El regreso de una leyenda del PC noventero adaptado con respeto y un ritmo muy medido.
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Volver a Amerzone en pleno 2025 es casi como abrir una vieja libreta de viajes y reencontrarse con paisajes que creías olvidados. Esta nueva versión, The Explorer’s Legacy, rescata la obra original de Benoît Sokal con una puesta al día visual, controles adaptados al mando y una estructura más amable para el jugador moderno. Y lo hace sin prisas, sin forzar grandes giros, respetando el tono tranquilo y contemplativo que definió al juego original lanzado en 1999.
Lo que nos propone aquí es una aventura en primera persona centrada en explorar, resolver puzles ambientales y reconstruir los pasos de un explorador que dejó todo atrás por una causa que no todo el mundo entendió. No hay acción, ni combate, ni falta que hace: el corazón del juego está en la observación, en el ambiente y en cómo poco a poco vamos encajando las piezas del pasado de este lugar remoto e imaginario.
Apartado técnico
Visualmente, esta reedición de Amerzone no pretende competir con superproducciones, pero cumple con solvencia. El lavado de cara con Unreal Engine le sienta bien: los escenarios han sido reconstruidos con un buen gusto evidente, conservando la identidad del juego original pero con un acabado mucho más actual. Las texturas son limpias, la iluminación ambiental ayuda a sumergirte en cada espacio, y el rendimiento en Xbox Series X es muy estable, moviéndose a 60 FPS constantes con una resolución cercana al 4K.
Los entornos son variados, aunque siempre dentro de un estilo sobrio: faros abandonados, ruinas húmedas, junglas densas, viejos hangares… cada zona tiene su encanto, aunque algunas animaciones se sienten un tanto rígidas, especialmente al interactuar con objetos o al moverse por espacios estrechos. Se nota que no es un juego con gran presupuesto, pero lo que hay está bien aprovechado.
En lo sonoro, se ha optado por un enfoque discreto pero funcional. La música ambiental acompaña sin imponerse, y los efectos de sonido —como el viento, el agua o los motores— refuerzan la ambientación. Las voces están en inglés, con subtítulos en español bien traducidos. Habría sido ideal contar con doblaje en más idiomas, pero al menos el trabajo de localización textual está a la altura.
Jugabilidad
Amerzone – The Explorer’s Legacy es un juego pausado, de los que no tienen prisa por empujarte al siguiente punto. Durante las primeras horas, te dedicas a observar, tocar objetos, tomar notas y buscar cómo avanzar mediante pequeñas pistas visuales o lógicas. El juego no te lo da todo hecho, pero tampoco se vuelve críptico: si prestas atención, todo tiene sentido.
Los puzles son el eje central de la experiencia. Algunos son tan simples como accionar una palanca en el orden correcto, otros requieren combinar información recogida en documentos o investigar a fondo los escenarios. Hay un equilibrio acertado entre dificultad y accesibilidad. Personalmente, disfruté especialmente los momentos en los que tenía que volver sobre mis pasos tras descubrir una pieza clave que, al principio, parecía irrelevante.
Moverse por el mundo es cómodo. El control está bien adaptado al mando, con una interfaz limpia y menús intuitivos. No hay muchas opciones de interacción compleja, lo cual juega a favor del enfoque relajado del juego. Se ha mejorado el ritmo respecto al original, donde algunas secuencias eran demasiado lentas o poco claras. Aquí todo fluye mejor, aunque sigue habiendo zonas donde el ritmo puede sentirse algo plano si no te engancha desde el principio el tipo de propuesta.
Una de las mejores decisiones del rediseño es haber respetado el espíritu del juego sin caer en la tentación de hacerlo todo más “moderno” a la fuerza. No hay marcadores invasivos, ni pistas automáticas: se confía en el jugador. Y eso, en estos tiempos, se agradece.
Duración
No es una aventura larga, pero sí suficientemente densa como para dejar huella. En mi caso, completé el juego en unas seis horas, tomándomelo con calma, explorando a fondo cada zona y resolviendo todos los puzles sin ayuda externa.
No hay contenido adicional ni modos paralelos. Una vez completado, no queda mucho más que hacer, salvo revisitar algunas zonas para volver a empaparse del ambiente. Pero no lo veo como un problema: es una aventura cerrada, que se juega una vez y se recuerda, sin necesidad de estirarla artificialmente.
Lo interesante es que Amerzone logra transmitir la sensación de estar viajando por un lugar que existió y se desvaneció. Hay momentos en los que no pasa gran cosa, pero basta con escuchar una grabación antigua, abrir una caja oxidada o encontrar una fotografía amarillenta para que el juego te vuelva a atrapar.
Conclusión
No hace falta haber jugado al Amerzone original para disfrutar de The Explorer’s Legacy, pero quienes lo vivieron en su día encontrarán aquí una adaptación muy respetuosa y cuidada. Se nota el cariño por la obra de Sokal y la intención de mantener viva una forma de entender el videojuego de aventura que ya no es tan común.
No esperes acción, giros espectaculares ni mundos gigantescos. Esto va de explorar despacio, de prestar atención y de dejarte llevar por los entornos y lo que representan. Y si entras en ese ritmo, el juego recompensa con una atmósfera muy particular y con la satisfacción de resolver cada reto con cabeza, no con reflejos.
Le habría venido bien más variedad sonora y algo más de fluidez en ciertas animaciones, pero nada de eso empaña lo que Amerzone – The Explorer’s Legacy propone: una aventura honesta, contenida, y muy bien planteada. Una joyita tranquila para desconectar del ruido, disfrutar del silencio y dejarte llevar por las ruinas de un mundo olvidado.
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Apartado Técnico78/100
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Jugabilidad84/100
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Duración80/100
Lo mejor
- Exploración pausada, sin prisas ni relleno
- Ambientación cuidada y fiel al original
- Interfaz limpia y controles bien adaptados al mando
Lo peor
- Animaciones algo rígidas en algunas secuencias
- Escasa rejugabilidad tras completarlo una vez