Analizamos Agony, la infernal propuesta en el campo del survival horror del estudio independiente Madmind, que nos lleva literalmente al inframundo.
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Yo era uno de esos que esperaba con muchas ganas Agony. Aunque no anticipaba nada revolucionario, la idea de un Doom Walking simulator, con el que poder darme unos paseos por el lado más malsano del infierno, con buenas dosis de erotismo, y metáforas genitales de lo más cafre, quizá además con algunos puzzles curiosos y esa prometida mecánica de la posesión que nos remitía al infame (o heroico) Messiah. Lamentablemente la idea que me había hecho del juego estaba bastante alejada de las pretensiones de Madmind Studios, que pensaba en Agony de una forma más tradicional, y en mi opinión demasiado ambiciosa para las capacidades del estudio. Además de dar paseos por el infierno tendremos mecánicas de sigilo, e incluso de acción directa en algunos momentos, lo que unido a cierto downgrade, que se nota sobre todo en las versiones de consola, hizo que mi experiencia con el juego no fuera para nada lo que yo me esperaba.
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No obstante hay que aceptar las cosas por lo que son, y pasado el pequeño shock inicial intenté sumergirme en la propuesta de Madmind, para descubrir unos controles y animaciones bastante por debajo de lo esperado, y un juego que ha sido lanzado bastante crudo en lo técnico, llegando a presentar bugs verdaderamente hilarantes y otros muy molestos. No se puede negar por otro lado que el título tiene algunos elementos muy interesantes, e incluso muy cuidados. En gran parte de las horas que le dediqué realmente quería desentrañar el misterio de quién es el protagonista, como ha acabado allí, y qué es lo que pretende La diosa roja, ese misterioso personaje que debemos encontrar para que nos ayude a salir del inframundo. Sin embargo el entusiasmo por estos aspectos también acabó emborronado, pero eso es algo que abordaremos más específicamente a lo largo de este análisis.
Apartado Técnico
En el apartado técnico/artístico Agony se debate entre lo fallido y lo mejorable. En lo técnico el juego de MadMind podría haber dado más de si, aunque es perdonable por su caracter de título independiente. No obstante las diferencias reseñables entre las versiones de consolas y ordenador, y algunos problemas de rendimiento en Xbox One X son ciertamente inexcusables. Si bien visualmente el juego puede ser bastante interesante, combina la brillantez con los acabados chapuceros. Un juego ambientado en el infierno no puede permitirse tener una de las peores animaciones de fuego que recuerdo en los últimos años, sobre todo cuando por otra parte iluminación y sistema de partículas están a un nivel más que correcto, dando muestra de que el estudio no tenía muy claro cuales eran los detalles que más debía trabajar.
En cuanto a diseño de escenarios y personajes nos encontramos con los mismos resultados dispares. A pesar de ciertas texturas de baja calidad, en la mayoría de los escenarios es donde Agony brilla, donde consigue ser exuberante, y crear estampas verdaderamente escalofriantes. Sin embargo los personajes tienen un modelado bastante chapucero, y demasiados habitantes del inframundo serán prácticamente clónicos. Las animaciones faciales y corporales son dignas de generaciones anteriores. No ayuda que en un juego en el que el sigilo es una parte importante, haya tantos enemigos clónicos, teniendo en cuenta que tampoco hay una gran variedad de los mismos. Por otra parte hay que reconocer que en las partes escriptadas, o CGI, la cosa mejora bastante demostrando que entre los artistas del juego hay gente con verdadero talento, y que tenían una visión clara del producto.
En el diseño de sonido volvemos a encontramos con los mismos problemas. Por una parte el sonido ambiental podría ser probablemente el mejor aspecto de Agony, contribuyendo enormemente a la inmersión, aspecto importante en un juego de terror. Sin embargo el juego está plagado de extraños errores, diálogos que saltan y se entrecortan una y otra vez al pasar por algunas zonas, y una música que no está a la altura del título, y que tiene muy poco protagonismo. Una muestra más de que una parte del equipo de Madmind no ha puesto el esfuerzo debido en su labor, es el horrible menú de inicio y pantallas de carga, que parecen casi de un juego amateur, con imágenes en baja resolución, y bastante poco gusto para elegir tipografía y paleta de colores.
