Estrategia y supervivencia extrema se entremezclan en una de las propuestas más originales de este año. Así es Frostpunk: Console Edition.
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Solemos decir en este sector de la prensa de videojuegos con respecto a los análisis que una de las mejores sensaciones que se puede llevar un redactor es encontrarse con un juegazo que no esperaba. En mi caso, Frostpunk no solamente no parecía estar hecho para mí, si no que tenía todos los ingredientes para que no me gustara, pero el trabajo de 11 Bit Studios me ha dejado con la boca absolutamente abierta, con sesiones larguísimas de juego en las que no me podía desenganchar y con un nivel de sueño más elevado de lo normal estos últimos días.
Café en mano os puedo contar que Frostpunk es una sorpresa, ya que pocas veces hemos visto como un juego de estrategia podía ser tan narrativo, inteligente, apasionante y sentimental. La clave está en el primer título que hizo famoso a 11 Bit, This War of Mine, que nos proponía un juego en el que la guerra y la supervivencia se entremezclaban con una narrativa emergente que obligaba al jugador a tomar constantes decisiones difíciles que suponían auténticos puntos de inflexión para el destino de uno o de otro personaje. Si aquello se representaba sobre un escenario en dos dimensiones, podríamos decir que Frostpunk ha trasladado esta filosofía a un juego de estrategia.
De hecho, es un título de estrategia y supervivencia. Frostpunk nos traslada a un mundo Steampunk en el que la revolución industrial avanzó de diferente manera, por el camino del vapor, el hierro y las grandes estructuras. El problema es que ese mundo como tal ha llegado a su fin. Una inexplicable helada universal ha obligado a los supervivientes a retirarse de las ciudades y huir hasta encontrar lugares más seguros. La humanidad restante se establece en refugios en forma de cañones u hondonadas donde poder cubrirse naturalmente de las corrientes de frío, y lo hacen alrededor de grandes calderas capaces de calentar ciudades enteras.
El problema es evidente. Sin recursos, sin ayuda, sin gobierno, con la sociedad que conocían extinguida, deben centrarse en sobrevivir y nuestra tarea como gobernantes de estos últimos reductos es prosperar en el terrible frío que parece ir cada vez a peor. No hay normas, no hay reglas, y deberemos de establecerlas y encargarnos que ninguno de los supervivientes que nos acompañan mueran. Para ello, deberemos de centrarnos en mantener entre los ciudadanos lo único que importa cuando llegas al fin del mundo y nadie te puede ayudar: La Esperanza.
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Apartado técnico
Técnicamente hablando Frostpunk funciona como un tiro en consola. Lo cierto es que al adaptar un juego de estrategia como este siempre hay que ser un poco excéptico en este sentido, pero ese apodo de Console Edition le viene genial porque el manejo con el mando es excepcional. No podemos ponerle exactamente ninguna pega. Accesos directos, menús concéntricos, un puntero preciso que es preciso con el analógico… el hecho de que no tengamos que ir manejando unidades ayuda mucho a crear esta sensación, pero ya hemos visto como el tabú de traer un juego de estrategia a consola se ha derribado definitivamente y títulos recientes como Trópico 6, Surviving Mars o el exclusivo Halo Wars 2 también lo demuestran.
Pero no solo es el manejo, gráficamente también cumple su propósito, desde cualquiera de las vistas que usemos ya sea cerca o lejos, los modelados son detallados, aunque claramente se puede ver que no está mejorado para Xbox One X, que con una subida de resolución reduciría un poco los dientes de sierra que se producen en algunos modelos. No obstante, la capa de efectos invernales y de frío, está muy bien recreada y suele ocuparse de disimular estos pequeños problemillas. El resultado final seguro que es satisfactorio para todos.
Artísticamente, el sonido y la imagen se combinan con un estilo que provoca en el jugador ese agobio por el temporal constante, con las bajadas de frío acompañadas de unos efectos de congelación que casi te dan escalofríos. Por momentos resulta loable la sensación “con poco” que consigue transmitir Frostpunk en el jugador y nos resulta más complicado explicároslo sin que podáis verlo con vuestros propios ojos. Con respecto al idioma, está perfectamente traducido al castellano y en realidad hay muy pocas voces durante el juego, así que no se le puede poner pega alguna.
