Análisis de Peppa Pig: Un mundo de aventuras

Oink, oink. Bienvenidos a Peppa Pig: Un mundo de aventuras, un viaje de ensueño para los más pequeños de la casa.

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Desde los primeros años de nuestra vida aprendemos por medio de la imitación y la experiencia y, poco a poco, vamos conformando nuestra personalidad, construyendo el conocimiento y desarrollando el intelecto.

Por ejemplo, en el ámbito de los medios de comunicación, los dibujos son el producto estrella que más se consume en la etapa de la infancia, convirtiéndose los niños y las niñas en aprendices de este medio, apropiándose de los patrones de conducta, valores, roles y otros conocimientos que desde ellos se transmiten sin importar la vulnerabilidad de los receptores. Desde este planteamiento, se presentan obras como Peppa Pig, una propuesta que narra la vida de varias familias que actúan y visten como humanos y cuyos protagonistas son la familia Pig (Peppa, George, Papa Pig y Mamá Pig).

Una obra que hipnotiza como pocas a niños de corta edad y que resulta a menudo una tabla de salvación para padres en apuros. Lo mismo se puede decir de su adaptación videolúdica, Peppa Pig: Un mundo de aventuras, toda una experiencia que nos permite visitar varias regiones del mundo con una suerte de avatar, además, por supuesto, de la cerdita más famosa de la televisión. Todo eso mientras navegamos a bordo de un crucero y hacemos muchas más cosas.

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Apartado técnico

No es mera retórica decir que parece que estamos ante el propio show.

El apartado gráfico de Peppa Pig: Un mundo de aventuras es intachable, es algo que no se puede hacer mejor, pues consigue sobradamente su propósito visual, ser calcado a la serie de televisión, y además siempre en tiempo real, viendo reflejados los constantes cambios de aspecto de nuestro personaje en todas las cinemáticas. No hay ni un elemento que rechine, nada que no podríamos ver en un capítulo de la serie, habiendo replicado exactamente las mismas animaciones.

Además, llega a nuestro país con voces en castellano, con el mismo reparto de la serie de televisión, lo que es sin duda muy de agradecer. Es un juego en el que no solo se dialoga en las cinemáticas, sino que hay constantes voces en la exploración de los escenarios, y el contar con un doblaje hace la experiencia mucho más agradable para los más pequeños de la casa.

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Jugabilidad

El turismo cultural es un gran negocio. Algunas personas buscan embarcarse en sus viajes con la única intención de tener una experiencia «cultural», mientras que otras pueden experimentar la cultura como un subproducto de su viaje. Podemos afirmar que hay alguna forma de turismo cultural en la mayoría de las vacaciones (incluso cuando se hace un viaje con todo incluido se puede probar la cerveza local, por ejemplo).

Pero, ¿qué queremos decir con el término «turismo cultural»? ¿De qué se trata? Pues del acto de los viajeros que visitan determinados destinos para experimentar y aprender sobre una cultura concreta. Esto puede incluir muchas actividades, como la asistencia a eventos y festivales, la visita a museos y la degustación de alimentos y bebidas locales.

En el caso que nos ocupa, no nos fase falta movernos de nuestro hogar, puesto que Peppa Pig: Un mundo de aventuras ya ofrece un sinfín de oportunidades para conocer la forma de vida de otras ciudades, su sociedad y sus tradiciones. Eso sí, siempre partiendo de la base de que los más pequeños son aquí los auténticos protagonistas y de que no son pocos los estereotipos que están presentes, todos ellos basados en una percepción y sistema de creencias exagerado y simplificado sobre determinados países. Eso sí, ninguno de estos resulta ofensivo.

Sea como fuere, hay un total de siete destinos que podremos visitar junto con Peppa: Londres, Italia, París, Alemania, Barcelona, Nueva York y Australia. Y en todos ellos podremos vivir una aventura, como la posibilidad de preparar una Pizza o bien caminar por Hollywood Boulevard.

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Duración

¿Cuántos días necesito para conocer lo mejor de cada ciudad?

Es la pregunta del millón: ya reservamos los vuelos, tenemos veinte días de vacaciones y queremos recorrer la mayor cantidad de ciudades posibles en cierta región, digamos, de Europa. ¿Cuántos días le dedicamos a Barcelona? ¿En cuánto tiempo podremos visitar las atracciones más famosas de París? ¿Una semana es demasiado para Alemania? ¿Cuántos días son suficientes para recorrer Italia? La respuesta es siempre la misma: depende.

Con Peppa Pig: Un mundo de aventuras no pasa esto, pues visitar todos los países que nos propone la aventura de marras no debería llevarnos más allá de un par de horas.

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Conclusión

Los videojuegos se han convertido en la mayor industria del entretenimiento a nivel global con cada vez más y más millones de personas de todas las edades jugando en ordenadores, consolas y móviles. Es evidente que el público juvenil es uno de los colectivos principales y este medio interactivo ha estado tradicionalmente unido a esa esfera. En la actualidad encontramos videojuegos con historias y retos de todo tipo con una amplia pluralidad de perspectivas: relatos íntimos y personales, viajes épicos a través del tiempo y el espacio, experiencias llenas de terror, etc.

Si bien, estos son también un vehículo para la transmisión de conocimientos, además de valores. Y si no, que se lo digan a Peppa Pig: Un mundo de aventuras, pues desde el principio incorpora aquello que utilizan los más pequeños en sus vidas, buscando establecer un hilo conductor para que puedan implicarse y participar en el diseño de su propio aprendizaje.

Agradecemos a Outright Games Ltd. el material proporcionado para poder realizar este análisis.