Una nueva entrega con un nuevo desarrollador, innovaciones y la misma magia motociclística de la IP, que lamentablemente sigue apuntando a quedarse en un nicho.
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Muchas veces vemos el catálogo de juegos de carreras de Xbox y sonreímos con orgullo con sagas como Forza Horizon y Forza Motorsport, pero no debemos olvidar la sensación de velocidad en dos ruedas que a menudo es criminalmente dejada de lado a pesar de los maravillosos exponentes que tienen como protagonistas a las motocicletas en el mundo de los videojuegos, especialmente en esta generación. TT Isle of Man: Ride on the Edge 3 es un título que quiere incluirse en este selecto grupo de juegos pensados, casi íntegramente, para un grupo de personas que busca vivir acelerando en dos ruedas.
Esta tercera entrega de TT Isle of Man cuenta con una particularidad bastante resonante que es el cambio en la elección del desarrollador. En esta ocasión, RaceWard Studio se hace cargo de la IP luego de desplazar a Kyloton y lo hace con varios pergaminos bajo el brazo, con RiMS Racing como último ejemplo, un título que llevó el realismo y la velocidad del motociclismo a flor de piel y que nos encantó en su momento.
TT Isle of Man: Ride on the Edge 3 está basado en una competencia oficial que se realiza desde el año 1907, justamente es la isla de Man, ubicada en los islotes del mar de Irlanda. Al día de hoy, es considerada una de las competencias más demandantes para los pilotos y una de las más peligrosas si tenemos en cuenta las más de 260 víctimas fatales que se ha cobrado desde sus inicios. Esta misma dureza y dificultad se traslada al juego de RaceWard muy bien, tal vez demasiado, pero eso ya es materia del análisis más profundo que encararé unos párrafos más bajo. Ponte tu mejor casco, lo vas a usar y mucho a lo largo de estas rutas. Luz verde y allí vamos.
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Apartado técnico
Siempre me gusta comenzar hablando de los gráficos en esta sección porque aunque Exupéry decía, con mucho acierto, que “lo esencial es invisible a los ojos”, lo cierto es que el apartado visual es, valga la redundancia, lo primero que se ve. En este caso, los nuevos desarrolladores siguen haciendo gala de su arte con un nivel de detalle abrumador en las motocicletas, en los trajes de los pilotos y en los detalles de los trazados, aunque el público y algunas edificaciones no están en absoluto a la altura de los rodados y si bien forman parte de un relleno que no hace a la acción directamente, creo que se debería haber puesto un poco más de cuidado en ellos.
Una de las cosas que más disfruto de estos títulos es el modo foto y aquí no ha sido la excepción. Se pueden lograr grandes tomas con el lente virtual sin dificultad, aunque no hay una opción dentro del menú que permita captar de forma fehaciente la velocidad. En muchas de las capturas que acompañan a este análisis, estaba acelerando a más de 260 Km/h pero en la imagen parece que el vehículo estuviera estático.
A su vez, noté un bug muy molesto que produce que al salir del modo foto la cámara quedase fija en el amortiguador trasero lo que inevitablemente me llevaba a estrellarme contra alguna superficie o simplemente a frenar y perder preciadas posiciones y/o tiempo vital de carrera.
La banda sonora que acompaña al juego es muy adecuada con un rock intenso en todo momento. Se pueden apreciar los artistas que interpretan las melodías a través del mismo hud, lo cual siempre es un detalle interesante. En donde noté una disparidad es en el sonido de las motocicletas, y es que hay una diferencia muy perceptible entre el excelente sonido de la cámara interior al más latoso que se siente desde una vista exterior.
En cuanto a la performance, el análisis lo realicé en una Xbox Series S y debo decir que el juego se ejecuta sin tirones y con una alta tasa de cuadros por segundo que no decae, aunque también es cierto que al ser la mayoría de las carreras eventos contrarreloj, tampoco hay demasiados elementos en pantalla constantes.
El título se encuentra localizado en nuestro idioma y no es necesario colocar a la consola en una determinada lengua para acceder a él ya que los desarrolladores tuvieron a bien colocar un selector con el que podemos cambiar el idioma del título en cualquier momento. Algo muy simple que casi nadie hace hoy por hoy.
Jugabilidad
Los jugadores que vengan de las entregas anteriores se sorprenderán al empezar el juego y ver que pueden recorrer el mapa libremente en su motocicleta elegida en una tendencia muy “Forza Horizon” pero mucho, muchísimo más limitada que esta, aunque en un sistema abierto y muy distinto al de las entregas pasadas. Para más osadía del nuevo desarrollador, incluso ahora tendremos una mezcla de circuitos reales e inventados pero con marcas registradas históricas de la competencia como los trazados de Clypse y St John presentes. Otros, por el contrario, le dicen adiós a la franquicia, al menos momentaneamente, tal es el caso del circuito de Billown o las competencias de Northwest 200 y el Grand Prix de Macau que parecen ser propiedad digital de Milestone y su genial Ride 4.
