Vuelven las carreras más locas y el gamberrismo al volante en FlatOut 4: Total Insanity, cuarta parte de la saga, esta vez desarrollado por Kylotonn Games.
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FlatOut es una de esas sagas secundarias en el género de la conducción, infravalorada por algunos, al mismo tiempo que adorada por otros, por ser la heredera emocional de Destruction Derby y la rival directa de Burnout. Y esque en la serie creada inicialmente por la finlandesa BugBear Entertainment, la estrategia, la finura y el respeto por el rival a la hora de conducir quedaba totalmente a un lado, dándole toda la importancia a lo que viene siendo ‘hacer el cabra’. Ahora, tras varios años en el dique seco, los franceses de Kylotonn Games (WRC, Syberia III) recogen el testigo para tratar de devolver el gamberrismo de las carreras más locas, con la cuarta parte de la serie, FlatOut 4: Total Insanity, coletilla que le viene al pelo, y que muy pronto veremos por qué.
Esto no es Forza, ni Gran Turismo, y ni siquiera es Need For Speed. FlatOut 4 es una locura total. - ¡Comparte!
Para quienes ya conozcáis a esta saga no hacen falta muchas más presentaciones, pero para los que tomáis el primer contacto, olvidaros de todos los juegos de coches a los que habéis jugado hasta ahora. Esto no es Forza, ni Gran Turismo, y ni siquiera es Need For Speed, a veces no se parece ni a un juego de carreras en el que quedar el primero es lo más importante; es una locura total en la que con ser bueno al volante no basta, hay que tener suerte, paciencia, un poquito de mala leche y gran disposición a volverlo a intentar. En FlatOut 4: Total Insanity, como no podía ser de otro modo, vamos a necesitar de todo eso y mucho más.
Apartado Técnico
Vaya por delante que este FlatOut 4 no es que sea un portento gráfico propiamente dicho, pues cumple sin más en el modelado de coches, fondos y escenarios, aunque es un poco inferior a otros juegos del género. Algo que nos ha parecido un poco sosaina y repetitivo es que las carreras se reparten básicamente en tres entornos: desierto, nieve y bosque, si bien hay algunos más como una zona de fábricas o la arena. Por contra cabe destacar que cuentan con muchos atajos que no siempre serán una buena opción utilizar, y mil trampas que nos harán perder varias posiciones en carrera.
Presenta buenos efectos en la iluminación y en los detalles del terreno que se desprenden de la carretera, como pueden ser el polvo de un árido desierto, o la nieve del descenso de un puerto de montaña. Los efectos de climatología, como la llúvia o la niebla lucen correctamente y se exageran en algunos puntos para que veamos entre poco y nada.
Las colisiones entre coches y los accidentes, sin duda el plato fuerte de la saga, son lo bastante espectaculares y están bien resueltos en general. Mención aparte y especial para los elementos destructibles, pues prácticamente todo lo que vemos en pantalla se puede romper o atravesar, haciendo volar en mil pedazos un montón de chatarra que puede llegar a sacarnos del circuito. Sin embargo, todos estos elementos volátiles en ocasiones aparecen de la nada, al igual que parte de los escenarios como matojos y árboles, por lo que podemos hablar de la existencia de cierto popping, aunque no es demasiado acusado ni molesto, dada la sensación de velocidad que logra el juego, y la concentración que requieren las carreras.
En cuanto al sonido, lo cierto es que no destaca especialmente. El rugir de los motores es algo mejorable y hace pensar que no han reparado mucho en ello, pues no es demasiado realista aunque si lo bastante diferente entre los modelos de los coches. La música que acompaña a las carreras es un listado de temas rockeros y machacones no muy variados, especialmente el del menú, pues es siempre el mismo, y la verdad es que no hubiera costado nada incluir un rotador musical para no aburrir o aprendértelo de memoria, que es lo que se consigue cuando pasas varias horas con el juego.
Jugabilidad
Una vez metidos en harina, el juego consta de tres partes bien diferenciadas. En el modo Carrera tenemos el clásico avance por eventos en tres categorías de coches con cilindradas ascendentes: Derby, Classic y AllStar. Por cada categoría tendremos un número de coches bloqueados que podremos ir adquiriendo y mejorando con la compra de piezas, para poder correr con dignidad en las carreras y pruebas que nos irán saliendo al paso.
