Analizamos la segunda parte de Shenmue, donde la remasterización sigue siendo el gran lastre para este brillante título de la era Dreamcast.
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No fui demasiado benevolente con Shenmue en la primera parte de este análisis. No solo la remasterización estaba a años luz de lo que merecía el juego, también sentí que las mecanicas que proponía habían quedado anticuadas y no tenían demasiado sentido en el panorama moderno más allá de ser un ejercicio de curiosidad histórica. Pues bien, a pesar de que Shenmue 2 continúa siendo una pésima remasterización, incluso me atrevería a decir que peor, sí se acerca más al concepto de videojuego moderno como ahora lo entendemos y supera con creces todo lo que se planteaba en la primera entrega, que parece ser más un campo de pruebas para lo que iba a suceder después.
En ese sentido, me ha recordado totalmente a lo que hizo CD Projekt con The Witcher 3 y la zona de Huerto Blanco, el primer mapa que se desbloquea en el juego, una zona mucho más pequeña que el mapeado principal que permite al jugador hacerse con las mecánicas del juego sin sentirse agobiado por la inmensidad del espacio. Esto también pasa en Shenmue, donde la primera entrega podemos hacernos a lo que propone desde el confort de nuestro barrio residencial y en la segunda ya entramos de lleno en el mundo real y salvaje de la agitada Hong Kong de los años 80. Ha sido jugando a Shenmue 2 donde he comprendido realmente todo lo que ha supuesto este videojuego para la historia del medio y también para el imaginario de miles de jugadores que lo alaban como uno de los mejores de la historia. Y amén a eso. Pero una vez más, seguimos tirándole de las orejas a Sega por haber hecho un remastered descuidado y con prisas que ha provocado que el retorno de Shenmue a las consolas no sea ni de lejos tan dulce como podría esperarse. Sin más dilación, el análisis.
Apartado Técnico
En este sentido, poco o nada cambia respecto al primer Shenmue, adoleciendo de los mismos problemas y añadiendo otros, como el aspect ratio de las partes cinemáticas, que al no estar preparadas para televisiones de alta definición se ha decidido enclaustrar y recortar la imagen en un cuadro negro que te saca por completo de todo lo que estás viendo. Y es que el problema no es que se hayan mantenido el ratio antiguo, posiblemente porque no podían generar estas cinemáticas en alta definición con el código original del juego (qué perezosos habéis sido, de verdad), si no que este hace un baile de formatos y en una escena te encuentras con uno y en la otra con otro. Ahora cuadrados negros, en el siguiente bandas, y así. Y si la imagen es un cuadro, el sonido no le queda muy atrás en deficiencia cualitativa.
Tampoco siento que haya pulido nada a nivel del control del personaje, que continúa siendo igual de tosco a pesar de las «mejoras» añadidas para el remastered y sigue sin responder bien a las acciones del mando. Esto provoca que muchas veces el personaje se mueva más como un tanque que como una persona, algo que se podría haber intentado solventar, pero ya sabéis, d3t, el equipo encargado de este port, remastered, lo que sea, no parece que haya estado mucho por la labor. Esto se traslada también a las partes de lucha, mucho más presentes en esta entrega, que si bien pueden ser entretenidas muchas veces te encuentras con Ryo mirando a Cuenca cuando menos te lo esperas.
Otro de los aspectos que no entiendo de este relanzamiento es el por qué no se ha aprovechado para introducir instrucciones o tutoriales de una forma mucho más clara. Por ejemplo, en los primeros compases del juego apareces en el puerto de Hong Kong y unos transeuntes te ofrecen echar un pulso a cambio de direcciones. Cuando la acción empieza, literalmene no sabes a qué botón darle, y para cuando te has pispado del asunto ya has perdido. Si bien han intentado ayudar al jugador a través del menú que aparece cuando pulsas «Pausa», es insuficiente y muchas veces acabas perdido en las mecánicas del juego simplemente porque ni se entienden ni las explican.
Jugabilidad
Shenmue 2 es una continuación directa de todo aquello que vimos en la primera entrega, tanto, que hasta nos da la posibilidad de importar los datos de nuestra primera partida para mantener técnicas aprendidas y objetos conseguidos, que nos serán muy útiles en esta segunda parte de la aventura. Como sabréis si os pasasteis el primero, Ryo sigue al malvado Lan Di hasta Hong Kong en un intento de vengar la muerte de su padre. Sin más equipaje que una mochila y unas pocas monedas, el adolescente se calza en su famosa chaqueta de cuero para lanzarse a la que será la aventura de su vida. Una de las cosas que más me ha sorprendido de esta segunda entrega es el cambio drástico de ritmo que hay entre una y otra. Mientras el primer Shenmue es lento y denso como una sobremesa de domingo, el segundo pega una inesperada carrerilla y, de repente, todo se apresura.
