Hay un orden establecido en este mundo. Mas, ¿qué pasaría si algo lo alterase? Qué el mundo se volvería un caos. Yo represento ese caos en Untitled Goose Game.
Echa un vistazo a estos otros análisis
- Análisis de STALKER 2: Heart of Chornobyl – Brutal, realista y único
- Análisis de Dragon Quest III HD-2D Remake – El regreso de un clásico atemporal
- Análisis de Death Stranding: Director’s Cut para Xbox Series – Un auténtico juego de culto
No te pierdas nada y ¡Síguenos en Google News! |
¿Por qué toda expresión que contenga la palabra ganso está tan mal visto por estos lares? Es posible que mis andares parezcan torpes de cara a los ojos más ignorantes, pero yo los encuentro bastante agraciados. Y si nos referimos a ese afán por resultar gracioso a base de tonterías, perdonad que os diga, pero me enorgullezco mucho de mis graznidos. Aunque para orgullo, debo decir que sienta muy bien ser un ganso.
Con esto quiero decir que me considero una criatura especial. Tal vez sea por eso que un grupo de desarrolladores con sede en Melbourne, House House, fueron testigos de la belleza que derrocha mi especie y decidieran hacer, a posteriori, un juego cuyo protagonista es un ganso. Al principio saqué a relucir mi hocico, dispuesto a picotear a la mínima oportunidad, cuando la intencionalidad era abrazar la comicidad. Pero cuando me puse a los mandos de mi alter ego, me sentí como el ganso más especial del mundo entero. La sensación es indescriptible de estar solo ahí, ante una marabunta de personas a las cuales hacerles la vida imposible.
Esa inefabilidad es totalmente manifiesta. Tan manifiesta que decidimos llamar a esta obra Untitled Goose Game.
Apartado técnico
Soy un ganso de costumbres sencillas. No necesito que mi alter ego sea una representación que tenga más polígonos que yo en cuanto a número de plumas. Durante el desarrollo de Untitled Goose Game, dejé claro a la gente de House House que quería que apostasen por un estilo más minimalista. Un minimalismo que rayara la parodia a golpe de colores limpios y vivaces, y que se extrapolara de la misma manera para con los habitantes que componen una aventura de pura comicidad.
Pero lo que me hizo ser parte activa de Untitled Goose Game fue la oportunidad de prestar mi voz para soltar graznidos a diestro y siniestro. Y a pesar de ser tan insistentes a lo largo de la aventura, nunca me canso de escucharlos. ¿Desde cuándo debería hacerlo? ¡ON, ON!
Jugabilidad
Hay un orden establecido en este mundo. Sin embargo, ¿qué pasaría si algo alterase ese orden? Qué el mundo se volvería un caos. Yo represento ese caos en Untitled Goose Game. Y nada me hará parar hasta que cumpla con todas mis metas. Porque como todo en esta vida, hay una serie de tareas que debemos acometer. Puede que no haya cerrado el pico en todo este escrito, de modo que ya es hora de ponernos un poco en contexto con el fin de dedicar unas palabras a lo que va a ser mi cometido.
Érase una vez un pueblo que tenía muchas leyes con el propósito de establecer un orden rígido y de costumbres. Entonces me presenté vistiendo mis mejores plumajes con el fin de romper un equilibrio que se ha mantenido por mucho tiempo. Así que, con una lista de tareas y mucha paciencia, me dispuse a importunar a los demás. Al menos lo suficiente como para que estos pueblerinos quedasen totalmente desbordados, desencadenando algo fuera de lo habitual, y que eso me permitiese seguir causando más estragos en otros lugares.
Tareas tan sencillas como tirar un rastrillo al río u organizar una suerte de picnic en el campo sin que nadie me pillase, pasa a ser una constante a lo largo de esta, mi aventura. Por suerte, mis tareas se vuelven más y más complejas a medida que la paz se va alterando. Aunque hacer tantas trastadas seguidas se cobra un precio. Un precio en forma de repetitividad que a veces se hace más presente de lo que me gustaría, especialmente cuando pongo en práctica mi sigilo en zonas de hierba alta, aunque tampoco lo suficientemente molesto, pues acciones tan mundanas como hacerle la vida imposible a un niño siempre resulta divertido.
Una cosa que debo decir a favor del equipo australiano, es que mis andares han sido representados con sumo atino. Ya sea una acción tan básica como andar y como mis membranas natatorias impactan satisfactoriamente en toda clase de superficies, es una sensación que solo puede ser descrita cuando uno se hace a los mandos. ¡Incluso han puesto mucho énfasis en las dificultades inherentes que presenta mi especie cuando nos movemos agachados y la inercia nos gana la partida!
Duración
Por otra parte, ¿creéis que necesito mucho tiempo para llevar a cabo mis planes? A lo mejor es algo habitual por parte del ser humano y una parte intrínseca en lo que se refiere a sus quehaceres diarios. Su afán por dedicar cientos de horas en responder interrogantes para así obtener recompensas que no trascienden más allá de otear un horizonte menos recargado, los convierten en una raza de segunda. Tanto es así que yo no estoy dispuesto a invertir tanto tiempo en algo por el estilo, especialmente sí puedo acometer mi máxima en menos de un día. Porque mi vida vale más que eso.
Sin embargo, mis patas naranjas y cola blanca son harto caprichosas en Untitled Goose Game. Tan caprichosas que no son pocas las veces en las que siento la necesidad de volver a cumplir mis tareas con una mayor celeridad. Si bien, tampoco es que yo gane mucho con ello. ¿Quizá esto pueda agradar a esos que se hacen llamar speedrunners? Allá ellos con sus vidas, porque yo me limitaré a extender mis hermosas alas a medida que grazno ¡ON, ON!
Conclusión
Soy un ganso y doy por hecho que nadie me llevará la contraria. Puede que a nadie le guste mi graznido. De hecho, es posible que debido a eso mucha gente se ría por ello e incluso me desprecien. Me da igual. Seguiré con ese hábito y lo repetiré el suficiente número de veces para que la gente termine aceptando que represento ese caos imparable. Quiero ser esa molestia que altera el orden de las cosas. Y quizá este Untitled Goose Game sea mi mayor baza para demostrar que no hay nada imposible en esta vida. Porque tengo claro que, antes o después, me convertiré en el nuevo orden mundial a golpe de graznido.
Eso o estar preparado para tocar las doce campanadas de oro mediante las cuales recibir el próximo año 2020.