Retrocedamos 10.000 años y pongámonos en la piel de un curtido guerrero que domará bestias y que se convertirá en el señor de Orus.
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Suena el despertador. Nos levantamos con los párpados entrecerrados, nos tambaleamos hacia la ducha y nos despertamos con el agua caliente recorriendo nuestra piel. Encendemos la cafetera y nos deleitamos con el sabor del café y su efecto estimulante. Nos peinamos y perfumamos. Cogemos móvil, llaves y monedero y salimos a la calle.
Consultamos las noticias desde nuestro teléfono, nos escribimos a tiempo real con un amigo que vive en China y cuando nos entra hambre compramos cualquier cosa o nos comemos el bocadillo que llevamos hecho de casa. Cogemos el bus o el metro que nos lleva a nuestro destino diario y, cuando volvemos a casa, ponemos el aire acondicionado o la calefacción para que la temperatura esté a nuestro gusto.
Y finalmente, tras haber hecho nuestros recados, haber jugado un ratito a la consola y llenar de nuevo el estómago, nos vamos a la cama dispuestos a disfrutar de otro descanso reparador en nuestro mullidito colchón. Esta es nuestra rutina (con sus variantes, claro está) en pleno siglo XXI. Y estamos tan acostumbrados a ella, que a veces se nos olvida que no siempre fue así. Que hubo un tiempo en el que la lucha diaria no consistía en mantener la figura o llegar a fin de mes… sino en llegar con vida al final del día.
Los chicos de Ubisoft han querido rescatar esta época para ponernos en la piel de nuestros ancestros, concretamente en la de Takkar, un superviviente nato que nos mostrará cómo era vivir hace más de 10.000 años. Con él aprenderemos a cazar, a sobrevivir, a adiestrar animales y a defendernos en el mundo tan bello como hostil de la era cuaternaria. Nuestra será la misión de unir de nuevo al pueblo de los Wenja, desperdigados por toda la tierra de Oros y eliminar todo resquicio de tribus rivales que no nos lo pondrán nada fácil.
Far Cry Primal renueva la fascinación por el mundo prehistórico gracias a una fantástica ambientación que ya nos hizo la boca agua en el primer vídeo de presentación. Una vuelta de tuerca a los escenarios de anteriores Far Cry que, sin embargo, mantienen la esencia de la saga en lo que se refiere a jugabilidad. Sin más, empezamos a detallaros cómo ha sido nuestro viaje por las sublimes tierras de Oros, caminando entre mamuts, tigres dientes de sable y el animal más peligroso de todos: el ser humano. Así ha sido nuestro viaje a la Edad de Piedra…
Apartado Técnico
Uno de los mayores logros a los que podía aspirar Ubisoft en el apartado técnico de Far Cry Primal era el de conseguir transportarnos a la época en la que se ambienta el juego, ya que este es realmente el punto fuerte y elemento diferenciador de esta entrega respecto a las anteriores. Y aunque se ha utilizado el mismo motor gráfico que en Far Cry 4 (que ya era en sí mismo una evolución no muy diferente del empleado en Far Cry 3), por lo que las luces y texturas no presentan grandes innovaciones ni mejoras respecto a la anterior generación, el apartado artístico compensa con creces esta “carencia”.
Realmente es un placer vagar por las tierras de Oros y dejarse impresionar por los detalladísimos paisajes y elementos prehistóricos que nos sitúan sin problema en el 10.000 a.C. Cuevas con pinturas rupestres, la bella y majestuosa fauna extinguida, las chozas de roca y paja, las pieles de animal secándose junto a vasijas y hogueras…
Toda esta belleza ambiental se acentúa gracias a la fluidez del juego, que se mantiene estable con sus 30 fps. No hemos notado ni un solo tirón a través de nuestras horas de juego, sin contar que los tiempos de carga son más que aceptables. En definitiva, el motor gráfico quizá no nos deja con la boca abierta, pero el nivel de detalle, la belleza de los paisajes y animales y la fluidez del juego hacen que ese detalle deje de importarnos.
