Una campaña global pone en el punto de mira a las editoras que retiran juegos tras venderlos.
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Una campaña impulsada por la comunidad está ganando fuerza en todo el mundo, y pone en el centro del debate una práctica cada vez más extendida: la retirada de videojuegos que ya han sido adquiridos por los usuarios. La propuesta ha superado recientemente las 830.000 firmas y continúa creciendo con rapidez, marcando un precedente en la defensa de los derechos del consumidor digital.
El impulsor de esta iniciativa es Ross Scott, conocido por su canal Accursed Farms. La campaña tiene como objetivo presionar a gobiernos e instituciones para que se regule de forma clara el cierre de juegos comerciales, especialmente aquellos que dependen de servidores online para funcionar y que se vuelven inaccesibles tras finalizar su soporte.
“Stop Killing Games”: la petición se puede firmar hasta el 31 de julio
Según Scott, “un número cada vez mayor de videojuegos se venden como productos sin fecha de vencimiento”, pero están estructurados para dejar de funcionar tan pronto como el editor decide cerrar servidores o eliminar la compatibilidad. Esto no solo afecta a los jugadores que han pagado por ellos, sino también a la conservación histórica de los títulos.
- “Es una forma de obsolescencia programada”, afirma Scott, que añade que la legalidad de estas decisiones aún no ha sido examinada a fondo en muchos países. Por eso, la campaña pide una regulación clara que proteja tanto a los consumidores como al legado cultural que suponen los videojuegos.
Firmar la petición
La petición, titulada Stop Killing Games, se puede firmar hasta el 31 de julio de 2025 a través de su página oficial. Scott anima a todos los jugadores a participar, señalando que el objetivo es generar presión suficiente para que estas prácticas no queden impunes o sin respuesta legal.
