Olvida todo lo que habías aprendido de Tetris y otros juegos de puzzles clásicos, Tricky Towers es muy diferente. Analizamos la propuesta de WeirdBeard
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Sería inútil intentar analizar un juego como Tricky Towers sin remitirnos a Tetris, así que no lo vamos a intentar evitar, como tampoco disimula el juego de Weirdbeard su ánimo de referenciar y profanar a su padre espiritual y su fría solidez soviética. Programado en 1984 por un estudiante de computación soviético, Tetris originó una miríada de vástagos más o menos legítimos, a partir de su aparición en Game Boy en 1989. Solo un año después, en 1990 (la eterna) SEGA lanzaba Columns como respuesta excesiva y colorida al clásico ruso, y pasando por el millenial Bejeweled hasta el más contemporáneo Candy Crush, los principios jugables del Tetris habían estado presentes de una u otra forma en todos sus sucesores, hasta que el modesto Tricky Towers decidió poner la casa patas arriba.
Tricky Towers no es solo un Tetris con físicas, su intención es subvertir el principio de todo buen arcade de puzzles, quiere matar al padre. A diferencia del clásico soviético aquí no se trata de hacer desaparecer las piezas, formadas por cuatro adoquines entre dos paredes, en Tricky Towers el objetivo es acumular esas piezas para conseguir hacer el montón más alto posible, evitando que la gravedad haga de las suyas derribando nuestra construcción. Aquí no hay orden ni paredes, pero si físicas caprichosas, temblores, hechizos gamberros, y efectos atmosféricos que intentarán impedirnos tener la mejor y más gloriosa torre de mago.
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Apartado Técnico
Creado usando el motor Unity, Tricky Towers es un juego en dos dimensiones de gráficos coloristas, en alta resolución, y con estética cartoon. El desempeño es bueno, aunque se aprecia algún que otro tirón cuando intentamos apilar piezas demasiado rápido. Debemos decir que no hay una gran cantidad de escenarios, ni tampoco melodías, lo que hace que pueda resultar un poco repetitivo con el paso de las partidas. Tenemos escenarios costeros con cielos azules, dunas del desierto, y escenas nocturnas, cada una de ellas con sus variaciones musicales propias. Los temas de la banda sonora son tan martilleantes como adictivos, y es fácil acabar tarareándolos una vez acabada la partida.
El diseño artístico y de personajes es agradable y bonito, pero no brillante. No obstante es de agradecer la gran cantidad de items que pueden llegar a formar parte de nuestra torre. El aspecto de los hechizos es cuidado y carismático, no tanto así el de los magos a elegir, que no llegan a robarnos el corazón. Antes de empezar la partida podemos elegir también el aspecto general de las piezas que nos caerán del cielo, y también es posible comprar nuevos aspectos para nuestros magos, y otros detalles visuales mediante micropagos.
Jugabilidad
En Tricky Towers encarnamos a un mago que se bate en tres modalidades distintas de duelo con hasta tres rivales, para medir quien es capaz de construir la mejor torre. Tenemos así tres tipos de reto:
- Time Trial: Tu torre deberá alcanzar una determinada altura dentro de un tiempo limitado.
- Survival: Deberás usar un número determinado de piezas, pero si alguna pieza cae te restará una de tus tres vidas.
- Puzzle: Debes encajar todas las piezas disponibles de forma que no superen determinada altura, delimitada por un rallo mágico.
Si jugamos la campaña de un solo jugador tendremos que enfrentarnos contra otro mago que intentará hacernos la tarea imposible mediante hechizos que modificarán el tamaño de nuestras piezas, les impedirán cambiar de posición, o nos ocultarán parte del escenario con niebla, entre otras muchas gamberradas. Además deberemos tener en cuenta que el juego irá introduciendo pequeñas variaciones en la velocidad, u orden de los componentes de nuestra torre para impedir que nos acostumbremos y podamos aprendernos la fase.
Por supuesto nosotros también podremos obtener hechizos al cumplir determinados objetivos, con el que facilitarnos las labores de construcción.
Como detalle que añade algo de personalidad al juego no siempre serán piezas adoquinadas lo que baja del cielo, del que puede caer incluso un piano!
En Tricky Towers no siempre valdrá más maña que fuerza - ¡Comparte!
Tricky Towers es un juego lleno de detalles que enriquecen las partidas, y aunque no deja de ser un juego de puzzles, puede ser abordado con diferentes matices según el tipo de jugador. No hay, a diferencia del tetris, una manera correcta de abordarlo, y a veces será necesario tener reflejos rápidos, o encontrar soluciones fuera de toda lógica para superar nuestros retos. En Tricky Towers no siempre valdrá más maña que fuerza, o la capacidad de lógica que unos reflejos rápidos. Entre sus defectos encontramos cierto exceso de complejidad, y poca intención ser didáctico provocando el desconcierto del jugador en muchos momentos.
Duración
¿Cuanto puede durar un buen arcade? ¿Cuanto dura un juego en el que el principal adversario eres tú? Tricky Towers consta de cincuenta niveles de campaña para un jugador, un multijugador competitivo con hasta cuatro adversarios humanos, y además de todo esto un modo Infinito que como su propio nombre indica es inacabable.
Estamos ante un juego de una rejugabilidad casi total, que podrás disfrutar solo o en compañía, sea virtualmente o desde tu propio sofá.
Los desafiantes niveles de campaña podrán ser disfrutados de nuevo pasado un tiempo, porque como os contamos en el anterior apartado de este análisis, la particular mezcla entre eventos escriptados y aleatorios hace que dos partidas en el mismo nivel puedan ser radicalmente distintas. Si el juego nos conquista y combinamos su campaña con el modo multijugador, y el modo infinito podremos estirar el juego lo que nosotros queramos.
Es un juego un tanto monótono, pero sus partidas rápidas normalmente inferiores a dos minutos son sorprendentemente adictivas.
Conclusión
El gusto por lo arcade es un gusto adquirido, no todo el mundo disfruta de la frustración inherente al adiestramiento necesario para dominar uno de ellos. Tricky Towers igual que sus antecesores supone un reto de lógica y percepción espacial en sus primeros niveles, y termina siendo una experiencia dominada por el uso de los reflejos. De entre todos los sucesores de Tetris estamos ante uno especialmente travieso, que intenta dificultarnos crear los mecanismos que nos permiten reaccionar instintivamente a los estímulos de la pantalla. Cada vez que creemos saber lo que va a pasar a continuación, el juego nos descoloca y un pequeño error de cálculo puede arruinar nuestra partida, igual que un movimiento osado en el último momento puede hacernos triunfar.
Tricky Tower es también un juego tramposo, un poco falto de carisma, y bastante desvergonzado, pero nada de esto es algo que nos pueda impedir disfrutarlo, porque puede llegar a ser muy divertido, y adictivo. Es una pena que no diesen un paso más allá trasladando esas ganas de provocar al apartado artístico, que francamente se queda a medio gas.
*Gracias a WeirdBeard Games por habernos proporcionado el material para la review.