Un juego que tiene todo para atraparte, que no te engañe su colorido mundo, ya que se esconde una historia llena de muchas verdades.
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Actualmente, hay desarrolladores que se limitan a ofrecernos juegos convencionales, sin salirse de su zona de confort. Me refiero a títulos marcados por una estructura predecible y repetitiva, lo cual no siempre es negativo. En pocas palabras, apuestan por lo seguro.
Por eso, cuando un juego rompe con lo establecido y trata de ofrecer algo diferente y original, es cuando realmente podemos apreciar que algunos estudios se esfuerzan por crear propuestas genuinas, que divierten, atrapan y nos llevan un poco más allá de lo que estamos acostumbrados a jugar.
Un juego auténtico, de esos pocos que nos divierten y logran contarnos algo real. - ¡Comparte!
Y aquí es donde entra Revenge of the Savage Planet, que sin reinventar la rueda ni presentar mecánicas completamente nuevas, consigue destacar gracias a su enfoque creativo. Toma conceptos conocidos y los ejecuta de forma brillante, aportando un sello propio que lo diferencia del resto. El resultado es una propuesta divertida que vamos a analizar a fondo.
Apartado técnico
Ya hemos ofrecido un pequeño adelanto de lo que supone Revenge of the Savage Planet. Es un juego que, sin darte cuenta, te atrapa visualmente. No ofrece un despliegue técnico impresionante, pero tiene algo especial que te llama la atención.
Su estilo artístico es una delicia: arte y poesía para los ojos. Es llamativo, sin necesidad de gráficos espectaculares. Aunque conservador en lo técnico, su apartado audiovisual destaca por su capacidad de cautivar y enamorar al jugador. El nivel de detalle está muy cuidado, y se nota en cada escenario. No te encontrarás con los típicos entornos repetitivos; aquí visitarás distintos planetas, cada uno representado con una estética hermosa y acogedora.
En cada uno de estos mundos percibes sus diferencias no solo por los biomas, sino también por las criaturas que habitan en ellos. Son tan letales como fascinantes. Sus diseños tienen algo que te impulsa a observarlas, exterminarlas o incluso capturarlas. En definitiva, una montaña rusa de emociones que tú decidirás cómo abordar.
Me estoy adelantando, lo sé, pero detrás de todo lo que ocurre en el juego hay una corporación que nos envía constantemente vídeos y mensajes protagonizados por personas reales en situaciones cómicas y absurdas. El trabajo de doblaje en inglés es excelente y la creatividad brilla con luz propia.
El título es un festín audiovisual muy bien logrado, que te hace sentir parte del mundo que propone. Tal vez por eso el protagonista siempre lleva casco: para recordarte que el que está al mando eres tú. Aunque el juego no está exento de fallos, y pese a los elogios, también encontré algunos bugs. En ciertas ocasiones, el personaje quedaba congelado durante una acción, obligándome a cerrar el juego y volver a entrar. En el modo cooperativo, mi compañero pudo ayudarme a salir de estas situaciones.
Ya que mencionamos el cooperativo, conviene destacar que el juego se comporta correctamente en este modo. Se puede jugar sin complicaciones y sin que el rendimiento se vea afectado, tanto en pantalla dividida como en local.
El título está disponible en Xbox Game Pass, aunque nos habría encantado que fuese compatible con Xbox Play Anywhere. Por desgracia, no es así, por lo que no podremos continuar nuestra partida entre Xbox y PC de forma sincronizada.
No obstante, un punto a su favor es que, si tienes una copia del juego, puedes jugar tanto en Xbox como en su versión de PC, un movimiento positivo —aunque inusual— que merece ser mencionado.
Para terminar, el juego cuenta con voces en inglés y textos en español, correctamente localizados, lo que permite seguir la historia sin ningún problema. En resumen, estamos ante una experiencia sólida que, más allá de su potencia técnica, destaca por su originalidad y su envolvente apartado audiovisual.
Un juego que, a pesar de sus fallos, cumple con creces en el apartado de la diversión. - ¡Comparte!
