Narcosis es un juego de terror bajo el mar con tintes de survival horror, aunque no llega a ser del todo un jumpscare. Se dedica más bien a atosigar al jugador con una ambientación claustrofóbica, en la que el miedo a morir asfixiado acapara todo el protagonismo.
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Dice la RAE que narcosis significa “Producción del narcotismo; modorra, embotamiento de la sensibilidad“. Si buscamos narcotismo arroja el siguiente resultado en su primera acepción: “Estado más o menos profundo de adormecimiento que produce el uso de narcóticos“. Es normal, pues, que al ir a enfrentarte al análisis de un videojuego que se titula Narcosis, se te venga a la cabeza que vas a jugar a una aventura protagonizada por unos fumetas; pero nada más lejos de la realidad. Resulta que si asocias el término narcosis al submarinismo, el resultado de su definición difiere diametralmente. Es en esta disciplina cuando la palabra implica alteración del estado de conciencia de un individuo en el buceo profundo con botella de aire comprimido, que conlleva efectos similares a los de una intoxicación alcohólica, provocado por las altas presiones de nitrógeno en la transmisión nerviosa.
Y todo esto viene a cuento porque Honor Code, el estudio desarrollador, ha adoptado el término como nombre de su nueva obra y, desde luego, el título le viene que ni pintado porque no vamos a parar de sentir los síntomas de tan devastador síndrome. En un futuro cercano (la acción transcurre en 2019), se ha descubierto un nuevo combustible que sustituye a los carburantes fósiles. Esta energía renovable solo puede extraerse de los fondos marinos, con lo que se construyen bases mineras submarinas para poder producirlo y exportarlo. Como ya intuiréis, nosotros encarnaremos a uno de esos mineros acuáticos y viviremos en primera persona un seísmo que destruirá buena parte de la estación en la que trabajamos. A partir de ahí, da comienzo una “carrera” por la supervivencia en la que tendremos que encontrar una vía de escape que nos lleve hasta la superficie.
Únicamente equipados con nuestro traje de buzo, un propulsor, una botella de oxígeno y una navaja, recorreremos las instalaciones en busca de nuestros compañeros y de un submarino en el que ponernos a salvo. Pero claro, durante el trayecto nos veremos perdidos o atrapados en más de una ocasión, con lo que será necesario afinar nuestro instinto y nuestro sentido de la orientación porque hay que calcular cada paso y cada ruta. Dar vueltas en círculo o explorar es un lujo que no podremos permitirnos, puesto que nuestras reservas de oxígeno no son ilimitadas.
Fruto de este ir y venir en busca de recargas para nuestra bombona de O2, la tensión y la presurización comenzarán a hacer de las suyas. Además de enfrentarnos con criaturas marinas, tendremos que hacer un esfuerzo por mantener la cordura ante las visiones que comenzaremos a sufrir por culpa de la narcosis. Pero… quizás el horror que estamos sufriendo no tiene que ver con la presión ejercida por el nitrógeno. ¿Y si fuese real? El juego hará malabares con esta premisa, y para descubrir lo que está pasando no nos quedará más remedio que enfundarnos el neopreno, calzarnos las botas con suelas de plomo y encasquetarnos la escafandra. Esperamos que sepas nadar…
Apartado Técnico
Visualmente, Narcosis recrea a la perfección tanto las instalaciones de la base como el fondo marino a campo abierto. La acción transcurre a mucha profundidad, allí donde la luz del sol no llega. La linterna de nuestro traje nos permitirá ver a corta distancia y las bengalas ampliarán mucho más al campo visual, pero mayormente nos moveremos en entornos oscuros o en penumbra. El agua nos rodeará, estaremos sumergidos todo el tiempo y será frecuente encontrarnos objetos flotando por doquier al movernos por las diferentes estancias de la estación minera. También toparemos frecuentemente con peces, pulpos, calamares y demás fauna abisal, así como caminaremos a través de la flora marina típica de esos lares cuando salgamos al exterior. Solo rechinarás los dientes en una escena, ensoñación del protagonista, que recrea una florida pradera. Es en ese momento en el que te das cuenta de que sin el filtro acuático, el juego pierde todo el atractivo y que su resolución no es tan buena como parecía.
La recreación de entornos es muy buena y acertada. Realmente tendremos la sensación constante de movernos en las profundidades y el diseño de la base parece haberse inspirado en títulos tan punteros como Alien: Isolation, siempre manteniendo un tono más apegado a la realidad que a la ciencia ficción. Además, el motor gráfico está muy bien optimizado y no sufriremos defectos técnicos de rendimiento en ningún momento. Quizás sea gracias al movimiento ralentizado que estamos obligados a mantener constantemente, el caso es que todo fluye sin taras salvo por los tiempos de carga entre punto y punto de control, al cargar la partida o al pasar de capítulo, los cuales se hacen eternos y rompen el ritmo de juego tras haber perecido por un salto mal calculado o por un ataque enemigo. También resulta un poco molesta la parte baja de la escafandra. En ella veremos el indicador de nivel de O2, las bengalas que nos quedan y el medidor de sobrecalentamiento del propulsor. Esta franja es bastante gruesa y bloquea buena parte del ángulo visual, sobre todo molesta cuando quieres mirar hacia abajo.
Pocos personajes aparecerán en pantalla, pero peces y criaturas de todo tipo se irán cruzando en nuestro camino a menudo. Todas ellas están dotadas de un buen modelado, pero lo que destacan son sus animaciones. Gracias a ellas se refuerza esa sensación de verosimilitud que exuda el juego en todo momento. Encima llega con todos los textos traducidos al castellano, con lo que no perderemos comba del hilo narrativo, podremos navegar por el menú con soltura y también podremos leer las fichas del resto de la tripulación sin dificultad. Algunas palabras o frases están mal traducidas y algunos verbos mal conjugados, pero son errores que no se dan con demasiada frecuencia. Un ¡hurra! para el estudio por el esfuerzo de haberlo lanzado en nuestro país localizado.
