Thimbleweed Park es una aventura gráfica clásica, que garantiza un buen número de horas de diversión y de risas, mientras pone a prueba nuestro cerebro para resolver los enigmas que te irás encontrando.
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Han pasado nada más y nada menos que la friolera de 30 años desde que uno de los grandes genios que encumbraron el género de la aventura gráfica a lo más alto, nos regalase auténticas joyas de la talla de Maniac Mansion. Los ochenta daban sus últimos coletazos cuando Ron Gilbert pasó a ser el niño mimado de la, por aquel entonces, magnificente LucasFilm Games. Aquella fue la época dorada de las aventuras gráficas y, a día de hoy, muchas de las entregas lanzadas dentro de este género, beben directamente de la fuente de ingenio de la que presumían aquellos títulos primigenios.
Tres décadas después, Ron vuelve a hacer de las suyas con Thimbleweed Park, una aventura gráfica como solo él sabe hacer. De hecho, parece haber sido creada en el siglo pasado y presentada en la actualidad tal cual se habría lanzado a la venta entonces. Esto puede ser un punto a su favor o todo lo contrario, ya profundizaremos en ello en el cuerpo del análisis, pero bien es cierto que los jugadores más veteranos y nostálgicos no pondrán objeción alguna.
Recicla todo lo bueno de las aventuras gráficas de hace treinta años y lo muestra a la perfección - ¡Comparte!
La función transcurre en el año 1987. Un asesinato acontece en las afueras de un bucólico pueblo americano conocido como Thimbleweed Park. Algo huele raro entorno a este asunto y el FBI manda al lugar de los hechos a dos de sus agentes para encargarse de esclarecer el asunto y dar con el culpable. Sin embargo, no esperéis que la química entre estos dos agentes sea parecida a la de Mulder y Scully. Dejando de lado el parecido físico con estos dos icónicos personajes, no vais a encontrar mucha más semejanza ni en el carácter ni en las motivaciones de cada uno. La relación entre los agentes Angela Ray y Antonio Reyes también va a tomar derroteros muy diferentes. Pese a todo, tendrán que trabajar en equipo si quieren desvelar los misterios de ese extraño pueblo.
¿Por qué ninguno de los habitantes del pueblo parece preocupado por la aparición de un cadáver en la localidad? ¿Por qué las tiendas están abandonadas? ¿Por qué tres de los habitantes del pueblo parecen hermanos gemelos? ¿Por qué esa adoración de la gente hacia los tubos de vacío? Muchas preguntas sin respuesta, las cuales solo podrás responder si te adentras en las desoladoras calles de Thimbleweed Park.
Apartado Técnico
La nostalgia es la baza principal con la que cuenta el juego. Se nota a la legua que algunos de los creadores y colaboradores del título que nos ocupa son los mismos que los del mencionado Maniac Mansion, porque el estilo de dibujado y de diseño de elementos, escenarios, entornos y personajes es prácticamente un calco de aquel. Incluso la distribución del menú, en la parte baja de la pantalla, recuerda enormemente a las aventuras gráficas de antaño. Esto es un arma de doble filo porque el precio del juego, 19,99 €, puede llevar a que más de un usuario se plantee su compra. Y es que es lógico llegar a preguntarse si merece la pena pagar casi 20 € por un juego con gráficos como los de hace treinta años.
De todos modos, el tema del precio es algo más subjetivo, ya que de todos es sabido que el rasero a la hora de medir un juego varía según cada persona. Hay jugones que prefieren una buena historia en detrimento de unos gráficos foto-realistas y, para ser sinceros, Thimbleweed Park es de los primeros. Su aspecto pixelado y el scroll lateral saltan a la vista y no pueden obviarse. Está claro que no sienta ningún paradigma a nivel técnico, pero es que tampoco lo pretende. Solo hay que dedicarle unos pocos minutos para encontrarnos con los primeros chistes sobre la pixelación.
Lo mejor es que, a pesar de sus limitaciones técnicas, los desarrolladores han conseguido recrear un pueblo típico americano, con sus diferentes y características localizaciones y lugareños, ganando bastantes enteros cuando accedemos a interiores. Las oficinas del sheriff, las cloacas, el circo, los diferentes comercios que visitaremos… todos tienen ese carisma peculiar no solo del estilo de los creadores, sino también de esa América ochentera, transgresora, soez y desenfadada. Los personajes, tanto principales como secundarios, también están perfectamente diseñados y presentados. Y atención, porque el juego llega traducido perfectamente al castellano, así que podréis disfrutar del magnífico doblaje original en inglés, y disfrutaremos también de los subtítulos correspondientes en nuestro idioma.
La banda sonora contribuye a generar ese halo de decadencia de los pueblos rurales de la América del siglo pasado. No obstante, tanto las melodías y los efectos de sonido, acaban relegados a un segundo plano, en el que solo sirven de acompañamiento a los hechos que se suceden en pantalla. Eso sí, la monotonía en las melodías es compensada con una variedad de efectos encomiables. Si juegas con unos buenos auriculares, percibirás de manera más clara algunos sonidos que desde los altavoces del televisor pasan desapercibidos, como el goteo de las cañerías en las alcantarillas o el viento meciendo la maleza al moverte en exteriores.
Por lo demás, el juego funciona correctamente. Obviamente, su escasa carga gráfica contribuye a que el código haya sido optimizado sin complicaciones, lo que repercute en que el juego no muestre error técnico alguno en pantalla y funcione como la seda.