El sonido es otro elemento clave en la ambientación de Far Cry Primal. No tanto en los sonidos naturales y los redobles de tambores (que también), sino gracias al idioma de los Wenja, la tribu de Takkar y sus congéneres. Los creadores del juego se basaron en un idioma real de la época, el protoindioeuropeo, lengua madre de las lenguas indo-europeas (latín, griego, sánscrito, germánico…). Es decir, que aunque obviamente se haya tenido que reconstruir parte del idioma, lo que escuchamos a lo largo de nuestra aventura se asemejaría bastante a lo que nuestros antepasados oían y hablaban.
Es más, la importancia de la recreación del tiempo y la lengua para Ubisoft ha sido tal, que el estudio recurrió a varios historiadores de la Universidad de Kentucky para que les ayudaran a reconstruir el idioma en diferentes versiones. ¿Y por qué no había bastante con una? Muy sencillo: porque cada tribu que aparece en el juego lo habla de una forma diferente, siendo distinta la variante de los Wenja de la de los Udam o los Izila. Esta última, al ser una tribu más avanzada, habla también un protoindeuropeo más avanzado. Un currazo a tener en cuenta y que nos hace valorar más todavía la trabajada ambientación del juego. No todos los días podemos escuchar a la posible madre de nuestro idioma como una lengua viva…
Por último (pero no menos importante), destaca también la recreación de las armas, las primitivas convenciones sociales, ropajes y conductas animales. Por ejemplo, si nos damos un apacible paseo alejado de peligros con nuestro lobo domado (daremos más detalles de esta característica en el apartado de jugabilidad), el animal encontrará el momento de hacer sus necesidades delante nuestro. Este tipo de detalles acrecenta el realismo y mejora la experiencia en las tierras de Oros. En cuanto a las armas, no deja de ser interesante cambiar las ametralladoras, los fusiles y armas de fuego en general por las lanzas, arco y flechas o garrotes de madera y piedra adornados con dientes y colmillos…
Jugabilidad
Si hemos jugado a Far Cry 3 o Far Cry 4, la verdad es que tendremos los controles cogidos totalmente por la mano, ya que son exactamente iguales a los de sus predecesores en casi todos los aspectos. Tenemos un menú donde podemos mejorar nuestras armas, nuestras bolsas para poder llevar materias primas y nuestro carcaj o cinturón, donde llevamos diferentes tipos de armas de la época.
Utilizar estas armas no nos será complicado, ya que con los gatillos lo hacemos todo: armamos, apuntamos y disparamos. Tendremos un arsenal variopinto, desde las armas clásicas que nos vienen a la mente solo con pensar en esa época y que ya os hemos mencionado en el apartado gráfico (lanzas, flechas y porras) hasta trampas hechas con huesos, bombas de abejas y rudimentarios (pero efectivos) cuchillos arrojadizos. Todo esto, como viene siendo habitual, lo vamos desbloqueando a medida que vamos cumpliendo misiones.
Es cierto que Far Cry Primal recuerda mucho a las anteriores entregas, pero algunas características del juego marcan cierta distancia con las mismas; diferencias que evitan que nos parezca estar jugando a una réplica idéntica pero con paisajes distintos. En este caso, lo realmente novedoso es la opción “Señor de las bestias”, que desbloquearemos al principio del juego. Tal y como os avanzábamos en el anterior apartado, esta interesante opción consiste en domar a las diferentes especies de animales que habitan Orus. Una vez domadas, podremos tenerlas a nuestra disposición para poder ayudarnos a quitarnos de encima a todos nuestros enemigos (ya sean animales o humanos) que nos quieran amargar la existencia. Sin duda un aspecto novedoso y que, la verdad, nos ha sorprendido gratamente.
Eso sí, tendremos que andarnos con ojo si no queremos perder a nuestra “mascota” salvaje, ya que ninguna es invencible. Tendremos que cuidar a nuestros animales, curarlos si están heridos y, más de una vez, también tendremos que lamentar su pérdida.
