Esta semana en Los Misterios de Sera se relata pormenorizadamente la Batalla de Ephyra, una de las más importantes en la historia del Gears Of War.
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Estimados lectores, estimadas lectoras. Con su permiso, esta semana voy a dejar descansar un poco el tema de las armas del Gears Of War para hablar sobre una de las batallas entre la humanidad y la horda locust más importantes de la historia de Sera, la bautizada con el nombre de la ciudad que la acogió, Ephyra.
[Diez años después del Día de Emergencia]
-Nexus, capital de la Horda Locust-
*Historia basada en la narrativa original del Gears Of War*
Había pasado una década desde la irrupción de los locust en la superficie de Sera y apenas unos meses desde la victoria estratégica de la horda en Ilima. El General RAAM quería aprovechar que la moral de sus tropas estaba por las nubes y la de sus enemigos por los suelos para asestar un duro golpe a los humanos del que no se pudieran recuperar. No había tiempo que perder y así se lo hizo saber a la Reina Myrrah, quién se mostró de acuerdo solo en parte con el comandante de sus ejércitos.
Myrrah también quería aprovechar el mal momento de los ciudadanos de la Coalición para hundirlos totalmente en la miseria emocional y facilitar de una vez por todas la expansión de sus hijos adoptivos por toda la superficie de Sera. Era un momento de éxtasis para las larvas, las cuales comentaban que la victoria estaba muy cerca. Pero su reina le veía un fallo al plan. Ephyra estaba sobre la misma meseta de granito que Jacinto y no podrían atacar desde el subsuelo, lo que anularía su ventaja táctica. Tendrían que plantear la conquista de la ciudad como una guerra tradicional en la que sus enemigos les verían llegar.
“-Las victorias que hemos obtenido hasta ahora han sido gracias a nuestra capacidad de recorrer el subsuelo y emerger a la superficie en zonas desprotegidas y por sorpresa. Así anulábamos la capacidad de respuesta de los humanos, que antes de darse cuenta de que estábamos allí ya nos habíamos cargado a la mitad -dijo Myrrah airadamente.
“-Lo entiendo mi reina. Y sé que la propuesta militar que le estoy haciendo acarreará muchas bajas de mis hermanos pero si dejamos a los pateasuelos tiempo para recomponerse, vamos a perder la mayor oportunidad desde que comenzó esta guerra para imponernos sobre nuestros enemigos.”
“- La verdad es que arrebartar a los humanos la capital de su ruinoso país y secuestrar a su más destacado científico terminaría de hundirlos -relexionó Myrrah.”
La líder de los locust nunca dejaba de pensar en el lambentismo y en su acuerdo con Adam Fénix. El científico militar le había prometido acabar con los luminosos varias veces en los últimos lustros y hasta ahora siempre había fallado. Los lambent estaban dejando a los locust no infectados sin hogar y por eso se habían visto obligados a conquistar la superficie de Sera, buscando un nuevo lugar donde establecerse. La Reina Myrrah estaba cansada de prorrogar el acuerdo con el padre de Marcus una y otra vez e iba a aprovechar la invasión de Ephyra para secuestrar a Adam Fénix y así asegurarse de que estaba trabajando para descubrir la solución a la infección provocada por la imulsión.
“-Está bien RAAM -concedió la reina tras unos minutos en silencio que pusieron muy nervioso al General. – Tienes mi permiso para ejecutar este ataque. Vas a poner a miles de mis hijos frente a la muerte. Más te vale conseguir los dos objetivos marcados, la conquista de Ephyra y a Adam Fénix. Si no lo consigues no te molestes en volver, simplemente pégate un tiro y deja que la horda progrese sin ti.
“-Sí mi reina -dijo RAAM arrodillándose frente a la mujer para después irse a preparar la estrategia militar.”
Nada más el General RAAM salió de la enorme sala donde la Reina Myrrah solía pasar la mayor parte de su tiempo cuando se encontraba en Nexus, la mujer que lideraba a los locust se dirigió vestida con un largo manto con capucha a la capilla de la Tríada de los Gusanos para encontrarse con Taarg, el principal acólito del nuevo sacerdote supremo Skorge. Taarg era un kantus con unas sorprendentes habilidades para el sigilo que la Reina Myrrah había reclutado en secreto para dirigir su red de espionaje. Ella lo vió sentado en uno de los asientos del edificio religioso y se situó detrás de él.
