Yakuza 6: The Song of Life pone punto y final a la historia de Kazuma Kiryu mediante una historia intimista y amparada en los lazos familiares.
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Familia. Honor. Respeto. La Yakuza, el equivalente del crimen organizado japonés lleno de valores cuestionables, violencia y extorsión, siempre se ha regido por un íntegro código donde hay normas que piden una total sumisión amparada en la fidelidad absoluta y la obediencia. El caso de la saga Yakuza y su representación de la mafia en el país del sol naciente, ha estado llena de valores como los ya mencionados más arriba. Empero, también llama la atención por manifestar los valores y las inquietudes de sus partes protagónicas. Su fervor por alcanzar semejante propósito, la búsqueda de la humanidad y el sentimiento de pertenencia hacia algo más grande, han planteado serios interrogantes con el devenir de las entregas.
Yakuza 6: The Song of Life supone la contestación a tales interrogantes mediante una experiencia con sabor a despedida. Una experiencia que cierra la saga de Kazuma Kiryu y la de otros personajes que también son queridos. Porque después de los hechos acaecidos en la quinta iteración de la serie, nos encontramos ante un Kiryu que se muestra melancólico, hastiado por todos los conflictos en los que ha estado metido (los años no pasan en balde), y con cierta predisposición a la familia, por hacer la vida agradable a los que tiene a su alrededor.
¿Qué define a una familia? ¿Qué significa para nosotros? ¿Es aquello que guardamos para cuidar y proteger? Las relaciones fuertes, la unión de los lazos familiares, son importantes en el título de marras. Uno que abandona el reparto coral que tuvieron en su haber anteriores entregas en pos de apostar por una historia más personal e intimista, centrada fundamentalmente en la expresión de los sentimientos y de las emociones más fuertes, aunque también explora hasta qué punto se puede escapar del pasado.
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Apartado técnico
La saga Yakuza siempre ha estado respaldada por la densidad y la complejidad que irradia el distrito de Kamurocho. De hecho, uno de sus grandes valores reside en la vida, y no tanto el tamaño, que presenta frente a otros mundos abiertos. Cada calle que recorremos parece normal, casi mundana, pero detrás de cada rincón se esconde una historia y cada esquina, un momento especial, desde calles iluminadas de neón que apuestan por los excesos, hasta callejones que ofrecen una apariencia mucho más decadente.
Sin embargo, la llegada del Dragon Engine ha influido de forma positiva en algunos aspectos de esta aventura (otros, en cambio, no tanto). Para empezar, la mejora en el texturizado, las expresiones faciales y las animaciones de los personajes con respecto a pasadas entregas de la serie se nota a primera vista. Además, la eliminación de las pantallas de carga dentro del juego ofrece un desarrollo más orgánico que afecta a su jugabilidad, potenciando la continuidad. En otras palabras, su contundencia y espectacularidad se extienden más allá de los puños que se reparten a lo largo de la aventura, que no son pocos.
Una contundencia que también se extiende a su apartado sonoro, pues la banda sonora abarca múltiples géneros musicales que abrazan la música electrónica y el jazz. A eso hay que añadir el estupendo elenco de actores que prestan su voz para dar vida a las estrellas de Yakuza 6: The Song of Life, adaptando el timbre del drama a la comedia de un momento a otro. Porque sí, estamos ante otra entrega sumamente versátil que mezcla elementos tan disonantes como los ya nombrados.
Jugabilidad
Los videojuegos de “Yo contra el barrio” (en inglés Beat ‘em up) se convirtieron en uno de los géneros de moda y uno de los reyes de los salones recreativos. Y pese a que hubo una época en la que estuvieron abocados al ostracismo, quedando en un segundo plano, numerosos relanzamientos y la hegemonía de las plataformas digitales han terminado propiciando un segundo resurgir en los hogares de todo el mundo. Las innovaciones que nos han presentado muchas de sus sagas está fuera de toda duda y los mejores juegos de la saga Yakuza siempre han tenido cierta predisposición para repartir mamporros a diestro y siniestro.
