Descubre Glass Masquerade, un juego artístico de puzles inspirado por el Art Deco y por los artesanos del vitral del siglo XX.
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Para muchos, el arte es pasar mucho frío. Pero para otras personas entre las que me incluyo, el arte es una manera de expresar o estimular emociones y sentimientos. El arte en los videojuegos es una parte importantísima; aspectos como el diseño gráfico o la música se cuidan al detalle para conseguir una distinción técnica que marque la diferencia y haga del juego algo especial. Pero en esta ocasión, es mucho más que eso. No es el arte el que se debe al videojuego, sino que es el videojuego el que se debe al arte.
Glass Masquerade nos invita a “Time exhibition”: un viaje a través del mundo para disfrutar de las obras de arte de 25 países de todo el planeta. En nuestro periplo recorreremos Europa, África, el Lejano Oriente e incluso las Américas. A modo de galerías de arte, representadas en forma de reloj repasaremos las expresiones artísticas e influencias culturales de cada nación que visitemos a lo largo de nuestra maravillosa aventura.
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Se trata de un juego de puzles, sí, pero no de los que podemos encontrarnos en Bridge Constructor Portal o Q.U.B.E 2, sino puzles en el sentido más literal de la definición. Tenemos un tablero, delimitado por la forma del mencionado reloj, en el que debemos colocar todas las piezas que el juego pone a nuestro alcance adecuadamente.
Relájate y disfruta de un viaje a través del arte y la cultura que nos propone Glass Masquerade.
Apartado técnico
No quisiera convertir este pequeño análisis en una clase de historia del arte ni parecer pedante, pero para describir Glass Masquerade, hay que mencionar dos conceptos clave: las vidrieras tan características en la arquitectura gótica (las que podemos ver en muchas de las catedrales de España) y el Art Decó, un movimiento artístico nacido en Paris a principios de los años 20 que influyó en los aspectos más populares y domésticos.
El juego se inspira en estas dos vertientes artísticas para crear un entorno mágico y traernos un juego de puzles visualmente cautivador, muy elaborado y diseñado con un buen gusto solo digno de un amante del arte. Además, tiene el valor añadido de rendir tributo de alguna manera a la cultura autóctona de cada país en sus obras: el dragón y el fénix en China, la civilización persa el Irán, la Atenas clásica en Grecia…
Todo está rodeado de un brillo y unos colores en los que predominan los tonos dorados tan característicos y habituares en el Art Decó. La luz es otro de los elementos primordiales en la estética del título. En un inicio, las piezas nos las encontramos en negro, pero sugún las vamos encajando, iremos descubriendo los tonos pastel que conformarán nuestra vidriera/reloj.
Respecto a la música, hay que decir que recrea estupendamente un ambiente muy relajante, con algunos cambios en ciertos tonos de su composición para adaptarse al país concreto en el que el jugador se encuentra en ese momento. Por ejemplo, los acordes del nivel de Egipto e Irán tienen matices distintivos del folklore típico de Oriente Medio, mientras que en Tanzania, se adapta más a las evidentes influencias de la música africana.
A pesar de este detalle, lo que distingue a una canción de otra es tan sutil que casi no permiten apreciar grandes diferencias entre ellas. Prácticamente todas comparten un mismo Late Motiv y la larga acaban sonando repetitivas.
Junto con los efectos de sonido que simulan cristal al encajar las piezas, la experiencia es muy inmersiva y conseguimos abstraernos del todo en el mundo de fantasía que propone el juego. Es algo que está muy conseguido y que experimentaremos mucho mejor si jugamos con auriculares.
Jugabilidad
Para explicar cómo se juega a Glass Masquerade, no será muy difícil reducir su jugabilidad a la mínima expresión. Simplemente se trata de arrastrar y soltar: tendrás que colocar todas las piezas en los lugares correctos del tablero para que encajen y descubrir poco a poco la obra de arte que nos espera oculta.
En el centro de la pantalla tenemos un reloj, representando en sus agujas el tiempo que nos lleva completar cada nivel. La esfera de éste marca la delimitación del rompecabezas que debemos completar. Se trata de un detalle importante, ya que, como cualquiera que haya montado más de dos puzles en su vida sabe, es por donde uno debe empezar. Para marcar unas primeras pistas que nos ayudarán a dar los primeros pasos en cada nivel, obtenemos unas piezas rojas marcadas con puntos que se corresponden con otras marcas similares en el borde de la esfera del reloj. Muy práctico e imprescindible para empezar rápido y que su jugabilidad sea fluida, ya que nos ayuda a saber cuáles son las primeras piezas que debemos poner.