“-Necesito que envíes a varios grupos pequeños de exploradores, no más de tres por cada grupo, a buscar una grieta en la meseta de granito. -ordenó a Taarg y se fue sin esperar su muda respuesta.” Ningún locust que quisiera vivir a un encuentro con la reina se atrevía a contradecirla.
Varias semanas después, a solo unas horas de comenzar la ofensiva contra Ephyra, la Reina Myrrah estaba montada en el tempest a varios kilómetros de la ciudad humana esperando el regreso de Taarg y los equipos de búsqueda. Contemplaba a su ejército de diez mil drones, mil reavers, decenas de boomers, varios brumaks, corpsers y sembradoras. RAAM lo había apostado todo en esta batalla. Mientras veía a su ejército formar, la reina se preguntaba si la CGO habría descubierto a Taarg, lo que significaría que finalmente deberían tomar la ciudad sin el elemento sorpresa que tan bien les había funcionado en la última década.
El General RAAM, en primera línea comandando a sus hermanos, miró hacia atrás dirigiendo sus diminutos ojos aguados a los de Myrrah. Era ella quién tenía que dar la señal para que la horda avanzase y la impaciencia estaba a punto de desbordar a su general. No podía esperar más al regreso de su maestro espía, por lo que se vio obligada a gritar “Avanzad hijos míos. Destruidlo todo y a todos. No tengáis piedad con la humanidad que nos niega el derecho a vivir en libertad. ¡POR LA HORDA!” El rugido con el que los locust respondieron a su reina hizo temblar los cimientos de la meseta de granito, demostrando que la fuerza de las larvas unidas superaba a la de sus dioses.
Myrrah, quién podía comunicarse con su líder militar, el General RAAM, mediante ondas cerebrales tal como se pudo observar en la Sombra de RAAM, decidió quedarse unos minutos para ver marchar a su ejército. Sintió como el orgullo le invadió el cuerpo y deseó con todas sus fuerzas que Taarg apareciera con buenas noticias para evitar más bajas de las necesarias. Cerrando los ojos tocó el lomo del Tempest para volver a Nexus. Tenía asuntos que atender. Tras alzar el vuelo oyó unos disparos. Normalmente le hubieran dado igual pero por la mente le pasó que Taarg pudiera estar en problemas.
Al acercarse vio a un grupo de supervivientes humanos persiguiendo a un kantus. A Myrrah casi se le salió el corazón por la boca. Descendió rápidamente con el Tempest y comprobó que era su espía predilecto. Posó su montura un poco más adelante de la posición de Taarg, quién montó de un salto. Antes de que la única mujer respetada por los locust pudiera decir nada, el líder del espionaje le indicó que uno de sus equipos había descubierto una pequeña grieta en la meseta que llevaba a la parte sur de Ephyra, donde se encontraba la mayor parte de la población de la ciudad. La parte norte era la zona administrativa, allí estaban ubicados los edificios de los poderes públicos.
Myrrah varió inmediatamente el rumbo del vuelo. Debía alcanzar a su ejército para desviar varios contingentes hacia esa grieta para que pudieran sembrar el caos dentro de Ephyra mientras el resto del ejército luchaba en las afuerzas, así se dividiría la fuerza militar humana y tendrían más posibilidades de alzarse con la victoria. Había llegado rápidamente a la posición desde la que hacía menos de una hora dio la orden de avanzar y todavía podía ver a los efectivos que cerraban, como diría Agustus Cole, “el desfile de monstruos”. Había llegado a tiempo. Nada más ver a RAAM bajó hasta su posición.
“-¡Acabamos de descubrir una grieta que lleva al sur de la ciudad! Es muy pequeña por lo que no puede pasar todo nuestro ejército. Quiero que selecciones a los 500 mejores drones y granaderos y a los 20 boommers con mejor puntería para que siembren el caos en la ciudad y así dividamos las fuerzas de la CGO. No ataques hasta que la batalla haya comenzado en la ciudad.”
