Gracias al lanzamiento de Stranger of Sword City: White Palace, los amantes del rol japonés por turnos podrán saciar su apetito durante una temporada con la incursión en el género de Experience Inc., que ejerce como desarrollador y distribuidor, en lo que parece una propuesta con impronta personal y muy...
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Muchos son los usuarios de Xbox One que demandan nuevos títulos de corte JRPG para la consola y no les falta razón, ya que su escasa penetración en el mercado japonés no ayuda demasiado a que Microsoft se plantee una estrategia más agresiva en este campo. Pero si centramos la vista en los juegos nipones de rol por turnos, siendo sinceros, la cosa empeora y mucho. Sin embargo, gracias al lanzamiento de Stranger of Sword City: White Palace, los amantes del rol japonés por turnos podrán saciar su apetito con la incursión de Experience Inc., que ejerce como desarrollador y distribuidor, en lo que parece una propuesta con impronta personal y muy profunda a nivel jugable.
El argumento por sí solo ya es bastante peculiar y original. Tras personalizar a nuestro personaje, descubriremos con asombro que nuestro avión, en el que viajábamos de Japón a Anchorage (Alaska), ha sido víctima de un extraño accidente interdimensional, por culpa del cuál hemos acabado con nuestros huesos en una mazmorra de una tierra misteriosa y fantásticas, llena de aliados, enemigos y de un montón de peligros que afrontar.
Pero no seremos los únicos, ya que no tardaremos en descubrir que muchas otras personas han sufrido accidentes similares en la Tierra, que también les ha llevado hasta ese mismo planeta fantástico y estarán deseando unirse a nuestra campaña. Conocidos todos los terráqueos recién llegados como strangers, nuestra misión será descubrir qué está pasando para poner fin a semejante alteración espacio-temporal y ya de paso regresar sanos y salvos a nuestro hogar, cosa que los habitantes más hostiles del lugar no piensan ponernoslo nada fácil.
Apartado Técnico
Las impresiones en este apartado son excelentes desde que arrancamos el juego. Tiene la misma factura que podemos encontrar en muchos afamados mangas y animes y la intro refuerza aún más esta sensación, con una secuencia animada en Full HD que nos lleva a preguntarnos si realmente estamos ante un juego o si se trata de los títulos de crédito iniciales de una serie de animación japonesa. Brilla también con luz propia en la intro la genial banda sonora que la acompaña y es ahí cuando nuestras ansias por comenzar a jugar crecerán exponencialmente.
Tras empezar la partida, nos tocará, como suele ser costumbre en este tipo de juegos, customizar a nuestro personaje, pudiendo elegir entre 96 modelos, o también llamados retratos, para luego pasar a elegir la clase, el sexo, repartir los puntos entre los diferentes atributos, ponerle nombre y apodo e incluso elegir la voz, lo que otorga un grado de personalización destacable. Pero es al entrar en vereda cuando descubriremos que el juego funciona mediante ilustraciones estáticas, de entorno y de personajes, a la hora de abordar tanto los combates como las conversaciones. Solo en determinados momentos los personajes en pantalla cambiarán de postura o de expresión, según consigamos que se rían o cuando impactamos o matamos a los enemigos. La óptima resolución de las imágenes, así como el excepcional diseño artístico, nos llevarán a restarle importancia a este detalle, e incluso podemos asegurar que es uno de sus mayores encantos. Solo los jugadores acostumbrados a moverse con libertad, o aquellos que estén más acostumbrados a una acción más directa, podrán llegar a sentir una sensación de monotonía que irá creciendo de manera gradual a medida que avancen, ya que las conversaciones son bastante numerosas y no son precisamente cortas.
Por desgracia se lleva un tremendo batacazo cuando pasamos a movernos en primera persona por las diferentes mazmorras que nos tocarán explorar. Y es que el nivel gráfico es demasiado mediocre para los tiempos que corren, llegando a generar vergüenza ajena ante un aspecto visual que recuerda al de los juegos tridimensionales de hace tres generaciones. Este festival de píxeles no tiene ningún sentido y consigue que la inmersión se resienta y que deseemos encontrar la salida cuanto antes por el bien de la salud de nuestros ojos y de nuestra cordura.