Pero a lo largo de nuestra vida, evolucionamos, nos adaptamos y mutamos en formas que a veces, ni siquiera comprendemos. Yakuza 6: The Song of Life comprende las protestas violentas y promete contundencia a raudales a través de un desarrollo tipo Brawler. No ofrece la rimbombante variedad de estilos de lucha que podemos emplear en Yakuza 0, pero sí disponemos de varios ataques básicos con los que defendernos, así como la ya habitual recogida de objetos que tenemos a nuestro alrededor para usarlos como armas. Por supuesto, los golpes críticos o movimientos Heat que activan una serie de movimientos a cada cual más vistoso no faltan a la cita.
Ahora bien, el progreso de Kiryu sí que es un poco más parecido a lo que podemos ver en un juego de rol, ya que disponemos de varias estadísticas y habilidades repartidas entre diferentes categorías (fuerza, velocidad, pasión, inteligencia y suerte) que podremos ir mejorando en base a los puntos de experiencia que obtenemos luchando o cumpliendo otras tareas no tan dependientes de los puños, por ejemplo, completando misiones o comiendo en restaurantes.
Socializando, que es gerundio
Aun así, ¿por qué solucionar todo en la vida a base de golpes? Vivimos en el siglo XXI y Yakuza 6 afronta ciertos aspectos socioculturales como la presencia de las redes sociales y que se muestran de interés en el devenir de la historia. Y es que gracias a una aplicación que se encuentra en nuestro dispositivo móvil, podremos resolver una serie de incidentes (hurtos, amenazas…) que suceden por las calles de Kamurocho o Onomichi, y que depende de nosotros resolver, o no. También se ha introducido un curioso gestor de clanes que tiene su propia historia y que permite la gestión de nuestro propio clan mafioso. A pesar de que no es demasiado complejo, resulta fácil que dejarnos llevar por el mismo invirtiendo un buen número de horas a medida que peleamos contra otras bandas.
El resto de minijuegos sí que son clientes habituales de la saga, algo a lo que ya nos tienen acostumbrados, ya que podremos lastimar nuestras cuerdas vocales en el karaoke, invertir todos nuestros ahorros en las máquinas recreativas o encontrando a todos los gatos del Cat Café. Es complicado hacer cuenta de todo ello, pero como diría el refranero, en la variedad está el gusto.
Duración
Desarrollar videojuegos es una disciplina que cada vez necesita muchos más recursos. Y un buen motor gráfico, uno simplemente solvente, a partir del cual trasladar la visión creativa del estudio es algo que requiere mucho tiempo, pues parte del equipo se ve empujado a redoblar esfuerzos en otras áreas del desarrollo. A pesar de su gran parafernalia, el Dragon Engine presentó ciertos contratiempos hasta su terminación y Yakuza 6: The Song of Life fue una víctima que se vio “afectada” por el contenido que trae consigo.
Que esto no os lleve a equívocos. Completar la aventura de Kiryu nos llevará muchas horas, varias decenas en realidad, pero comparándolo con algunos de los monstruos que ya hemos visto en la saga de marras, Yakuza 0 o Yakuza 5, es inevitable que este palidezca. Sea como fuere, vamos a hartarnos de contenidos que van desde las ya ineludibles misiones secundarias (subhistorias), pasando por las guerras entre clanes, hasta un buen contenido social que se encuentra establecido en nuestra sociedad.
Conclusión
Única en su especie y atesorando la verdadera esencia de lo japonés, la saga a cargo de Ryu Ga Gotoku Studio siempre nos ha entregado una potencia de 200 CV para poner de manifiesto una experiencia de actitud empática. Una que ha estado amparada en la reputación, el honor y el paternalismo, entre otros valores. Una experiencia que en esta sexta entrega se encuentra iluminada por una renovada Kamurocho y una Onomichi alejada del mundanal ruido que ponen el broche de oro a una presentación realmente majestuosa. En el caso que nos ocupa, la apertura y cierre de una presentación protagonizada por Kazuma Kiryu. No es el cierre perfecto que todos esperábamos, pero gestiona de forma eficaz muchos sentimientos propios y ajenos.
Si bien, este Yakuza 6: The Song of Life también se entiende como una transición hacia una nueva etapa perseguida siempre por sus lazos afectivos y familiares. Una etapa que ahora recibe el nombre de Yakuza: Like a Dragon, que ya ha conquistado nuestros corazones, y que puede marcar el futuro para con este reflejo de la sociedad japonesa.
*Agradecemos a Cosmocover el material ofrecido para realizar este análisis.