El General RAAM asintió y cumplió la orden en cuestión de minutos. La propia Reina Myrrah iría con Taarg y el batallón seleccionado por su general hasta la grieta para garantizar el éxito de esa operación.
[Varias horas después]
“-¡Me cago en la hostia puta! ¡¿Cómo cojones puede haber movimiento en la meseta?! ¡Es de granito y nuestros geólogos nos confirmaron que era absolutamente imposible que los locust la atravesasen! -gritó el Mayor Tomas frente al Consejo de Guerra.”
“-Acabamos de recibir señales de la zona sur de Ephyra, un enorme batallón de locust se dirije hacia aquí -informó Michael Daydall, presidente del Consejo Geólogo de la CGO.”
“-¡Estamos más jodidos que una berserker en época de celo! -exclamó el Coronel Victor Hoffman. ¡Puto Daydall de mierda! ¡Nos garantizó que jamás se colaría una larva por ahí! Le creímos y ahora cientos de miles de personas corren un riesgo de muerte por su putísima culpa.
El Mayor Alexander Reid sacó su pistola de cañón corto y le voló la cabeza al geólogo. Totalmente impasible se volvió a resto de las personas de la sala, quienes se encontraban en shock, y expresó calmadamente:
“-Solucionado. Ahora gestionemos la evacuación. Hay dos puentes claves, el bautizado como Puente de la Cancillería que conecta la zona sur con la zona norte, en la que nosotros nos encontramos. Y el conocido como Puente Nassar Embry que tenemos justo delante, el cual nos permite huir hasta Jacinto. Protejamos el primero de ellos con todas nuestras fuerzas y simplemente vigilemos el segundo, es posible que perdamos la zona sur pero por mis sudados cojones no vamos a perder la zona administrativa. ¡En marcha!”
Antes de salir de la estancia, Reid se acercó al grupo de geólogos que todavía permanecían allí, paralizados por lo que acababan de ver. Preguntó quién quería sustituir al difunto Michael. Nadie respondió. El Mayor Alexander escogió uno al azar y salió a la calle mientras contactaba con diferentes guarniciones de gears para ponerlos en movimiento.
Hoffman estaba hablando con el sargento Marcus Fénix, quien dirigía a los escuadrones de la zona sur de Ephyra.
“-Sargento Fénix, la orden es evacuar a los civiles y proteger el Puente Nassar Emb…”
Un tremendo temblor que indicaba la llegada de los locust escoltados por la Reyna Myrrah, había tirado al suelo al Coronel Hoffman, quién se recompuso rápidamente y se despidió de Marcus Fénix con un escueto “¡hágalo!” Antes de que pudiera dirigirse al Mayor Tomas, vio como éste salía corriendo hacia adelante. Nada más girar su cuello, Hoffman lo entendió. Un grupo de larvas estaba atacando a una madre y a sus dos hijos. Él también echó a correr con su lancer en la mano aunque estaba a una considerable distancia de Tomas.
Vió como el alto mando militar gear llegaba a la posición de los locust y comenzaba a luchar contra ellos. Asestó un par de tremendos puñetazos a uno de los tres, que cayó al suelo reventado y se dio la vuelta para empujar a la mujer y a sus hijos con la intención de que huyeran, pero uno de los pequeños se había quedado paralizado y no podía moverse. Los dos locust que todavía quedaban en pie aprovecharon que Tomas les daba la espalda para propinarle una serie de rápidos golpes, el Mayor de la CGO cayó al suelo de rodillas siendo incapaz de levantarse por los golpes que estaba recibiendo. Uno de las larvas se encaminaba a la posición del niño que estaba a su lado y el militar de la coalición gastó su último aliento abalanzándose sobre él para cubrirlo con su cuerpo y evitar que la larva lo matase.
Hoffman seguía corriendo. Sentía cómo su corazón se desgarraba por no poder disparar pero no podía arriesgarse a dar a su compañero o al niño que éste protegía. Cuando ya estaba cerca las larvas le arrancaron un brazo y una pierna a Tomas. Hoffman encendió la sierra y partió a ambos locust por la mitad con la sobrehumana fuerza que la rabia le había otorgado por unos momentos. Cuando se acercó al Mayor Tomas ya estaba muerto. Lo levantó, cogió al niño y salió corriendo hacia la parte norte. Por suerte, los primeros contingentes gears comenzaban a llegar. Hoffman contuvo las lágrimas y se prometió a sí mismo que no dejaría caer Ephyra en manos de las larvas.