En el apartado sonoro, las melodías están compuestas con mucho mínimo y evolucionan y se adaptan como un guante a todo lo que acontece en pantalla, con piezas más épicas durante los enfrentamientos y partituras más ambientales y de refuerzo dramático según el tipo de conversación que estemos manteniendo. En cuanto al idioma, comentar que no ha llegado traducido al castellano con lo que, a pesar de incorporar subtítulos, los que no tengan la fortuna de tener una buena soltura con el inglés, lo tendrán muy difícil a la hora de seguir la trama y les resultará complicado participar en las conversaciones de manera coherente.
Jugabilidad
Los neófitos del género se van a dar de bruces con una jugabilidad compleja en exceso, principalmente por la profundidad de los menús. Stranger of Word City no ha venido para casualizar el género y eso queda latente desde el inicio. La curva de aprendizaje es un muro a causa de no venir acompañado de un tutorial que, aunque retardase el avance, nos ayudase a familiarizarnos con el ingente abanico de posibilidades, tanto a la hora de encarar los combates o la exploración. Los fans del género estarán encantados, pero los menos duchos en estas lides pueden llegar a aparcar el juego tras la primera toma de contacto.
Uno de los puntos negativos del juego es lo tosco que resulta moverse por las mazmorras. Por si fuera poco con el penoso apartado visual que presentan estos pasajes del juego, el sistema de control es bastante confuso. Avanzaremos casilla a casilla, paso a paso, como si de un juego de rol de tablero se tratase, lo que no estaría nada mal de no ser por la extraña combinación de manejo de los sticks, que obliga a utilizar el derecho para mover al personaje con la cámara fija y el izquierdo se utiliza para mover la cámara.
Por otra parte, nos encontraremos con un grado de dificultad elevado y excesivo, incluso en el modo beginner, al que hay que sumar lo distanciados que están los puntos de guardado, lo que llega a resultar exasperante y absurdo en extremo. Llama la atención que ni siquiera cuando creas el personaje se guarda el perfil creado. Esto conlleva una obligación de asumir sesiones de juego demasiado largas que no todos los usuarios agradecerán.
En el lado bueno de la balanza, hay que mencionar que Stranger of Sword City, como ya hemos mencionado, se mantiene firme y apegado a las raíces del género, pero además con algunas muy buenas ideas implementadas excepcionalmente, como la posibilidad de ir añadiendo personajes a nuestro equipo así como todas las posibilidades que otorga al jugador a la hora de administrarlo y equiparlo, lo que resulta de vital importancia para tener éxito en las batallas, que son en su mayoría bastante duras, con criaturas que mutan o incluso que invocan a sus propios aliados para ponernos las cosas aún más difíciles. Tendremos que aprender a manejar conceptos como la moral de equipo, sus talentos y familiarizarnos con el árbol de habilidades. Cualquier error de cálculo o una mala gestión de los recursos, puede desembocar en una derrota y es de agradecer que el estudio ofrezca un reto digno y exigente que incita a seguir jugando y a superarse.
Duración
Es lógico que un juego que depende tanto del nivel de inglés del usuario tenga una duración variable. Los que tengan dificultades con el idioma, pueden experimentar una duración del juego larguísima, por lo complejo que le resultará comprender los diálogos; pero también habrá quienes, asumiendo que no van a entender ni papa, salten las conversaciones con el botón A, acortando enormemente la duración. Obviamente no podrán disfrutar de su argumento y podrán verse perdidos en más de una ocasión, pero esto no es culpa solamente de los conocimientos del jugador, sino de la decisión de Experience Inc. de no localizar su producto a las diferentes zonas en las que lo distribuye.
Los angloparlantes no deben preocuparse, ya que con su fluidez a la hora de leer las conversaciones, el juego les garantizará decenas de horas de diversión gracias a los extensos combates y la enorme cantidad de localizaciones que tendremos que explorar. Ellos podrán sumergirse en la historia sin complicaciones y disfrutar de ella sin claroscuros ni vacíos.
Conclusión
Stranger of Sword City es una compra obligada para los seguidores más acérrimos a los juegos de rol japoneses por turnos. Serán quienes lo disfrutarán al máximo y los que sabrán perdonar el pobre apartado técnico que presenta en la exploración así como su confuso control y el inclemente sistema de guardado. Así mismo, serán los más clementes con el precio, ya que los 35,99 € que cuesta son suficientes como para plantearse su compra si no estás familiarizado o no te gusta este género.
Pero si aún tienes dudas tras leer este análisis, Experience INC ha puesto a nuestra disposición una prueba gratuita de 8 horas del juego.