suena complicado, pero tener en cuenta que sólo hemos hablado de tres botones: esquivar, saltar y atacar. Sumemos un cuarto, LB, con el que podremos levantar la guardia si lo pulsamos. Es decir, ponernos a la defensiva. Con ellos, tenemos los acordes necesarios para crear bellas coreografías sobre la muerte. Además, podemos sumar un quinto acorde, una quinta acción que activaremos con RT: los ataques especiales. Estos son ni más ni menos que las acciones que podemos realizar con el brazo mecánico. Cada uno tiene sus peculiaridades y puntos fuertes, como el hacha, que es la rompe-escudos oficial del juego.
Pero tras toda esta escenografía, encontramos el verdadero sentido de Sekiro: La barra de crítico. Esta la tendremos tanto nosotros como los enemigos y se irán llenando según golpeen los ataques, aunque se bloqueen. Si está barra llega al máximo, podremos asestar un golpe crítico, una ejecución. Esta quitará toda una barra de vida a los enemigos. Como de costumbre, será suficiente para acabar con los enemigos base, pero los jefes tienen más de una.
Sin embargo, el truco lo encontramos en que esta barra desciende si dejamos de atacar. ¿En que se traduce? En que esta vez no valdrá con ir golpeando cada cierto tiempo y dedicarnos a esquivar los golpes, tendremos que pasar a la ofensiva casi constante. Obviamente no nos podemos olvidar de defendernos y esquivar. Esto da cómo resultado unos combates gráciles, rápidos e intensos.
Pero claro, hasta que cogemos el truco de todo esto, vamos a morir. Y mucho. Al final y al cabo está Miyazaki detrás. Esta vez ha incluido el sistema de resurrección. Esta será opcional y tendremos un tiempo para activarla. Eso sí, sólo tenemos una «carga», por decirlo así. Es decir, podremos revivir una sola vez en el mismo punto donde hemos caído. Si volvemos a morir, esta vez será definitiva y volveremos a aparecer en el último checkpoint.
Esto no quiere decir que las cosas sean más fáciles. Si, podemos volver a la carga una sola vez, pero no quiere decir que se repongan nuestras pociones o la vida que entera (que sólo se restaura a la mitad). Lo que sí que pasa es que los enemigos nos dan por muertos y se alejan de nuestro «cadaver», por lo que podemos aprovechar la situación y contraatacar por sorpresa.
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No faltan los toques RPG en Sekiro Shadows Die Twice.
Otra de las cosas que chocan nada más empezar Sekiro es que no hay ni números en pantalla, ni niveles, ni nada. En esta ocasión, la evolución de nuestro personaje será a través de un árbol de habilidades. Y, suponemos, de nuevos elementos para nuestro brazo mecánico. De este modo, aunque no pudimos verlos en la demo que jugamos, podremos ampliar nuestro abanico de ataques y movimientos.
De este modo, ya no hay farmeo al uso. Es decir, al no contar con niveles, no podemos decir aquello de «este jefe lo dejo para cuando tenga más nivel». Toca ir de frente contra todo y todos.
Otro elemento que nos ha sorprendido, es que los elementos del brazo mecánico gastan una especie de munición. Esta está limitada a 15 unidades, y la podemos recuperar obteniendo más unidades derrotando enemigos o encontrándolas repartidas por el mundo. Eso sí, no se reponen en los ya mencionados checkpoint, que en lugar de hogueras en Sekiro son templetes. Lo que si se reponen en estos lugares son las pócimas que nos recuperan la salud y aumentan nuestra barra de «crítico».
El noble arte de la espada.
Como podéis ver, nos ha encantado Sekiro Shadows Die Twice. Lo nuevo de Miyazaki es una vuelta de tuerca a una formula exitosa. El genio japones sabe adaptar su fórmula a un nuevo espacio y un nuevo marco, con nuevas mecánicas y nuevos elementos que permiten una inmersión total en el Japón feudal de finales de siglo XVI.
Ayuda también el increíble apartado gráfico, que nos dejó con la boca abierta en todo momento. Es cierto que no pudimos pararnos a contemplarlo con calma, ya que los enemigos y el combate acechaban por doquier. Pero la dirección de arte es espectacular y cuanta con unos modelados dignos de From Software. Por otro lado, las animaciones de los combates son perfectas y están muy bien trabajadas, notándose muy naturales en cada momento.
Definitivamente, Sekiro Shadows Die Twice es un digno juego de Miyazaki. Cuenta con todos los elementos típicos de su obra (especialmente la dificultad), pero sabe encontrar su propia seña de identidad. Sin ninguna duda, estamos ante uno de los juegos del año.
*Gracias a Activision por invitarnos a acudir a sus oficinas a probar el juego.