Jugabilidad
Si ya habías caído rendido ante el apartado técnico del juego, déjame decirte que ahora llegamos a lo mejor de Revenge of the Savage Planet: su adictiva jugabilidad. Es la base de todo el título, con una mezcla de varios géneros que encajan a la perfección, como un reloj suizo, con cada engranaje funcionando al unísono.
Vamos por partes. Esta entrega es la secuela de Journey to the Savage Planet, y encarnamos a un individuo que, tras permanecer en criogenia durante más de 100 años, es despertado con la misión de colonizar un planeta. Sin embargo, todo se descontrola cuando nuestro empleador es adquirido por una empresa aún más grande y deciden despedirnos.
Nos encontraremos solos en un planeta desconocido, sin trabajo y con todo en contra. Aun así, hay algo positivo: todos los recursos que se habían preparado para nuestra labor seguirán estando a nuestra disposición. Solo será cuestión de tiempo desbloquear cada herramienta que vayamos necesitando.
Desde el principio y sin perder tiempo, puedes jugar en solitario o con un segundo jugador, ya sea de forma local o en línea. La diversión está garantizada en ambos modos. Como indica el nombre del juego, estaremos en un planeta salvaje y aparentemente desolado. Pero no estaremos solos: la fauna local hará acto de presencia, sin olvidar la vegetación y los hermosos paisajes.
La jugabilidad incluye los clásicos movimientos de saltar, correr y disparar con un bláster, al menos al inicio. Algo que me ha encantado es la clara inspiración en la saga Metroid, ya que podremos escanear prácticamente todo: objetos, criaturas y elementos del entorno. Esto convierte la experiencia en una carrera por alcanzar el 100% de exploración, algo que inevitablemente recuerda a las aventuras de Samus Aran.
Este escaneo será clave para mejorar nuestro hábitat, que será nuestra base de operaciones. Allí podremos consultar nuestros objetivos, mejorar las habilidades del personaje y convertir este lugar en un verdadero hogar. Para ello, necesitaremos explorar y recolectar valiosos recursos, ya sea de criaturas o del entorno.
Nuestras habilidades se irán reforzando e incluso ampliando de múltiples formas, haciendo que la progresión resulte muy satisfactoria. Con cada mejora, seremos capaces de hacer cosas que antes no podíamos. Al principio tenía mis reservas con el juego, pero poco a poco me atrapó. Incluso mis hijos, que me acompañaron durante muchas partidas, se vieron enganchados.
Esto nos empuja a avanzar y explorar, una dinámica clave en el juego. Nos encontraremos con criaturas extrañas y coloridas, cuyos comportamientos varían si están solas o en grupo. Aunque parezcan adorables, no todas son pacíficas; algunas pueden sentirse amenazadas y atacarnos.
En esos momentos descubrimos que todo puede suponer una amenaza y que debemos mantenernos alerta. Nuestra misión es explorar, recolectar y mejorar, completando misiones que nos permitirán desbloquear nuevas habilidades y mejoras.
El verdadero encanto del juego radica en esta combinación de elementos que lo convierten en una experiencia absorbente y adictiva. Explorar no resulta en absoluto tedioso, sino que es muy entretenido. A medida que avanzamos, si prestamos atención, descubrimos que estamos ante un Metroidvania en 3D. Hay zonas bloqueadas a las que solo podremos acceder al obtener habilidades concretas, lo cual nos obliga a progresar en otros mundos para poder volver después.
Así es, el juego cuenta con cuatro planetas enormes que funcionan como mundos abiertos que podemos explorar a nuestro ritmo. A medida que adquirimos las habilidades necesarias, podremos volver a zonas anteriores para descubrir nuevos secretos.
El juego consigue mantenernos constantemente ocupados e interesados, buscando siempre algo más. Ahí reside su valor, no solo como experiencia jugable, sino como una fuente de diversión y buenos momentos. A pesar de los pequeños fallos ya comentados, nada empaña en exceso la experiencia general.
