Iron Harvest Complete Edition llega a Xbox con una propuesta creativa y original que combina una espectacular narrativa con los mejores elementos de RTS.
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Los gustos de cada persona son tan particulares como la persona en sí, es por eso que existe tanta diversidad de géneros en entretenimiento, algo que no escapa a los videojuegos. En consolas, la oferta de variedad es casi tan amplia como en PC, quizás con la única diferencia del género de estrategia en tiempo real o RTS por sus siglas en inglés, algo que de a poco se va modificando como ya hemos visto con la llegada de packs como Commandos 2 Remaster y Praetorians y que ahora volvemos a evidenciar con la llegada de Iron Harvest: Complete Edition.
Para entender qué es Iron Harvest, tenemos que ver la obra del artista polaco Jakub Rżalski que creó el universo 1920+, una realidad alternativa en la que varios países de nuestro planeta se disputan el control de distintas regiones de Europa después de la Primera Guerra Mundial utilizando mechas y exoesqueletos en una fantasía que mezcla elementos de diesel y steampunk con la estrategia más pura.
El juego originalmente vio la luz en PC y esta versión que llega a consolas lo hace con todos los añadidos que fue recibiendo la versión de ordenadores desde su lanzamiento, lo que se traduce en dos DLCs: Revolución de Rusviet y Operación Águila, incluido todo el contenido descargable y los nuevos mapas para el combate multijugador así como también algunas estructuras defensivas y un puñado de modificaciones que mejoraron la experiencia original, ya de por sí muy destacable.
La historia es mucho más emotiva y profunda que en la mayoría de los RTS, con personajes simples en marco pero cuyas ambiciones y razones para combatir tienen muchas ramificaciones en las que podremos (o no) sentirnos identificados. Tal es el caso de la primera heroína de la que tendremos control, Anna, una aldeana de Polania que se ve involucrada en la resistencia de aquel país por razones ajenas a su voluntad y que junto con su oso (sí, un oso la ayuda) Wojtek deberá tomar las riendas de las milicias en una narrativa cargada de situaciones complejas en las que se pueden ver los entretelones de la guerra, la política y los valores de las personas.
Nuestras tropas están listas y el enemigo no espera por nadie. Nos vamos a una guerra poco convencional en un tiempo que pudo haber existido. Prepara tus mechas y a tus mejores hombres y únete a mis filas en este análisis que comienza ahora mismo.
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Apartado técnico
Durante las pantallas de carga podemos ver un poco de la obra de Rżalski que luego se traduce al título en sí, con gráficos que muestran el constante contraste entre las gigantes unidades metálicas de cada facción, los ejércitos, las ciudades y los campos deshabitados, todo en un conjunto extraño pero que funciona a la perfección en un género que no es muy adepto a las innovaciones.
La cámara nos permite alejarnos y acercarnos a la acción a voluntad y observar las batallas en tiempo real desde una perspectiva de 360 grados, y si bien con el zoom al máximo los contornos de las unidades se muestran un poco cuadrados, los detalles a nivel general son óptimos, como así también lo son las animaciones durante los enfrentamientos, especialmente las explosiones y las muertes de los soldados, algo que vale la pena se mencione siendo que este tipo de detalle suele ser más genérico.
El equipo de King Art Games puso un énfasis particular en la destrucción de los objetos en pantalla que es de los mejores que he visto en un RTS, quizás solo comparable con los de Company of Heroes 2. Casi todo lo que se ve en los escenarios puede ser destruido, desde edificios hasta los vehículos y el detalle en cada explosión es un espectáculo para los ojos.
Las cinemáticas que podemos ver entre las misiones narran partes de la historia con un detalle muy logrado, e incluso en muchas oportunidades se mezclan con metraje real en blanco y negro que muestran soldados luchando codo a codo con mechas en circunstancias que parecen sacadas de algún documental irreal del History Channel.
En cuanto al sonido, las voces de los personajes están muy bien logradas y la actuación suena muy convincente en todas las facciones. La ambientación, sin embargo, se pierde un poco con los motores de los mechas, los disparos de distintas armas y las explosiones. Si bien este no es el punto más fuerte, tampoco es un punto bajo y se mantiene perfectamente a la altura.
Un detalle que suma muchísimo a la atmósfera es que las voces de los personajes corresponden a las de las naciones que representan, por lo que escucharemos a los personajes hablando en ruso, polaco, alemán e inglés con sus correspondientes subtítulos en perfecto español. Esta opción puede configurarse, pero creo que la experiencia de los idiomas nativos suma muchísimo a la atmósfera del juego.
El aspecto musical presenta una combinación de instrumentos tradicionales de Europa del Este que acompaña la acción en pantalla con una orquesta perfecta para los oídos. De hecho, ya desde la pantalla de inicio tenemos una breve muestra de lo que la música tendrá para ofrecernos durante el transcurso de las partidas.
