Desde Shangai nos llega Little Triangle, un nuevo juego de plataformas con una marcada personalidad y una dificultad que lo hace un bocado exquisito para los jugadores más hardcore.
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Hace más de un año, Phil Spencer hizo un viaje a Japón. En su mente, la idea de fortalecer la marca Xbox en un mercado tan importante para la industria cómo es el nipón. En una tierra dónde ven a la máquina de Redmond como un económico reproductor Bluray y 4k, tenía mucho dónde escarbar. Así el “jefe”, con su confianza y ánimo inquebrantables, se remangó y comenzó a currar. Y no se focalizó en el mercado japonés, también en el del gigante coreano y el chino, desde dónde nos traen Little Triangle. Allí pequeños estudios empezaban ha bullir ideas novedosas, aire fresco, juegos que aumentarían el catálogo de Xbox One, hacerlo avanzar en la incansable carrera hacia exclusivos, y además haciéndolo con títulos que no necesariamente iban a ser AAA.
De aquel viaje por Asia surgieron grandes acuerdos y no menos interesantes juegos: estrechó manos con los coreanos de Bluhole y tenemos el éxito del momento, Playerunknow´s Battlegrounds, en exclusividad temporal para la máquina de Microsoft. También en fase beta está el MMORPG Tera, del que no se está hablando demasiado. Los chicos de Pearl Abyss también vinieron debajo del brazo y nos ofrecerá el colosal Black Desert Online de forma exclusiva. Este viaje también abrió una ventana para estudios que en la vida habrían salido de su país, cómo recientemente os contábamos en el análisis de Xuan Yuan Sword: The Gate of Firmament, de DOMO Studio.
Microsoft tiene el interés, el aporte económico y sobretodo la infraestructura necesaria, como es el caso del programa ID@Xbox, el cual beneficia a un montón de pequeños desarrolladores y desde cualquier punto del planeta, el poder lanzar sus títulos que, en muchos casos y tal y cómo el estudio del juego que os traemos contaban, lo hubieran tenido muy difícil para salir de las fronteras de su país. El estudio chino Dreamoji nos trae, gracias a este programa, la conclusión de un proyecto que llevaba en gestación desde 2015 y que gracias a los chicos de Redmond, vamos a poder disfrutar en nuestra videoconsola favorita.
Little Triangle da comienzo con una invasión de robots gigantes que se dedican a raptar a la gente (triangulitos de ingeniosas pintas) y uno de ellos, nuestro personaje, deberá pararle los pies a lo largo de tres mundos, divididos en 10-11 fases, con la única habilidad y arma que poseen: el salto y el doble salto. No se precisa de más. Un pretexto para ponernos frente a este plataforma 2D, y no uno cualquiera, es exigente, muy exigente. Para que os hagáis una idea, títulos cómo Cuphead o Super Meat Boy me han venido a la mente durante las horas de juego. Comparten cierto aspecto estético muy parecido, con gráficos que recuerdan a dibujos animados. Pero sobre todo una característica en común: su elevada dificultad. Los mismos desarrolladores comentan que han intentado buscar el “equilibrio” y hacerlo exigente, pero no frustrante. Os invitamos a que saltéis con nosotros a la pintoresca y divertida propuesta que los chicos afincados en Shangai nos traen. Amantes de los plataformas hardcore, empezad a frotaros la manos.
Apartado Técnico
Para los que ya tenemos un vagaje más o menos amplio en esto de los videojuegos, el diseño artístico empleado por el estudio chino nos hará venir a la memoria más el juego musical de Ps2, Parappa the Rapper que al de Cuphead, cómo hacíamos referencia en la entrada del análisis. Ese diseño de “nachos” para los personajes y un estilo fresco, desenfadado, que busca sacar unas risas al sufrido jugador que se enfrenta a sus endiablados retos plataformeros. Goza de una paleta de colores variada para cada uno de sus mundos y unido a su estilo de trazo sencillo y limpio hacen que tenga su propia personalidad, pero a años luz de la obra de los hermanos Moldenhauer.
Los escenarios están diseñados para poder albergar hasta 3 jugadores más, sin riesgo de afectar a su rendimiento. Por ello y a pesar de su sencillez, no deja de asombrarnos que el scroll lateral no sea del todo fluido, dando unos pequeños tirones, que son más acusados y pronunciados en la Casa, lugar dónde intercambiamos de skin y por el que podemos ir ascendiendo y moviendonos con total libertad. Afortunadamente estos pequeños tirones no afectan en absoluto a la jugabilidad, siendo la reacción a nuestras ordenes con el mando rápidas y precisas.
La parte sonora cumple con la dotación del mínimo exigible a un juego de este corte: los sonidos de los brincos, los ataques, la localización de zonas ocultas y la de las gemas triangulares que son la moneda del juego, nada que destacar ni para bien ni para mal. Suerte distinta corre las músicas, escasos dos o tres cortes musicales, diferenciados para cada uno de los tres mundos pero que, cuando los tiene que repartir para los 10-11 niveles que los componen, da la sensación de repetitivo. Se salvan las músicas para los medium boss y final boss, que gozan de los suyos propios. El juego viene con la posibilidad de poner sus textos en castellano, y se agradece, aunque sea innecesario. No hay historia que leer o narrar, ni textos durante las fases que se hagan necesaria su traducción para su compresión.
