La Batalla de Ephyra ha llegado a su punto más importante. Locust y humanos se juegan su futuro. Lee sobre esta lucha ambientada en el Gears Of War, aquí, en SXO.
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Anteriormente en la Batalla de Ephyra…
La lucha final por Ephyra acababa de comenzar. El Coronel Hoffman comandaba a las tropas humanas que se habían fortificado en el Puente de la Cancillería. La horda estaba dirigida por el General RAAM. Mientras tanto, el Sargento Marcus Fénix había sido designado traidor a la CGO y sobre él recaía una orden de arresto.
“-Coronel, nos informan desde el frente del Puente de la Cancillería que los escuadrones de los efectivos de los Cuarteles de las Barricadas Este y Oeste han logrado vencer a los locust -informó Anya desde Control.”
“-¡Cojonudo! Envía a Bravo a detener a Marcus Fénix y al resto de efectivos hacia mi posición pero rodeando la ciudad para atacar por la retaguardia a las larvas -ordenó Hoffman.”
La batalla estaba yendo bien. Demasiado bien. Hoffman estaba intranquilo porque no creía que el plan de los putos locust consistiera en sacrificar a su ejército como estaba haciendo RAAM. “Vienen todos corriendo, disparando erráticamente, sabiendo que nuestras ametralladoras los matarán sin darles oportunidad de evitarlo al no haber coberturas. Algo preparan” pensó.
Ensimismado en esos pensamientos una potente explosión lo trajo de vuelta a la realidad. La troika situada en el extremo izquierdo del puente acababa de estallar. Los restos de los dos gears que se encargaban de ella estaban esparcidos por el suelo, quemándose. Antes de que Hoffman pudiera volver a poner los ojos en la horda que les atacaba, un proyectil pasó silbando a unos milímetros de su cabeza. Explotó unos 50 metros detrás de él, haciendo temblar todo el puente.
“-Otro más como ese y todos moriremos. Carmine y Cole, cojan esas mulchers y ocupen el puesto de la troika desaparecida. ¡Ahora! -ordenó.”
El coronel de la CGO sabía que unos cuantos disparos de boom partirían el puente y todos caerían, dejando la ciudad prácticamente desprotegida y a merced de los locust. Observó a Augustus Cole y a Anthony Carmine, disparaban bien con las mulchers pero no igualaban la potencia de la troika y perdían demasiado tiempo enfriando la ametralladora portátil cuando ésta se sobrecalentaba. Las larvas estaban consiguiendo acercase cada vez más a ellos.
En aquel momento otra troika, justo la que Hoffman tenía a su derecha, estalló matando a los dos gears que la manejaban y lanzando por los aires al viejo y carismático soldado de la coalición. Le costó más de lo normal levantarse. En un primer momento pensó que tendría una conmoción cerebral pero no observó ningún síntoma. Se fijó en que el suelo se movía bajo sus pies. Consideró que al haber dejado abandonado su puesto y no centrarse en asesinar boomers, éstos habrían vuelto a disparar al puente, provocando el movimiento del mismo. Se levantó para volver a tomar el control de su troika cuando observó que un brumak aparecía por el final de la calle. Sus desvastadoras pisadas eran las causantes del movimiento del suelo.
Hoffman corrió a su troika cuando Damon Baird se abalanzó hacia él agarrándolo en el aire para caer tras una cobertura. Antes de que Hoffman pudiera maldecir el día en que el rubio ingeniero de las gafas azules nació, éste le puso un lancer en las manos.
“-Es increíble cómo el paso del tiempo le ha mermado sus capacidades físicas coronel. Su puta troika está ardiendo al igual que las demás -avisó el ex teniente.
Pese a que estaban más de 200 gears disparando sus lancers en una formación de triple línea, por cada locust que mataban, dos seguían avanzando y tras ellos el brumak. Era imposible pararlos y Hoffman lo sabía.
“-Anya, ordena a los efectivos de los Cuarteles de las Barricadas Este y Oeste volver a la Casa de los Soberanos -expresó.”