Jugabilidad
Si en el apartado técnico nos movíamos entre claroscuros, en el apartado jugable Agony ofrece muy pocos claros al jugador. El título de Madmind hubiera tenido muchas más posibilidades de triunfar si hubiera reducido sus expectativas y su ambición, como ya dijimos en la introducción de este análisis. Sin embargo el estudio apostó por abarcar sin duda demasiado, lo que les llevó a dar resultados pobres en todos y cada uno de los objetivos que se marcaba. Agony es un muy torpe juego de sigilo, con un control bastante tosco, pobre y pesado, lo que lastra sus posibilidades también como juego de exploración. Los puzzles son simplones, y su solución es a menudo tan obvia, que puedes llegar a tardar en dar con ella de pura incredulidad. El tramo final lleno de jefes, ni funciona, ni encaja con el resto de la propuesta. Mención especial para la mecánica de la antorcha, que nos servirá tanto para desbloquear algunas zonas, como para poder atacar a algunos enemigos, que resulta sorprendentemente basta dejándonos una impresión de dejadez y trabajo a medio hacer.
Una de las premisas jugables de Agony que más llamaban la atención en inicio era la mecánica de la posesión, por la que nuestro personaje podría ocupar el cuerpo de otro alma torturada, y que parecía sobre el papel bastante más creativa que en su plasmación final, en la que termina siendo solo un modo algo curioso de hacer respawn. No obstante es aconsejable usarlo, ya que los puntos de guardado tradicionales solo nos permiten revivir tres veces antes de perder nuestro progreso. En cuanto al aspecto puramente narrativo de Agony la cosa no es mucho mejor. El juego empieza bien, con una buena dosis de intriga, el magnetismo de la diosa roja sobrevolando la acción, y una agradable sensación de confusión. Sin embargo esto no dura mucho, y la intriga inicial se transforma en hastío cuando todo se torna más predecible y, por qué no decirlo, mal narrado. El último tramo del juego es un galimatías argumental donde francamente ya no se entiende nada. Que algunas voces de personajes secundarios parezcan no tener subtítulos tampoco ayuda.Vuelve a ser una lástima que la ambición de MadMind Studios les haya empujado por un precipicio en vez de elevar el juego dentro de su categoría.
Duración
Agony tiene una duración de entre las 8 y 10 horas, que dependerá de lo habilidoso que seamos, o de la cantidad de veces que errores del juego nos arruinen el avance, que también puede ocurrir. Es una duración más que suficiente, literalmente. Agony, dada la calidad de su propuesta, se hubiera beneficiado en un recorte en la duración, y haber comprimido sus buenos momentos, que los tiene, en un paquete más reducido.
Además del modo historia en Agony encontramos dos modos de juego alternativos, nuevamente creo que Madmind decidió invertir tiempo y recursos en cosas que nadie le pedía al juego, en vez de pulir y repensar la campaña individual, que es donde está la enjundia del título. En el modo súcubo podremos rejugar algunos niveles encarnando esta vez a las sanguinarias y sensuales sirvientes de la diosa roja, que habrán sido nuestro azote durante la campña. Finalmente el modo Agonía nos permitirá competir contra otros jugadores, intentando resistir el máximo tiempo posible, en niveles generados proceduralmente. Ninguno de los dos modos añade nada significativo al título, y podrían haber sido eliminados sin alterar demasiado la impresión final del juego.
Conclusión
Agony es un título independiente, al que debemos exigirle lo que a un título financiado mayormente mediante crowdfunding se le debe exigir. Sin embargo la sensación de que la autoexigencia, o las aspiraciones del propio estudio no han sido acertadas sobrevuela todo el juego. Menos es más, y Agony tenía mucho que aprender de referentes del género que han aparecido durante estos años, y que han evitado con mucho acierto cualquier elemento de acción, que no hubieran sabido como implementar correctamente. Tampoco necesitaba el título modos de juego adicionales ni, probablemente, una duración de ocho horas. Agony es otro ejemplo de juego en el que lo que ha faltado es un productor competente, que supiera separar el trigo de la paja, y haber guiado al equipo hacia la creación de un título potente en las pocas cosas que se esperan de un título de horror. Está claro, por otra parte, que ha habido miembros del equipo que no han hecho su trabajo debidamente, y han dejado el título muy cojo en elementos en los que no se esperan resultados pobres.
No obstante, no todo es negativo en Agony. El que quiera disfrutar de unas horas de horror y risas, con los malsanos escenarios de un infierno más gráfico y macarra que sugerente, tienen en Agony un juego interesante. Además el juego tiene algunos momentos brillantes, y sobre todo en su tramo inicial la sensación de estar perdidos en un mundo bizarro, lejos de toda humanidad está bien conseguido, Jugarlo con cascos es una experiencia muy rica gracias a un diseño de sonido notable, a pesar de los problemas técnicos, y a algunas malas actuaciones de personajes secundarios. Agony es aceptable como curiosidad, pero a los que esperábamos un auténtico paseo por el infierno, parece que tendremos que esperar a que otro estudio sepa triunfar donde Madmind fracasa, imitando los puntos en los que sí han conseguido triunfar.
* Agradecemos a Koch Media el material recibido para realizar esta review.