Una nueva e interesante propuesta de puzles. ¿Qué tal estará?
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Las ofertas de juegos independientes abundan en la tienda Xbox. Algunas de ellas son joyas que merecen ser recordadas en mucho tiempo. Otras, sin embargo, no alcanzan el reconocimiento que sus desarrolladores esperarían. Si uno rebusca entre todo el catálogo que la Xbox One nos ofrece, puede hallar algunas ofertas interesantes, que quizá pasan desapercibidos para la mayoría, pero que de hecho ofrecen contenido de calidad, y que, a cambio de poco dinero y MB de espacio, pueden darte algunas horas de diversión, si te aburres de tanto AAA inundando tu biblioteca.
Este es el caso de Tumblestone, un juego de puzles, poco conocido y sin gran reconocimiento, pero que tiene su toque especial que lo vuelve algo interesante. Desde luego, no digo que sea una maravilla, pero es divertido y desafiante. Si eres amante de los rompecabezas y de echarte unas buenas horas analizando cada uno de tus siguientes movimientos, probablemente este título te deje satisfecho.
Tumblestone consiste, básicamente, en unir tres bloques del mismo color. Pero esto se hace de maneras diferentes a como los típicos juegos bejeweld nos tienen acostumbrados. Tenemos un tablero, con piezas de colores en la parte superior, y deberemos ir seleccionando desde abajo, tres de esos bloques que coincidan cromáticamente. Al hacerlo, éstos desaparecerán del tablero, dejándonos continuar haciendo más combinaciones. La premisa es simple, pero conforme avanzamos en la historia, el juego se hace, naturalmente, más difícil.
Y es que los primeros diez niveles “se pasan solos”, por decirlo de alguna manera, pero poco a poco deberemos dejar de oprimir “A” a lo bestia y ponernos a analizar en serio cómo están colocadas las figuras, para así saber con exactitud qué hacer, y sobre todo, qué no hacer a continuación.
Tumblestone no supone ninguna revolución ni nada por el estilo, pero es divertido, desafiante, y te pone a pensar. Recomendable para quienes gusten de los puzles, pero profundicemos sobre él.
Apartado técnico
Todo dentro de Tumblestone es caricaturesco. Desde los personajes, los paisajes, los bloques que destruimos, hasta los mapas, e incluso los diálogos suelen ser jocosos y muy poco serios. El juego nos sitúa, en principio, en Egipto, controlando a una Cleopatra un tanto distorsionada, y es que, en realidad, los personajes son sólo pequeñas esferas con manos y pies igualmente pequeños.
Sin dudas, el juego es muy colorido, pero la apariencia en general no termina de parecer atractiva. Todo luce como cualquier título en flash que podemos jugar en alguna página web. Sí, es muy colorido y bonito, pero al mismo tiempo demasiado simple, y poco satisfactorio a la vista, creando una atmósfera en cual uno se siente como que no está jugando algo que merezca la pena, por lo menos en lo visual.
Algunos textos, por ejemplo, están colocados en la pantalla sin ninguna armonía, dando la sensación de que los desarrolladores pasaron por alto ciertos detalles que terminan afectando, de una u otra manera, la forma en que uno juzga al juego, basándose en lo visual. Sí, sabemos que eso no es lo más importante, pero hay que admitir que una buena presentación y atención a los detalles hablan de un trabajo hecho con empeño.
Artísticamente, tampoco hay mucho que destacar. Los bloques, por ejemplo, tienen diferentes caras dependiendo de su color, pero éstas no son muy interesantes, y como repiten las mismas animaciones todo el tiempo, al final ya no lucen tan graciosas como en el primer nivel. Por el camino encontramos más personajes, y todos tienen el mismo aspecto de “bola con extremidades” que, lejos de parecer interesantes, terminan siendo un punto en contra, ya que no aportan casi nada al juego en sí.
La música y el audio pecan de lo mismo, pues no ofrece nada interesante o destacable, y carece de toda importancia o valía dentro del juego. Los sonidos son siempre los mismos, y luego de unas cuantas partidas, terminan por cansar y aburrir. Al final, resultan un tanto molestos, sobre todo si llevas un buen tiempo jugando. Básicamente, los aspectos sonoro y visual son los puntos más débiles dentro de Tumblestone.
Un título de estas características usualmente no suele tener problemas a la hora de hablar de rendimiento. Y es que siendo un juego de un solo jugador, donde uno tiene que hacer siempre lo mismo, no puede permitirse estar lleno de bugs o glitches. Y en efecto, Tumblestone no lo está; los errores los cometes tú. De esto último me di cuenta, cuando descubrí que muchas de las cosas que creí que eran fallos del título, en realidad se debían a descuidos o desatenciones mías a la hora de juntar combinaciones. Y son deslices que a cualquiera le pueden pasar.
