Analizamos la cuarta parte de la franquicia Just Cause, que nos promete diversión a lo loco pero a la que le fallan los cimientos jugables.
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Dicen los que saben que la comedia es algo muy serio, que la diversión aparentemente más ligera puede ser algo complejo de hacer funcionar, y que es mucho más fácil hacer llorar que hacer reír. En términos videojueguiles puede que la diversión aparentemente ligera sea también bastante difícil de crear. Todos conocemos juegos más o menos basados en el caos, desde las entregas más verbeneras de Grand Theft Auto, hasta juegos como Crackdown o Saints Row, pasando por maravillas como la serie de Katamari Damacy. Sin embargo parece que el caos, y la diversión hedonista que proponen tiene que estar bastante medida, tener un orden, para que el jugador pueda tener una experiencia rica en esa aparente entropía. Esto es algo que deberían plantearse los creadores de este Just Cause 4, porque el caos aplicado a menús, y misiones no es tan divertido como si hablamos de un tiroteo con abundancia de explosiones.
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Es posible que no supiera donde me estaba metiendo con este análisis puesto que es el primer Just Cause que juego, aunque sí haya probado otros juegos similares. Puede también que a los fans de la saga, que de seguro los tiene si ha llegado a haber ya cuatro entregas, ya les venga bien el juego tal y como es, pero para un neófito una vez pasados los primeros compases que tampoco son especialmente trepidantes, la cosa se empieza a poner confusa, y de la confusión se empieza a derivar al aburrimiento rápidamente. Como otros yo caí embaucado por el potentísimo trailer con el que el juego sorprendió a propios y extraños el mes de noviembre, pero una vez se aposentan los vientos del juego no queda demasiado de la diversión desenfrenada que prometía, sin ser el juego ningún desastre tal y como veremos a lo largo de este análisis.
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Apartado Técnico
Just Cause 4 es un juego creado para la foto fija, o mejor dicho la foto fija en movimiento. Para entendernos, el juego puede ser impresionante en movimiento, en medio de un tiroteo, con explosiones de por medio y la climatología tan sandunguera de la que hace gala el juego haciendo de las suyas, pero cuando la acción se calma es muy fácil sacarle los colores. No ayuda demasiado que el inicio del juego sea en un entorno nevado, que no ha sido demasiado bien recreado, y que incluso da muestras de una pobrísima carga poligonal en el paisaje. Por algún motivo además, en las instalaciones del enemigo todo tiende a parecer de cartón piedra, y es muy difícil creernos además que nuestros enemigos hayan dispuesto motores y depósitos de combustible de forma propicia para saltar por los aires. Just Cause es en demasiados momentos un parque temático de los sueños húmedos del Michael Bay. Suele decirse que lo poco agrada y lo mucho enfada, no seré yo el que desprecie el exceso pero en Just Cause todo parece demasiado forzado.
Cuando llegamos a un entorno más selvático, que nos acompañará a lo largo de la mayoría del juego, la cosa tiene más luces que sombras. En general los escenarios son bastante vistosos, y al menos en One X gráficamente el juego está a un buen nivel. Sin embargo el agua deja bastante que desear, y el sistema de colisiones así como las físicas son un poco erráticas, que en un juego que nos anima a volar y hacer volar cosas, o tirarnos por todo tipo de sitios y en todo tipo de artilugios, es especialmente sangrante. Los entornos urbanos, si bien estéticamente son más que correctos, vuelven a darnos la impresión de ser entornos de cartón piedra, que solo están ahí para invitarnos a realizar determinada acción.
El diseño de sonido está bien, sin aspavientos, pudiendo haberse cuidado más la sonoridad de disparos y explosiones que están simplemente en la media. La música no es gran cosa pero ah! aquí tenemos que hacer un alto y destacar totalmente las emisoras presentes en Just Cause 4, que podemos escuchar siempre que vayamos en algún tipo de vehículo, y que nos proponen una colección enorme de canciones de diversos géneros pero siempre de raíces caribeñas que ciertamente están pero que muy bien.
