El Gobierno de España ha recortado el presupuesto que tenía para la industria del videojuego en nuestro país, sin duda una mala noticia para nuestro sector.
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En el mes de enero os informábamos que el ministro Álvaro Nadal, eliminó la ayuda de fondos europeos de 2 millones de euros para los creadores de videojuegos en España, hoy seguimos con malas noticias para los trabajadores que se dedican profesionalmente al videojuego en nuestro país, y es según se publica en el Boletín Oficial de Estado, la BOE, la cartera de Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital dará 5 millones de euros en ayudas a los videojuegos, 1,2 menos de lo prometido.
Los fondos anticipados se abonarán tras el reconocimiento de la condición de beneficiario y su importe será de un 20% del importe del proyecto subvencionable. Este anticipo se mantendrá durante toda la duración del proyecto, hasta que la cantidad justificada alcance un importe superior al 80% del proyecto. Lo máximo que una empresa española dedicada a nuestro sector podrá recibir será 150.000 euros por proyecto, pero para poder llegar a esa cifra el presupuesto del videojuego ha de tener un mínimo de presupuesto de 187.500 euros, para el resto la empresa deberá buscar financiación para acabar el proyecto.
Según el boletín, España representa internacionalmente un mercado importante, llegando a ocupar el cuarto lugar a nivel europeo y el octavo mundial en cuanto a ingresos. Sin embargo, el peso de la industria española en el mundo no se corresponde con el de nuestro mercado. Por un lado, ninguno de los 20 títulos más vendidos en España está desarrollado por estudios españoles y, por otro, el sector del videojuego en países como Finlandia, Suecia, Alemania y Francia obtiene una facturación muy superior a pesar de estar compuesto por un número inferior de empresas.
Es decir, una de las características principales de este sector en España es su excesiva atomización, derivada fundamentalmente por la dificultad de crecimiento de estas empresas. El principal reto del Gobierno Español es consolidar los estudios independientes, conseguir hacerlas crecer y escalar internacionalmente, de forma que surjan empresas tractoras que refuercen el conjunto de la industria. También se precisa apoyar el acceso a mercados internacionales de forma distinta a como se hace en sectores tradicionales.