Shawn Hitchcock vuelve a la carga para hacernos pasar miedo. En esta ocasión, analizamos el juego de terror Emily Wants to Play Too.
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Los juegos de terror siempre han tenido la capacidad de despertar en todos nosotros es pequeño punto sado-maso en el que nos adentramos por caminos oscuros y disfrutamos de un ambiente opresivo a la espera de que el villano, alienígena o muñeca de turno nos arranquen un grito que despierte a los vecinos. En esta ocasión será el título desarrollado por Shawn Hitchcock Emily Wants to Play Too, secuela de su homónimo predecesor, quien tendrá el gusto de hacernos sufrir.
Siguiendo la estela del primer título, Emily wants to Play Too nos presenta un gameplay que nos recordará a otros títulos reconocidos del género, como la saga Five Nights at Freddys o el mítico Slenderman, en los que nos movemos por oscuros escenarios a la espera de una muerte inevitable.
Entrando en la historia, nos pondremos en la piel de un repartidor de sándwiches que se verá envuelto en una pesadilla nocturna en la que tendrá que huir de una serie de muñecos y maniquíes diabólicos (cómo no iban a ser diabólicos) que están sembrando el caos y desean acabar con nosotros, ya sea de un buen mordisco o de un infarto.
Apartado Técnico
El título no destaca por su motor gráfico, si bien es cierto que los escenarios están cuidados, la sensación opresiva es constante y el juego de luces y sombras cumple perfectamente con su función.
En este aspecto, una constante del juego desarrollado por Shawn Hitchcock será que el lugar en el que nos encontremos perderá la energía y quedará a oscuras completamente, por lo no tendremos más remedio que encontrar y utilizar una linterna que nos iluminará el camino hasta que demos con el generador de energía que nos devolverá la luz por algún tiempo. La linterna, eso sí, dará una luz muy tenue que en ningún caso iluminará todo el escenario, sino únicamente el centro de la pantalla, por lo que la sensación de peligro y vulnerabilidad será constante.
El escenario se nutre mucho de la falta de luz, además. Veremos sombras moverse en la oscuridad, así como las siluetas de los muñecos que nos persiguen y que desaparecerán (o no) cuando iluminemos la zona.
Algo muy a destacar de Emily Wants to Play Too es el apartado sonoro. Por supuesto, el juego se desarrolla en completo silencio, por lo que en todo momento seremos conscientes de cada minúsculo ruido que oigamos en las habitaciones. Habrá risas diabólicas, objetos que caen, cajas de música y puertas que se abren y se cierran. La sensación de angustia está muy bien lograda y a cada paso que damos tenemos la sensación de que será el último.
Con respecto a esto último, el juego peca del ensayo y error. Es decir, los puzles los iremos desentrañando a base de morir, conocer los escenarios y los patrones de los enemigos. El recurso del susto fácil, una aparición repentina de una imagen grotesca en pantalla, con la consiguiente subida de volumen con el grito, será la tónica constante del juego y nuestra única forma de morir durante la aventura.
Aunque esta fórmula de “screamers” pueda llegar a hacerse repetitiva, sí es cierto que, metidos en materia, nos hará soltar adrenalina y por qué no, alguna carcajada. Por cierto, este juego se disfruta tanto solo como con amigos, siendo la experiencia del mismo totalmente diferente si se juega solo o acompañado. Desde Generación Xbox os animamos a jugar en compañía al título.
Jugabilidad
Como no podía ser de otra manera, la jugabilidad pretende ser lo más sencilla posible. Tendremos un botón para interactuar con los objetos, otro para la linterna y otro para correr. Poco más será necesario para nuestra aventura. No contaremos con tutoriales más allá de la pantalla de inicio, en la que se nos muestran los botones que usaremos durante la aventura.
Los controles con el mando son cómodos y responden correctamente, si bien es cierto que en ocasiones se nota que el juego fue diseñado para utilizar ratón, sobre todo a la hora de coger/utilizar objetos o encender interruptores. En todo caso, no llega a ser de ningún modo frustrante ni molesto.
Sí hemos notado que en ocasiones el exceso de oscuridad en los escenarios hace que no sepas dónde te encuentras o hacia dónde debes dirigirte y muchas veces los obstáculos repartidos por el escenario estorban de forma desproporcionada. En todo caso, podría verse como algo hecho a propósito porque, al fin y al cabo, se supone que somos un repartidor aterrado que está viviendo una pesadilla de la que quiere escapar. Lo menos que haría yo sería tropezarme con todo mientras corro despavorido en la oscuridad.
Duración
Aquí todo dependerá de nuestra habilidad y nuestra capacidad a la hora de resolver los puzles que nos presenta el juego. Durante la partida tendremos que recoger ciertos objetos clave para avanzar durante la partida. Algunos de ellos colocados de forma aleatoria por el escenario, mientras que para encontrar otros tendremos que resolver los puzles que se nos presentan para poder encontrarlos.
En todo caso, se trata de un título corto en el que, si conocemos los puzles y sabemos qué hacer, su duración puede ser menor de una hora. Eso sí, sin guías y siendo primerizos, a nosotros nos llevó completar el juego en torno a las 5-6 horas.
De todos modos, esto no tiene por qué ser precisamente malo. Probablemente si Emily Wants to Play Too tuviera una duración mayor llegaría a hacerse monótono y repetitivo más pronto que tarde, por lo que más que un defecto, este apartado se convierte en una virtud.
Conclusión
Shawn Hitchcock nos ofrece con Wants to Play Too una experiencia en la que se pretende que pasemos un mal rato (en el buen sentido), peguemos unos gritos y resolvamos unos cuantos puzles con la tensión constante en nuestros huesos.
Aunque el juego no innova con respecto a su antecesor ni tampoco ofrece nada que no hayamos visto en títulos similares del género de terror, para los amantes de este tipo de títulos puede ser un paseo más que entretenido.
En resumidas cuentas, si queréis pasar un buen mal rato, Emily Wants to Play Too os ofrecerá como mínimo una buena velada de terror.
*Gracias a Shawn Hitchcock por habernos proporcionado el material para la review.