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Jugabilidad
Como un reflejo bastante ajustado de lo que ocurre con el juego a nivel técnico o artístico, si tomásemos solo determinados cinco minutos de juego de Just Cause 4 podríamos pensar que estamos ante un juego divertidísimo, brillante incluso, y sin embargo cuando podemos experimentar el juego con más profundidad las cosas se tornan más bien mediocres. El gunplay es competente, y existe una buena cantidad de armas a tu disposición, además de los gadgets que los fans de la franquicia deben reconocer, como el socorrido gancho, que se pueden hacer progresar y modificar para dotarnos de nuevas ingeniosas formas de destrozarlo todo. Además hay todo tipo de vehículos desde coches a helicópteros pasando por yates y barcas, que podremos robar en cualquier momento y también «poseer», para disponer de ellos cuando lo necesitemos.
El problema en este Just Cause 4 no es de variedad o cantidad de gadgets con la que sus creadores intentan desesperadamente dotar a su juego de gran profundidad, sino que todas estas posibilidades se acaban tornando innecesarias más temprano que tarde, y en pocas horas nos encontramos habiéndonos hecho a una forma muy determinada de jugar cuando el título todavía sigue enseñándonos más y más alternativas, de forma que la mayoría de tus primeras horas de juego pueden acabar siendo un larguísimo tutorial que no acaba nunca, y que parece más preocupado en tirarte alternativas a la cara, que en darte tiempo y ocasión para dominarlas.
Como juego de mundo abierto que es Just Cause tiende además a la dispersión, que unido a la confusión de la que ya hemos hablado, y a la profusión de misiones secundarias sin demasiado interés ni sentido, hacen que nos encontremos perdidos sin saber muy bien como tirar del hilo para avanzar en la misión principal. Nuevamente, cuando llega la acción el juego vuelve a ser divertido, mucho, y a tener momentos brillantes y muy solventes, en los que podemos llegar a abrir la boca de puro asombro ante el descacharrante desastre que estamos armando. Quizá el juego adolezca de falta de orden y concreción, y quizá no sea yo el tipo de jugador atraído por el tipo de acción hedonista que la cuarta parte de Just Cause nos ofrece.
Duración
Dar cuenta de la campaña principal de Just Cause 4, teniendo en cuenta que la desorganización inherente al título a veces nos puede despistar, no debería llevarnos menos de 16 a 18 horas. Si además queremos limpiar el mapa de misiones secundarias la cosa puede subir entre cuatro y seis horas más tranquilamente, e incluso puede que más aunque su principal problema está en no ofrecer demasiados alicientes para ser completista, más allá de cazalogros, y aquellos que necesitan comerse un kit kat barrita por barrita y siempre en el mismo orden.
Aunque según leo las dos secuelas anteriores sí que tuvieron multijugador, Just Cause 4 no cuenta en estos momentos con modo multijugador alguno, así que poco más podemos añadir en este sentido. La rejugabilidad tras una partida exhaustiva no es demasiado grande, pero en líneas generales no estamos ante un título corto bajo nuestro punto de vista.
Conclusión
Nick Cave decía que él no era un hombre guapo, pero que en determinado momento del día, bajo determinada luz… y esto es un poco lo que le pasa a Just Cause 4. No es un gran juego, en términos generales es simplemente decente, pero en algunos momentos y bajo determinadas condiciones puede llegar a dar momentos brillantes de puro frenesí. También en otros momentos puede resultar cargante, desordenado y caótico. En definitiva, y sin haber jugado a títulos anteriores, la impresión es de que sus responsables no tienen ya muy claro como hacer más grande, mejor o más profundo su juego, y van disparando un poco en todas direcciónes a ver cuando hacen diana aunque sea por casualidad.
Puede que sea momento de darle un descanso a la franquicia, o puede ser el momento de simplificar, de volver a los orígenes. Puede que simplemente Just Cause no esté destinado a ser un revulsivo en el subgénero de los sandbox de tiros. Lo que por ahora podemos decir es que esta cuarta parte ya está unos centímetros fuera de la línea que marca el exceso, y que sería conveniente replantear la situación si se quiere realizar una quinta parte, porque no parece que esta vieja puerta pueda admitir otra capa de pintura antes que deje de poder abrirse y cerrarse.
*Agradecemos a Bandai Namco habernos facilitado el material para realizar este análisis.