Análisis de What Remains of Edith Finch
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Este último año tuve que decir adiós a la casa donde crecí, las cuatro paredes que conformaron mi habitación y me vieron madurar como persona. Es increíble cómo nuestra mente puede ligar tal cantidad de recuerdos y sentimientos hacia un espacio compuesto por ladrillo, cemento y, en mi caso, gotelé de tiempos pasados. Toda mi historia allí construida se perderá en el tiempo, como lágrimas en la lluvia, y los siguientes inquilinos no tendrán ni idea de que allí habitó, creció y vivió Elodie Mellado.
Pero esto no ocurrirá en la familia Finch, la abuela Edie se ha encargado personalmente de ello. En la casa familiar que comparten, todas las habitaciones guardan la historia y espíritu de aquellos que las habitaron, perfectamente conservado para congelar sus últimos recuerdos y que así los futuros miembros de la familia puedan saber siempre quién fueron y cómo sintieron. Una familia marcada por la desgracia y muy acostumbrada a despedirse de sus muchos de sus seres queridos a edades demasiado tempranas. ¿Pesa una maldición sobre la familia Finch o es, simplemente, la vida? Como Edith, última miembro superviviente de los Finch, deberemos explorar ésta casa, zambullirnos en sus recovecos e ir descubriendo quién se escondía tras cada habitación, cuál fue su historia y, ante todo, cómo murieron.
What Remains of Edith Finch es el primer videojuego publicado por Annapurna Interactive, una productora ya acostumbrada a darnos buen cine con su división cinematográfica. Ahora, han entrado en el mundo de los videojuegos, ¡y cómo! What Remains of Edith Finch es la quintasencia del Walking Simulator, la cumbre de un género muchas veces sujeto a mofa por ser considerado una mera película interactiva. Tras The Unfinished Swan, título que muchos consideran precuela de Edith Finch, The Giant Sparrow se confirma como uno de los grandes estudios indie del momento, capaces de llevar un paso más allá la narrativa y asentar las bases para un nuevo salto dentro del género. No se lo pierdan, es uno de los videojuegos del año.
Apartado Técnico
Si existe un aspecto que caracteriza el apartado artístico de What Remains of Edith Finch es un atención obsesiva por los detalles, algo que podrían compartir con los creadores de Uncharted y The Last of Us, especialistas en construir narrativas a partir de los lugares donde habitan los protagonistas. The Giant Sparrow consigue algo que muchas veces se deshecha en los videojuegos, y es que estos espacios se sientan tan genuinamente vivos como para que podamos creer que alguien verdaderamente vivió allí. Ayudados de Edith y apoyados por el contexto, iremos desentramando sus recuerdos, comprendiendo quién es quién en el árbol genealógico de la familia Finch, que se irá abriendo ante nosotros a medida que ascendemos por los diferentes niveles de la residencia familiar, una estructura arqueológicamente imposible que bien podría haber salido de la mente de Tim Burton.
A pesar de estar emplazado en una única ubicación, la variación de escenarios es notable, y cada vez que encontremos una de las esquelas de los habitantes de la mansión nos trasladaremos a un flashback que nos narrará los últimos momentos de su vida: desde un bebé en una bañera que se imagina su propio Lago de los Cisnes a una niña que cree ser un gato, un tiburón o un monstruo lovecraftiano. Todo un derroche de imaginación bañado con diferentes estilos gráficos entre los que destacaría el uso de los subtítulos impresos en la pantalla. Porque ante todo, What Remains of Edith Finch es un cuento, el acercamiento más honesto a la muerte en el que jamás ha incurrido un videojuego, alejándose de la alegoría, como ya hiciera Journey, y entrando de pleno en el terreno de lo mundano, con grandes dosis de imaginación, eso sí. Mucho se la ha comparado con Big Fish por este gusto compartido por el realismo mágico, también podríamos hablar de la maravillosa serie de HBO, A dos metros bajo tierra, que utilizaba las muertes de sus personajes para marcar el inicio de todos y cada uno de los capítulos.
Además, la riqueza de sus recursos visuales no se contenta con quedarse en el espacio gráfico reservado al videojuego y constantemente transita por técnicas y estilos ajenos al medio, como la literatura o el cómic, pero que en Edith Finch quedan perfectamente integrados en el dispositivo interactivo. Lo mismo sucede con la banda sonora, algo bastante inusual en el género, donde se suele abusar para modular hasta la náusea los momentos dramáticos, aquí perfectamente equilibrados.
En cuanto a aspectos más técnico-sesudos, todo fluye pasmosamente bien en la Xbox One en la que lo hemos probado, 30 FPS sin caídas en todo el recorrido. Una perfecta optimización. Añadir que los textos están en un correctísimo castellano y las voces solo se encuentran disponibles en inglés.
