The Station te invita a visitar una estación espacial abandonada, en busca de respuestas a la extraña desaparación de su tripulación. ¿Nuestras armas? La capacidad de observación y deducción.
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«El género del terror espacial está muy trillado, pero vamos a probar…por curiosidad». Mi error cuando me ofrezco a analizar The Station, y a su vez el pilar central de su sencilla e interesante propuesta. Y es que el juego no es de terror y, por otro lado, es esa «curiosidad» la que te hace avanzar por la estación abandonada no sólo para que sigamos la trama, también para resolver sus puzzles y pequeños desafíos puramente accesorios. El estudio The Station (se llama así también) tras superar como otros tantos su etapa de financiación en kickstarter, nos trae un intrigante, ameno y, todo hay que decirlo en un análisis, fugaz viaje al espacio que, aunque resuelto con solvencia en todos sus apartados,le lastra el tema del idioma muy particularmente para los usuarios hispanoparlantes, pues todo el desarrollo se basa en la narrativa.
El argumento escogido es un habitual en el género de las aventuras espaciales: En un futuro la Tierra mira hacia las estrellas, en busca de vida en otros planetas. Después de varias décadas al fin encontramos un planeta y no solo parece estar habitado, también está sumido en una cruel guerra civíl. Después de varias deliberaciones y no menos problemas es la compañía Axiom la que decide correr con el riesgo. Pone en órbita una estación espacial, compuesta por tres miembros, un ingeniero, un científico antropólogo y la capitana al mando, en la parte defensiva. Su labor es la de estudiar y ponerse en contacto con los habitantes del planeta, siempre desde un lado pacífico. Debido a la delicada situación, la estación está dotada de un camuflaje que la hace invisible…hasta que por algún motivo falla, la estación queda expuesta y su tripulación desaparecida, perdiendo contacto con la Tierra. Ahí entramos en juego nosotros, una suerte de investigador enviado por la compañía, para aclarar lo sucedido.
Apartado Técnico
El juego a nivel audiovisual roza un nivel bastante alto, para tratarse de presupuestos «modestos». La instalación por la que nos movemos está diseñada con contrastes, apreciables para los jugadores más veteranos, a las pocas horas de juego. Si pudiéramos describir su escenario sobre un papel sería: pasillos+instancias. Esta sencilla ecuación de parbulario nos dá como resultado un tratamiento un tanto especial, nos explicamos. En los pasillos no hay nada que hacer, ni nada de relevancia para el desarrollo de la trama. Se centra en comunicarnos con las habitaciones o instancias, meollo del juego.
En estas últimas es dónde podemos apreciar el trabajo llevado por los desarrolladores, con gran gusto y profusión de detalles. No quedan estas dos zona diferenciadas en diseño, también lo están en rendimiento. Los pasillo sufren de constantes e incompresibles caídas de framerate, mientras que las habitaciones, gracias a dios, si son estables. Lo hemos podido probar en redacción en una Xbox One X, sin mejoras notables o dignas de mención.
En la parte sonora tenemos un modesto y discreto acompañamiento sonoro, por otro lado ideal para reforzar la ambientación y los habituales sonidos de compuertas, botones, luminarias y voces de la IA de la estación, tan propias del género espacial. Las voces de los tres únicos personajes, sin contar al silente protagonista, mantienen un irregular tono interpretativo: alguno muy correcto, otro demasiado sobreactuado y ceremonial y por último Mila, la mandamás de la estación, que parece que leyera el texto más que interpretarlo. Llegados a este punto sobre leer, tanto los textos cómo las voces están completamente en inglés. Este punto lo tocaremos también el apartado jugable, pues en nuestro país o en el resto de países que se hable español/castellano, el juego se va a resentir bastante en términos de comprensión y disfrute.
Jugabilidad
Si os decimos que vais a dedicar las horas de juego a caminar, leer algunos pocos documentos, coger y mirar objetos, rotandolos como si fuésemos monitos de laboratorio, casi como si quisieran «decirnos algo», oir conversaciones y algún puzzle totalmente voluntario y con el único aliciente para los completistas de logros, puede parecer muy insípido, pero debéis creernos cuando os decimos que no es así. The Station propone una de las experiencias, muy corta desde luego, más interesantes de las que podemos disfrutar en el extenso catálago de Xbox One.
El juego propone al usuario que abra bien los ojos, que afine sus sentidos y su olfato de sabueso, pues la solución a los puzzles para avanzar en la aventura se basan en detectar elementos del escenario, algunos invisibles para el más despistado, reforzándolo con documentos y audios que ayudarán a darnos pistas. Y he aquí el principal problema de The Station: no llega traducido. Un título que se basa en la narrativa para disfrutarlo y avanzar, si no tenemos conocimientos mínimos de inglés, se va a poner muy cuesta arriba. Su argumento, pero sobretodo la «materialización» de unos hechos y unos personajes que, si entrar en spoilers, no «vemos», pero están ahí, como son los tres miembros desaparecidos, están cimentados en que oigamos y leamos una información que como decimos, si no dominamos un poco la lengua de Shakespeare, nos va a sonar a mandarín.
Duración
The Station puede completarse sin dificultad alguna en una 5 a 6 horas. Este dato dependerá de si nos hemos percatado de algunos puzzles y enigmas que hay copando la estación, aún no aportando nada que sea imprescindible para el desarrollo de la historia, si son bastante curiosos, pues ayudan a detallar desde pequeños detalles del día a día en la instalación espacial así como la de desvelar los interesantes motivos individuales de los miembros desaparecidos, tanto para sumarse al proyecto y su valoración de cada uno de ellos, sus debilidades, miedos y…amoríos. No hay nada más allá que motive una segunda visita que no sea la de completar los 1000G de logros del juego que, aunque fáciles, se nos ha escapado uno.
Conclusión
Interesante propuesta para amenizar una tarde aburrida, pues no necesitareis mucho tiempo para completarlo. The Station es como un plato de la nouvelle cuisine: una sugerente presentación, sabor agradable al paladar pero una cantidad discreta de guarnición, si somos unos jugadores curtidos. Una lástima que no motive una segunda visita a sus instalaciones pues, alguna habitación oculta, documento o coleccionable le fuera dotado de más miga.
* Agradecemos a Stride PR por habernos facilitado el material para realizar esta review.