Conocimientos
Taarg [Historia Alternativa_No Oficial]. Algo había ido bastante mal durante la gestación de Taarg. La Casta de los Clérigos había venido observando comportamientos muy extraños en la berserker que lo llevaba en su interior. Cuando Taarg nació la mayoría lo consideró como una broma de mal gusto de la Tríada de los Gusanos. Era un kantus con unas piernas muy cortas y, lo peor de todo, sin lengua. No podía luchar ni cantar para subir la moral de las tropas o llevar a cabo los rituales místicos. Decidieron sacrificarlo a los mismos dioses que lo habían escupido al mundo para que no manchase la reputación de los sacerdotes con su mera existencia.
La berserker que lo había parido se puso frenética en cuanto percibió el mal ambiente que rodeaba a Taarg. Varios locust fueron heridos intentando encerrarla en su celda, y cuando lo consiguieron la berserker la destrozó. El alboroto causado llamó la atención de la Reina Myrrah. Decidió llevarse a Taarg consigo con el fin de entrenarlo. La mujer que lideraba a los locust vio en él las capacidades necesarias para el espionaje. Sus piernas pequeñas le permitían esconderse en lugares en los que a un kantus normal le sería imposible y su falta de lengua silenciaba la aparatosa y sonora respiración de los sacerdotes.
Taarg comenzó su entrenamiento unos meses después, cuando aprendió a andar. Sus taras físicas fueron compensadas por una inteligencia fuera de lo común. Con apenas dos años ya era capaz de identificar todos los símbolos de las escrituras sagradas y traducirlas al idioma de la reina, a quién consideraba su madre.
Curiosidades
¿Sabías que…
… los soldados de la CGO opinaban que el Mayor Alexander Reid era un gilipollas integral? La única razón por la que nadie lo había matado era porque organizaba los suministros de una manera brillantemente eficiente. Entre sus mayores errores señalados por sus compañeros figuraba su total falta de carisma y su incapacidad para motivar a los soldados. El Coronel Hoffman expresó en una ocasión que si él muriera, Reid ocuparía su puesto y junto con Prescott lideraría la CGO, una idea que para Hoffman era “algo mucho peor que la muerte”.
… los locust consideraban a los bommers como los integrantes de la horda con menos capacidad intelectual? Tontos de baba es la expresión que más se ajusta a lo que pensaban las larvas de sus orondos compañeros.
#FIN OCTAVA ENTREGA
No te pierdas el próximo jueves la siguiente parte de Los Misterios de Sera. ¿Quién se quedaría con el control de Ephyra? ¿Qué papel jugó Marcus Fénix en esta batalla? ¿Qué secretos habría descubierto Taarg como líder de la inteligencia locust?
Entregas anteriores de Los Misterios de Sera
- Primera entrega sobre las Guerras de Péndulo.
- Segunda entrega sobre la Reina Myrrah.
- Tercera entrega sobre la instalación secreta de Nueva Esperanza.
- Cuarta entrega sobre Dominic Santiago.
- Quinta entrega sobre el General RAAM y Skorge.
- Sexta entrega sobre las armas de la CGO (I) [Lancer, Retrolancer y Gnasher].
- Séptima entrega sobre las armas de la CGO (II) [Pistola de Cañón Corto, Rifle de Francotirador y Martillo del Alba].
Relatos ambientados en el universo Gears Of War protagonizados por el Escuadrón Furia
En SoloXboxOne hemos publicado ya doce entregas de los relatos que cuentan las aventuras de los aguerridos soldados de la organización militar de élite conocida como el Escuadrón Furia. Tras unas semanas en las que hemos movido el día de publicación, avisamos a nuestros lectores que, ya desde la semana pasada, los relatos no faltarán a su cita, que será los sábados por la tarde. A continuación os enlazamos los relatos publicados por si os habéis perdido alguno u os apetece comenzar a leerlos.
– La Salvación de Ilima
– Un Descubrimiento que Cambiará el Mundo