Y por si pensabas que no quedaba nada más, el juego aún guarda sorpresas. Por ejemplo, podemos capturar criaturas y llevarlas a nuestra base, donde hay un museo adaptado para ellas. Podemos interactuar con ellas y capturarlas, aunque no todas serán dóciles, por lo que representa un reto adicional.
Además, nuestro hábitat actúa como refugio personalizable mediante objetos que podemos comprar con créditos, lo que nos permite crear un entorno encantador e interactivo. También podemos personalizar al protagonista con distintos trajes, incluyendo uno inspirado en Dave the Diver, que resulta especialmente divertido y encaja muy bien con el estilo del juego.
No podemos dejar de mencionar los combates contra enemigos, en su mayoría criaturas. Son sencillos y no demasiado exigentes, algo que tiene sentido considerando que el juego está orientado a todo tipo de jugadores. Además, hay jefes imponentes que aportan momentos memorables, junto con minijuegos muy entretenidos que ponen a prueba nuestras habilidades.
Hasta ahora, Revenge of the Savage Planet se presenta como un juego redondo, entretenido y que engancha gracias a su capacidad de sorprender constantemente. Tiene un mensaje que mezcla humor, irreverencia y momentos únicos. Por todo ello, no puedo hacer otra cosa que recomendarlo: es un título imprescindible y una experiencia fresca, de esas que la industria necesita más a menudo.
Una experiencia que mezcla un poco de todo y su resultado es una genialidad. - ¡Comparte!
Duración
Revenge of the Savage Planet tiene un problema con su duración: es tan adictivo que completarlo solo te llevará entre 12 y 15 horas(incluso menos). Evidentemente, lo digo con sarcasmo, ya que el juego te atrapa desde el primer momento y no te suelta, por lo que probablemente lo terminarás en poco tiempo.
Es cierto que hay mucho por coleccionar, descubrir, hacer y explorar. Pero su mayor fortaleza —la jugabilidad— también influye en su duración, ya que engancha tanto que el tiempo pasa volando. Terminas queriendo más, y no te lo voy a negar: es genial.
Es tan absurdamente entretenido, que te dura muy poco. - ¡Comparte!
Conclusión
Así como comenzaba este análisis, quiero cerrarlo con una reflexión sobre lo que representan hoy en día los videojuegos para quienes los disfrutamos. Cuando una experiencia combina una buena jugabilidad, una historia irreverente pero cercana, y además logra atraparte, podemos decir que ha cumplido su propósito.
Revenge of the Savage Planet no es perfecto, no destaca técnicamente ni innova en lo jugable, pero toma elementos que ya conocemos y los ejecuta de forma brillante. Ahí es donde marca la diferencia frente a otras propuestas. Tiene esa chispa, ese toque especial que no se ve tan a menudo.
Es un juego que merece cada minuto invertido en él: explorando, sintiéndonos libres y, lo más importante, divirtiéndonos como niños. Es una propuesta imprescindible en Xbox Game Pass y, sin duda, una joya dentro del catálogo de Xbox. Si aún tienes dudas, juégalo y descúbrelo por ti mismo. Estoy casi seguro de que te lo pasarás en grande.
Agradecemos a Meridiem Games el material ofrecido para realizar este análisis.
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Apartado técnico85/100
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Jugabilidad95/100
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Duración75/100
Lo bueno
- Los planetas se sienten vivos y amenazantes
- Coleccionar, coleccionar y seguir coleccionando
- Poder jugar en cooperativo local/online es una maravilla
- La burla tan divertida y cargada de verdades a las corporaciones
- Con tu copia estándar del juego tienes acceso al mismo en Xbox y PC
- Lindos animales que podemos atrapar e interactuar en nuestro zoológico
- A pesar de las voces en inglés, cada cinemática es irreverente y cargada de mucho humor
Lo malo
- Algunos bugs molestos
- No es muy exigente en algunos combates
- Desearía que fuera más largo, es tan bueno que ya quiero una secuela
- A pesar de contar con la opción de jugarse en Xbox y PC con una copia, no cuenta con Xbox Play Anywhere
