Analizamos The Assembly una aventura gráfica bicéfala en primera persona de cariz detectivesco que nos transporta a un mundo donde la ciencia no tiene barreras.
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Cada vez más, nos encontramos con noticias en los periódicos que nos advierten del peligro del abuso de antibióticos, un problema que está provocando que los virus se vuelvan inmunes a medicamentos tan esenciales como la penicilina. Más allá de Resident Evil, y con su perspectiva fantástica del asunto, pocos videojuegos hemos encontrado que denuncien el tema como The Assembly, que a pesar de contar con ciertos elementos de ciencia ficción, no deja de presentarlo desde un cariz profundamente veraz y cercano.
La obra de nDreams, ahora disponible en Xbox One tras su paso en PC (donde su principal baza es el soporte con las VR), nos transporta a una institución paragubernamental donde no existen las reglas morales que normalmente suelen constreñir a la ciencia o la falta de presupuesto por gobiernos que no creen en ella, algo con lo que el amigo Andrew Ryan no podría haber estado más de acuerdo.
The Assembly, nombre del juego y de esta institución privada, es una especie de paraíso para el investigador científico, casi una especie de secta, donde encarnaremos a dos protagonistas: un virólogo caído en desgracia dentro de la organización que descubre un peligroso secreto; y una investigadora perseguida por la prensa por llevar a cabo experimentos con su madre.
El primero intenta escapar de The Assembly, la segunda desea acceder mediante un proceso de selección que esperamos que no dé ideas a ninguna empresa. Una narración en paralelo genialmente combinada que se asienta como uno de los pilares del juego. Esta y otras virtudes os las descubrimos en nuestro análisis, pero ya os advertimos desde el principio: el juego solo cuenta con voces y textos en inglés, de un nivel medio-alto para poder jugar entendiendo la historia y sus requisitos debido a los conceptos técnicos y científicos que se aplican.
Apartado gráfico
The Assembly recordará a muchos la estética Half Life, de las instalaciones científicas de Black Mesa y ese culto a la institución casi a la altura de convertirla en algo religioso. Estética aséptica y de laboratorio, con el símbolo de la empresa gobernando en cada puerta y estancia.
No se puede decir que los gráficos se acerquen al fotorealismo, pero tanto las texturas como la iluminación están lo suficientemente bien llevadas para que nuestra mente se ponga en modo videojuego y lo acepte como algo verídico. Un gran acierto a nivel de diseño es que las caras de los científicos están semi-ocultas, evitando que caigamos en el valle inquietante más de la cuenta. Aunque como veréis, la interacción con otros humanos está reducida al límite en el juego. En conclusión, los gráficos son sencillos pero cumplidores, y lo mejor de todo, y esto supongo que es por su soporte en VR, el juego va fluido de la leche. 60 FPS sin caídas, esa ha sido nuestra experiencia al probarlo en Xbox One, algo que se agradece profundamente al tratarse de un juego independiente.
La música podría entrar en esa categoría tan amplia como la denominada “música de ascensor”, está ahí, de fondo, casi no la escuchas pero si no estuviera lo sentirías. Algo que casa a la perfección con el concepto y atmósfera del juego, al transcurrir en su totalidad dentro de las instalaciones de The Assembly.
Especial atención también a los detalles del juego. Os encontraréis multitud de cuadros y fotografías de científicos destacados a lo largo de la historia, donde se han incluido tanto mujeres como hombres que cambiaron para siempre nuestra vida diaria. Un 10 por la paridad a la hora de elegirlos.
Jugabilidad
Si tuviéramos que definir el género del juego podríamos catalogarlo como una aventura gráfica bicéfala en primera persona que cuenta con una parte detectivesca y la otra de resolución de puzles. Al estar dividida la acción entre dos personajes, cada uno contará con su propio arco argumental que irremediablemente acabará entrelazándose el uno con el otro. A nivel narrativo esta herramienta está magníficamente aprovechada, pues como espectadores siempre sabremos un poco más que nuestro personaje, lo cual nos permitirá anticiparnos e ir deduciendo qué se cuece en las paredes de ese laboratorio.
