Analizamos Kickbeat, un indie que intenta ofrecer una propuesta diferente a ritmo de música.
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Pocos juegos de combates se salen de la dinámica general de luchar entre sí, y lo cierto es que el planteamiento de KickBeat es algo distinto a los demás desde su inicio. La idea no es otra que trasladar un sistema de combos de manera rítmica que benefician o penalizan en función de su correcta ejecución.
En la piel de cualquiera de los dos protagonistas del juego, nos alistaremos en la misión de recuperar la esfera de la música; un artilugio que ha sido robado y que contiene todo el ritmo del universo. Está claro que el argumento no es el fuerte de este juego pero aunque parezca insípido lo cierto es que ayuda bastante para asimilar el complicado planteamiento del juego.
Sin embargo no consigue desempañar una pobre experiencia de juego que pese a que pretende ofrecer algo fresco, peca de los mismos errores que su competencia directa donde la monotonía hace que no repitamos partidas.
Apartado Técnico
KickBeat luce bastante bien para ser un juego que inicialmente estaba planteado para ser lanzado en 2012; se ve que el retraso ha merecido la pena. Artísticamente nos gusta mucho esa estética estilo dibujo animado a lo Ben10. La paleta de colores del juego es digna de mencionar ya que dota de vida a los pocos escenarios que veremos en el juego.
Técnicamente no esperes nada del otro mundo, pero sí que es cierto que es un juego bien acabado aunque no destaque en absolutamente nada. El sistema de iluminación con los neones en algunos escenarios es algo que le da mucha vida al entorno gráfico. Pero como decía lo más destacable es una paleta de colores bien acabada.
Al diseño le acompaña un acabado técnico que hace que tanto los personajes jugables como los controlados por la inteligencia artificial se comporten como deben comportarse, eso sí, dadas las características del juego no esperes ningún reto en cuanto a inteligencia artificial.
Jugabilidad
Entramos en el punto fuerte del juego ya que si bien KickBeat no es nada innovador, sí que es cierto que entretiene bastante. El planteamiento del juego no es otro que el de realizar combos al ritmo de la música, salvando las distancias me recuerda mucho a Bust a Groove, el antiguo juego e baile que pudimos disfrutar en nuestras PlayStation.
Tu personaje se sitúa en el centro del escenario muy al estilo de las antiguas películas de Kung-Fu; serás invadido por hordas de enemigos que solo podrás derrotar pulsando el botón adecuado y en el momento adecuado. Dicho así parece fácil de ejecutar pero la cosa os aseguro que puede llegar a complicarse y mucho.
Para empezar contaremos con varios tipos de enemigos que los identificaremos según su color siendo los amarillos los más débiles y los rojos los más complicados de derrotar ya que atacan en grupos de tres y suponen un golpe de ritmo por cada uno. Iremos recogiendo orbes a medida que vayamos derribando enemigos; estos se recogen apuntando en la dirección del enemigo.
En cuanto a su dificultad no hay mucho que reseñar salvo que no es un juego que lleve por bandera este apartado. Todo se reduce a lo mismo, en función de la canción nos será más o menos complejo despejar el nivel.
Duración
El juego en la primera vuelta nos ha durado exactamente 2 horas de reloj, pero lo cierto es que hay más personajes por desbloquear a lo largo de la aventura. Hay que saber que son solo 18 temas musicales por lo que no podemos esperar mucho más con respecto a la aventura; eso si, una selección musical bastante decente.
Hay que tener en cuenta los diversos modos de juegos que pese a no ser muy amplio el abanico si que pueden darnos más horas de diversión, especialmente el modo libre que es casi infinito aunque como decía, los 18 temas nos podrían llegar a aburrir. Sería un buen punto de partida nutrir de contenido este juego.
Conclusión
La conclusión es que por 9 euros que cuesta el juego en la tienda de Xbox One nos propone una diversión bastante decente, realmente hay que medir la calidad precio y aquí cumple aunque como juego global es bastante pobre. No esperes una larga duración ni motivos para repetir jugadas.
El apartado técnico es modesto pero cumple, la jugabilidad también acompaña y aunque no muestre muchas opciones y su argumento sea digno de un adolescente poco curtido los beneficios pesan a favor del juego como para darle más de un aprobado pero sin llegar al notable.
Es una pena que la tienda de Xbox One aun no cuente con un buen catálogo de demos, muy seguro este juego encontraría su público de ser así.
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Gráficos50/100
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Jugabilidad50/100
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Duración55/100