Transportándonos a una época de caos e inestabilidad, Tenebris Pictura se consagra como un título de suspense con un ponente elemento narrativo indispensable para los apasionados del género.
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La inquietud del ser humano por la expresión artística es parte de su naturaleza desde tiempos de la Prehistoria. A lo largo de estos miles de años, ésta ha ido evolucionando, adoptando diferentes soportes en función del contexto histórico-social en el que los artistas se criaban, así como las propias influencias del pasado.
En la actualidad, el arte se puede encontrar de muchas formas, algunas de ellas, alejadas de la imagen clásica que la sociedad pueda tener de lo que es o no es arte. Entre ellas, los videojuegos son un claro ejemplo, pues aúnan soportes y/o formas de expresión que en otros aspectos se consideran arte en el imaginario popular, como puede ser el teatro, la música o la literatura –o, por supuesto, el cine, que se suele utilizar de referencia–. Ninguno de estos elementos está al margen de las influencias, ya sea para generarlas o para recibirlas.
Los videojuegos han integrado muchos tipos de lenguajes para completar las experiencias que, después, transmite a sus jugadores. Las influencias, reconocidas o no por sus creadores, se pueden encontrar en múltiples aspectos, especialmente en el diseño gráfico, que es el que nos ocupa hoy, y que en ocasiones se relega a un segundo plano para ensalzar otros elementos como el guion o la banda sonora. A la hora de dotar al videojuego de un estilo que encaje con la visión de los creadores, a veces es más apropiado y enriquecedor mirar fuera de los propios círculos del sector para encontrar la inspiración que dote de personalidad propia a la creación.
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En el caso de Tenebris Pictura, la pintura victoriana no sólo es clave, sino patente en cada centímetro del mapa que esta aventura presenta. Una aventura en la que encarnamos a un investigador de lo paranormal con habilidades psíquicas, que llega a una neblinosa e intrincada isla llena de misterio. Invitado por un viejo amigo para investigar la desaparición de su hija, pronto se enreda en un misterio sobrenatural relacionado con una oscura secta y avistamientos de criaturas ultraterrenas que parecen haber escapado de una extraña colección de cuadros de origen incierto.
Apartado técnico
El mundo en el que se desarrolla Tenebris Pictura es algo mágico de contemplar. Su diseño es atronador, no sólo inspirándose en ese aire gótico y victoriano de finales del siglo XIX, sino retorciéndolo y recargándolo hasta su máximo esplendor. Sus pasillos son siniestros y aprovecha cualquier elemento para darle un toque único y muy realista. Pero cuando estos dan de sí todo lo que puede ofrecer, la abandonamos para adentrarnos en otro tipo de ambientes, igual de tenebrosos e inquietantes.
Pueden sufrir de ser demasiado oscuros en su concepción, por lo que se llega a apreciar cada pequeño rayo de luz que baña la imagen, pero a medida que vamos superando enemigos, la noche empieza a clarear para conseguir unos colores de ensueño. Igual ocurre con algunas de las fases más avanzadas del juego, donde el título que nos ocupa echa el resto y se aleja de este estilo arquitectónico tan característico para dejarse llevar por una suerte de imaginario único.
Jugabilidad
¿Qué ocurre si mezclamos una selección de pinturas (altamente desestabilizadoras para el espectador) con la sensación de que están vivas y las empleamos para ambientar una historia centrada en lo paranormal? El resultado es que, guste más o menos el juego, la inquietud capaz de provocar al usuario es especial. Sobre todo, porque todas conllevan un significado relacionado con la trama del título, si bien otras poseen una mera finalidad estética.
Sacadas de contexto, estas obras no dicen mucho, como es lógico. Pero un acertamiento a ellas hará que juguemos a algo más que un videojuego de avanzar hasta el final. Una auténtica experiencia llena de dobles sentidos, y uno de los mejores surgidos en lo que a exploración, cacería de fantasmas y rompecabezas se refiere.
Más allá de este paseo por la pintura, sobra decir que Tenebris Pictura no solo nos hace observar cuadros, como sabrán los que han jugado (y podrán adivinar los que aún no se animasen a probarlo) sino que juega con ellos. Se les administra una vida que resulta, cuanto menos, inquietante. Las pinturas no están vivas, más allá del aspecto amable de que las provean en Harry Potter; y diversos rostros, expresiones y la plasticidad de algunos de ellos puede llegar a resultar perturbadora.
Y es que, pese a que los cuadros están presentes en más títulos a lo largo de la historia de los videojuegos, pocas veces hemos visto que sean los auténticos protagonistas, acompañados únicamente de espectros que aparecen de forma violenta.
Por otra parte, este Tenebris Pictura no se toma demasiado tiempo para prepararse, y en apenas unos segundos de breve y francamente sobria presentación nos planta ante lo que va a ser nuestro periplo durante toda la aventura: Un buen puñado de puzles y rompecabezas que son tan fáciles de entender como difíciles de dominar. Esa es una de las claves de los grandes videojuegos de este perfil, y en ese sentido, la gente de Pentadimensional ha hecho un gran trabajo. Y es que lo mejor del juego es, por supuesto, su capacidad para hacernos pensar, y no solo por poner sobre la mesa varias preguntas a las que nos va a costar dar respuesta, sino también por sus propias mecánicas jugables.
Todo comienza con sencillos puzles que se pueden resolver casi a modo de minijuegos, pero pocos minutos después algunos comenzaran ya a hacer que nos rasquemos la cabeza y así progresivamente hasta que los últimos sean una verdadera locura.
Duración
Si te gustan los juegos de rompecabezas que sean largos, complejos, llenos de secretos y con una gran libertad para jugador, que nunca sean frustrantes, y que además cuenten con una historia misteriosa y elaborada, que toca temas interesantísimos acerca de sectas, te va a enamorar este juego. Un juego que más allá de la valentía demostrada al elegir los temas tratados, la forma de hacerlo y la vasta riqueza de sus referencias, es capaz de ofrecernos hasta 4-5 horas de aventura.
Conclusión
La particular ambientación del juego, inspirada en la época victoriana y rodeada por una banda sonora tan discreta que a veces parece desaparecer, invita mucho a esa forma pausada y reflexiva de ir viéndolas venir que nos propone. El hecho de que haya que avanzar bastante para encontrar los retos verdaderamente complicados también nos habla de la paciencia que requiere un título así, pero todo durante el camino resulta tan equilibrado, tan bien estudiado y tan satisfactorio cuando por fin damos con la tecla adecuada, que las horas invertidas en él no nos dejarán encima ese agotamiento mental propio de otros productos del mismo género.
Esa es una muestra más de que, a pesar de las muchas deudas que no se preocupa en ocultar a otras obras, Tenebris Pictura anda también sobrado de personalidad propia, de carácter inconfundible y de los componentes necesarios para acabar estableciéndose como una producción de culto que no será jugada por el público mayoritario, pero que contará con el cariño eterno de quienes sí le presten su atención.
Agradecemos a Pentadimensional Games el material proporcionado para poder realizar este análisis.
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Apartado gráfico70/100
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Jugabilidad90/100
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Duración85/100
Lo bueno
- Los rompecabezas son ingeniosos y combinan la habilidad y el ingenio con talento.
- El diseño artístico de algunas de las "situaciones" que ocurren está muy logrado.
Lo malo
- La banda sonora no destaca demasiado.