Como Cal, el científico virólogo que antes os comentaba, deberemos resolver una trama de negligencia vírica perpetrada por la jefa de su departamento, una antigua rival que le arrebató el puesto tras un desafortunado incidente con un virus. En esta parte de la historia, deberemos investigar las instalaciones, las grabaciones de nuestros compañeros, ir descubriendo contraseñas que abran diferentes puertas e ir deduciendo el embrollo del asunto para poder avanzar.
En primera instancia, The Assembly nos recuerda a la estética del universo Half-Life - ¡Comparte!
Cuando completemos una sección de la trama con Cal, tomaremos el control de Madeleine, una neuróloga repudiada por la comunidad científica internacional por llevar a cabo experimentos con su madre. En The Assembly, donde nadie juzga, se le da una segunda oportunidad, y a través de unos “juicios”, el equivalente allí para una entrevista de trabajo, deberá demostrar que su ética y moral están a la altura de la institución. En esta parte de la trama nos encontraremos puzzles más clásicos, como los típicos cubos portalianos, o un sorprendente juego de Cluedo, donde deberemos encontrar quién ha sido el asesino en una cena.
The Assembly cuenta con ideas originales para el género, el problema es que han ajustado demasiado a la baja el nivel de dificultad y, por lo general, las soluciones suelen ser sencillas y de fácil resolución. Debes estar atento y explorar cada rincón, cada nota de audio e ir construyendo la historia de esos personajes poco a poco y en tu cabeza. Esta es una de las grandes bazas del juego, una capacidad de construcción narrativa envidiable a través de la deducción propia de aquello que nos rodea. Algo que me recuerda profundamente al pasado Fallout 4 (o a cualquier juego de Bethesda), cuando entras dentro de una cueva, mazmorra o edificio derruido y vas descubriendo qué pasó ahí dentro mediante lo que te vas encontrando.
Duración
The Assembly es un juego breve, tan breve como el equivalente a dos o tres horas de tu vida. Creo que no es justo juzgar esta duración negativamente en Xbox One, porque es la perfecta para un juego destinado a la Realidad Virtual y no creo que añadir más metraje para la versión de consolas hubiese ayudado al argumento. Es por ello que entiendo perfectamente que estas dos horitas puedan echar para atrás estando el precio en los 19.99 euros.
Su escasa rejugabilidad tampoco ayuda, y es que una vez hayamos resuelto los enigmas del juego, poco suculentos serán algunos logros secretos que se nos hayan podido pasar durante el primer recorrido. Pero aunque incluyéramos dos pasadas, el juego apenas alcanzaría las cinco horas, pues durante la segunda partida ya conoceríamos la resolución de todos los puzzles y sería mucho más rápida. Sin embargo, es un juego que recomendaría probar a los apasionados de las aventuras gráficas cuando el precio esté más asequible.
Conclusión
Creo que The Assembly es un juego más que correcto que maneja a la perfección la narrativa en paralelo y ofrece un tipo de aventura gráfica distinta, casi de la vieja escuela, donde deberemos encontrar contraseñas para abrir puertas explorando los emails de nuestros compañeros científicos, resolver asesinatos a partir de notas de voz y diferentes escenarios y deberemos reconstruir la acción de los hechos en nuestras cabezas para establecer las líneas argumentales. Aún así tiene dos peros que muy posiblemente no gustarán a los jugadores: su cuestionable relación duración-precio y las voces y textos en completo y absoluto inglés.
Si esquivamos estos peros circunstanciales y que pueden cambiar en un futuro (parches de idiomas y bajadas de precio), The Assembly es un juego altamente recomendable para aquellos que, por falta de tiempo, buscan una experiencia corta pero gratificante que les haga pasar un buen rato a los mandos a la vez que se preguntan: ¿dónde están los límites de la ciencia? ¿Necesitamos instituciones como The Assembly, más allá del bien, del mal, y de las trabas gubernamentales, para que la ciencia pueda avanzar libremente? ¿Todo vale?
*Gracias a Xbox por habernos proporcionado el material para la review.
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