A nivel sonoro tampoco pinta mal la cosa. Como no abunda la acción en el transcurso de la aventura, no esperéis nada espectacular. Más aún si tenemos en cuenta que todos los sonidos están ahogados por producirse bajo el agua, lo cual tiene una lógica aplastante. Las melodías tampoco son épicas pero contribuyen a la recreación de ese halo de misterio terrorífico que envuelve al juego, aumentando su intensidad para potenciar las escenas en las que suceden algunos acontecimientos escabrosos y aterradores, para luego relajarse y tomar la función como mero acompañamiento en los tramos de exploración.
Jugabilidad
Para empezar con este apartado, hay que tener en cuenta que el juego está pensado para jugarlo con gafas de realidad virtual. Lo indicamos aquí, y no en el apartado técnico, porque tiene más relación con los controles que con la resolución u otros aspectos técnicos. La cámara nos muestra el entorno en primera persona y con el stick izquierdo caminamos hacia delante, hacia atrás y a los lados, mientras que con el derecho moveremos la cabeza del buzo para mirar a nuestro alrededor. En realidad funciona como cualquier otro shooter, pero por la disposición de la escafandra, se percibe que utilizando la realidad virtual esta combinación resultaría menos tosca.
Aprender a movernos será fundamental, ya que hay que encontrar un equilibrio a la hora de desplazarnos que nos permita racionar el oxígeno y que nos dure el mayor tiempo posible, ya que en ningún momento sabremos si estamos cerca o no de la próxima estación de recarga de O2. Avanzar con rapidez con ese traje de buzo tan pesado no será buena idea, ya que requiere mayor esfuerzo, nuestra respiración se acelerará y gastaremos el aire en un suspiro. También tendremos que rehuir de los enfrentamientos, de las visiones y de los cadáveres que encontremos. Al estar cerca de ellos nuestro personaje se pondrá nervioso y, de nuevo, el ritmo de consumo de aire se acelerará vertiginosamente.
También es muy importante cogerle el truco al propulsor. Es una herramienta fundamental porque nos servirá para salvar abismos y para avanzar más rápido. Puedes usarlo tantas veces como quieras, siempre y cuando no lo sobrecalientes. Si esto sucede, tendrás que esperar un par de segundos hasta que se enfríe, así que tienes que calcular muy bien cuándo y cómo usarlo si no quieres quedarte vendido en medio de un salto.
Todo esto puede parecer complejo en una primera instancia, pero no os preocupéis porque la curva de aprendizaje es bastante intuitiva y asequible para cualquier tipo de jugador. Más complicado resulta avanzar en algunos tramos, ya que no tendrás ninguna ayuda en pantalla que te sirva como guía. En algunos pasajes, en los que la vegetación alta y las rocas dificultan la visión, es muy facilísimo perderse y puedes acabar dando vueltas en círculo sin darte cuenta. Un sistema de baliza o de GPS no habría estado demás, pero habría suavizado esa sensación de agobio, frustración y de tensión que genera tal cual está.
Por otro lado, que los enemigos sean peces solo sirve para justificar un sistema de combate aparatoso y sin chicha, que podría haberse obviado. También acaba siendo un tanto reiterativo en el resto de mecánicas, ya que todo se resume en caminar sin detenerte para pasar de un capítulo a otro. Te irás encontrando con el resto de miembros de la tripulación, pero tampoco darán juego para interactuar con ellos.
Duración
El juego no es demasiado longevo. Aun muriendo varias veces, perdiéndonos en una decena de veces y explorando para intentar encontrar a todos los tripulantes, hemos completado la campaña en poco más de cinco horas, y cuando la acabas tampoco es que existan demasiados motivos para darle una segunda vuelta, salvo que quieras encontrar los coleccionables que te falten. Para ello tienes la opción de cargar los diferentes capítulos en los que te hayas dejado algo, con lo que los completistas lo exprimirán un par de horas más.
Al acabar la campaña desbloquearás algunos extras, como por ejemplo un programa de radio en el que se entrevista a uno de los supervivientes de la tragedia submarina que viviremos en primera persona. Más allá de eso, no se activan nuevos modo de juego ni existe mayor aliciente que extienda su duración.
Conclusión
Narcosis es un juego de terror bajo el mar con tintes de survival horror, aunque no llega a ser del todo un jumpscare. Se dedica más bien a atosigar al jugador con una ambientación claustrofóbica, en la que el miedo a morir asfixiado acapara todo el protagonismo. No hay munición, solo tienes una navaja y algunos de los enemigos están acorazados y son inmunes a los cortes, así que huir suele ser la mejor estrategia, pero hazlo con cuidado porque en Narcosis el dicho aquel de “vísteme despacio que tengo prisa” cobra mayor peso que nunca. Correr es sinónimo de consumo acelerado de oxígeno y, créenos, eso no te conviene.
Le falta un poco más de desarrollo a nivel narrativo y jugable, además de que se nota su concepción enfocada a la realidad virtual. Por lo demás, es un juego altamente recomendable para los amantes de los juegos de terror o con un argumento que roza la supervivencia mezclada con alucinaciones con tintes sobrenaturales. La lástima es que saber qué es real y qué no, acaba por no tener ninguna trascendencia jugable. Al final todo se resume en avanzar despacio pero sin descanso, en aras de encontrar la siguiente estación de recarga de O2. Aún así, tiene un acabado visual resultón y es una buena opción para los que busquen un survival horror diferente.
*Gracias a Honor Code por habernos proporcionado el material para la review.