Análisis de Scorn

La fantasía biomecánica de Scorn llega sorprendiendo con su estética, su progresión y su propuesta. Este es nuestro análisis.

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Desde su presentación, Scorn ha despertado la curiosidad de muchos jugadores. Principalmente, un sentimiento común que tenemos de manera innata. El morbo por lo horrible, por lo prohibido, por lo que no deberíamos de ver, es la mayor cualidad no sólo del título de EBB Software, también lo es de las películas de terror o de los libros de miedo. Esa sensación de angustia por lo horrible, por lo que nos resulta incómodo de mirar, pero igualmente «atrayente».

Por momentos, Scorn no quiere ser «un juego» - ¡Comparte!

Y es que la obra de H.R. Giger es realmente así, y es indispensable citar a este artista de lo extraño e incómodo, creador de los conocidos Xenomorfos para Alien, la película, para entender lo que proporciona Scorn, un juego que ni es terrorífico, ni es de acción, ni es fácilmente clasificable en un género, si no que más bien resulta una curiosa experiencia. Empezando desde su inexistente explicación del argumento o prólogo, los jugadores se sentirán solos desde el primer momento, sin ayudas o guía de lo que tienen que hacer. Pero es precisamente ahí donde empieza esta extraña magia que emana del juego.

Sin que sepas exactamente cómo, bueno realmente gracias al diseño del propio juego empezarás a interactuar y comprender los puzzles y cual es tu camino, solo con observar atentamente los patrones de este retorcido universo. No obstante, hablamos de que es repulsivo, extraño y quizá con un importante tinte sexual, pero quizá menos violento y gutural de lo que esperaba, aunque no puedo negar que algunas de las escenas son realmente únicas en lo explícitas que son.

En Scorn encarnaremos a una especie de humanoide que intenta escapar de las instalaciones donde ha aparecido, mientras atraviesa una serie de horrores creados por un ente orgánico que ha infestado todo lo que toca. Realmente hay varias posibles explicaciones del argumento, que sólo cuenta con un final posible y las expusimos todas en este artículo para los que buscan respuestas (ojo spoilers). Por parte de este análisis intentaremos explicaros un poco más sobre este extraño pero interesante título, que casi podríamos calificar como único.

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Apartado técnico

Este juego es totalmente de nueva generación, pues no hay versión de Xbox One y a pesar de los exhaustivos análisis técnicos que he podido ver, pues ya hace algunas semanas desde su lanzamiento, sigo creyendo que el conjunto artístico y los efectos usados son los que construyen un universo que sinceramente nunca lo había visto tan real. Hemos visto entornos más vivos, más orgánicos en otros videojuegos, de eso no hay duda, pero nunca con una atmósfera tan auténticamente extraña. Posiblemente, porque cada captura, cada frame, que para colmo va a 60 fps tanto en Xbox Series X como en Xbox Series S, parece un arte conceptual sacado de un libro.

Esa sensación no disminuye en ningún momento, pero quizá se ve mermada en ocasiones por una acción que no termina de encajar en el conjunto, por parecer encorsetada en una intención por pasar del walking simulator al survival horror que no entendemos muy bien, pero que al fin y al cabo, no desecharíamos, si no más bien desearíamos una mejora importante.

Jugabilidad

Las mecánicas de Scorn consisten en ir avanzando hasta un posible escape de las instalaciones, mientras vamos abriendo puertas, introduciendo nuestras manos en elementos que dan bastante asco y en general manteniendo también a nivel de mecánicas ese tono perturbador. Siempre hemos estado un poco equivocados con lo que Scorn ha querido mostrar jugablemente, pues parecía algo más como un shooter más cercano a Dead Space y similares que a la extraña experiencia que acaba proporcionando.

