Hacemos un repaso de como ha cambiado el panorama con respecto a la llegada de juegos japoneses en Xbox.
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Llevo unos días dándole fuerte y duro a Persona 5 Royal Edition en mi Xbox. Seguramente hace 7 u 8 años esta frase la hubiese escrito solo para trollear, y hoy es una realidad. Recuerdo que en esas fechas, cuando alguien se quejaba de que no había juegos japoneses en la consola americana, siempre les decía: «Quien se haya comprado Xbox esperando juegos japoneses, se ha equivocado de consola». Y es así, Microsoft no apostaba por los juegos de este territorio, y los publishers japoneses tampoco apostaban por la consola americana.
Esa especie de maltrato muto entre ambas partes estaba dañando a los jugadores. Vuelvo a remontarme a esas fechas y recuerdo a más de uno que pedía a gritos que no llegasen juegos de este corte a la máquina americana, más movido por el fanboyismo que por la realidad. Y es que a una consola, nunca le sobran juegos, ni los peores del mercado deberían obviar a una máquina. Tener variedad de catálogo es tener salud en la consola.
Un poco de historia: Los juegos japoneses se saltaban a Xbox
Pero pasaba. Es decir, había juegos y estudios que sistemáticamente se saltaban la consola de Microsoft. Square es de las que más daño han hecho, y siguen haciendo con algunos tratos rarunos entre bambalinas. A Xbox le obligaron a anunciar un año antes el tiempo de exclusiva temporal de Rise of the Tomb Raider, pero ahí tienes los tratos con Sony, herméticos hasta la muerte. Creo que no es el mejor socio con el que irse a la pista a bailar.
Hace años, era impensable que juegos como Ys Origins, Yakuza Like a Dragon, Souls Hackers 2 o Danganronpa: Trigger Happy Havoc llegasen a la consola. Si te quejabas y los pedías, eras considerado poco menos que un apestado, incluso dentro de la propia comunidad de Xbox. Por alguna razón, Xbox era la consola de los juegos occidentales, porque si y ya está.
Leías con cierto estupor a muchos desarrolladores japoneses utilizar argumentos absurdos para no llevar sus títulos a la consola de los de Redmond. Cuando en realidad todo era cuestión de dinero y firmar tratos.
Phil Spencer se reconcilia con la industria japonesa
No obstante, todo este cambio tiene algunos nombres a los que agradecer, pero es Phil Spencer el que más se ha mostrado activo con este tema. Estoy convencido de que dentro de su equipo hay o había gente moviendo esto a mucha mayor escala, pero a fin de cuentas él dio luz verde y se preocupó por moverse en territorio asiático. Recuerdo las coñas que hacíamos con «Los viajes de Phil», pero al final oye, han acabado siendo fructuosos.
Siempre pensé que lo que pasó por parte de ambas partes, entendiendo a la industria japonesa como un ente, es que las relaciones se enfriaron y no hubo interés de nadie en arreglarlo. Para que esto se solucionase, o que al menos mejorase, solo hacía falta que alguien tendiera puentes entre Xbox como publishers y, y los devs japoneses como socios. Ni más ni menos.
El declive japones para Microsoft inició tras la caída de Don Mattrick, que propició que abandonase allí su mano derecha, y posteriormente se cerró la división durante un tiempo. De hecho, lo que hay allí no es tan diferente a lo que hay en algunos países europeos. Los planes de montar un estudio en Osaka también se fueron al traste, y la nula inversión en third party, y el fiasco con Scalebound, pues terminaron de ahuyentar a los pocos que tenían un mínimo interés en colaborar con los americanos.
Pero todo cambia con Xbox Series X y S
Conscientes de que no pueden vivir con la industria japonesa en contra, y que esta a su vez estaba resurgiendo con auténticos juegazos como Persona, Ni No Kuni 2 o Yakuza, Microsoft trazó un plan que arrancaría con el lanzamiento de Xbox One X y que terminó de explotar con Xbox Series.
La apuesta por Game Pass ha permitido al equipo de Spencer justificar traer juegos que a todas luces no serían rentables para Xbox. Y es que no nos engañemos, no es una consola donde se consuman en especial este tipo de propuestas porque básicamente no hay cultura de hacerlo. Para que funcionen, hay que ir introduciendo franquicias y popularizándolas entre el público «xboxer» poco a poco. Y el servicio por suscripción soluciona todos esos males:
- El desarrollador no pierde por el port, lo paga Microsoft.
- El juego llega a mucha gente que no pagaría por él.
- El juego obtiene popularidad, lo juegan cientos de miles.
- La gente sigue pagando por la variedad de Game Pass.
Esta rueda hace que se justifique invertir una cantidad que muy a menudo acaba en pérdidas para los americanos. Los suscriptores queremos variedad, y traer estos juegos hace que queramos pagar la mensualidad. Así que los estudios japoneses no ven riesgo en traer sus juegos, de hecho les sirve para testear si merece la pena lanzar ahí secuelas.
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Y lo estamos viendo con Yakuza, por ejemplo, que ha lanzado casi todas las entregas relavantes, y ya apuesta de cara al futuro por Xbox Series. Esta apuesta y el bajo precio de Series S están haciendo que Microsoft, poco a poco y muy despacito, se abra camino en Japón. El futuro desde luego pinta interesante, y yo hoy estoy mucho más satisfecho con mi consola.
Por supuesto, todavía hay cosas a mejorar, generalmente con los usureros de Square Enix, pero ese es un tema para tratar en otro texto.