Amy Hood, directora financiera de Microsoft, exige un rendimiento irreal que seguirá afectando a Xbox.
Más historias en la categoría Noticias
- Splitgate 2 se desmorona: vuelve a beta, despide empleados y cierra el juego original
- Viewfinder ya tiene fecha en Xbox: el aclamado exclusivo de PlayStation llegará en agosto
- Sin rival: Forza Horizon 5 habría superado los 1.000 millones de dólares en ingresos
No te pierdas nada y ¡Síguenos en Google News! |
La reestructuración de Xbox no ha terminado. Pese a los despidos, los cierres de estudios y las cancelaciones de juegos, la división sigue sujeta a una presión financiera muy elevada. Según hemos conocido, la CFO de Microsoft, Amy Hood, ha impuesto un objetivo de rentabilidad extremadamente ambicioso que no solo complica la recuperación de la marca, sino que pone en entredicho su modelo a medio plazo.
El problema no reside únicamente en los resultados actuales, sino en el listón que la dirección financiera ha colocado de cara al futuro inmediato. Aunque Xbox ha mejorado su eficiencia operativa y ha reducido costes, la exigencia de Hood de aumentar la rentabilidad de forma agresiva ha generado un clima de incertidumbre interna que sigue afectando al desarrollo de nuevos proyectos, al mantenimiento de estudios y al enfoque creativo general.
Xbox, bajo presión: los objetivos financieros de Microsoft comprometen su estabilidad
Esta situación explicaría muchas de las decisiones recientes que han desconcertado a los jugadores. Desde el cierre de estudios como Tango Gameworks o Arkane Austin hasta la reciente oleada de despidos, todo apunta a que la directiva busca maximizar beneficios de forma inmediata, aun a costa de sacrificar identidad, talento y proyección a largo plazo.
Voces internas apuntan a que esta presión continuará durante los próximos meses, y que las decisiones más difíciles podrían estar por llegar si los objetivos fijados por Amy Hood no se alcanzan. Esto no ha terminado. La rentabilidad de Xbox se ha convertido en una prioridad para Microsoft, y eso está reconfigurando el presente y el futuro de la marca de forma acelerada y, según muchos, desequilibrada.