No obstante, tampoco hay que desencaminarse mucho. Si hemos de encasillar a Scorn en un género, este sería claramente un Survival Horror. Los puzzles, una gestión del inventario que exprime al jugador con pocos recursos y enemigos escasos complicados de eliminar. Las claves están ahí, salvo que el «horror» es muy diferente al que estamos acostumbrados, pues es el miedo no es precisamente uno de los sentimientos que nos transmite el juego, pero si una enorme incertidumbre ante lo desconocido y una sensación constante de incomodidad.

Realmente Scorn es muy directo, nos ofrece una serie de desafíos, que a veces parecen puzzles gigantes en los que deberemos seguir unas pautas y en otras ocasiones son rompecabezas propiamente dichos, pero siempre manteniendo su estética y nada fuera de tono o forzado. La otra parte de su jugabilidad son las armas, que en este caso serán cuatro, pero su uso es tan escaso que bien podríamos considerarlo como otro puzzle a resolver. Aunque he de admitir que en algún momento, unos controles bastante toscos y lentos por parte del protagonista que hace que la dificultad aumente exponencialmente, resultando algo «fuera de lugar», pues de repente te tienes que adaptar a algo tan trivial como una pistola.

Eso sí, esta interpretación de las armas, la curación o la vida de nuestro protagonista, está tan integrado en esa estética orgánica del juego que resulta curioso o fascinante ver como se manejan. Por supuesto, para esto también hay cero explicaciones al respecto y en mi caso, anduve un buen rato con una pistola creyendo que no podía encontrar ni una sola bala o que las encontraría más adelante hasta que descubrir «la magia» del botón recargar. Es gracioso sí, pero también sé de algunos usuarios que ni siquiera han conseguido CURARSE. No me imagino pasarme el juego sin curarme, pero bueno, es que si ves como una especie de objeto vivo, mitad corazón palpitante, mitad headcrab de Half-Life, lo enchufas en un aparato y empiezan a salirle brotes rojos, quizá alguien no sobreentienda que es como nuestro botiquín. Por eso, un consejo: Solo con darle a la pausa aparece el mando con la función de todos los botones. Si no sabes hacer algo, prueba.

Duración

De nuevo, aquí Scorn nos deja con sentimientos encontrados. La duración es más bien escasa, entre unas 5 o 6 horas. Quizá alargar esa incomodidad visual para el jugador acabe afectando a la experiencia, por lo que no tenemos queja. Sin embargo, si que nos hemos quedado con las ganas de ver un poquito más, porque este curioso universo en decadencia podría dar más de sí.

No queremos que se pierda el misterio de tener que adivinar lo que está pasando, pero si que se podría haber metido algún área más grande o ambiciosa, aunque entendemos que a nivel de diseño está tan cuidado que cualquier ampliación de este tipo debe de ser muy costosa en cuanto a tiempos de entrega.

Conclusión

Personalmente, Scorn me ha encantado. Es un juego que visualmente es una maravilla. Quizá una asquerosa maravilla, pero precisamente por ello es único. Nunca había visto nada igual y lo podéis constatar vosotros mismos con las capturas de pantalla que adornan el análisis, no hay cinemáticas. Todo se ve así de bien.

Su aproximación al Survival Horror ha reforzado también esa opinión, pues en esencia, cumple las bases del género, exprimiendo la dificultad en ocasiones, aunque fallando estrepitosamente en su comunicación con el jugador, que es nula. Aunque he de confesar que, en mi caso, llegué a conectar con Scorn. A comprender los mecanismos, a entender un poco ese horrible universo. No me siento privilegiado por ello, pero si que al acabarlo se me quedó la sensación de haber jugado a algo muy especial y único, pues tampoco parece importarle que no sea para tí.

Recomendarlo es fácil. Está en Xbox Game Pass y os animo a probarlo. Son solo varias horas y la experiencia es gratificante. Pero también advierto. Scorn no es el típico juego, pues a veces ni siquiera parece querer serlo.

*Este análisis ha sido posible gracias a Xbox Game Pass, pues no hemos recibido material alguno de la editora.

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Pedro Del Pozo