Las competencias son grandes, para muchos, diría, enormes, con distintas combinaciones que producen un total de 32 trazados que se pueden recorrer en diversas condiciones meteorológicas excepto el evento principal que no se utiliza con lluvia. Se puede acceder a los distintos eventos desde el mapa, e incluso desde allí mismo se pueden realizar viajes rápidos. En esta misma sección se pueden ver algunos datos históricos de la competencia observando el diario. Además de las competencias y eventos tradicionales, se pueden disputar desafíos por tiempo con distintos pilotos y algunos desafíos contrarreloj, aunque no mucho más que eso.
La ausencia de cantidad de cosas para hacer así como el nulo tráfico que se encuentra en las calles va un poco en desmedro de esta experiencia de mundo abierto que RaceWard Studio quiso incorporar en esta entrega, aunque puede ser un paso adelante en una mejor propuesta a futuro, si la desarrollan un poco más.
En cuanto a la campaña, tendremos a disposición dos clases de rodados: Superbike y Supersport, siendo el primer tipo un poco más reducido en potencia que el segundo. Lamentablemente, solo tendremos la posibilidad de seleccionar entre una lista (muy amplia, hay que decirlo) de pilotos y equipos con grandes nombres como Michael Dunlop e Ian Hutchinson, pero sin la posibilidad de crear nuestro propio avatar, nuestro equipo ni personalizar nuestra motocicleta, algo que me hubiese encantado poder hacer.
Hay que prestar un poco de atención a cómo se desenvuelve también el modo carrera ya que puede ser un poco difícil de entender en un principio. Tendremos ocho eventos de calificación y de competencia no oficiales para luego recién pasar a los oficiales con una invitación. La entrada a todos los eventos no oficiales es por tiempo y sin siquiera una pequeña práctica anterior.
Como había comentado inicialmente, la dificultad, incluso cuando se establece el nivel más bajo es altísima. Si no estás acostumbrado a este tipo de títulos, lo más probable es que las primeras horas te parezca que estás ante un simulador de caídas o de exploración de suelo más que a un simulador de motocicletas. Eso sí, una vez que pasas esa etapa y consigues empezar a entender las físicas, el juego se disfruta muchísimo. Desafortunadamente, quizás muchos jugadores no lleguen hasta esta instancia, algo que se podría haber solucionado con una simple opción de rebobinar y quizás incluyendo un modo arcade de algún tipo.
A medida que se van ganando competencias se van adquiriendo EXP y mejoras para la motocicleta y para el ciclista con lo que se pueden realizar distintas configuraciones ideales para los que están más metidos en la mecánica de esta disciplina.
Las físicas de los rodados son exquisitas y el punto fuertísimo del juego sin lugar a dudas, y con esto no estoy diciendo que las motocicletas sean sencillas de controlar, muy por el contrario pero el realismo se puede sentir en cada curva, en cada frenada y al momento de acelerar en cada recta. Dicho esto, con solo pulsar los direccionales se pueden alterar los controles de tracción, el ABS y hasta un sistema que evita el desplazamiento en una rueda para hacer más sencillas las cosas.
El apartado multijugador incluye competencias PvP online con lobbies privados y públicos con la posibilidad de realizar partidas entre la misma generación de consolas pero no entre marcas.
Duración
Estamos ante un título que tiene mucho para dar en cuanto a horas, no solo por el tiempo que lleva tomarle la mano a los controles sino por la cantidad de horas que tomará dominar cada uno de los circuitos del título, algo para nada sencillo y muy demandante que puede ser el freno principal, incluso, para que muchos jugadores se queden disfrutando del título como se merece.
Conclusión
TT Isle of Man: Ride on the Edge 3 es una entrega que comienza a querer darle una nueva vida a la franquicia tomando elementos que, si bien no terminan de convencer, pueden apuntar hacia un futuro muy interesante. Quizás la mayor desventaja del juego es que pertenece a un público de nicho y parece no querer salir de ese encasillamiento. A ese grupo de personas, fans de esta competencia y, me atrevo a decir, de los simuladores de competencias motociclísticas en general, creo que este juego les encantará porque tiene todos los elementos para eso. En cambio, si eres un jugador más casual que disfrutaba de los Road Rash de Mega Drive y de las experiencias arcades, la dificultad y la muy elevada curva de aprendizaje que propone el juego, podría mantenerte alejado de él, lo cual es una lástima.
*Gracias a Nacon por proporcionarnos el material para poder realizar este análisis.
[appbox microsoftstore 9PBJ36QL2N9V]
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Apartado Técnico75/100
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Jugabilidad80/100
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Duración80/100
Lo bueno
- Los gráficos de las motos y los ciclistas
- Las físicas y los controles son impecables
- Se anima a salir del marco establecido por las otras entregas
Lo malo
- Algunos bugs al salir del modo foto
- El nivel de dificultad es muy alto en todos los niveles
- No se pueden personalizar ni las motocicletas ni crear pilotos