Una de las cosas que más me fastidió la experiencia con el primer Shenmue fue los largos períodos de espera que se introducían para poder continuar la historia. En esta ocasión se produce un efecto totalmente contrario, y es que sientes que te falta tiempo para hacerlo todo. Ya desde que pones el pie en Hong Kong y te pierdes a la inmensidad de las calles, la historia y todas las tareas pendientes se van precipitando sobre ti haciendo que el reloj avance más rápido que nunca. No solo la historia está mucho mejor balanceada a nivel de ritmo, si no que además se incluye una fantástica mecánica. Nuestra falta de recursos económicos, con el añadido de que nos robarán nuestro dinero al poco tiempo de empezar, provoca que debamos buscarnos la vida para encontrar dinero y poder seguir con nuestra búsqueda. Porque sí, cada día que pasa le tendremos que pagar 38 monedas a nuestro casero para que nos permita tener un techo para vivir. Esto se añade a que, además de trabajar, tenemos que seguir investigando, así que todas las posibilidades que nos permite la ciudad se ven precipitadas a esas dos acciones: investigar y sobrevivir. En el primero esta inquietud no existía, pues siempre teníamos el confort de nuestra casa al que volver, y me parece una mecánica magnífica para ponerte en la piel de Ryo y su desesperada búsqueda. Este segundo Shenmue simboliza la madurez del personaje, su huida del confort de lo familiar y su viaje hacia lo desconocido.
Otro de los cambios más celebres también es el de la ubicación del espacio. El primer Shenmue nos obligaba constantemente a mirar los pocos mapas que se encontraban esparcidos por los barrios para ubicarnos, además de tener la posibilidad de preguntar a los transeuntes por direcciones. En este, se añade la opción de comprar mapas por zonas, lo que añade un mini-mapa a la pantalla para que puedas más o menos ubicarte, pero es tan básico que no incluye nombres de lugares y a efectos prácticos, es mucho más útil preguntar. Me ha parecido muy curiosa la incidencia que hace Shenmue en este acto ya tan arcaico como preguntar direcciones. En la era de Google Maps este tipo de mecánicas no tendría cabida, pues ya todos los videojuegos han abandonado esta idea tan pura de la exploración, de perderte por la ciudad, de ir haciéndote un mapa mental en la cabeza y al final saber dónde está cada cosa sin necesidad de preguntar. Ahora, todos nuestros videojuegos vienen con GPS incorporado y es difícil encontrar el tipo de experiencia que ofrece Shenmue. Me parece curioso pensar qué opinarán de esta mecánica las generaciones venideras, si entenderan este hecho tan primitivo como preguntar por direcciones.
En esta segunda entrega también están mucho más presentes los combates, introduciendo nuevas técnicas que aprendes e incluso hasta estilos de lucha como el Kung Fu o el Tai Chi (recordemos que Ryo mezcla Karate, Ju Jitsu y artes marciales japonesas). Además, los QTE ya no solo aplican en cutscenes, también se utilizan en algunos mini-juegos o misiones donde deberemos hacer que todas las hojas de un árbol caigan gracias a nuestros puñetazos o deberemos partir una piedra con la fuerza de la palma de nuestra mano. En este sentido, Shenmue 2 es mucho más fluido, tanto a niveles de misiones como de jugabilidad. En cambio, lo que sí hecho en falta, y me imagino que fue por recursos técnicos, es que las opciones conversacionales de los NPCs siempre están supeditadas al avance de la historia, limitando nuestras preguntas y respuestas y provocando que los personajes secundarios que pueblan la ciudad acaben siendo máquinas automáticas sin vida propia.
Duración
Por todo lo anteriormente citado, Shenmue 2 es bastante más extenso que su precedesor, ofreciendo más horas de duración y, además, consiguiendo que sea mucho más ameno y divertido que jugar. Ya no sientes que tienes que rellenar horas, si no que el tiempo se te acumula y no vas a poder llegar a todo. El número de actividades también se ha multiplicado, así como las opciones de coleccionables, que ahora además se convierten en una posibilidad de conseguir dinero en las tiendas de empeño. Me sorprende mucho como este videojuego incita a los jóvenes con problemas económicos a probar suerte apostando para conseguir dinero, pero ahí están las máquinas de pachinko y los juegos de dados. Una vez más, y de una forma más evidente en esta entrega, Shenmue se convierte en el máximo referente de la saga Yakuza, donde ya es imposible no encontrarle paralelismos entre uno y otro.
Conclusión
Shenmue 1 no tendría sentido sin Shenmue 2. Si ambos se hubieran lanzado hoy en día, estoy segura de que no habrían sido entregas separadas, si no que estarían unificadas en un único videojuego que le daría sentido a todo. En ese aspecto, también creo que hoy en día se habrían recortado muchísimo algunas tramas innecesarias del primero para encaminarlo todo al segmento de Hong Kong, donde realmente la saga consigue brillar. Este Shenmue 2 es un título que roza la excelencia, pero una vez más nos encontramos con el inmenso escollo de una remasterización que no ha sabido estar a la altura de la leyenda. Es imposible sacarse el sabor agridulce de la boca imaginando lo que podría haber sido y lo que es, un trabajo de recuperación chapucero al que le han llovido las críticas desde la gran mayoría de medios especializados. Lo único que lo salva es que el material de origen es brillante, fuente de miles de mecánicas después implementadas y padre fundador de todo un género narrativo que hoy es uno de los mejor establecidos, el walking simulator.
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Análisis primera parte: Análisis de Shenmue I: La remasterización