Jugabilidad
Thimbleweed Park se juega de manera natural. Apenas tardarás unos segundos en hacerte con el sistema de juego, por su sencillez y dinamismo. Con el cursor en pantalla puedes seleccionar hacia dónde quieres mover el personaje, y en el menú, siempre visible en la parte inferior de la pantalla, podrás seleccionar la acción que deseas realizar o también podrás seleccionar el objeto del inventario que quieras utilizar. Esto da pié a un sin fin de opciones, todas muy sencillas e intuitivas a la hora de llevarlas a cabo.
Puedes, por ejemplo, dar un objeto a un personaje si seleccionas la acción «Dar», luego seleccionando el objeto que quieras pasar y luego pulsando sobre el personaje receptor. Para abrir una puerta es tan sencillo como seleccionar la opción «Abrir» y luego clicar sobre la puerta por la que desees pasar. También puedes abrir cajones, cajas, puertas de armarios y demás. Otras opciones que también utilizarás con frecuencia son las de «Mirar», «Hablar» o «Usar».
Sin embargo, el cursor y el modo de interactuar con el menú y con los personajes y objetos, está muy bien adaptado al mando de nuestra consola, pero queda patente que su diseño original ha sido planteado para hacerlo servir con teclado y ratón o con una pantalla táctil. Seleccionar objetos muy pequeños, como las motas de polvo, se puede hacer complicado a veces con el stick. Aun así, no es demasiado engorroso y no genera desesperación en el jugador en ningún momento.
Por otro lado, la fórmula jugable de exploración, resolución de enigmas y uso de los objetos recolectados, es genial y muy adictiva. Siempre hay algo que poder hacer u objetos por utilizar y, salvo en las escasas ocasiones en las que puedes atascarte, la progresión en la historia es muy fluida. Estarás siempre en movimiento por las calles del pueblo y algunas zonas las revisitarás en diversas ocasiones. Un ejemplo es el Ayuntamiento, donde están las máquinas en las que introducir las pistas obtenidas para dar con el asesina y obtener la orden de arresto. También viajarás en más de una ocasión a las alcantarillas y las tiendas.
Ir de un lado para otro te mantiene siempre expectante y en activo, y solo puede llegar a generar un cierto grado de monotonía en los escasos momentos en los que te sientes perdido porque no sabes qué es lo que hay que hacer a continuación o no encuentras algún dichoso objeto necesario para progresar. Salvando este pequeño detalle, el juego ofrece una experiencia muy gratificante, en la que se mezclan componentes de misterio, investigación y chistes de brocha gorda, alternando el control entre los cinco personajes jugables, cada uno con su definida personalidad y peculiar aspecto y habilidades.
Thimbleweed Park es un claro ejemplo de que se pueden hacer grandes y profundos juegos desde un humilde Kickstarter y con unos recursos minúsculos en relación a los que manejan las grandes empresas del sector. Su sencillez visual no es nada en comparación con la gran calidad del contenido que ofrece a nivel jugable, y eso, amigos, no tiene precio. Cuando te pones a los mandos de esta aventura, se percibe el mimo que se ha puesto en cada línea de diálogo, cada objeto, cada escenario y cada personaje. Nada está puesto al azar y todo tiene una relativa importancia en el hilo narrativo.
Duración
Los rompecabezas que debemos superar en Thimbleweed Park son muy numerosos y variados, y la resolución de algunos de ellos no es siempre la más sencilla o se complican aún más sobre la marcha. También hay que tener en cuenta que algunos de ellos no se resuelven del mismo modo de una partida a otra, debido a que existe un alto componente de aleatoriedad. Además, el juego dispone de dos niveles de dificultad, el casual y el hardcore, con lo que medir la duración en este caso se antoja una tarea complicada. Más aún cuando no todos los jugadores tendrán la misma capacidad a la hora de resolver los puzzles.
De todos modos, sí que podemos hacer una estimación media y aproximada. La aventura puede llegar a finalizarse en un intervalo de 8 a 10 horas en el modo casual y unas 15 o 20 horas en el modo hardcore. Lo bueno de todo esto es que el juego cambia significativamente de un modo a otro. En el casual hay puzzles que se resuelven de un modo más sencillo y e intuitivo, e incluso algunas localizaciones y rompecabezas se omiten, con lo que aconsejamos volverlo a jugar en el modo más difícil para exprimirlo al máximo.
Por si todo esto fuera poco, el juego tiene dos logros opuestos. Uno se desbloquea por pasárselo sin recolectar ni una sola mota polvo, y el otro por recogerlas todas, así que este puede ser el aliciente perfecto para justificar aún más la decisión de empezar una segunda partida. Si te animas, entonces podemos llegar a alcanzar las 30 horas de vida útil.
Conclusión
Thimbleweed Park es el juego llamado a inocular la máxima cantidad de nostalgia videojueguil, como ningún otro antes lo había conseguido. Recicla todo lo bueno de las aventuras gráficas de hace treinta años y lo presenta en la actualidad casi sin remozar. Y lo asombroso de ello es que ni falta que le hace y demuestra que la fórmula funciona a las mil maravillas en la actualidad.
Thimbleweed Park es una aventura gráfica clásica, que garantiza un buen número de horas de diversión y de risas, mientras pone a prueba nuestro cerebro para resolver los enigmas que te irás encontrando. La sensación de satisfacción al superar cada uno de ellos, es lo que mantiene enganchado al usuario al mando. La calidad narrativa, jugable y el sentido del humor e ingenio que destila, también contribuyen a ello y justifican el desembolso de los 19,99 € que cuesta.
*Gracias al equipo de Thimbleweed Park por facilitarnos el material para esta review.