Jugabilidad
Por un momento queremos evadirnos del texto habitual y contaros lo más narrativa posible una partida de Frostpunk en un par de párrafos. Es la mejor manera de que sepaís a que nos hemos enfrentado en estos últimos días:
Londres ya era parte del pasado. Nuestro nuevo hogar, si se le puede llamar así, es un amasijo de hierros y carbón, en el que no hay apenas tiempo de otra cosa que no sea sobrevivir o trabajar. Al menos tenemos casa para dormir calientes por la noche gracias al gran generador al que miran todos los edificios de este pequeño asentamiento. El objetivo es mantener la esperanza, porque por lo que sabemos, podríamos ser los últimos humanos sobre la tierra. Nos hace falta comida, hay enfermos, el frío nos acecha en cada esquina y que te tengan que amputar un pie por el frío empieza a ser el mejor de los casos, pero hay que resistir.
Los exploradores que mandamos la semana pasada han vuelto con nuestros amigos de la expedición perdida, son muy buenas noticias, porque consigo también han traído un autómata, que ya nos ayuda a sacar carbón de la mina ininterrumpidamente para mantener los calefactores encendidos. Nuestro líder ha propuesto una serie de leyes que protegen a los niños del trabajo, pero que a cambio ha aumentado de horas los turnos de trabajo, por suerte, aquellos que quieren volver a Londres y se están rebelando son cada menos, ya que con las patrullas y los guardias pueden campar menos a sus anchas. Parece que hemos conseguido un equilibrio y la gente mantiene la esperanza, pero el descontento por las decisiones tomadas también es alto y la previsión de los meteorólogos es que la temperatura vuelva a descender mañana. Esta insípida sopa no da para más, pero al menos, es comida caliente.
Como habéis podido deducir leyendo esta pequeña historia, en Frostpunk tenemos por un lado el asunto puramente estratégico: construcción de edificios y gestión de recursos, pero que están directamente relacionados con la supervivencia de los habitantes de nuestro asentamiento a través de dos barras de nivel: la del Descontento y la de Esperanza. Evidentemente, mantener un suministro fluido de recursos, es importante, pero también lo es la mano de obra. Los trabajadores pasarán frío en el lugar de trabajo, podrán enfermar y rendir menos, e incluso podrían morir si la situación es extrema, por lo que algo tan simple como coger madera de un depósito es de extrema importancia.
La cadena de equilibrio que establece el juego también incluye como un recurso mas a tus trabajadores, que deberás mantener alimentados, calientes y esperanzados. Si la esperanza se reduce a cero, no tendrán ganas de vivir. Si no comen, tendrán hambre y rendirán menos o enfermarán. Pero muchas de estas soluciones las alcanzaremos con un nuevo libro de leyes que nosotros dictaremos desde cero. Si la comida escasea, podremos elegir entre hacer sopa (algo que aumentará el descontento) o echarle serrín (lo cual dará muchas más raciones pero a costa de incluso poder enfermar). ¿Enterrar a los muertos o dejarlos congelados en la nieve? ¿Trabajarán los niños también recogiendo carbón?
La supervivencia está equilibrada de manera que tendremos que apretar las tuercas de nuestra sociedad aumentando el descontento a cambio de que la mayoría sigan vivos, alimentados y calientes. Ese equilibrio en las primeras partidas se hace extremadamente duro y es muy común ver como por las noches se suele apagar tu generador dejando a todo el mundo helado e intentando apagar calderas y bajar potencia para conseguir mantener un mínimo, llevando a una microgestión muy concienzuda, pero que no llega a resultar incómoda o molesta. Sin embargo si que podemos afirmar que se hace muy difícil en las primeras horas mantener la ciudad en pie.
Porque una de las cuestiones más importantes de la jugabilidad de Frostpunk es ¿Por qué son tan importantes los trabajadores? Porque no podrás crearlos, ni criarlos ni nada por el estilo. La gente de tu ciudad es la que hay. Si muere alguien es menos mano de obra, afectará a todos (bajará la esperanza), probablemente dedicarán un tiempo para enterrarlo (lo que significa dejar de trabajar) y no podremos recuperar esa pérdida. Como mucho, en algunos escenarios, podremos rescatar alguna expedición perdida que añadirá algunos ciudadanos, pero también habrá que tener en cuenta que mientras más gente, más bocas que alimentar, alojar y mantener calientes.