Jugabilidad
Como os adelantábamos en la introducción, What Remains of Edith Finch es la quintasencia del Walking Simulator, la cumbre narrativa de un género que ya empezaba a acusar de sus primeros achaques de repetición, algo totalmente dinamitado en el caso que nos atañe. Edith Finch se revuelve constantemente contra sus expectativas genéricas, pero también las utiliza a su favor en un alarde de ingenio y genialidad. No tendréis que hacer mucho más que andar, mirar, absorber todo y cuanto os encontréis por vuestro camino. Los mandos y controles quedan perfectamente integrados como nuestros apéndices en el mundo digital, y se ha prestado especial atención y cuidado al concepto derecha/izquierda, para que el hemisferio del mando corresponda al del personaje, Edith Finch, del que tomaremos su perspectiva en primera persona.
El objetivo de Edith es volver al lugar donde creció gran parte de su familia, recorrer sus espacios, ahora abandonados al olvido, listos para que alguien quiera prestarles la suficiente atención como para devolverles a la vida. Edith nos hablará durante este catártico trayecto, y veremos sus palabras impregnadas en la pantalla de las más variadas maneras. Siempre nuestra mirada tendrá que estar buscando en el espacio qué quiere Edith que veamos, dónde quiere que pasemos. Y es que el diseño de niveles está meticulosamente orquestado para que este hilo de pensamientos que vamos recogiendo nos lleve de una forma fluida y sin tropiezos a la siguiente habitación del mapa. A través de flashbacks averiguaremos cómo abrir puertas secretas o quién habilitó caminos en el pasado para que nosotros podamos transitarlos en el presente.
What Remains of Edith Finch no es un videojuego de puzles, no requiere ningún tipo de habilidad más que saber controlar un joystick y no encontraremos ni rastro de los retos clásicos a los que estamos acostumbrados. Todo esto queda sustituido por una envidiable conciencia genérica que utiliza como pocas veces se han visto el lenguaje inmersivo del medio para inducirnos a un estado de ánimo muy difícilmente alcanzable en otras artes. Somos nosotros los que miramos, somos nosotros los que decidimos seguir hacia adelante a pesar de las devastadoras palabras de Edith, debemos ser testigos en primera persona de la muerte de todos y cada uno de los personajes, en definitiva, debemos ser los protagonistas de estas muertes. Algo que implica no pocos dilemas morales. ¿Debemos seguir balanceándonos en ese columpio a sabiendas de nuestro trágico destino? ¿Debemos conducir a la niña al alféizar de su ventana aunque sepamos que le espera la caída? Somos protagonistas, también verdugos, y ante todo, espectadores.
Duración
Debemos reivindicar las experiencias cortas en el mundo de los videojuegos. La duración debe eliminarse como un factor de peso a la hora de valorar un título, pues no tiene sentido alguno premiar la rejugabilidad en el caso de que exista o el número de horas para justificar la inversión de nuestro dinero. Pero al fin y al cabo, ¿qué podemos considerar como algo corto? ¿Qué es un videojuego largo? Espero que algún día estos conceptos pierdan su sentido para nosotros y seamos capaces de ver más allá del número de minutos que marca el reloj cuando aparecen los títulos de crédito. Dicho esto, What Remains of Edith Finch tiene la justa duración para aquello que quiere contarnos, no le sobra y no le falta nada, y eso es con lo que deberíamos quedarnos cuando su luz se apaga. Pero nuestro deber, ahora mismo, es decir que su duración no sobrepasa la de una buena película, dos horas, y que tiene una opción de nueva partida para poder desbloquear los secretos que se te hayan pasado por alto.
Conclusión
El acercamiento más honesto a la muerte que jamás se ha hecho en un videojuego. Una experiencia inolvidable que te hará hundirte en el sofá de pura congoja. Estamos ante uno de los hitos que dejará 2017, todo un milestone a la altura de otros grandes como Gone Home que ha dado un paso más allá con un innovador y subversivo uso de las narrativas a las que nos tiene acostumbrados el género. Como si A dos metros bajo tierra y Big Fish se encontrarán en el medio digital.
Una propuesta valiente, humana y sincera sobre las relaciones que establecemos con nuestros seres queridos, con los espacios que habitamos y, sobre todo, cómo aprender a convivir con el hecho inevitable de nuestra mortalidad. En un medio en el que matar está a la orden del día, donde el asesinato se ha convertido en una mecánica más para hacer avanzar las tramas, hasta el punto de banalizar la muerte por completo, jamás un videojuego había utilizado el lenguaje a su favor de una forma tan humana. What Remains of Edith Finch es más que brillante, es necesario.
*Nota: Agradecemos a Annapurna Interactive el código del juego y material para esta review.