Humanos, si queréis saber la que se os viene encima con Destroy All Humans! correr a leer este análisis. Crypto está a punto de llegar a la Tierra otra vez.
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¡Vuelve el clásico de culto! Destroy All Humans! regresa en un remake muy especial tras su lanzamiento original en 2005. El título nos podrá en la piel de un pequeño extraterrestre verde…, ¿o era gris…?, en fin, un pequeño extraterrestre muy malhumorado y muy mal hablado, que además, está muy cabreado después de que los humanos hayan capturado al Cryptosporidium-136, su antecesor.
Aún así, las cosas no son lo que parecen, ¡ese estúpido platillo apareció de la nada justo encima de un cohete cuando iba a ser lanzado provocando una gran explosión y su posterior captura!, ¿pero a quién se le ocurre?
Así que con un «hermano» capturado, una necesidad imperiosa para la raza furona de invadir la Tierra y aprovecharse de la paridad del ADN humano con el ADN furón, nuestro viaje nos llevará a distintos parajes de los EEUU de los años 50 para destruir la humanidad. Prepárate para enfundarte en el cuerpo de nuestro cabezón amigo, Crypto, gracias al Holobob y sembrar el caos y la destrucción.
Crypto visitará la Tierra otra vez gracias al remake de Destroy All Humans!
Además, es importante tener en cuenta que Destroy All Humans! es un título con mucha personalidad y mucho humor, al fin y al cabo no deja de ser una sátira desmedida sobre los EEUU de los años 50, esa época de bonanza de los americanos y ese tiempo de tensión y miedo en la denominada Guerra Fría. Ni Crypto ni sus guionistas dejarán títere con cabeza. ¿Estáis preparados para iniciar la invasión?
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Apartado técnico
Lo primero que me gustaría decir es que Destroy All Humans! es un remake, aunque THQ Nordic y Black Forest huyan de ese apelativo. Es el mismo juego que pudisteis haber disfrutado en 2005 rehecho con gráficos actuales y efectos visuales mucho más vistosos. Es importante entender la palabra «remake», porque nada tiene que ver con las clásicas remasterizaciones que tan de moda se han puesto estos últimos años. Aquí hay un gran trabajo tras el título, y cuando uno echa la vista atrás al juego original lo nota.
Gráficamente el título cumple, no es un portento ni tampoco lo intenta, pero cumple sobradamente. Por un lado el diseño de personajes ha ganado muchos enteros, no solo por el modelado y tener muchos más detalles, sino porque se ha abandonado el estilo más realista del título original y le han dado una estética más parecida a la propaganda publicitaria de los años 50 de América. Este cambio de diseño le sienta realmente bien y hace que gráficamente sea aún más resultón.
Por otro lado, los escenarios se ven muy mejorados con muchos más elementos y detalles en pantalla, ya sean desde las briznas de hierba hasta los árboles y su follaje o las propias edificaciones, además de una distancia de dibujado aceptable y unas mejoras sustanciales en la iluminación.
Aún así, no es un título gráficamente sobresaliente, y si me lo permitís tampoco notable. Además, aún con ello en determinadas ocasiones que abusamos más de nuestros poderes telequinéticos o el caos es muy desproporcionado notaremos tirones o bajadas de fps que afean el producto, incluso en Xbox One X. Aunque el título resulte muy vistoso esperaríamos que no se produjeran estas bajadas, eso sí, debemos añadir que no nos hemos encontrado con muchas de éstas.
El resto del apartado técnico lo cierra un doblaje muy bueno, en inglés, eso sí. La banda sonora por su parte pasa bastante desapercibida, cumpliendo sin más. Los efectos sonoros sí que saldrán mucho mejor parados y encajarán perfectamente en el título, desde las armas de protones, nuestro rayo desintegrador (como si de Mars Attacks se tratara), las explosiones o las mismísima pistola para sondar humanos.
Jugabilidad
Jugablemente estamos ante un título muy divertido. Para empezar la propia historia es una sátira muy ácida de la cultura americana de los años 50. Crypto, su protagonista, es un derroche de personalidad, con su mal humor, sus palabras malsonantes y esa chulería, desprecio y poca paciencia que le caracterizan. Estamos ante un título que sabe sacarnos más de una sonrisa. Pero además, su propuesta es igualmente divertida, aunque sí es cierto que ciertas mecánicas se sienten muy ancladas al pasado.
