DOOM: The Dark Ages. Mechas, dragones, combates colosales y mucha sangre

DOOM: The Dark Ages revoluciona su fórmula con dragones, mechas y zonas abiertas

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El regreso del Slayer se acerca, pero esta vez no es como lo recordabas. DOOM: The Dark Ages, precuela de DOOM Eternal, mantiene la brutalidad y el frenetismo característicos de la saga, pero introduce elementos inéditos que redefinen su fórmula. id Software ha construido un universo más amplio, más variado y con propuestas jugables tan ambiciosas como inesperadas.

Tras una extensa sesión práctica con el juego, se confirma que esta entrega va mucho más allá del combate de ritmo vertiginoso. El uso de mechas, combates a lomos de un dragón cibernético y una estructura de mundo abierto en zonas sandbox marcan un punto de inflexión para la franquicia, y todo sin perder la esencia que ha hecho de DOOM una de las sagas más influyentes del género.

El DOOM más variado y ambicioso hasta la fecha

La narrativa toma un papel más activo con cinemáticas que nos sitúan en Argent D’Nur, escenario donde comienza el caos. Desde ahí, el combate a pie se amplía con nuevas mecánicas: un escudo arrojadizo, mejoras de armas interconectadas y un sistema de parada y contraataque que añade profundidad estratégica. Todo se articula para reforzar la fantasía de que el Slayer es una superarma viviente.

Más allá del combate tradicional, la introducción del mecha Atlan permite enfrentamientos cuerpo a cuerpo de escala colosal. Y si eso no fuera suficiente, una misión aérea con dragón armado convierte al jugador en un jinete de la destrucción, combinando acción aérea con infiltración a pie en naves demoníacas. Finalmente, las zonas abiertas ofrecen exploración libre, puzles, desafíos secundarios y combates emergentes que enriquecen la experiencia.