Jugabilidad
Aquí es donde recae todo el peso del juego. Evidentemente es un plataformas, y la precisión y la coordinación deben ser milimétricas. Es digno de elogio lo que ha logrado Dreamoji en este apartado, dando como resultado uno de los plataformas más ingeniosos, retorcidos y difíciles de los que hemos tenido ocasión de jugar. La única habilidad de la que dispondremos será la de un salto y un doble salto, que deberemos afinar y combinar de forma excelsa, si no queremos arruinar a nuestros triangulares amigos. Si nos permitís, quisiéramos referirnos a Little Triangle cómo “exigente” más que dificil. En palabras de Sheng Ding, fundador del estudio, quieren que el juego goce de cierta dificultad, que produzca la sensación de desafío al jugador, sin llegar a frustrarle. ¿Como se consigue esto? Pues principalmente dando al usuario dos modos de dificultad, que nos saltará en nuestras narices nada más presionar A, y que dan dos formas de jugar al juego dependiendo del nivel de experiencia (y paciencia) del jugador y/o jugadores, por que goza de cooperativo y competitivo local y online.
El Modo Normal (el utilizado para este análisis) nos da tres vidas, a modo de corazones, que se irán mermando a medida que fallemos un salto y la falta de descoordinación nos lleve hacia alguno de los implacables y coordinadisimos movimientos o disparos enemigos o trampas del escenario, y que podremos volver a recuperar en los “benditos” checkpoints. Creednos que hacía mucho que la imagen de uno de estos clásicos y recurrentes dispositivos no nos alegraba tanto y nos ha hacía saltar de felicidad cómo en este juego. Y es que estos checkpoints están colocados con sabiduria y a una distancia digna de agradecer. Hay pasajes de algunas fases en los que ciertos tramos se nos atravesarán y querremos correr hacia el próximo punto de control, con tal de quitarnos de en medio esa zona infernal. En cambio el Modo Hardcore, recomendado para los más valientes, nos propone empezar de nuevo manteniendo los checkpoints durante el recorrido de las partidas. Aquí un solo fallo y estamos muertos y de vuelta a último checkpoint, ya que se quitan los tres niveles de salud.
Independientemente del nivel escogido, Little Triangle nos ofrece tres mundos, cada uno de ellos compuesto por entre 10-11 niveles, que variarán dependiendo del número de bosses intermedios que tengan. También hay una fase de Bonus en cada uno de ellos y un modo Challenge por si queremos ir un “salto más allá”. Los mundos son Factory, Temple y Jungle, que deberemos de ir desbloqueando consecutivamente para avanzar. El ritmo de las fases es tan intenso que los final bosses que aguardan al final de cada mundo nos han parecido una bendición. El juego no tarda en poner sobre la mesa sus cartas, pidiendo al jugador que espabile y se ponga las pilas, pues sólo acaba de empezar. En particular el segundo mundo ha habido niveles dónde hemos perecido más de 100 veces, ayudando a conseguir uno de los logros del juego, “Beyond help…”, por morir 1000 veces. Creo que puede dar una idea a los lectores de este análisis del nivel de “exigencia” que hace gala.
Duración
Decir que un nivel se puede pasar en escasos 4 minutos es tan cierto cómo que en otros estaremos más de 40 minutos. Una vez más, y muy particularmente en el título que nos ocupa, se apela en este apartado a la propia habilidad y paciencia del usuario. Sin duda no tiene la extensión de un Mario Bross. clásico, título del que negar inspiración sería un sacrilegio, principalemente por la escasez de mundos en relación a él. El añadido de poder echar unas risas y unas palabras más subidas de tono que otras junto con amigos durante el juego, alargan considerablemente su duración y también su rejugabilidad, si le añadimos los modos Batalla, dónde nos enfrentamos con los colegas.
Muy potable también entre amigos el modo Challenge para medir las fuerzas con los Bosses, o dedicarnos a descubrir todas las zonas secretas de los escenarios, aglutinar todas las gemas de las fases y rescatar al resto de infelices triangulitos que, una vez recueperados, formarán parte de nuestra colección de skins para poder intercambiar, hay hasta 60 distintas, claramente orientadas a las partys entre amigos. Creemos que por el precio que ofrece dará un buen puñado de horas de juego, y una ocasión ideal para poner a templar nuestra paciencia.
Conclusión
Referirnos a Little Triangle cómo un “plataformas clásico” no es del todo acertado. Lo es en su concepción: es clásico y de mecánicas simples, pero muy actual, subiéndose al carro de esta extraña moda, por llamarlo así, de hacer juegos difíciles y que en esa propia dificultad se cimiente sus bases jugables. Nos hemos referido en varias ocasiones durante este análisis a Cuphead, cómo ejemplo más reciente y cercano, al que han llegado a comparar con Dark Souls. Pues las plataformas ya tienen su “dark souls”, pero hay que destacar que es mucho más accesible, a pesar de todo, que el título de Studio MDHR. Un excelente bocado para los jugadores más hardcore.
* Agradecemos a Dreamoji el habernos facilitado el material para realizar esta review.