Empezaremos comprando un coche con los 10.000 créditos iniciales y ya en el primer campeonato nos daremos cuenta de que esto no va a ser un camino de rosas, por que algo que suena tan sencillo, no está del todo bien implementado. La culpa la tiene una curva de aprendizaje escasa o nula, que nos abandona a nuestra suerte desde el minuto uno con una IA a veces ángel, a veces demonio, que igual nos deja en paz, como nos hace la vida imposible incordiándonos hasta la saciedad (vais a soñar con la furgoneta, acordaros de lo que os digo).
Mientras ganemos o quedemos entre los tres primeros, todo irá bien, nuevos eventos se debloquearán y podremos ir avanzando. En caso contrario, deberemos darle una vuelta a todo comprando nuevos coches más potentes o mejorando con piezas los que ya tengamos en posesión, gracias a los créditos que conseguiremos con las colisiones y las buenas posiciones en las pruebas. Si ya lo hemos intentado con esto, solo nos quedará armarnos de paciencia y tratar de hacer podio repitiendo eventos, algo que puede resultar un tanto frustrante y cansino.
Eso si, no temáis porque nada de esto le quita al juego la diversión que lleva dentro, el subidón de pisar la Nitro y lanzarnos como misiles contra los rivales, la adrenalina de las carreras en las que golpear y ser golpeado son una constante, o la tensión del ir primero y sufrir sabiendo que con un solo golpe podemos terminar palmando hasta la última posición. Ese tira y afloja entre la emoción y la dificultad, hace que el juego enganche y se vuelva verdaderamente adictivo para los jugadores más obstinados.
Por otro lado tenemos el modo FlatOut, y aquí llega la locura máxima, pues en un total de 42 desafíos repartidos en diversos minijuegos, se pondrán a prueba nuestros nervios y nuestra pericia, ya no al volante, sino en las acciones requeridas como acrobacias o juegos de destrucción, algunas tan inverosímiles como lanzar a nuestro conductor por los aires para marcarle un gol a un portero gigante, hacerle pasar por una serie de aros de fuego, o para lograr el máximo de puntos posibles tirando piezas de un castillo de madera.
Finalmente encontramos los 12 minijuegos para jugar de forma rápida y tratar de superar nuestros récords, como el modo Arena, que es el clásico todos contra todos ya sea como superviviente, como máximo puntuador o como capturador de banderas, además de otros igual de locos y divertidos. Y no podía faltar el modo Multijugador, en el que podremos poner en práctica nuestros coches y mejoras adquiridas contra otros jugadores, y que no ha presentado problemas en los servidores durante las partidas disputadas para este análisis.
Duración
Con paciencia, FlatOut 4 es un arcade de conducción que deja un buen número de horas registradas sin darnos mucha cuenta. El modo Carrera será probablemente donde más tiempo vayáis a invertir, pero también hay que contar con los 42 desafíos del modo FlatOut, los minijuegos en los que se puede jugar contra la CPU o con amigos, y el modo Multijugador. Además, conseguir a todos los conductores, coches de las tres categorías, sus pinturas, cláxons, mejoras al máximo y demás, no va a ser tarea corta ni sencilla.
Conclusiones
FlatOut 4: Total Insanity es un buen arcade de coches, aunque muy mejorable en algunos aspectos, sobretodo técnicos, pues a estas alturas se le esperaba algo más. En cualquier caso, su propuesta loca y desenfadada gustará a los que quieran diversión directa y sin más pretensiones que las de hacernos pasar un buen rato. Las colisiones, el afán de golpear para ganar créditos a la vez que tratamos de quedar primeros, o de presionar el botón de la Nitro como si no hubiera un mañana con la intención de machacar a un rival, y acabar con nuestro coche estampado, son plaza única en la idiosincrasia de este título.
La variedad de pruebas y modos aportan ganas de seguir jugando y un soplo de aire fresco para cuando nos estanquemos en el modo Carrera. Así que si lo que buscas es la finura al volante y la estrategia de las carreras de Forza, olvídate. Esto es diversión por diversión y conducción sin ningún miramiento, porque no hay respeto o piedad por el rival ni por el entorno natural, se trata de cazar o ser cazado.
*Gracias a Badland Games por habernos proporcionado el material para esta review.