Otra cosa interesante de Far Cry Primal es la responsabilidad de hacer que nuestro poblado crezca. Para ello, tendremos que ir rescatando asentamientos que estén siendo atacados o gobernados por los Udam o los Izila. Una vez liberados, los nuevos individuos se irán uniendo a nuestra causa. También tendremos que ir mejorando las cabañas y chozas para así poder mejorar todos los aspectos de nuestro arsenal y nuestras habilidades, que serán muchas y muy variopintas. En definitiva, el destino de nuestra tribu y nuestro poblado estará en nuestras manos, en manos de Takkar. No en vano encarnamos al último superviviente de una cacería que vemos al principio del juego: está claro que nuestro personaje tiene madera de líder.
En cuanto a la dificultad del juego en sí, podemos hablar de un punto intermedio: no es un juego excesivamente difícil, pero en cierto modo tampoco la facilidad es su punto fuerte. A medida que mejoramos nuestras armas, veremos que podemos cazar casi todos los animales por grandes que sean (eso sí, hacer caer a mamuts y a otros “primos” de estos grandullones nos seguirá costando por igual). Y por si batallar con estos animalitos no fuera suficiente, Orus también está plagado de hombres de tribus rivales que no querrán precisamente darnos los buenos días.
Duración
Far Cry Primal, para no perder la costumbre de los anteriores títulos de la saga, tiene uno de sus puntos fuertes en las misiones secundarias. Veremos que hay muchísimos asentamientos que recuperar, sitios que descubrir y lugares que conquistar. Todo esto se va sumando a las misiones que nos van encomendando a medida que vamos reclutando gente importante para la aldea, por lo que podemos hablar de un juego bastante largo si queremos completarlo en su totalidad.
Desde que empezamos cazando nuestro primer mamut hasta que terminamos la historia principal, perfectamente podríamos estar ante unas 15 / 20 horas de juego, que ya de por sí no está nada mal. Pero si queremos hacer todas las misiones secundarias, desbloquear todas las habilidades y mejorar todas nuestras armas, el montante de horas doblará el modo historia sin ningún problema. Y es que Far Cry Primal tiene una cantidad de opciones secundarias enormes, así que a buen seguro nos va a dar horas y horas de diversión a un ritmo realmente frenético.
Conclusión
Estamos ante un Far Cry totalmente distinto de lo visto hasta ahora en ciertos aspectos. En las anteriores entregas, podríamos decir que nos movíamos en entornos actuales, y teníamos a nuestra disposición una gran cantidad de armas y artilugios propios de hoy en día. En esta entrega, sólo tenemos las armas más rudimentarias habidas y por haber (faltaría más, teniendo en cuenta que estamos dando un salto de 10.000 años hacia atrás).
La dinámica del juego es divertida, la historia engancha y la novedad del señor de las bestias es, sin lugar a dudas, un aliciente para que los que compren este juego disfruten tanto o más que con los anteriores. Gráficamente está a la altura de otros grandes títulos y las voces en el idioma de esa época y los efectos de sonido de los animales están muy logrados.
Pero no todo es bueno, muchos pensarán que a los chicos de Ubisoft no tienen dan más ideas para hacer Far Cry ya que, si bien es tan divertido como siempre, también es, en muchos aspectos, igual como siempre. La dinámica de juego es exactamente idéntica a los anteriores y eso es algo que no habla a su favor, ya que echamos en falta algo diferente de una franquicia que ya va por su 5 entrega con este Far Cry Primal. Un problema que quizá podría achacarse a la velocidad con la que están saliendo las últimas entregas y spin-offs y que recuerda un poco a la excesiva oferta de la saga Assassin’s Creed. No cabe duda de que, para innovar al 100%, es necesario dejar un margen a la creatividad, y esto nunca se consigue con prisas…
A pesar de ello, y en definitiva, nos encontramos ante un buen juego con el cual podemos pasar horas y horas sentados delante del televisor (y disfrutando de ello), pero al que realmente le falta un puntito para poder ser un juego “top”. Pese a todo, os invitamos a probarlo y a que vosotros mismos juzguéis si es así o no. ¡El señor de las bestias os vigila!
*Gracias a Ubisoft y a Xbox por habernos proporcionado el material para la review.