Por un lado vemos pequeñas similitudes con GTA, salvando las distancias, buscando ofrecer mapas abiertos pero de menor escala. El control del personaje, sistema de apuntado y ese efecto de ser vistos y ser perseguidos por la policía o el ejército recordarán inevitablemente al título de Rockstar. No tan agradable resulta su esquema de misiones, muy parecido entre unas y otras, limitándose en muchos casos a leer la mente a varios humanos, infiltrarse en determinado sitio, matarlos a todos, huir en tu nave y destruir distintas edificaciones.
Así, el título se divide en varias misiones, todas ellas tendrán lugar en varios escenarios claramente diferenciados: Rockwell, Santa Modesta (California), Área 42 y Capitol City (Washington). De igual modo, y aunque las misiones nos van guiando por los mapas correspondientes, una vez desvelada cualquiera de ellas podremos visitarla nuevamente para cumplir desafíos o buscar coleccionables. Los mapas a día de hoy no sorprenden por su tamaño, pero si trata de ser un pseudo-sandbox como ya dijimos anteriormente, pero mucho más limitado y a menor escala.
Por lo demás, el control aunque anticuado cumple correctamente, siendo realmente divertido sondar humanos, desintegrarlos, arrancarles el cerebro, destruir sus viviendas y monumentos, … Pero lo que puede resultar más divertido es usar los poderes telequinéticos contra ellos, en ese momento tendremos ante nosotros un abanico de nuevas posibilidades: podremos matarlos tirándoles una vaca o un pollo, empujarlos a un lago o piscina para que se ahoguen, mantenerlos en el aire mientras electrocutamos a otros humanos y desafiamos a los agentes de la ley, que tratarán de frenar nuestras ansias de destrucción, frenar un misil y devolvérselo, hay muchas opciones y modos de terminar con ellos.
A parte de todo lo anterior, también hay una parte centrada más en el sigilo y la infiltración. En ella podremos distraer a los humanos haciendo que otro baile, disfrazarnos como ellos para adentrarnos en sus bases de operaciones, seguirlos, leerles las mente o en determinados momentos interactuar con ellos, lo que dará lugar a unos diálogos muy simpáticos y divertidos, aunque serán situaciones hoy en día muy parcas en opciones y sin mayor trascendencia.
Otro de los mayores inconvenientes a nivel jugable viene de la mano de los subtítulos, mientras unos se ven clarísimos en la parte habitual, otros mientras estamos jugando se ubican arriba a la izquierda y con una letra más pequeña, es por ello que mientras jugamos las conversaciones u órdenes de Orthopox, nuestro responsable en la nave nodriza, se perderán en muchas ocasiones sin que siquiera nos demos cuenta.
Duración
Destroy All Humans! es un juego muy corto, ¡mucho! Aunque el tema del control y el planteamiento quiera recordar a títulos sandbox, no llega a ser uno de estos en ningún momento, ni siquiera en cuanto a la duración o posibilidades de exploración. La historia se limitará a cumplir misión tras misión, cosa que podría levarnos alrededor de 5-6 horas. Posteriormente podremos repetir misiones para cumplir objetivos secundarios que nos hayan quedado y desbloquear nuevos aspectos para Crypto o explorar las ubicaciones en modo libre para recoger coleccionables y hacer distintos desafíos. No obstante, aunque el título es muy divertido no existen muchos motivos para rejugarlo.
Como única novedad en este apartado tenemos la inclusión de una misión en el Área 42 que había sido descartada en el título original, pero será en una de las ubicaciones que ya conocemos y como el resto de misiones, podrá completarse en 10-15 minutos, pues todas las misiones son muy cortas y tampoco entrañan una gran dificultad.
Conclusión
Destroy Al Humans! es lo que fue el título original hace 15 años, pero perdiendo el factor sorpresa. Si de aquella se presentaba como un producto nuevo, rompedor e irreverente, hoy es un título divertido, que conserva mucho de lo bueno que tenía originalmente, pero que se siente lastrado por un desarrollo a la antigua usanza y sus propias limitaciones de pseudo-sandbox desarrollado por misiones. Además de que estas serán muy parecidas entre unas y otras.
Sigue siendo igual de divertido que lo fue originalmente, eso está claro, pero no sorprenderá ni supone un soplo de aire fresco. Pese a que el cambio gráfico es superlativo si comparamos ambas versiones, no deja de ser el mismo título, de modo que gustará si disfrutasteis del título en su época y queréis rememorarlo o si no lo conocéis y queréis pasar un rato entretenido y reíros un poco…, bastante…, un poco bastante. Más allá de eso será un juego que se pase en un suspiro y os dejará con ganas de más.