Jugabilidad
Más allá del alto nivel narrativo de la historia, no podemos olvidarnos que estamos ante un juego de estrategia en tiempo real. Para quienes hayan jugado a títulos como Warcraft 3, verán que la forma de encarar las misiones es muy similar al centrarse sobre un héroe en particular.
Los recién llegados al género no tendrán muchos inconvenientes en adaptarse ya que el título solo propone la construcción de bases de forma muy básica y sencilla, y pone mucho más énfasis en la táctica de los combates, la cuál sí lleva un poco de tiempo dominar, básicamente para saber qué unidades son más efectivas contra otras.
Tal como sucede en Company of Heroes, aquí nuestros soldados pueden capturar otras armas, ya sean desde depósitos abandonados o enemigos caídos para modificar el tipo de unidad. Es así como nuestra división de fusileros puede volverse ametralladores, cañoneros, ingenieros, etc. No solo las unidades y sus habilidades especiales tendrán preponderancia aquí sino también la posición desde la que se ataque ya que, de nuevo tomando como referencia en este caso los tanques en Company of Heroes, si atacamos por el flanco trasero a un mecha causaremos más daño por la ausencia de blindaje en esa parte.
Para construir nuestras bases, unidades y defensas tendremos a disposición dos recursos fundamentales: el petróleo y el hierro que se pueden encontrar en diversas ubicaciones esparcidas por los escenarios y que muchas veces tendremos que sangrar para conquistar, ya que nuestro enemigo no tendrá mucha voluntad de entregárnosla sin una buena batalla a hierro y plomo.
Los objetivos de las misiones en las diferentes campañas varían muchísimo lo que hace que el título no se vuelva monótono, un desafío en este tipo de producciones. Es así como deberemos proteger unidades específicas, conquistar territorios o simplemente defender una posición enfrentándonos a olas de enemigos.
Todas las misiones de las campañas tienen objetivos secundarios para cumplir que se nos muestran algunas veces al principio de las mismas y en otras oportunidades tendremos que descubrirlas por la propia exploración del mapa que realicemos. Completar con éxito estas misiones nos dará créditos con las que podremos comprar, entre otras cosas, elementos de personalización para nuestro perfil de jugador.
La IA es bastante buena y la curva de dificultad está bien diseñada para ser progresiva y no abusarse del jugador desde el comienzo, al menos en la campaña. En el modo “skirmish” ya la cosa cambia y podremos observar que la inteligencia artificial desmejora bastante sus tácticas.
Como no podía ser de otra manera, el juego ofrece un modo multijugador con el cual podremos enfrentarnos a otros jugadores en batallas realmente grandes y majestuosas, sin duda una opción a tener en cuenta para una alternativa al recién llegado Age of Empires 4.
Uno de los aspectos más difíciles de adaptar a consolas en este tipo de juegos es el control, ya que se diseña pensándose exclusivamente en el ratón. Aquí, es innegable que este periférico sería mejor que el mando, pero eso no quiere decir que esta última forma de control sea mala, sino que nos llevará un tiempo acostumbrarnos a la selección de unidades y no es de extrañar que seleccionemos por error a la unidad incorrecta. Sin embargo, el sistema de rueda para seleccionar las habilidades de cada unidad y los gatillos para desplazarnos rápidamente entre los componentes de nuestro escuadrón son un punto positivo y hacen que no se extrañe tanto el querido y tradicional ratón.
Duración
Esta edición de Iron Harvest nos brinda cuatro facciones con un total de cuatro campañas para sumar la friolera de 12 héroes, un total de 18 mapas y 30 misiones. Las dos campañas que aparecen en la edición completa Revolución de Rusviet y Operación Águila añaden conjuntamente más de cuatro mapas nuevos y 30 unidades de infantería.
Para terminar todas las campañas se necesitarán no menos de 30 horas, y eso sin mencionar los modos más libres, por lo que el juego sin duda tiene muchísimo tiempo de entretenimiento para ofrecer.
Conclusión
Recomendar Iron Harvest: Complete Edition a cualquier fan de los juegos de estrategia es casi redundante, pero no por eso deja de ser necesario. Un juego muy sólido para los amantes de la estrategia que muestra el potencial que tiene King Art Games por delante con un título que se enaltece con la personalidad y la originalidad de su historia, sus escenarios y el detalle puesto en cada uno de sus apartados.
Si te gustan los juegos de estrategia en tiempo real, no dejes pasar esta versión del juego que está a un precio increíble por todo lo que ofrece.
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Apartado técnico85/100
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Jugabilidad80/100
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Duración90/100
Lo bueno
- El impresionante apartado sonoro.
- La posibilidad de escuchar las voces en los idiomas originales.
- La originalidad de la narrativa y su mezcla con la estrategia en tiempo real.
Lo malo
- El control con el mando puede ser incómodo por momentos.
- Algunos gráficos podrían tener mejor acabamiento a corta distancia.