Tras dar esa orden, el coronel se dirigió a los integrantes de la Vigesimosexta de Infantería Real de Tyran y del Cuarto Batallón de la Infantería Ligera de Tyran que estaban luchando junto a él. Ordenó a la tercera línea que se retirase y formasen a 50 metros del puente. Cuando los soldados estaban corriendo, les dijo a los de la segunda línea que en el mismo momento en que dejasen de oír los pasos de sus compañeros, hicieran lo mismo. Tras unos segundos, ordenó a la primera línea, en la que él se encontraba, que corrieran hasta abandonar el puente. Mientras corrían, el viejo miró hacia atrás y comprobó que en apenas un minuto las larvas junto con el brumak estarían en el puente.
“-¿Está todo perdido coronel? -preguntó Cole Train.”
“- Está viejo, le fallan los reflejos y ya solo usa la polla para mear. Pero mala hostia le sobra. Seguro que tiene un plan B que acabará con el desfile de monstruos que tenemos detrás-respondió Baird con seguridad.”
Hoffman sacó de uno de sus bolsillos el mando que haría estallar los explosivos colocados debajo del puente.
“-Vamos a volar a esas putas larvas salidas del coño más asqueroso de la berserker más guarra que jamás haya salido de la probeta más pegajosa del puto gilipollas de Niles Samson -se desahogó el militar de alto rango.”
Estaban a punto de alcanzar el final del puente cuando Hoffman miró hacia atrás por última vez para comprobar que el brumak estaba en el puente. Al hacerlo gritó “¡saltad!” a todo pulmón mientras apretaba el botón. Todos cayeron al suelo. Y no pasó nada. El coronel, con los ojos saliéndose de sus órbitas e inyectados en sangre no dejaba de presionar frenéticamente el botón mientras gritaba todo tipo de maldiciones.
Baird cogió el mando y lo abrió. Lo observó y no vio ningún fallo.
“-Voy a seguir la instalación de los explosivos para ver si hay algún problema. Cole, acompáñame, es probable que necesite ayuda -expresó Baird mientras le devolvía el mando a Hoffman.”
Víctor decidió ordenar a los soldados que disparasen para frenar a la horda aunque fuera unos minutos con el fin de darle algo más de tiempo a Baird y Cole. La pareja de gears preferida por todos tras Marcus y Dom ya se encontraba siguiendo los cables que se extendían por todo el puente. El ingeniero estaba concentrado como nunca en su vida porque no tenía más que un segundo para verificar que cada centímetro de cable estaba bien, ya que iba corriendo a toda velocidad.
Habían llegado a la mitad del puente y sintieron el movimiento de los locust justo encima de ellos. Tenían mucho que decir pero no querían perder la concentración. Ambos se temían que el problema estuviera al final. Tras un par de minutos corriendo Baird observó el motivo por el que no había habido explosión.
“-¡No me jodas! Alguien ha cortado un tramo de dos metros de cable.”
“-¿Puedes arreglarlo? -preguntó Cole.”
“ -Aunque te parezca extraño, no voy a la batalla final que decidirá el futuro de la humanidad con unos metros de cable por si alguien sabotea el plan secreto de Hoffman que todos desconocíamos -ironizó Baird.”
“-No quiero meterles presión soldados, pero si estirase el cuello podría darle un beso al puto brumak. ¡¡Se nos acaba el tiempo!! -bramó Hoffman desesperadamente.”
Damon se quitó sus guantes y agarró con una mano la parte derecha del cable cortado. Tras pedirle a Cole que hiciera lo mismo, le dijo a su superior al mando por el comunicador que apretase el botón, y acto seguido le dio la mano a Augustus. Ambos sintieron como la electricidad corría dolorosamente por sus cuerpos.