Todo esto hace a Frostpunk un juego mucho más personal y como tal, podremos ver de manera individual a cada uno de ellos: su nombre, familiares, estado de ánimo, si tiene hambre, etc… porque son ellos mismos los que te lanzarán preguntas sobre las que tendremos que decidir, como líderes que somos de esta nueva sociedad. Peticiones de madres para dejar de trabajar para cuidar a sus niños, ingenieros que piden descansos y recursos para investigar mejoras, y sobre todo elecciones que harán aumentar la esperanza o disminuirla, como pedirnos que les calentemos las casas durante un par de días. Podremos pasar de ellos, podremos hacerles caso o incluso podremos “pasarnos” y decir que no solo sus casas, que calentaremos todas, algo arriesgado porque será complicado, pero que resultará un subidón de esperanza si lo cumplimos.
Multitud de cuestiones en forma de peticiones surgirán de nuestros ciudadanos, unas determinantes, otras importantes y otras solo para decirnos que se encuentran muy agusto y que nos agradecen nuestras últimas decisiones. No queremos desvelaros más, porque realmente son las que aportan un dinamismo a cada partida que serán diferenciadores.
Duración
Cada partida de Frostpunk suele durar bastantes horas. No podemos concretaros con exactitud, porque en algunas en tres horas estábamos muertos, en otras ocasiones hemos reiniciado y en otras aún no hemos llegado al final de las mismas después de casi 8 horas.
Al contrario que un juego de estrategia convencional, no hay que derrotar a nadie, si no que prácticamente aguantar y sobrevivir por ti mismo. Sin embargo, si que habrá objetivos principales que alcanzar continuamente si no queremos que la partida termine antes de lo previsto y los que nos proponen los ciudadanos, que afectarán a nuestro nivel de esperanza.
En el momento en que conseguimos la baliza y crear alguna expedición, ya no podremos parar de jugar, porque iremos descubriendo poco a poco lo que sucede a nuestro alrededor o incluso información importante de científicos de porque está sucediendo esto. Todo siempre contando con que Frostpunk no tiene modo multijugador, si no que contaremos con 4 escenarios diferentes, que nos proponen aproximarnos a esta supervivencia con objetivos iniciales distintos y un modo supervivencia sin fin, que queda algo más abierto que los demás y con menos complicaciones más allá de las barras de satisfacción de la gente y no para de crecer.
La dificultad normal es todo un reto, pero habrá sitio para todos. Los que piden más, tendrán dos niveles de dificultades más que serán auténticamente insanos y los que piden menos, tendrá un modo fácil que nos permitirá jugar algo más tranquilos, pudiendo elegir si el juego es más permisivo en un área que otro.
Conclusión
Menuda sorpresa nos hemos llevado con Frostpunk. Ya sabíamos de sus buenas notas en PC, donde salió hace casi un año, pero no pensábamos que aparecería por consolas y aún menos con un manejo tan fácil. La supervivencia está de moda, pero la que propone 11 Bit Studios es casi única. Los dilemas morales y las decisiones crudas aguardan al jugador tras cada helada esquina del escenario, siempre subiendo el nivel de dificultad y exigiendo cada vez más el mantener un nuevo mundo y una nueva sociedad con tan escasos recursos. Como se suele decir, Dios aprieta pero no ahoga, y este es el caso perfecto para Frostpunk.
Porque es un tipo de estrategia muy light, que te obliga más a pensar en cada nuevo paso, edificio o investigación más que lo deprisa que los hagas. Un paso en falso, un recurso mal gastado o una decisión mal tomada en el momento más inoportuno y tu nueva y frágil sociedad se desvanecerá sin remedio. Quizá tenga algunas pegas gráficamente hablando, podría ser algo más complejo en algunas áreas, tener alguna especie de multijugador o no ser tan exigente en ciertos tramos, pero sin duda Frostpunk es un auténtico juegazo que para colmo, llega a precio reducido: 29,95€.