La nueva Estrategia Nacional contra las Adicciones incluye de pasada, y sin aportar datos, ni conclusiones a los videojuegos.
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A muchos nos sorprendía ayer un comunicado lanzado por la AEVI, en el que se mostraba el estupor de la Asociación Española del Videojuego por la inclusión de estos en un Plan Nacional contra las Adicciones, dado el poco consenso que existe acerca de la mera existencia de una adicción como tal, que pueda constituir cuando menos un problema suficiente como para justificar la necesidad de regulación al respecto. No obstante y tras leer el documento completo de presentación de la estrategia, la noticia es aún más absurda y alarmante. En el plan aprobado por el Ministerio de Sanidad, los videojuegos son mencionados de pasada, y sin aportar datos (como si lo hace con los juegos de azar) sobre el alcance, la evolución, o las posibles soluciones al problema.
Los videojuegos no son la única novedad en este plan, que aún deberá ser desarrollado por dos textos legales más, también lo son los juegos de azar por vía telemática, e incluso de estos se aportan conclusiones de estudios, y muestras estadísticas o económicas de su impacto. En esta nueva Estrategia, que pretende estar vigente durante ocho años, no se analiza la edad de los afectados, ni su impacto económico, ni siquiera una estimación de cuanta gente podría estar afectada por dicha adicción. Podríamos pensar que su inclusión ha sido buscando un impacto mediático, sin ser fruto de ningún estudio, encuesta, o planificación previas, pero seguro que el Ministerio de Sanidad tiene más datos de los que muestra.
Probablemente tendremos que esperar a alguno de los textos legales que desarrollarán este plan, para saber qué es lo que tiene previsto el gobierno para solucionar este problema, o quizá decidan responder al comunicado de la AEVI sobre la inclusión de los videojuegos, por motivos menos mundanos que aparecer en las tertulias televisivas. Sin embargo el que aquí escribe teme que la presencia de nuestro hobbie en futuras reglamentaciones será tan testimonial como lo es ahora, y solo ha servido, y servirá para dañar la imagen de un sector siempre en entredicho.