[Mientras tanto en el lado de los locust]
El General RAAM observaba plácidamente cómo el brumak estaba cruzando el puente acompañado de miles de locust. Finalmente podrían conquistar toda la ciudad sin tener que reventar las valiosas infraestructuras que unían las dos zonas de Ephyra y la ciudad con el exterior. El comandante theron sostenía en sus manos los cables de los explosivos que Taarg había cortado. Por algo era el Jefe de la Inteligencia Locust. Gracias a su red de información desplegada por el metro y las alcantarillas de la urbe, se había enterado del plan secreto de Hoffman y había enviado a sus esbirros a sabotearlo. Sus órdenes expresas fueron cortar una parte del cableado de la zona del puente más cercana a su posición, previendo que los suyos la tomarían antes de que los humanos se dieran cuenta del boicot, imposibilitando por falta material de tiempo solucionar el problema.
El brumak rugió como si llevase el averno en sus pulmones. Estaba a unos pocos metros de alcanzar el otro lado del puente. Ya casi lo habían conseguido cuando una terrible explosión hizo trizas el puente. Cientos de locust murieron instantáneamente por la explosión, la cual arrancó de cuajo una de las patas del brumak. La mayoría del ejército del General RAAM estaba cayendo al vacío donde encontrarían una muerte segura.
El líder militar de la horda cerró los puños clavándose las garras en las palmas de las manos, y mientras sangraba abundantemente, gritó el nombre de Hoffman mientras mentalmente le declaraba odio eterno y se prometía que lo mataría de la forma más deshonrosa posible. Se retiró a comprobar el estado de los puestos de guardia que había ordenado establecer antes de la batalla para evitar que una contraofensiva humana les arrebatase la zona residencial de la ciudad.
[Dos días más tarde]
-Sala de justicia de La Casa de los Soberanos, sede del Poder Ejecutivo de la CGO-
Tras haber declarado en el juicio, Marcus Fénix y Dominic Santiago estaban sentados enfrente de la tribuna esperando a escuchar las sentencias que el Consejo Militar de la coalición les había decidido imponer. La sala estaba llena. Anya Stroud, Augustus Cole, Damond Baird, Tai Kaliso, Drew Rossi y decenas de gears habían asistido al evento para conocer de primera mano lo que sucedería con sus compañeros. La mayoría de los presentes había presionado para que liberasen a ambos sin cargos, argumentando que la ausencia de Marcus y Dom no había supuesto la derrota frente a las larvas en el Puente de la Cancillería, y que salvar al científico militar Adam Fénix era de suma importancia para vencer en esta guerra.
Sin embargo el alto mando militar y el gobierno de la CGO pensaba que perdonar la desobediencia de ambos soldados condecorados con la más alta distinción posible, la Estrella Embry, por sus heroicas acciones durante las Guerras del Péndulo, sentaría un precedente de irrespeto a la jerarquía que pondría en peligro la organización militar y supondría una derrota contra las larvas.
Todos se pusieron en pie en el mismo momento en el que la puerta de la Sala de Deliberación se abrió y comenzaron a salir por ella los más altos cargos militares y civiles de la CGO como el coronel Víctor Hoffman, el presidente Richard Prescott y el mayor Alexander Reid. Fue éste último el encargado de leer las sentencias.
“Cabo Dominic Santiago.
Se le considera culpable de desobedecer una orden directa de un superior, en un contexto agravante de alerta roja por la invasión locust. La condena que debería aplicarse en esta situación consistiría en 20 años de cárcel sin posibilidad de revisión, en una prisión de máxima seguridad, sin recibir visitas ni tener acceso a los derechos que establece la Ley 12/124 de Seguridad Penitenciaria. Sin embargo, debido a su heroica actuación durante las Guerras del Péndulo y a los favorables comentarios de algunos miembros de esta fuerza militar, queda usted en libertad.”
En ese momento se oyeron gritos de júbilo en la sala. Todos los allí presentes empezaron a aplaudir. El mayor Alexander Reid, visiblemente molesto, golpeó el martillo de madera contra la mesa pidiendo silencio.
