Analizamos Keeper, uno de los tapados que llegan a Xbox y Game Pass antes de cerrar octubre.
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Llevo más de 3 décadas jugando videojuegos y en ese tiempo tuve la posibilidad de encarnar distintos tipos de personajes, sin embargo, creo con total certeza que nunca me había tocado emprender una aventura con un faro con patas, y tampoco pensé que esa experiencia me iba a gustar tanto (sí, yo sé que estoy adelantándome al resto del análisis, pero ¿para qué ocultarlo?).
¿De qué va esto de Keeper? Bueno, en principio es importante recalcar que la obra es responsabilidad absoluta de DoubleFine, Lee Patty y la mente maestra del estudio, el queridísimo Tim Schafer. La aventura pone al jugador en el rol de un faro que deberá atravesar una extrañísima tierra junto a su compañera Ramita, un ave que se dará a la tarea de colaborar con ciertas resoluciones de puzles y que acompañará al protagonista hasta casi la fase final.
DoubleFine siempre apuesta a lo extravagante, lo hemos visto con Psychonauts 2 hace muy poco, pero en esta ocasión lo extraño es también casi indescriptiblemente hermoso. La historia, de principio a fin, entre los dos compañeros y su viaje se va narrando sin una sola palabra de por medio, todo es imagen y sonido con una calidad que nada, pero nada tiene que envidiarle a una producción triple A.
Keeper es una historia que no esperaste nunca jugar, pero que se siente estupenda en cada momento, si no me crees, a lo largo de este análisis te iré contando las razones por las cuales el juego es uno de los imprescindibles de este 2025. Que no te dé miedo la oscuridad, siempre hay una luz en algún sitio.
Apartado técnico
El Unreal Engine 5.5 sigue desplegando sus capacidades técnicas y en Keeper eso se traduce en una estética verdaderamente preciosa. Si bien no cuenta con un modo foto, la interfaz gráfica más que minimalista del juego hace que cada segmento del mismo sea una verdadera obra de arte. Sin importar a dónde vaya el protagonista, la oleada de color parece traspasar el umbral de la pantalla de una forma estupenda. Verdaderamente, cada escenario es un lujo visual.
Complementando este aspecto y para crear una atmósfera perfecta en lo que son los pilares de la historia, el sonido no se queda atrás en lo que a calidad respecta, aunque a mi entender, está un poco por debajo del aspecto visual que deja la vara en la estratosfera. Las melodías orquestales y hasta los riffs más dignos de un metal pesado tradicional construyen una ambientación imponente en momentos clave de la historia, sin embargo, algunas canciones un tanto más electrónicas desentonan por instancias.
El juego se encuentra completamente localizado al español aunque, como ya destaqué en otros apartados, no existe el diálogo, solo las indicaciones para enviar a Ramita o realizar ciertos movimientos con los mandos para manipular palancas o manivelas. Una buena noticia dentro de este mismo marco es que todos los lingüistas que trabajaron en la producción fueron debidamente nombrados en los créditos, lo que supone un gran avance por parte de la agencia encargada de la localización.
Jugabilidad
El título presenta una jugabilidad muy sencilla que consiste en recorrer la tierra misteriosa en la que transcurre la historia de forma bastante simple. El querido faro protagonista puede concentrar la luz en puntos específicos que ahuyentarán a la oscuridad y le abrirán paso a una nueva sección del nivel. En muchos casos será necesaria la ayuda de Ramita para mover interruptores o hacer peso en ciertas plataformas y así llegar a nuevos destinos, siempre con el objetivo final de llegar a la montaña más alta del lugar.
Sin pretender arruinar muchas sorpresas es necesario aclarar que cuando se menciona que el protagonista es «un faro» esto es correcto solo durante algunos niveles, ya que por las propias vicisitudes de la aventura, la fisonomía del faro lo convertirá en un barco, solo una luz y hasta una especie de pegaso de madera y alas.
Si bien cada una de estas transformaciones tiene sus particularidades, la configuración de los controles es sencilla: un botón para correr, uno para saltar y uno para aumentar la potencia de la luz. Los direccionales, por su lado, sirven para desplazarse por la pantalla y para apuntar la luz hacia los lugares en donde haya alguna acción para realizar.
Keeper no es, bajo ningún punto de vista, un título de acción, de hecho, carece de enemigos per se y la dificultad, para nada alta, reside en resolver distintos puzles para encontrar el camino a una próxima fase o sección del escenario. A menudo, el título nos presentará desafíos como enviar a Ramita en una especie de viaje temporal para volver a ser un huevo y utilizar esta forma para abrir puertas o será necesario utilizar distintas criaturas que realicen diferentes acciones para estabilizar plataformas o generar rampas y así poder llegar a sectores que parecían imposibles.
Los puzles están muy bien pensados y se nota a las claras la maestría del equipo a la hora de planificar los niveles, nada está fuera de lugar y siempre tiene sentido hacia donde ir. A pesar de que la producción no cuenta con un mapa, el jugador no se sentirá perdido nunca y encontrar la salida, o mejor dicho, el camino correcto, va de la mano con la perseverancia y la exploración, que en todo momento es sumamente gratificante por la estética propia del juego.
Duración
Keeper contiene un total de 39 capítulos divididos en 4 transformaciones del protagonista. Durante el análisis me tomó unas 8 horas terminar el juego, aunque a estás bien se les puede sumar unas 4 horas más para obtener todos los coleccionables y descubrir las estatuas de distintos seres que se ocultan en algunas partes de los episodios.
La producción de DoubleFine no se destaca por su longitud, pero en ningún momento se siente falto de una parte. La historia está cargada de emotividad y simpatía hasta la mismísima llegada de los créditos finales y la cantidad de horas que tiene permite al jugador disfrutar siempre de la aventura sin que sea repetitiva en ningún momento.
Conclusión
No busques en Keeper un título frenético de acción trepidante y constante porque no lo hallarás aquí. Lo que sí puedes encontrar es una propuesta tranquila, tan creativa que parece un viaje de ácido lisérgico puro, en un mundo de colores, criaturas y sonidos verdaderamente mágicos que te invitará a pensar y a disfrutar mucho más del viaje que del destino final.
DoubleFine lo hizo de nuevo, y no puedo esperar a ver qué se traen entre manos para el futuro, de lo que si no tengo dudas es que no será menos que genial.
Agradecemos a Xbox España el material ofrecido para realizar este análisis.
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Aspecto técnico90/100
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Jugabilidad90/100
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Duración74/100
Lo bueno
- El aspecto visual es alucinante
Lo malo
- Puede que resulte un tanto sencillo
- Te deja con ganas de más









