Al fin tenemos disponible en nuestras Xbox One un título enmarcado en el género del walking simulator. En Dear Esther: Landmark Edition tienes una isla desierta por explorar.
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Quién nos iba a decir que caminar iba a convertirse algún día casi en un deporte. Ya hay médicos que aconsejan a sus pacientes que den un determinado número de pasos al día en casos de problemas de circulación, para combatir el sobrepeso y demás dolencias. Tanto es así que las tiendas de artículos deportivos han incorporado, en la sección de running, una estantería en la que pueden verse expuestos los diferentes modelos de podómetros de muñeca para poder contabilizar con exactitud la cantidad de pasos que das en un mismo día.
Y como el mundo del videojuego absorbe todas las tendencias que le rodean, es lógico que más tarde o más temprano aparecieran títulos en los que el jugador solo tiene que… andar.
Como lo oís. En concreto se llaman walking simulator, o como diría Cervantes: simulador de andar o simulador de paseo. Y así, andandito despacito, al fin llega a consolas Dear Esther, en la que es su segunda adaptación desde que en 2008 viese la luz como un mod de Half Life. En 2012 se lanzó la versión para Windows y cuatro años más tarde llega esta Landmark Edition para consola, la cual sigue siendo el mismo juego de entonces sin novedades remarcables, más allá de que ahora puedes jugarlo en Xbox One. Dear Esther es fiel a su género, ya que no puedes interactuar con ningún elemento del escenario y solo vas a poder pasear por el entorno disfrutando del paisaje.
Se podría decir que es una novela epistolar contada en este lenguaje que tanto amamos, como es el del videojuego. Apareceremos en lo que parece ser una isla llamada Hébridas. No tardaremos demasiado en darnos cuenta de que el paraje está abandonado y para colmo no sabemos quiénes somos ni cómo hemos llegado allí. El único elemento que nos ayudará a situarnos, y a desvelar los secretos de la isla, es una voz en off, la cual surgirá en determinados momentos para leernos misivas dirigidas a una tal Esther o para cavilar de un modo inconexo pero poético. Estos fragmentos los escucharemos al acercarnos a determinados puntos y con un cierto carácter aleatorio, con lo que cada partida es única en caso de que pasees por todos los puntos claves o no.
El punto de partida será el faro de la isla y, desde los primeros pasos que demos, sabremos que nuestro objetivo será alcanzar la baliza de luz roja que tintinea en el horizonte. Para alcanzarla solo tendremos que armarnos de paciencia, ya que no encontrarás ningún enemigo por el camino ni ningún peligro que amenace tu vida o que impida tu avance. Ahora bien, puedes despeñarte o ahogarte, pero eso ya no es por culpa de una amenaza latente del juego, sino de que seas más o menos torpe o arriesgado a la hora de caminar por las diferentes sendas que llevan a tu destino. Venga, analicemos en detalle del potencial de Dear Esther: Landmark Edition, así que ponte un calzado cómodo y acompáñanos en este apacible, a la par que misterioso, paseo campestre.
Apartado Técnico
En 2012 comentábamos que se lanzó Dear Esther para Windows, pero su aspecto no parece que haya sido remozado ni entonces ni ahora. En entornos abiertos, en los que no fijemos nuestra atención en ningún punto u objeto cercano, el juego llega a ser incluso preciosista, pero al acercarnos a la vegetación, a las rocas, al agua, a la arena… es cuando nos percataremos de lo desfasado que luce. Las texturas aparecen difuminadas algunas y demasiado pixeladas otras, chirriando cosa mala en la madera, el elemento peor recreado de todo el juego.
Y no nos olvidemos de que el sombreado de los elementos es irregular e inexistente en determinadas zonas, así como tampoco incluye un filtro de partículas actualizado, el cual podría haber sacado más partido de los escenarios interiores. Se supone que las construcciones de la isla llevan bastante tiempo abandonadas y sin embargo, al entrar en una estancia, no hay polvo flotando en el ambiente ni cubriendo los objetos dispuestos en el suelo o en las mesas. Además, la iluminación tampoco es espectacular ni da mucho juego.
Gráficamente Dear Esther es bastante desastroso en la corta distancia, en cambio es en terrenos abiertos cuando adquiere cierta solidez. El diseño de la isla es bastante acertado, combinando con acierto las partes de playa que bordean el perfil de Hébridas, con las partes de interior, en las que encontraremos vegetación, grutas, lomas, acantilados y todo bajo la atenta mirada de un cielo encapotado en el que las nubes se desplazan a un ritmo más acelerado de lo que uno está acostumbrado, y algunas se tiñen de rojo atardecer, otorgando un halo de misterio a nuestro peculiar paseo. De hecho, algunas de las localizaciones llegan a ser muy hermosas y ensoñadoras, lo que potencia el hilo argumental, que aborda una trama de misterio que juguetea con lo onírico y el miedo a lo desconocido.