“¡Otra falta de respeto como esta y ordeno desalojar la sala! Como iba diciendo, queda usted en libertad. Pero le será abierto un expediente sancionador por el cual pierde su actual rango militar y se le impedirá ascender en el ejército de la CGO de por vida. Haga lo que haga, siempre será un puto soldado raso y hasta el adolescente con más granos en el culo recién salido de la academia le dará órdenes que usted acatará, en recuerdo de cómo la cagó el único día que debió mantener cerrado el ojo de su concurrido culo.”
Hoffman ordenó que le quitaran las esposas y que se sentase con el público para escuchar la sentencia de Marcus Fénix.
“Sargento Marcus Fénix.
Se le considera culpable de traición al desobedecer una orden directa de un superior, en un contexto agravante de alerta roja por la invasión locust.”
Dom suspiró aliviado al oír casi lo mismo que le habían dicho a él. “Ahora lo expedientarán y podremos irnos a casa -se dijo a sí mismo.” Reid continuó leyendo.
“Puso en grave peligro a los ciudadanos evacuados de la zona sur y al mismo gobierno al que debe fidelidad. Dejó abandonados a los hombres que tenía a su cargo y provocó la huida de su segundo al mando, dejando sin autoridad y, por lo tanto sin coordinación, a los valientes soldados que libraban una importantísima batalla para impedir el sitio de la ciudad. De usted dependía mantener con vida a los miles de ciudadanos de Ephyra y al único gobierno organizado en toda Sera que aún hace frente a las jodidas larvas. Y les falló. Yo mismo he pedido para usted la pena de muerte.”
En ese mismo momento la sala estalló en gritos. La oposición a las palabras de Reid era máxima. Los Guardias de Ónice que fungían como seguridad en el juicio debieron contener a los gears, que estaban a punto de invadir el estrado para exigir al Alto Mando Militar que no impusieran la pena máxima al hijo de Adam Fénix.
Reid estaba dando unos golpes tan fuertes a la mesa con el martillo de madera que lo rompió. Sacó su pistola del cinturón y disparó varios tiros al aire. Aprovechó el silencio que se hizo para avisar que esta sería la última vez que toleraría el desorden.
“¡Cálmense o yo mismo me bajo a repartir hostias! Como decía, he pedido para usted la pena máxima porque un gear que deja abandonados a sus compañeros no merece llevar el engranaje en su armadura. Pero lo suyo es peor sargento. Dejó vendidos a sus hombres, quienes depositaron su confianza en usted para que los comandase en la batalla, lo que lo convierte en escoria. Huyó incrementado la posibilidad de que la horda tomase Ephyra, lo que hubiera supuesto el fin de la guerra y, por ende, de la humanidad. En Ephyra estamos desplegadas la mayor parte de las fuerzas militares de la coalición y el poder ejecutivo al completo. No merece volver a respirar sargento Fénix.
Por desgracia no soy solo yo el que ha debido tomar la decisión y quienes me han acompañado en este juicio son bastante blandos. Queda expulsado del ejército de la CGO sin posibilidad de regresar. Queda condenado a 40 años de presidio en La Losa sin posibilidad de revisión y sin disfrutar de ninguno de los derechos de la Ley 12/124 de Seguridad Penitenciaria durante las dos primeras décadas de su condena. Guardias de Ónice, lleven al prisionero 098356-GX a la Celda Bloque 38 -terminó Reid.”
Conocimientos
Resultado de la Batalla de Ephyra. Muchos se estarán preguntando quién ganó la Batalla de Ephyra. Es difícil de determinar porque ambos bandos perdieron más de lo que ganaron por lo que tanto la Horda Locust como la CGO obtuvieron una victoria pírrica.
Los locust, tácticamente hablando, salieron mejor parados porque conquistaron la zona más grande de Ephyra, que mantuvieron hasta su desaparición siete años después, diezmando a las fuerzas militares humanas, sobre todo al Cuarto Batallón de la Infantería Ligera de Tyran y a los Cuarteles de las Barricadas Este y Oeste. Sin embargo no consiguieron cumplir el objetivo marcado de asestar el golpe final a la humanidad aprovechando la baja moral por la derrota sin paliativos que sufrió la CGO en Ilima solo unas semanas atrás. Además perdieron la mayoría de sus efectivos destinados en esa batalla y no pudieron capturar a Adam Fénix.