A los lados de nuestra pantalla tendremos las mencionadas piezas, representadas en negro (como si estuvieran del revés) y desorientadas con respecto al eje en el que deben ser colocadas. Esto es algo que para nada es fruto de la casualidad, revisar las piezas una por una es imprescindible, ya que nos revela pistas sobre su ubicación: por ejemplo, el color de la pieza puede orientarnos donde debe encajar en función de las que ya tenemos puestas; o también puede descubrirnos algún detalle sobre el dibujo que pueda reconocerse gráficamente.
Aquí quiero marcar uno de los pocos puntos negativos que he encontrado en el juego: y es que no todas las piezas se encuentran visualmente dentro de la pantalla, obligándonos a girar el disco en el que están colocadas para poder revisar todas las que quedan fuera de nuestro campo de visión. Una vez que tenemos varias piezas colocadas en el reloj, este problema se solventa, pero puede resultar confuso en los primeros pasos de cada nivel, sobre todo en los más difíciles, donde el número de piezas es muy elevado.
Y esta es la jugabilidad que nos propone Glass Masquerade: sencilla y totalmente libre de estrés. No hay tiempo límite, ni desafíos de puntos, ni ningún tipo de reto a superar. El único objetivo que tenemos es disfrutar de la satisfacción de completar un puzle, que además nos dará la sensación de estar construyendo una vidriera, y admirar una obra de arte.
Todo en Glass Masquerade está envuelto en una atmósfera ZEN que nos invita a relajarnos y disfrutar de la experiencia. Sin duda, el juego más relajante al que he jugado; no tienes ninguna preocupación y el máximo estrés será saber cuánto tardas en componer cada obra de arte. Relájate y disfruta de la belleza que nos propone.
Duración
El juego consta de 25 países que visitar, cada uno con un puzle en el que puede variar su dificultad en tres niveles. Dependiendo de estos, el reloj que tenemos que conformar tendrá más piezas o menos, será de un tamaño u otro y su morfología variará. Las piezas pequeñas y las formas rectas son más difíciles de encajar que las grandes con formas curvas, más fáciles de identificar.
Los puzles de dificultad más baja pueden llevarnos entre 6 y 10 minutos completarlos. Mientras que en los más complejos, tendremos que emplear aproximadamente 20 minutos para cuadrar todas las piezas. Todo esto a un ritmo de juego tranquilo, disfrutando de la experiencia y jugando sin prisa.
Si haces cuentas, la durabilidad del juego apenas alcanza las 4 horas. Se trata de un juego para una tarde. Por desgracia, su rejugabilidad es nula, ya que la dificultad no es seleccionable y la única opción es volver a montar los rompecabezas ya resueltos en el mismo nivel con la misma obra que ya hemos descubierto, así que pierde un poco la gracia.
Conclusión
Al igual que, por ejemplo, la moralidad o la belleza, cada uno tenemos una forma única y personal de apreciar ciertas cosas. Eso ocurre con el arte: cada uno lo siente de una manera totalmente única y subjetiva.
Por este motivo, puede que algunos jugadores ni siquiera cataloguen Glass Masquerade como un juego, sino como un simulador de puzles. Quizá pueda parecernos una joya muy elaborada y satisfactoria, o por el contrario, un pasatiempo sencillo, como puede ser un crucigrama o una sopa de letras.
Todo depende de lo que esperemos del título, de cómo afrontemos su naturaleza y si estamos receptivos a la hora de apreciar su arte. Desde luego, este juego tiene un público objetivo muy claro. Si lo único que buscas en un videojuego es acción, no es tu título. Por el contrario, si sabes lo que es una lámpara Tiffany, sin duda, ¡¡este juego te va a encantar!!
En definitiva, aprecio mucho la apuesta por un género tan poco común y se agradece que además se afronte de una manera tan artística y con tan buen gusto. Siento la necesidad de valorar este juego no sólo como se merece, sino también por lo que es, un entretenimiento en el que los amantes del arte podamos recrearnos. Sin duda, Glass Masquerade es para mí una maravillosa obra de arte indie.
*Gracias a Digerati por habernos proporcionado el material para la review.
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Apartado técnico90/100
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Jugabilidad67/100
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Duración53/100
Lo bueno
- Muy Relajante y original.
- Su estilo Art Decó le aporta un toque artístico maravilloso.
Lo malo
- Demasiado corto.
- Ni rastro de los DLCs (algunos gratuitos) que sí están disponibles en PC.