Jugabilidad
Este es el apartado que salva a Tumblestone, pues, más allá de la carencia de armonía visual, y de lo insulsa que resulta la parte sonora, el gameplay en sí mismo es sencillo pero desafiante, a la vez que accesible. Tenemos cinco columnas, con bloques de colores en la parte superior, y, como ya había mencionado, nuestra misión es “disparar” desde abajo a los bloques que sean de un mismo color. Si elegimos, por ejemplo, una figura roja, ésta desaparecerá y se transportará fuera del tablero. Entonces, deberemos buscar otra figura roja, que hará lo mismo. Luego, una tercera figura del mismo color hará que nuestra combinación resulte exitosa, y podamos seguir, ahora con otros bloques de otro color.
Conforme avanzamos en los niveles (que son muchísimos), la dificultad aumenta progresivamente. Yo diría que de hecho lo hace demasiado rápido, pues terminar el primer mundo no es tarea sencilla; algunos niveles exigen un análisis importante del tablero y lo que pasará si eliges tal o cual bloque. Porque eso es otra cosa importante; muchas veces, el “orden de los factores sí altera el producto”. ¿Qué quiero decir? Que en ocasiones, hacer la misma combinación de bloques, genera resultados diferentes, en función de cuál fue la primer figura que elegiste. Y esta fórmula cobra más fuerza conforme llegan diferentes obstáculos que cambian la manera en que debemos resolver los puzles.
De este modo, nuestra misión no sufre modificaciones, puesto que es siempre juntar bloques del mismo color; pero la forma en que lo hacemos, es decir, la jugabilidad, sí resulta afectada. Porque no es lo mismo hacer combinaciones en un tablero libre, que hacerlas con bloques que no son eliminados hasta que toda su fila haya sido limpiada, por dar algún ejemplo.
Existe una variedad de modos de juego limitada, pero suficiente para no hacer siempre lo mismo. En algunas misiones, debemos encarar a la IA, resolviendo los puzles más rápidamente; en otras, lo que debemos hacer es apresurarnos y competir contra nosotros mismos, ya que, como si fuera un Tetris invertido, los bloques caen, y deberemos eliminarlos antes de que lleguen abajo. Existen también otros modos de juego, que podemos comprar como DLCs, que ofrecen maneras un tanto distintas de jugar. Pero en sí misma, la jugabilidad es lo mejor de Tumblestone.
Duración
Siendo un juego enteramente de puzles, el tiempo que puede tomar es impredecible, pues así como a algunos les pueden parecer sencillos, otros se romperán la cabeza tratando de descifrar qué están haciendo mal. A final de cuentas, el juego posee una enorme cantidad de niveles, cada uno más desafiante que el anterior, cosa que alarga muchísimo la duración.
Considero que, si pretendes terminarlo por completo, es una labor complicada, ya que quedarse atorado en cierta misión, puede implicar desde minutos hasta horas, dependiendo de la dificultad y de tu habilidad. No es raro que los primeros veintinueve niveles puedas pasártelos en cuarenta minutos, pero el último te cueste dos horas, así que te aseguro que contenido no te va a faltar. Si quieres una idea aproximada, puedo aventurar decir que quince horas no serán suficientes para completar la historia.
Porque insisto, los primeros diez niveles no implican casi ningún esfuerzo mental, pero la dificultad sube una enormidad al paso de los niveles. Y de ese modo, lo que en principio supone unos veinte segundos resolver, más tarde se transforma en un acertijo de horas y horas frente a la pantalla, probando diferentes combinaciones, a ver cuál es la ganadora. Jugar Tumblestone es augurio de mucho, mucho tiempo destruyendo bloquecitos de colores.
Conclusiones
Dentro de sus reducidas posibilidades, Tumblestone nos ofrece una experiencia decente, con muchos errores y falencias, pero que son levemente subsanados por una mecánica de juego interesante y divertida. Es una oferta asequible si lo que quieres es un desafío de puzles, a cambio de pagar unos pocos dólares y no mucho espacio en tu dico duro. Su historia es muy humorística, así que en ese rubro no esperes la gran cosa.
Personalmente el juego me pareció divertido a ratos, volviéndose repetitivo si lo juegas con mucha frecuencia, así que no recomendaría jornadas de más de dos horas y media, porque más de eso genera ciertos problemas. Primero, comienzas a aburrirte; segundo, tu rendimiento a la hora de solucionar los puzles; tercero, puede volverse muy frustrante.
Así que tómatelo a la ligera. El título ofrece muchas horas de contenido, de manera que siempre puede ser una buena opción a la hora de elegir alternativas cuando te aburres de los juegos de siempre.
*Gracias a Xbox por habernos proporcionado el material para la review.