Por su parte la humanidad consiguió salir mejor parada que sus enemigos si hablamos desde el punto de vista estratégico al impedir la toma completa de la ciudad, salvando sus conexiones con Jacinto y a su Gobierno. Consiguieron evacuar satisfactoriamente a la mayoría de los ciudadanos de Ephyra y acabar con la mayoría de las fuerzas enemigas. Pese a quedar muy tocada, la CGO se erigió con la victoria al frenar el avance de las larvas impidiendo así que cumplieran sus objetivos. Repelió el ataque sorpresa partiendo con desventaja.
Curiosidades – Citas de la Batalla de Ephyra
“¡La jodiste y costó vidas, Sargento! Nos costaste Jacinto. Tu padre solo chasqueó sus dedos, y bang, dejaste a tus hombres y te paseaste con el Martillo del Alba. ¿Crees que eso no te hace un gilipollas, por lo menos? Has tenido a un compañero como Dom, quién habría cagado su última gota de sangre por ti, quién te puso primero incluso cuando su esposa se fue y desapareció. ¿Y tú les haces eso a él y a los hombres que dependen de ti?”
Hoffman desahogándose frente a Marcus Fénix tras los sucesos del primer Gears Of War.
“Santiago es un soldado ejemplar y uno de los hombres mas valientes que haya conocido, pero incluso con su sobresaliente labor, no puedo recomendar su ascenso a cabo. Su lealtad a Fénix puede que exceda su lealtad a la CGO. Incluso aunque no lo hubiera hecho, su decisión de testificar a favor de Fénix debe llamar la atención en esta cuestión. Sin embargo, incluso si tengo que negar su ascenso, mantendré en privado que éste es un hombre al que solo puedo admirar por negarse a abandonar a un amigo, sabiendo lo que le podía costar”.
Teniente Coronel James Astin, dando información privada sobre Dom semanas después del juicio.
“Estoy cabreado porque no me preguntaste si yo quería participar. Mientras estemos haciendo lo correcto, puedes llevarme. ¡Vamos!”
El sargento Drew Rossi le habla a Dom tras forzarlo a admitir que estaba planeando sacar a Marcus de la cárcel.
#FIN UNDÉCIMA ENTREGA
No te pierdas dentro de dos jueves la siguiente parte de Los Misterios de Sera. Cuenta en los comentarios qué personajes, batallas o lo que quieras dentro del universo gears, te gustaría que se incluyera en las próximas entregas de esta serie.
Entregas anteriores de Los Misterios de Sera
- Primera entrega sobre las Guerras de Péndulo.
- Segunda entrega sobre la Reina Myrrah.
- Tercera entrega sobre la instalación secreta de Nueva Esperanza.
- Cuarta entrega sobre Dominic Santiago.
- Quinta entrega sobre el General RAAM y Skorge.
- Sexta entrega sobre las armas de la CGO (I) [Lancer, Retrolancer y Gnasher].
- Séptima entrega sobre las armas de la CGO (II) [Pistola de Cañón Corto, Rifle de Francotirador y Martillo del Alba].
- Octava entrega sobre la Batalla de Ephyra (I)
- Novena entrega sobre la Batalla de Ephyra (II)
- Décima entrega sobre la Batalla de Ephyra (III)
Relatos ambientados en el universo Gears Of War protagonizados por el Escuadrón Furia
En SoloXboxOne hemos publicado ya catorce entregas de los relatos que cuentan las aventuras de los aguerridos soldados de la organización militar de élite conocida como el Escuadrón Furia. Tras unas semanas en las que hemos movido el día de publicación, avisamos a nuestros lectores que, ya desde la semana pasada, los relatos no faltarán a su cita, que será los sábados por la tarde. A continuación os enlazamos los relatos publicados por si os habéis perdido alguno u os apetece comenzar a leerlos.
– La Salvación de Ilima
– Un Descubrimiento que Cambiará el Mundo