Esta parte positiva del apartado visual, viene reforzada por una banda sonora compuesta por una inspirada Jessica Curry que aprovecha a las mil maravillas la narrativa sesgada e intrigante del juego, con unas piezas muy melódicas que suenan en los momentos justos sin estridencias y casi sin que nos demos cuenta. Por suerte el juego está traducido al español, con lo que te recomendamos activar los subtítulos porque el narrador utiliza un lenguaje culto y tan rebuscado que solo los que tengan un nivel de inglés nativo podrán disfrutar jugando a pelo.
Que no lo hayan doblado es una lástima, ya que la gracia de Dear Esther radica en pasear admirando las vistas y no en pasear leyendo. Una localización íntegra a cada idioma debería ser casi obligada en este tipo de juegos frente a otros con un argumento más light y de un cariz menos contemplativo. Y para más inri, la traducción no es completa, ya que el modo de juego con comentarios del director no tiene disponible los subtítulos en nuestro idioma.
Jugabilidad
Poco podemos decir de este apartado, la verdad. Lo único destacable es que es imposible liarse con el control o que exista alguien en el planeta Tierra que no sepa jugar a Dear Esther, ya que solo puedes caminar y no hay ninguna otra acción que poder llevar a cabo. No hay rompecabezas ni enemigos que abatir, así como tampoco hay que sortear obstáculos saltando ni moviendo objetos. Todo esto sumado a que el camino a seguir viene delineado por vallas, sendas libres de vegetación y trazados de rocas, hay muy poco margen a la exploración y te aseguramos que es imposible extraviarse.
Solo hay que mover el stick izquierdo en la dirección en la que quieras moverte y con el derecho moverás la cámara para enfocar en una u otra dirección. Tan simple resulta que parece el típico e ideal juego de demostración para acompañar en la compra de unas gafas de realidad virtual. Nuestro personaje ni siquiera va a tener la capacidad de correr o de andar al trote y ni qué decir tiene que la dificultad brilla por su ausencia y que no supondrá un reto para ningún jugador, sea cuál sea su perfil, edad o experiencia.
Lo gracioso de este apartado es que hay fallos de continuidad que claman al cielo. Por ejemplo: la linterna se activa automáticamente, pero hay tramos oscuros o de interiores en los que esta no se enciende, y al no tener la opción de conectarla manualmente no queda más remedio que aguantarse. Otro error grave es que se supone que no puedes sumergirte. Al adentrarte en aguas profundas el personaje se ahogará y reaparecerás en la orilla más cercana.
El problema reside en que solo el agua marina es capaz de matar a nuestro protagonista, ya que en el tercer nivel tendremos que abrirnos paso a través de una gruta en la que tenemos que nadar en un par de ocasiones… ¡Y el personaje no se ahoga! ¿En qué quedamos? ¿El prota sabe nadar o no sabe? ¿O el problema es que sufre una fuerte intolerancia a la sal marina? En fin…
Duración
Que nadie se lleve al engaño al ver el precio, en apariencia amigable, de Dear Esther: Landmark Edition, porque tras esos 9,99 € que cuesta, se esconde una duración tristemente escasa. Estamos hablando de que el juego difícilmente va a durarte más de dos horas. Y eso contando conque te lo tomes con calma y conque no tomes demasiados atajos.
A pesar de todo, los que quieran dar una segunda vuelta pueden retomar el juego desde el principio activando los comentarios del director. Esto doblará la duración, aunque en nuestro caso hemos de reconocer que esta segunda vuelta no nos ha aportado gran cosa como jugadores y la podríamos definir como la antítesis de la diversión. Consideramos que las curiosidades que comentan los implicados en el desarrollo del juego no legan a ser un aliciente suficientemente potente como para justificar una segunda partida.
Conclusión
Al fin tenemos disponible en nuestras Xbox One un título enmarcado en el género del walking simulator. En Dear Esther: Landmark Edition tienes una isla desierta por explorar, con una intrigante historia de fondo con la que dar sentido a la búsqueda de nuestro protagonista durante un paseo misterioso que nos llevará hasta las entrañas de un territorio extraño, en el que parece que no estamos solos a pesar de que no se ve a nadie en el horizonte.
Si no has probado nunca un juego de este corte, esta puede ser la oportunidad perfecta para quitarte esa espinita clavada. Eso sí, no esperes grandes alardes técnicos ni una jugabilidad controvertida que marque un antes y un después en la industria. Dear Esther es simplemente un paseo por el campo, una excursión para hacer senderismo en la que te acompañará un narrador invisible que te contará una historia abstracta que acabarás por ignorar en detrimento de la belleza de algunos de los parajes con los que te encontrarás en tu camino.
Pros | Contras |
* Algunos paisajes son realmente hermosos e inspiradores. | * Visualmente desfasado, sobre todo en la corta distancia. |
* La banda sonora es estupenda. | * Vale, en la isla hay flora, pero ¿por qué no hay fauna? |
* El modo historia está traducido al español. | * Los comentarios del director no están traducidos y un doblaje al castellano le habría venido al pelo. |
* Pasear por una isla desierta no es tan aburrido como parece. | * El argumento es tan surrealista y retorcido que acabas por ignorarlo. |
* No puedes correr, ni saltar ni agacharte. Todas las acciones son automáticas. | |
* La campaña dura un par de horas como mucho. |
*Gracias a Curve Digital por habernos proporcionado el material para la review.